Disclaimer: Ni Dragon Ball ni sus personajes nos pertenecen, sólo este fic.

Notas de autoras: Bueno... pequeña aclaración antes de comenzar a leer este fic, si bien es en su concepto un Bulma/Vegeta, tenemos que tener en cuenta que gran parte de la historia conllevará a la pareja Bulma/Radditz, si bien nuestro fin es simplemente demostrar el amor profundo del príncipe a su princesa, en esta historia vamos a ver una pareja momentanea y no tan nueva en la historia de los fanfics, si les interesa... bienvenidos sean, y si no, es una pena porque la historia será muy romántica y atrapante. Desde ya, muchas gracias a todos nuestros futuros lectores.

Cuidado con lo que deseas

Un fic de Mutty y Apolonia.


"¿Cuántas millones de veces te he dicho que tienes que pasar más tiempo con tu familia?" Gritó desesperada la mujer de cabello azul.

Vegeta tomó un respiro, alzó la vista y miró furioso a su linda mujer.

"Ya basta mujer, muchas veces hemos discutido esto," hizo una pausa y volvió a mirarla directo a los ojos. "ya te dije que entrenar es mi prioridad, tu bien sabes que ni los mocosos ni tu superarán eso en mi lista de prioridades." Se cruzó de brazos y giró la vista a un lado.

"Ay Vegeta, me tienes harta, te doy techo, comida, una cámara de gravedad, tienes a la mujer más hermosa de la Tierra a tu disposición todas las malditas noches, ¿y no puedes dejar tu egoísmo de lado ni siquiera por un mísero instante?" Dijo casi llorando la peliazul.

Vegeta ya no entendía bien que era lo que la mujer pretendía. Se pasaba horas entrenando en la casa, dormía con ella todas las noches, ¡incluso sacaba a pasear a la mocosa! Y nada la conformaba. ¿Acaso era tan insano decirle que se iría a entrenar al desierto por unas semanas?

"Pues haz lo que quieras Vegeta, ya no me importas, yo criaré a mis hijos sola, y tú vete. Serás igual que Goku, abandonando siempre a la familia." Dijo cerrando fuertemente los ojos para contener sus lágrimas. "Entrenar, entrenar, no hay nada más que eso en sus malditas mentes, ¡malditos monos! Sólo quedaban dos y yo tenía que elegir uno, soy una idiota."

"No me compares con el gusano mujer, yo no soy igual que él. Y no criarás a los mocosos sola mujer, ya deja de decir idioteces, me voy por unos días, no sé que tanto alboroto." Dijo ya un poco cansado de la situación.

"Vete Vegeta, pero cuando cruces esa maldita puerta no habrá lugar para ti en esta casa nunca más, ¿me has escuchado?" Se dio la media vuelta y se fue dejando al príncipe con la palabra en la boca.

"Que así sea entonces mujer idiota." Gritó el hombre ya harto de tanta idiotez.


Bulma seguía con sus tareas en el laboratorio, tratando de reponerse de la última pelea. Si había algo que le hacía mal, definitivamente era pelearse con Vegeta.

Tecleaba sin cesar, mirando al monitor vacíamente, tratando de pensar en otra cosa, pero el ruido de su infernal tecleo la hizo volver a la realidad. Un poco más y se quedaba sin computadora por la fuerza que estaba poniendo a la hora de teclear.

Le dio un último golpe al teclado, para salvar lo que había hecho. Definitivamente ya no podía seguir trabajando tranquilamente.

"Miauu." Escuchó desde el pasillo.

"Gracias al cielo que apareces Tama-tama. Siempre llegas en el momento oportuno." Suspiró la mujer mirando a la mascota de su padre.

"Miauuu." Respondió el gatito, como haciéndole saber que la entendía. Se le subió en la falda como queriéndola consolar.

"Gracias Tama-tama. ¿Qué haría sin ti en estos momentos?" Dijo la peliazul contenta de su compañía.

Tama-tama simplemente ronroneó en respuesta, feliz de haber tranquilizado un poco a su dueña.

"Más tarde continuaré con esto." Dijo poniéndose de pie, saliendo del laboratorio. Era hora de un merecido descanso.


Después de una hora de volar casi sin rumbo alguno, Vegeta aterrizó en un terreno vacío. Se sentó sobre una roca a reflexionar lo que había sucedido.

"¿Realmente la mujer no querrá que vuelva?" Pensó un poco decepcionado el Príncipe. "Bah, debe ser un capricho más, esa mujer se está volviendo loca últimamente." Trató de autoconvencerse el morocho.

Se puso de pie, mirando al terreno testeándolo. Pronto estaría más vacío que ahora. Así que era momento de ponerse en marcha.

Sacó una cápsula, que contenía diez robots, y comenzó a entrenar.

