¡He vuelto! Pero esta vez con una historia bastante triste. Les recomiendo que si son sensibles tengan un par de pañuelos cerca, jaja. Bueno, les dejo la historia, al final sigo comentando.

Inazuma Eleven ni sus personajes me pertenece, son todos creación de Level-5. Solo los uso por diversión y sin fines de lucro.

Nota: en esta historia Kidou, Sakuma, Genda y Fudou si juegan fútbol, pero no conocen ni a los del equipo Raimon ni al Inazuma Japan.

Nota 2:Todos los personajes en esta historia tienen la apariencia de Inazuma Eleven GO! Menos Genda, que como no aparece (para mi mala suerte ¬¬) tiene el cabello como en el Verdadero Instituto Imperial y obviamente es más alto.

Capítulo 1: Secuestrados.

Dos jóvenes se hallaban corriendo en el medio del bosque, bajo una tormenta de nieve que apenas los dejaba avanzar. Ellos no lo estaban haciendo por diversión o por estupidez, lo hacían porque sus vidas estaban en riesgo...

2 SEMANAS ANTES...

Dos jóvenes iban caminando por un bosque nevado. El primero tenía 20 años; estatura normal; cabello castaño trenzado y largo hasta media espalda; y ojos rojo intenso, cubiertos por unas gafas. El otro era moreno de su misma edad y altura; con cabello largo color celeste platinado; de ojos anaranjados, y tenía un parche en el ojo derecho.

-Oye Kidou, ¿No es genial que tu padre nos prestara su casa de invierno para pasar las vacaciones juntos?-dijo el moreno, mientras le tomaba la mano y apoyaba su cabeza en el hombro del otro.

-Si, en verdad no creí que lo hiciera, ya que es una de sus favoritas, pero fue gracias a ti que nos la prestó, si no hubiera sido por que se lo pediste tu, no nos la hubiera dado Sakuma.-dijo el de cabello castaño deteniéndose y tomando de la cintura al otro, mientras lo acercaba para darle un beso.

-Claro que no, fue porque él te quiere mucho que nos la prestó- le dijo, mientras le rodeaba el cuello con las manos y lo besaba.

Luego de eso, los chicos siguieron caminando. A lo lejos se podía divisar a dos hombres altos y grandes; de entre 30 y 40 años; parados junto a unas bolsas. Los chicos se detuvieron en seco al verlos, ya que no esperaban ver a nadie más por allí.

-¿Quiénes serán esos hombres? Tal vez se perdieron, deberíamos ir a ver si necesitan ayuda.- dijo el de cabello celeste.

-No estoy seguro, se me hace algo extraño que haya personas en medio de la nada y no se muy bien que sean esas bolsas, pero no creo que sean regalos.- le respondió el de gafas, mirando con desconfianza a esos hombres.

-Esta bien, si no te convence observemos desde donde no puedan vernos, si no parecen sospechosos nos acercamos y si no, nos vamos ¿bien?- le dijo sonriendo, a lo que el otro no pudo más que aceptar y seguir la idea del chico del parche.

-Oye Kenta, hay que apresurarnos a llegar a la cabaña, no es bueno que toda esta mercancía* este expuesta a estas bajas temperaturas, además de que yo también me estoy congelando.- dijo un hombre de cabello y ojos marrones.

-Deja de quejarte Kotaro, ya te dije que falta poco. Y no te preocupes por la "mercancía" como tu le dices, porque no le hará mal el frío.- le respondió con mala cara el otro de cabello negro y ojos rojos.

-¿Ves lo que te dije? Esos hombres no están perdidos, y no quiero quedarme a averiguar a que le dicen mercancía, aunque tengo una idea. Vayámonos de aquí- decía el de rastas, mientras le indicaba que se fueran y el otro asentía, pero cuando se quisieron dar vuelta, vieron a un tercer hombre alto; rubio; de ojos marrones y de la misma edad que los otros, atrás suyo que les sonreía perversamente.

