La primera vez que decidió intentar obtener la aprobación de Kuchiki Byakuya para salir con su imôto estaba seguro que las cosas no serían tan complicadas…, la verdad es que pensaba que con su personalidad carismática, el estirado de Byakuya, como solía llamarlo en su interior, aceptaría con gusto que saliera con la pelinegra; después de todo, se querían, y él siempre la haría feliz…
La segunda vez que decidió intentar obtener la aprobación del aniiki de su amada Rukia, le pidió a Utikate-taicho que le acompañara hasta la mansión Kuchiki para evitar posibles malos encuentros con el sobreprotector hermano mayor…
La tercera vez que decidió intentar obtener la aprobación del posesivo-controlador-detallista que era su futuro cuñado, les encargó a Kotetsu Kiyone y Kotsubaki Sentarou, ambos, terceros al mando de la 13° división, que redactaran un informe con todas sus cualidades y que hicieran una investigación minuciosa sobre los gusto del pelinegro, para acompañar la entrega del informe, con un regalo que pusiera de buen humor al capitán de la sexta división…
La cuarta vez que decidió intentar obtener la aprobación del celoso-insensible hermano mayor de su adorada Rukia, le pidió a sus hermanos que le acompañaran, en representación del clan Shiba, que también pertenecía a la nobleza, como un intento de equilibrar la balanza a su favor, y de hacer entender al cerrado Byakuya que él también podía ofrecerle un futuro a su hermanita…(y de paso, mostrarle que si tenían una hija, no le afectaría tener pestañas inferiores gruesas, ya que, para él, y muchísimos hombres, destacando el capitán de la 7° división, su nee-san era una mujer muy bella…)
La décima vez que decidió intentar obtener la aprobación del maldito-insoportable-señor-yo-lo-sé-todo-nii-sama de su encantadora-y-dueña-de-su-corazón Kuchiki Rukia, que por desgracia portaba el mismo apellido que ese infeliz-amargado-obstructor-de-felicidad-y-romance, agradeció a Kami-sama la presencia del capitán de la tercera división, quien logró que el controlador-sicópata-amante-de-las-flores-de-su-zanpakutô aceptara que la pelinegra continuara realizando misiones en su compañía…
La quinceava vez que decidió intentar obtener la aprobación del ahora-algo-más-accesible Byakuya, entendió que definitivamente la presencia de Ichimaru-taicho le era favorable en un sin fin de sentidos para con su relación con el pelinegro, pero que era de la misma manera, enormemente perjudicial para el ánimo de su casi-novia…
La veinteava vez que decidió intentar obtener la aprobación de su ahora-seguro-cuñado se presentó solo en la mansión Kuchiki, y le enseñó una fotografía. Ese día, al fin consiguió la aceptación-a-regaña-dientes del oji-gris, y salió con la cabeza en alto, feliz de su resultado. Es cierto, que de haber tenido esa conversación antes con Ichimaru-taicho, las cosas se le habrían hecho un poco más fáciles…porque, ¿quién hubiera imaginado, que el capitán de la tercera división guardaría una foto del pelinegro durmiendo desnudo en su cama, con él mismo abrazándolo posesivamente por la espalda?