Pasaron dos horas, recibió mil ataques que los robots rebotaron para Vegeta, pero al cabo de dos largas horas, ya no quedaban robots que anduviesen.

Vegeta se volteó de repente, sintiendo una presencia cerca de él. Trató de no darle importancia, pero estaba bastante aturdido y agotado como para dejarlo pasar.

"¿Quién demonios anda ahí?" Dijo amenazadoramente.


Bulma mientras tanto trataba de despejar su mente haciend algo de comida para sus hijos. Trunks había pasado varias horas entrenando con Goten, y ya estaban reclamando algo para alimentarse, mientra que Bra recién volvía del centro comercial, y estaba a punto de ver unas películas para relajarse de tanto ajetreo.

"¡Ahh, que bueno es estar en casa!" dijo la jovencita peliazul, el vivo retrato de su madre cuando tenía su edad.

La muchachita cambiaba los canales de la televisión, recostada en el sofá, viendo llegar a Trunks y Goten de su entrenamiento. Esos muchachos nunca cambiarán. Pensó haciendo caso omiso a los cansados chicos que se dirigieron directo a la cocina.

¿Será que todo va a salirme mal hoy? Pensó Bulma, mirando como se le habían quemado las palomitas que había preparado para Bra. Tratando de tranquilizarse un poco, optó por seguir preparando los sandwitches para los jóvenes, hasta que fue interrumpida por el saludo de su primogénito.

"¡Hola mamá!" gritó sonriente Trunks desde el marco de la puerta, observando a su madre que trataba de alcanzar la mantequilla de la alacena.

Bulma perdió la concentración y todo el sandwitch se le cayó al suelo, gritando de la frustración y mirando a los muchachos que la interrumpieron con pura ira.

Goten se puso detrás de su amigo, con sus manos sobre los hombros de su amigo, tratando de escapar de la ira de su tía adoptiva.

Bulma apretó sus puños, cerró los ojos tratando de olvidarse de todo, mientras escuchaba que Trunks le decía algo. Se dio vuelta en dirección a los muchachos, aún con los ojos cerrados, con el rostro completamente rojo de la ira, y dijo muy despacio; "vayan a su cuarto, enseguida encargo pizzas."

Los muchachos suspiraron aliviados, y prácticamente salieron corriendo hacia la habitación de Trunks, temiendo que su suerte prontamente desaparezca y que Bulma decida castigarlos haciéndoles algo, obligándolos a cualquier cosa. Cuando Bulma se enfadaba, mejor estar lejos.

Bra los vio correr por la escalera y pensó que quizá tenía que ver con el fuerte estruendo que había escuchado venir de la cocina. "Quizá mamá está ofuscada hoy." dijo para sí, mientras seguía mirando la televisión. "Creo que mejor no la voy a molestar... por las dudas me voy a mi habitación y pido algo para comer..." se puso de pie y mientras se dirigía a su cuarto pensó "mejor llamo a Pan un rato, seguro que tendrá muchas cosas que contarme del colegio hoy." rió tiernamente la jovencita mientras corría sin hacer mucho ruido para no enfurecer más a su madre.


Vegeta por su parte, miraba al suelo a sus robots destrozados, respiraba con dificultad porque estuvo entrenando sin cesar, y seguía en posición de batalla gritando enfermizamente "¿Quién demonios está ahí?".

Nadie le respondía, sólo el viento que quedaba por sus poderosos ataques, y la arena del desierto que le caía sobre el rostro.

"Más te vale que no seas tú Kakarotto porque si no te patearé el trasero hasta cansarme." escupió por lo bajo, mirando al desierto nuevamente.

Esto no tiene sentido, pensó el Príncipe. Debo estar volviéndome loco, reflexionó mirando a su alrededor, sintiendo su soledad.

Se irguió, volvió a mirar a su alrededor para reasegurarse que estaba solo realmente, y se sentó en el suelo, con las piernas y los brazos cruzados.

Quizá meditar me ayudará a concentrarme mejor, pensó el Príncipe. Luego cerró los ojos y trató de concentrarse. Pensar en cosas que lo distraigan de sus propias distracciones. Y sin darse cuenta comenzó a buscar el ki de su mujer. Lo sintió, débil como siempre, lejos de dónde él estaba, y por un momento se le erizó la piel. El ki de su mujer parecía haber incrementado un poco, y los mocosos parecían estar cerca de ella. Debe estar furiosa, pensó el fornido guerrero. Pobres mocosos, rió entre dientes, tratando de concentrarse en otra cosa.

Luego de unos minutos puso su mente en blanco, pero no pasaron más de diez minutos que la mujer volvía a aparecer en sus pensamientos. "¡Maldición, así no se puede entrenar!" gritó con fúrica desesperación el guerrero, tratando de seguir con su entrenamiento. Se puso de pie, miró nuevamente al desierto y lanzó un poderoso Final Flash destruyendo todo a su paso. "Basta de idioteces, es hora de entrenar de verdad."