-¿Ya se van? Pero si acaban de llegar.- dijo el hombre parado atrás de ellos. Los chicos intentaron correr, pero al parecer los otros dos se dieron cuenta de lo que pasaba y se acercaron, dejándolos acorralados

-¿Qué haremos con ellos hermano?- dijo Kotaro, que tenía la misma sonrisa perversa que él

-Parecen perdidos ¿Deberíamos ayudarlos, no?-Preguntó Kenta, con la misma expresión.

-¿Qué se hace con los espías?-preguntó de forma retorica.-Se los asesina.- amplió más su sonrisa.

Y eso fue lo último que escucharon los chicos, ya que luego de que dijera eso, los hombres los golpearon dejándolos inconscientes.

Unas horas después, Kidou se despertó en el piso de lo que parecía ser una cabaña, con un terrible dolor en la cabeza, seguramente causado por el golpe que le dieron. Cuando recordó lo que había pasado abrió los ojos como platos y se paró del piso buscando con la mirada a Sakuma, quien estaba inconsciente en una esquina de la habitación. Corrió hacia él y lo empezó a agitar un poco para que despierte.

-¡Sakuma! Por favor no me hagas esto ¡Despierta!- decía en un susurro por miedo a que los hombres lo escuchen y vayan a "encargarse" de ellos.

-Auch, se me parte la cabeza.- dijo algo dormido todavía, luego recordó lo que pasó y se alteró.- ¡Kidou! ¿Qué pasó?¿Dónde estamos?- preguntó bastante alterado.

-Shh, no hables muy fuerte, no quiero que se enteren de que despertamos.- le dijo susurrando, mientras lo ayudaba a sentarse. Aunque de nada sirvió lo que dijo el de cabello marrón, porque enseguida se escuchó la puerta abriéndose.

-Vaya, vaya, al parecer nuestros pequeños amigos ya despertaron, que alegría ¿Cómo durmieron par de tórtolos?- decía en tono burlón el de cabello negro.

-¿Qué quieren de nosotros? Déjenos ir, no diremos nada.- dijo con tono enojado el ojirojo.

-JAJAJAJA ¿Enserio crees que por decirnos eso les abriremos la puerta y los dejaremos ir? JAJAJAJA.- le respondió el rubio, mientras reía de manera maniática.

Los chicos solo podían mirar con odio a sus captores, ya que aunque fueran tres, los superaban en edad; fuerza y tamaño, así que lo único que podían hacer era esperar, y rezar para poder escapar vivos de ahí.

-Oh, vamos, quiten esas expresiones de ira de su cara, ni siquiera les hemos dicho nuestros planes para ustedes... Tendrán que quedarse aquí un tiempo y hacer lo que nosotros queramos, y cuando no nos sirvan más, adiós.- dijo Kotaro.

-¡ME NIEGO A SER SU MALDITA SIRVIENTA!- gritó lleno de ira el chico del parche.

-Entonces los mataremos aho-. Iba a seguir Daichi, pero fue interrumpido por Kidou.

-¡No!, No se preocupen, haremos lo que nos digan.- dijo mirando a sus secuestradores.

-¡PERO KIDOU!- se quejaba Sakuma, pero el otro lo miro con seriedad, haciendo que se quedara callado y confundido.

-Hazle caso a tu novio niño, será mejor que se porten bien para alargar su vida lo más posible. Ahora cállense y duerman que estuvieron inconscientes muchas horas, ya es de noche.- les dijo Kenta, a lo que los chicos no respondieron. Cuando al fin se fueron los tres hombres, Sakuma se levantó del piso y se puso frente a su novio.

-¿¡Por qué demonios dijiste eso!? Prefiero morir antes de ser un esclavo de esos tres cerdos.- le preguntó exaltado.

-Cálmate, mi idea es esperar un poco, cuando tengamos una oportunidad escaparemos, no te preocupes que no dejaré que nada te pase.- le dijo, mientras lo tomaba de las mejillas y depositaba un tierno beso en sus labios, el otro chico se calmó y le correspondió el beso. Después de todo, era un gran estratega, su plan no podía fallar, solo le quedaba confiar en él.

