Bueno, pues aquí va mi primer fic, tanto yaoi como no . Esto no es nada más que el prólogo, el resto de capítulo serán mucho más largos (espero)


Por fin, después de meses, Roxas consiguió el dinero suficiente como para comprar su tan ansiado juego: Bayonetta 2.

Cuando se enteró de la existencia del primero se pensaba que era el típico juego que hacen los japoneses… Se entiende. Pero no fue así, le dio una oportunidad y vaya si le gustó, tenía una historia excelente, y qué decir de la jugabilidad, era maravillosa.

Ahora, que por fin podía comprar el segundo, no se lo pensó dos veces y se fue a comprarlo.

Ahí estaba, en unos minutos sería suyo. Decidido, fue a por él pero por suerte, más bien, por desgracia, alguien en ese mismo momento estaba intentando coger la misma copia que la suya.

— ¿Acaso solo hay una maldita copia en toda la tienda?—Pensó. Se giró para ver a la "querida" persona que estaba ahí. Era un joven alto, no pasaría de los 20 años, tenía el pelo como si de pequeño hubiese metido los dedos en un enchufe y se hubiera electrocutado de por vida, o eso se imaginó Roxas nada más verle, para colmo tenía el todo el pelo rojo. Sentía como si esos ojos verdes le estuvieran mirando de forma ¿depredadora?, no lo sabía, el caso es que tenía el presentimiento de que no le iba a caer nada bien.

—Vaya. — Se dignó a hablar— ¿Cómo es que a alguien tan pequeñito le interesa esto? Esto es para mayores, enano—Se burló felizmente, claramente se le veía que dijo eso para vacilarle. Pero, ¿De qué iba este de aquí? Roxas no era un crío, ya tenía sus 17, puede que fuese algo bajito pero ¿Qué derecho le daba decir eso a un desconocido?

— ¿Pero tú de qué vas?— Harto de esto, se limitó a contestarle— ¿Llamas así porque sí a la primera persona que ves? Suelta este juego y déjame ir. — Roxas podía ser todo lo alegre posible pero si alguien no le gustaba podía llegar a ser muy diferente.

—Que el pequeño se enfada. Tranquilo, no voy a hacerte nada, a menos que, eso sea lo que quieres. — Tenía esa sonrisa de, ¿Cómo decirlo? ¿Depravado? ¿Loco? ¿Pervertido? Eso a Roxas no le hizo ni pizca de gracia. Con miedo de este pirado de aquí, simplemente cogió otra copia y se fue a pagar dejándole hablar solo. Mientras pagaba tenía la sensación de que alguien le estaba mirando, y no, no a su cara bonita.

Nada más salir de la tienda felizmente con su juego notó como alguien le estaba llamando.

—¡Roxas! ¡Espera!— ¿Pero qué? Definitivamente, no se lo podía creer. El jodido depravado de antes estaba yendo hacia él y ¡Llamándole por su nombre! Sorprendido ante tal situación, le esperó, necesitaba una explicación.

—Menos mal, no te has ido. — Suspiró el pelirrojo— Oye, que lo de antes era una broma, ¿No te habrás enfadado? No he podido resistirme a tratarte de esa man— Roxas le cortó.

—¡¿Pero se puede saber cómo narices te sabes mi nombre?! ¡¿Y a qué viene eso de que no te podías resistirte?! ¡¿Acaso haces eso con cada persona desconocida que te encuentras, bastardo?!

—Shh. Tranquilo, que manera de ponerse. —Estaba aguantándose la risa para no reír ahí como un loco, la cara de Roxas no tenía precio. —Que simplemente cuando estabas pagando te he visto la tarjeta. Segundo, eres demasiado adorable. Tercero, solo hago esto con quien me atrae. Como te has puesto, que yo simplemente venía a disculparme.

Bueno, Roxas no se podía creer nada de lo que decía este idiota de aquí. Claramente era un jodido depravado que se dedicaba a hacer esto con medio mundo. Sin pensárselo dos veces agarró bien la bolsa con el juego dentro y echó a correr. No quería volver a saber nada de esa persona, con suerte sería la primera y última vez que le viese. Por suerte, o desgracia de nuevo para el pobre no sería la última vez ni de lejos.


Y hasta aquí ha llegado, ¿Poco, eh? Como está prometido el resto de capítulos serán mucho mas largos.