"¡BRA!" Gritó enloquecida la mujer. "¡Cuelga el maldito teléfono, AHORA!"

La mujer enfiló paso escaleras arriba, furiosa por que su hija estuvo hablando por teléfono dos horas sin parar y no podía comunicarse con la pizzería.

Cuando llegó a la puerta de la habitación de Bra, la niña acababa de terminar su comunicación con Pan, y lo único que Bulma alcanzó a escuchar fue un "hablamos luego que mamá está furiosa."

"¿Cuántas veces te he dicho jovencita que no puedes utilizar tanto el teléfono cuando lo necesito?" La miró con rudeza y continuó. "No me obligues a castigarte."

Bra tragó duro y alzó la vista hacia su madre con ojos de cachorrito implorando perdón.

"No te enojes mamá, de última siempre puedes utilizar mi celular." Dijo la niña tratando de recomponer la situación.

Bulma se quedó congelada por un momento, mirando a su hija y sintiéndose una completa inútil a la vez. Mi coeficiente intelectual debe haber decrecido un cincuenta por ciento desde que estoy con Vegeta. ¡CÓMO DEMONIOS NO ME DI CUENTA! La frustración era inmensa, todo le estaba saliendo mal, y lo único que pudo hacer en ese momento fue gritar lo más fuerte que le dio su voz y salir corriendo directo a su laboratorio, definitivamente tenía que hacer algo para distraerse.

Trunks y Goten la vieron correr desaforadamente y no entendían absolutamente nada, se alejaron de la puerta, temiendo ser partícipes de un castigo de la enfurecida mujer, o simplemente recibir un buen golpe por interponerse en su camino.

Cuando por fin escucharon que Bulma había llegado a su laboratorio, había azotado la puerta con todas sus fuerzas, y su interminable grito se hacía inaudible tras las fuertes paredes del laboratorio, los muchachos se miraron y suspiraron entre aliviados y atemorizados.

"Yo creo que mejor deberíamos irnos de tu casa Trunks. Este no es un lugar seguro hoy." Dijo Goten.

"Tienes razón," respondió el muchacho de cabello lavanda, y levantó un dedo de una mano como demostrando que se le había ocurrido una brillante idea. "¡Vamos a entrenar con papá! ¡Él siempre tiene ánimos para entrenar!" Respondió Trunks, seguro que esa iba a ser la mejor opción.

"Tienes razón Trunks, vamos a entrenar con Vegeta." Respondió su amigo con una sonrisa naif.


Vegeta por su parte escupía al suelo del árido terreno, respirando entre pausas, con cincuenta robots a su alrededor destruidos por su insesable destrucción.

Se había hecho daño como para una semana en reposo, pero no le importaba, la mujer lo había puesto de un humor de perros y como no tenía a nadie con quien desquitarse seguía entrenando sin parar. Además era una buena forma de no pensar en esa estúpida presencia que sentía cerca y que no le respondía a sus llamados.

"¡YA ESTOY HARTO!" gritó desesperado el guerrero.

Sintió que la comisura de su labio se transformaba en una leve sonrisa cuando sus sentidos lo alertaron de dos presencias que se acercaban rápidamente. Eran el mocoso y el mocoso del gusano. Que mejor excusa para golpearlos que hoy. No sabían en lo que se metían.

Mientras esperaba, Vegeta creyó escuchar una leve risa detrás de él. Trató de no hacerle caso, porque si lo hacía iba a terminar haciendo volar el planeta entero, y eso no le convenía.

Decidió esperar a los dos muchachos sentado, de brazos cruzados, con una maléfica expresión en sus facciones. Por lo menos ahora iba a tener a quien golpear un rato.

Goten y Trunks llegaron al vacío terreno y miraron a Vegeta que todavía tenía los ojos entreabiertos, como esperándolos. En su rostro estaba implantada esa maldad que tanto temían. Elegimos un mal momento, pensó arrepentido Trunks. Nos va a matar, pensó a su vez Goten; mientras Vegeta se levantaba para acercarse a sus nuevos compañeros de batalla.


Bulma ya tenía su guardapolvo puesto, ya había terminado de hacer el pedido de las treinta pizzas para lo muchachos desde su propio celular, y ahora estaba haciendo unos experimentos que tenía pendientes.

Los pitidos de las máquinas la estaban volviendo loca, y trataba de hacer todo lo posible para mantenerse tranquila, no podía perder la concentración esta vez, porque poner una gota de más en el vaso de precipitados podía causar un gran desastre.