Pasaron los días, y los chicos seguían siendo los esclavos de esos tres bandidos, tenían que limpiar la cabaña, la ropa y hacer la comida. Cada día su paciencia iba acabándose ¿Por qué nadie los estaba buscando?¿Cómo era que no los habían encontrado?¿Cuánto tiempo de vida les dejarían esos desgraciados? Ese tipo de preguntas eran la que los invadían.

Un día, los chicos estaban barriendo el piso, hasta que vieron a los hombres entrar a la sala.

-Bueno, adorables tortolitos, Kenta y yo debemos ir por unas cosas. Más les vale portarse bien, y a ti-*señalando a Kotaro* más vale que los cuides bien y que no escapen.- le dijo con una mirada y tono serio.

-Oye, no soy idiota. Váyanse de una vez, yo me encargo de estos niños.- le respondió serio.

Después de eso, tomaron unas maletas y se fueron en una camioneta blanca. Los chicos se quedaron parados un minuto viéndose con complicidad. Cuando terminaron de barrer, vieron entrar a la sala a Kotaro, con una sonrisa perversa.

-Vaya, que buen trabajo hicieron, son muy buenas sirvientas.- dijo riendo, a Sakuma eso no le gustó nada, y observaba con odio al hombre, este al verlo, lo miró con una sonrisa aún más grande que antes.-¿Qué es esa carita de odio?¿Acaso te molestó lo que dije?-Habló mientras se acercaba peligrosamente hacia él, mientras el otro retrocedía y Kidou se colocaba delante.-¿No te enseñaron a no interrumpir cuando la gente esta hablando?- lo miró con enojo.

-No te atrevas a tocarle un solo cabello, o te mato.- le respondió enfurecido.

-¿Matarme? JAJAJA ¿Enserio crees que voy a ser tan tonto para creer que TU serás capaz de asesinar a alguien? JAJAJA.- le dijo con un tono burlón, lo que hizo enojar más a Kidou, que se le lanzó encima, arrojándolo al suelo, mientras lo empezaba a golpear. Luego de un rato, lo dejó en el piso, desangrándose y algo moribundo.

-Hay que irnos rápido, no se cuando vuelvan los otros.- le dijo el de las gafas a su novio, que estuvo observando todo el tiempo como golpeaba al hombre con una expresión de miedo. Sakuma solo asintió aún con una expresión de miedo en su rostro. Antes de salir de la cabaña, Kidou vio que el hombre en el piso tenía un arma que estaba totalmente cargada, así que por seguridad la tomó y la guardó en su chaqueta. Cuando abrieron la puerta, observaron que había una gran tormenta de nieve que reducía casi a cero la visibilidad, y ya que los otros dos hombres se llevaron el único transporte que había en la cabaña, debían caminar prácticamente a ciegas. Anduvieron así hasta que estuvieron a una distancia considerable del lugar de su encierro.

-Esta nevando muy fuerte, casi no puedo ver.- decía el del parche. con el ojo entrecerrado por la fuerza del viento.

-Vamos, no debes rendirte, si nos apuramos llegaremos a algún pueblo o aunque sea una cabaña.- le respondía con una sonrisa el otro chico, lo que hacía que a Sakuma le diese más confianza para seguir.

EN LA CABAÑA...

-Maldición, odio el maldito frío de Hokkaido ¿Por qué no podemos ocultarnos en algún lugar cálido, como una isla o algo así?- Decía Kenta en la puerta de la cabaña frotándose las manos por el frío.

-Estás igual de quejoso que Kotaro, ya te dije que pronto nos mudaremos, con todo el dinero que ganaremos no solo podremos ir a una isla, si no que podremos comprarla.-le respondió con una sonrisa orgullosa.

Cuando entraron a la cabaña y no escucharon ni un solo ruido se preocuparon. A medida que fueron entrando empezaron a ver hacia todos lados.

-Oye...¿No huele a sangre?- le dijo Kenta a Daichi con una mirada de preocupación.

-No me digas que ese idiota ya los mató porque...- dijo corriendo hacia la sala, donde quedó helado al ver el cuerpo sin vida de su hermano menor.-Ko-Kotaro...N-no... No puedo creerlo... ¿¡DÓNDE DEMONIOS ESTAN ESOS DESGRACIADOS!?-le gritó colérico después de salir de su shock a Kenta, que también estaba muy enfurecido, ya que, aunque él y Kotaro no eran hermanos de sangre, se querían tanto como si lo fueran.

-Hay que encontrarlos y haceros pagar por esto, lo que le hicieron no quedara sin un castigo.-dijo con una mirada psicópata el de ojos rojos. Tomaron unas armas y salieron corriendo del lugar.

-¿¡DÓNDE ESTAN MALDITOS!? ¡SALGAN DE DONDE ESTEN!- gritó Daichi, los dos chicos los escucharon y se aterraron al pensar que los podían encontrar.

Ellos comenzaron a correr con todas sus energías por el medio del bosque, bajo la tormenta de nieve que apenas los dejaba avanzar. Llegaron a una zona con muchos arboles, y pararon un poco para poder respirar.

-¿¡DÓNDE ESTAN COBARDES!? ¡SALGAN DE UNA BUENA VEZ!- escucharon demasiado cerca ese grito y se les heló la sangre.

-Sakuma, corre, yo los detendré, tu ve por ayuda.- le dijo Kidou, viéndolo seriamente.

-¿¡Qué!? ¡Ni pienses que voy a dejarte aquí solo!- le respondió alterado.

-¡Si no te vas los dos corremos riesgo! ¿¡Acaso no lo entiendes!?- Gritó enojado.- Tendré más probabilidades de poder atacarlos. Sólo tenemos un arma, si te vas y encuentras ayuda podrías venir con refuerzos y así no habrá problemas.- le dijo, tomándolo de los hombros y mirándolo a los ojos, Sakuma solo cerró los ojos con fuerza y asintió

-Esta bien, iré.-*Volviendo a abrir los ojos* pero prometeme que no te pasará nada y nos volveremos a ver.- le puso las manos en el cuello, el de ojos rojos le sonrió y asintió.

-Te prometo que nos volveremos a encontrar, no te preocupes.-después de decir eso le dio un beso y un abrazo.- ¡Vamos! ¡Vete rápido!- y así el chico de ojos naranjas salió corriendo con todas sus fuerzas.-"Sakuma... no estoy seguro de poder salir vivo, pero no permitiré que esos hombres te lastimen, ya que... te defenderé, aunque tenga que entregarle la vida al mismo Diablo"-Pensaba con los ojos algo llorosos, al ver como su novio se alejaba a tal punto que ya no lo veía, se quitó las gafas, las guardó en su chaqueta, se secó las lágrimas y empezó a correr hacia donde había escuchado a los hombres. Luego de un rato, los vio parados en un claro* hablando y mirando hacia todos lados, como buscándolos. Escondido atrás de un árbol, sacó el arma y apuntó hacia uno de los hombres y...

-¿A dónde estarán?- decía Daichi, viendo hacia el bosque con Kenta atrás de él.

-No lo sé, pero hay que encontra...- estaba hablando, hasta que un fuerte dolor en su pecho y el ruido de un arma lo alarmó, puso su mano en su pecho y vio que salía sangre.- Da-Daichi...- el otro volteó y vio a su compañero con el pecho totalmente ensangrentado que caía al piso.

-¡KENTA! ¿¡QUÉ DEMONIOS TE PASÓ!?- gritó aterrado.