Mientras hacía los cálculos y trataba de que todo salga perfecto, llegó al resultado. Le costó horrores, lo único que tenía en la cabeza era que ese día había sido demasiado caótico para su gusto, y en lo único que su mente podía pensar era en lo mucho que odiaba los caprichos deVegeta.

Puso la hoja a un lado, ya había pasado media hora de hacer cuentas, y había puesto el lápiz en su oreja por si lo necesitaba. Ya había llegado el momento de pasar el contenido de la probeta al vaso de precipitados, y tenía que tener mucho cuidado.

"Uno," y miraba cuidadosamente si el nuevo compuesto hacía reacción o no. "Dos," siguió contando la peliazul.

Su gato mientras tanto se acercaba para frotarse contra su pierna y Bulma hizo un pequeño temblor en sus manos y casi gritó pateando con fuerza al pobre Tama-tama.

"¡Ahhhh, casi me matas de un susto!" le dijo al pobre gato que salió corriendo con todas sus fuerzas. Dio un fuerte suspiro, y miró sus manos, por suerte no se había derramado nada, así que nada nefasto había sucedido.

"Bueno, tengo que relajarme." se volvió a repetir. "Tres," siguió contando despacio, y justo en el momento que estaba por poner la última gota sonó el timbre de la corporación trayendo el pedido de las pizzas.

"¡AAAAAAAAAAAAAAAAAH!" gritó Bulma mientras todo el contendio de la probeta caía en el vaso de precipitados provocando una fuerte explosión llenando el laboratorio de un humo espeso y oscuro.

"¡MALDICIOOOOOOOOON!" volvió a gritar la mujer, ya desesperada. Salió corriendo, con todo el cabello revuelto, el rostro completamente negro por los residuos de la explosión y se dirigió hacia la puerta a retirar el pedido.

El muchacho de las entregas no pudo más que reirse al ver el calamitoso estado de la gran Bulma Briefs y le entregó las pesadas treinta cajas de pizza.

Bulma las llevó hasta la mesa de la cocina y tiró las cajas con frustración.


Mientras que Vegeta y los muchachos seguían entrenando, los muchachos comenzaban a desesperarse, ya no sabían que hacer, Vegeta se precipitaba contra ellos sin piedad una y otra vez y los muchachos no paraban de arrepentirse de la decición que habían tomado.

"Trunks, sólo nos queda una alternativa si no queremos morir ahora." Dijo muy preocupado Goten.

"Tienes razón Goten." Miró el muchacho a su amigo poniéndose en posición para dar su último esfuerzo a la batalla, ambos ya convertidos en Súper Saiyajin.

Los dos muchachos se alejaron de Vegeta lanzándole un fuerte ataque y se pusieron en posición repitiendo a coro: "FUUUUUUUUUUU-" se acercaron con las manos levantadas; "SIOOOOOOOOOOON!" dieron unos pasos, mientras Vegeta trataba de ver los movimientos de los mocosos entre el humo.

"Maldición." pensó el Príncipe, "esto no se ve bien." Dijo entre dientes mientras aparecía ante él el orgulloso Gotenks.

"Quizá con Goten y Trunks pudiste, pero yo he venido a derrotarte, ante tí, el mejor guerrero de la historia, Gotenks." Dijo el nuevo guerrero alzando dos dedos en un símbolo de victoria.

Lucharon arduamente por unos quince minutos, y Vegeta se desconcentró al sentir el ki de su mujer incrementarse una vez más, cosa que a Gotenks le sirvió para estampar al orgulloso príncipe contra un muro de rocas, dejándolo semi inconsciente.

Vegeta escupió algo de sangre, dándose por vencido en la batalla por primera vez en su vida, y gritando con la poca fuerza que le quedaba, mientras Gotenks lo miraba asombrado por verlo tan distraido de la batalla.

Vegeta se arrodilló y comenzó a gritar como un niño pequeño, lleno de frustración, "¡¡Ojalá nunca te hubiera conocido!!" gritó mirando en dirección a la corporación cápsula.


Bulma en ese mismo momento comenzó a llorar, sintió que todo le salió mal durante el día, que todo parecía estar hecho para destrozarle su poca paciencia.

Alzó la vista, con los ojos llenos de lágrimas y miró en dirección a los suburbios de la ciudad, donde sin saberlo, se encontraba su amado esposo, puso una mano contra la mesa y con la otra en forma de puño le pegó un golpe que ella no sintió dolerle en ese momento, y gritó al unísono con su lejano marido. "¡¡Ojalá nunca te hubiera conocido!!"

Notas de Metitus (Mutty): Nuestro segundo fic juntas, wiiii, con la ayuda de Apolonia que gracias a ti pude escribirlo, porque me animaste a hacerlo, y como el primer fic no lo dediqué, este si va dedicado a ti amigua! Paz!