-No te pre-preocupes... por mi... de-debes vengarte... mata a esos... malditos mocosos... y, gracias por... siem-siempre cuidarme como a tu hermano...gra-gracias.-dijo, mientas hacia una sonrisa y cerraba los ojos para siempre. El de cabello rubio miró hacia donde pensaba pudo haber venido el disparo, pero no vio a nadie, así que se paró, se acercó, vio unas pisadas en la nieve y empezó a correr siguiendo el rastro.

CON SAKUMA...

El moreno siguió corriendo un rato más hasta que a lo lejos divisó una cabaña y un par de sombras, fue corriendo hacia allá hasta que pudo ver a tres personas. Eran dos chicos que por su parecido eran gemelos, de su misma edad y altura, y un hombre mayor. De los jóvenes,uno tenía el cabello gris y el otro rosado. Y el hombre era mucho más alto que ellos, de cabello marrón y uniforme policial.

-¡OIGAN! ¡NECESITO AYUDA, POR FAVOR!- gritó el de ojos naranja para que las personas lo vean, lo que funcionó, ya que los tres voltearon y empezaron a correr hacia él.

-¡Niño! ¿Qué ocurre?¿Por qué estás tan agitado?-le preguntó el policía, viéndolo de arriba a abajo.

-Por favor, necesito ayuda, unos hombres nos mantuvieron secuestrados a mi novio y a mi por una semana, escapamos pero ahora lo están persiguiendo a él ¡POR FAVOR!- les dijo Sakuma, los otros se miraron con seriedad y le asintieron.

-Esta bien, te ayudaremos ¿Por dónde es?- le dijo el de cabello rosa.

El chico salió corriendo indicándoles que lo sigan, y así lo hicieron. Corrieron por el bosque un rato, hasta que el ruido de unos disparos a lo lejos, hizo que se frenaran de golpe.

*Aterrado*-Kidou...-Susurró y volvió a salir corriendo con los demás.-"No... no pueden haberte matado, me prometiste que volverías."- el chico se encontraba al borde del llanto, por el miedo de que hayan herido a su amado.

Corrieron y corrieron, hasta llegar a un claro y ver algo que el joven del parche rezaba por no ver. Kidou estaba tirado en el piso boca arriba, y a unos metros de él, se encontraba el otro hombre tirado, al parecer se habían herido mutuamente.

-¡KIDOU!-gritó, para después correr hacia el chico y apoyar su cabeza sobre su regazo.-Aguanta, por favor.-*Mirando a los otros tres alterado*-¡Llamen a una ambulancia por favor!-El hombre tomó su radio y pidió una.*Volviendo a mirarlo*-Por favor, tienes que aguantar.-*Con lágrimas en los ojos*

-Lo...Lo siento, Sa-sakuma.-su voz se escuchaba muy débil y temblorosa.-No creo que pueda salir de esta.-*Sonrisa melancólica*-Tendrás que seguir sin mí.- La tormenta seguía cayendo con bastante fuerza.

-Q-qué...¿¡Qué estás diciendo!?-*Llorando*-No digas eso... tu te salvarás... No me dejes solo, por favor...-

-Me e-encantaría, es lo que más qui-ero, pe-pero...*Poniendo su mano sobre la herida*-El malnacido me dio en el pecho.-*Media sonrisa*-Al... menos n-no me iré solo, el vendrá conmigo,jeje.-*Mirando a los ojos del otro**Poniendo la mano en su mejilla*-Se fuerte ¿Si? Por los dos. Cuidate y si-gue adelante. Cu-cuida a Haruna por mi, por favor.-*Llorando*-Te-te amo, Sakuma.-*Media sonrisa**Dejando caer su cabeza hacia atrás*

-¿Ki-Kidou?-*Agitándolo un poco*-No... por favor ¡NO MUERAS, POR FAVOR!*Abrazando el cuerpo de su novio*-Por favor...-susurró lo último.

Sabía que aunque se lo pidiese al cielo mil veces, su amado no volvería, no volvería a verlo sonreír, verlo jugar, sentir sus caricias, besos y abrazos, nada, él simplemente no volvería jamás.

Después de unos minutos la ambulancia llegó y se llevó los cuerpos de los dos, aunque Sakuma no quería, tenían que llevarse el cuerpo de Kidou. El joven de cabellos celestes se quedó llorando su pérdida. Los dos hermanos lo invitaron a su cabaña, sin fuerzas ni siquiera para negarse, los acompañó. Cuando llegaron, lo condujeron a un sofá junto a la chimenea, le dieron una manta para que se cubra y chocolate caliente. Luego de unos minutos en un silencio sepulcral, uno de los jóvenes habló

-¿Ya entraste un poco en calor?-le preguntó con una cálida sonrisa el de cabello plateado, el chico solo se limitó a asentir lentamente sin mirarlo.-Nosotros... somos los hermanos Fubuki.-*Señalando al chico que estaba en otro sillón*-El se llama Atsuya.-*Señalándose a el mismo*-Y yo me llamo Shirou, pero me dicen por mi apellido ¿Cómo te llamas?-

-Jirou... Sakuma, pero también me dicen por mi apellido.-Dijo casi en un susurro.-Gracias por querer ayudarme.-les dijo viéndolos a ambos con una pequeña sonrisa.-

-No debes agradecernos.-Habló esta vez Atsuya.-Nosotros... sabemos lo duro que puede ser perder a alguien que quieres.- al terminar de decir eso, los dos hermanos bajaron la vista deprimidos.

-¿Q-qué?¿A que te refieres?-pregunto confundido el de ojos naranjas.

-Nuestros padres... murieron en una avalancha hace dieciséis años.-respondió Fubuki.-Nosotros dos estuvimos separados años sin saber que el otro estaba vivo.-*Sonriendo*-Pero hace un tiempo nos volvimos a encontrar.

*Con una pequeña sonrisa*-Que bueno, me alegro por ustedes.-Los hermanos le respondieron con el mismo gesto.- Pero... ¿Quién era el hombre que estaba con ustedes? Ya saben, el oficial.-

-Es nuestro tío. El vivía con Shirou. Cuando se enteraron de que estaba vivo, mandó un escuadrón a ver donde estaba.-*Mirando el reloj de pared*-Ya se hizo tarde, necesitas descansar. Ven, te llevaré a tu habitación y te daré un pijama, también puedes bañarte si quieres.-Le dijo haciendo una seña para que lo siguiera. Luego de dudar un poco, el chico lo siguió.

Después de que el de cabello rosa le dio todo lo que necesitaba y se diera un baño caliente, Sakuma se recostó en la cama, aunque el recuerdo de todo lo que pasó hoy lo atacaba una y otra vez.

*Llorando*-"Kidou... te voy a extrañar, nunca podré olvidarte ¿Por que debías morir tu? Preferiría mil veces que hubiese sido yo.-después de dos horas pensando y llorando, el cansancio le ganó y cayó en los brazos de Morfeo. Mañana sería un día muy largo, debía volver a la ciudad y decirles a todos lo que había pasado, probablemente más de una persona le eche la culpa por lo que había pasado, pero debía ser fuerte... se lo había prometido antes de que muera.

FIN

*Mercancía: Por si alguien no lo entendió, se refería a drogas.

*Claro: un claro de bosque es como una parte en la que no hay arboles y se ve con mayor claridad el cielo. Si no entendieron busquen en google "claro de un bosque" y les saldrá mejor.

Creo que a lo sumo tendrá dos o tres capítulos, no está en mis planes pasar de eso. Espero les haya gustado el capítulo y me dejen comentarios, quiero saber que piensan de esta pareja épicamente rara XD Si a alguien le interesa saber, la idea se me ocurrió escuchando "Soundless voice" de Len Kagamine (Amo a ese Vocaloid, es mi favorito) si alguien la escuchó y piensa "¿De dónde demonios sacaste esta idea loca?" Les respondo que así funciona mi mente, empieza a imaginarse algo a base de otra cosa y termina siendo muy diferente XD

¡Hasta la otra!