METAMORFOSIS
"Quién con monstruos lucha, cuide de convertirse a su vez en un monstruo. Cuando miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti."
—Friedrich Nietzsche.
PRELUDIO
No tenían nada en común, pero había un lazo que los unía. A ella el despecho y a él la venganza. Ella quería ser amada y él, desquitarse de su enemigo. Eran la luz y las sombras, la paz y la guerra, la tempestad y la calma. Eran hielo y fuego subsistiendo al mismo tiempo contra toda ley de la naturaleza. No se trataba de amor, sino que era una cuestión de poder, dominio, adicción. Una relación destructiva entre el opresor y el oprimido, donde el primero disfrutaba de manejar a su antojo al segundo y éste a su vez, gozaba de vivir bajo aquel yugo, cual perro fiel que se acostumbra a lamer la mano del amo que lo golpea.
Bajo estas premisas fue que nació esta historia absurda, un insulto a los escritos de amor, una patraña en forma de poesía.
Y aunque en aquella fantasía no había nada de honesto, existía una verdad inminente, una realidad que ni el más ciego ni el más mentiroso podrían dejar de ver o negar.
A pesar de todo, ya no podían vivir el uno sin el otro…
Ya estaba entrada la noche y las tinieblas habían hecho estragos. Era una oscuridad sin estrellas, con unas cuantas nubes negras agazapándose en el cielo, cubriendo un eclipse de luna que se estaba celebrando en lo alto.
La madrugada era tenebrosa por sí misma. Un viento gélido sacudía las copas de los árboles, agitándolos con violencia y el silencio sólo se veía interrumpido por el aullido lastimero de los lobos.
De repente un relámpago iluminó por unos segundos aquél paisaje funesto, para después dar paso al estruendo de un trueno que resonó por todo el bosque, anunciando la tormenta que se avecinaba.
Y entonces, los escasos segundos de claridad revelaron la silueta de una persona. Una mujer.
Se trataba de la figura de una chica joven, menos de veinticinco años aproximadamente. Vestía un traje negro ceñido al cuerpo, y botas de tacón alto hechas del mismo material, forrado totalmente de tosca piel de cocodrilo. A pesar de la rudeza del atuendo, no se perdía ni un solo detalle de su figura curvilínea, mostrando a la vista un cuerpo precioso, de piernas largas, vientre plano y pechos llenos. Ninguna modelo de las más finas revistas de diseñador le podría hacer competencia, ya que su cuerpo de diosa lejos de asemejarse a cualquier parámetro de belleza mundano, era más parecido al de una escultura tallada en mármol, como si hubiese sido esculpida a mano por el mismísimo Miguel Ángel. En su rostro, no podía haber facciones más bellas. Labios sensualmente carnosos, nariz fina, y ojos que cautivarían a cualquiera; ya fuera por su tamaño enorme, por las gruesas pestañas o por ese extraño color avellana que coloreaba el iris. Para finalizar su atuendo, llevaba el cabello amarrado en una coleta sencilla.
Solo había un detalle que no encajaba en esa armonía perfecta. A pesar de la hermosura de su cara, sus gestos no mostraban ninguna expresión. Parecía una muñeca sin vida, un maniquí inmóvil, una estatua de hierro, pero no una persona. Al menos no una con vida.
Nuevamente un rayo volvió a iluminar el claro del bosque seguido del estruendo que resonaba amenazante en las montañas. El viento resoplaba frío anunciando que la tormenta estaba cada vez más cerca, pero ella no parecía perturbarse ni inmutarse. Entonces, escuchó de manera repentina nuevos sonidos a sus espaldas.
Cualquiera se hubiese aterrorizado de haber oído aquello. Fuertes rugidos hicieron eco a sus espaldas, como si fuesen ladridos de algún perro o un lobo, pero estos sonaban más agresivos, estridentes, coléricos. Al darse cuenta de que estaba acompañada, la mujer frunció el ceño y dio una media sonrisa, mostrando parte de sus dientes afilados pero perfectamente brillantes.
La fémina dio media vuelta y se encontró con una jauría de canes que parecían haber sido sacados del mismísimo infierno. Eran de tamaño colosal, poco más grande que cualquier cuadrúpedo de la familia canina, de piel carcomida y negruzca, con heridas abiertas en todo el cuerpo, que mostraban la sangre y el músculo herido. Sus ojos inyectados de líquido carmesí miraban a la dama con furia, escupiendo espuma del hocico, rugiendo incesantemente.
Y sin previo aviso, una de las bestias en cuatro patas se lanzó sobre la chica. Hasta el hombre más experimentado con entrenamiento militar de élite, jamás hubiese esquivado ese ataque. El perro dio un salto directamente hacia el pecho de la mujer, dispuesto a arrancarle si podía, un buen trozo de la yugular. Pero la musa de la noche fue más rápida que su adversario. Con una velocidad superior a la de cualquier ser humano, la chica evadió el ataque hacia a un lado y en su lugar, estiró con agilidad una de sus piernas para propinarle una poderosa patada al canino atacante, estrellándolo con violencia en el tronco de un árbol cercano, haciendo que el cráneo de la bestia se partiera en dos.
Por lo pronto, había terminado con su primer oponente, pero aún quedaban algunos. Inmediatamente, dos de las mutaciones la atacaron intentando morder una de sus piernas, pero ella sin perder el equilibrio a pesar del jaloneo de los animales, tomó un cuchillo afilado de su cinturón de combate y de un solo movimiento, degolló a uno de los monstruos para enseguida clavar nuevamente su cuchillo en la otra B.O.W., pero esta vez en la parte posterior de la cabeza. Aún quedaban tres perros más.
La peligrosa dama comenzó una carrera rápida, para tratar de ganar tiempo en la batalla. Como si fuese un espectro, la chica comenzó a deslizarse de entre el espeso bosque de pinos, sin estrellarse siquiera una sola vez con alguna rama.
A pesar de que la velocidad con la que emprendía su carrera era más parecida a la de una gacela que a la de cualquier persona normal, los canes estuvieron a punto de alcanzarla, hasta que finalmente la acorralaron contra un risco que de caer por la orilla, la conducirían directo a un abismo de varios metros de profundidad, que se traducía a una muerte segura.
Nuevamente otro de los perros se lanzó contra ella pero esta vez hacia uno de sus brazos, tratando de arrancarle uno de los guantes de cuero que cubrían sus finas manos. Haciendo uso de su mano libre, tomó al canino de más de 80 libras por el cuello y apretó la yugular hasta asfixiarlo y dejarlo convertido en un bulto sin vida. La penúltima de las bestias atacantes quiso hacer lo propio, yendo directamente hacia su bella cara y ella agachándose atinó una patada baja a la B.O.W. haciéndola caer hacia el abismo.
Estando en esa posición cerca del suelo, no pudo esquivar un ataque certero de la última bestia enemiga. La fiera infernal se colocó en cuatro patas sobre ella, rugiéndole cerca de su cara, amenazando con destrozarla en cualquier segundo. La chica intentó apartarlo de encima, pero el canino la estaba aprisionando sin darle muchas posibilidades de movimiento. Y justo antes de que el monstruo de cuatro patas pudiese acabar con su vida, la dama sacó de la funda de su cinturón de combate, un arma plateada que brillaba reluciente en medio de la noche.
Sin pensarlo dos veces, quitó el seguro y jaló el gatillo, disparando tres veces contra el pecho de su enemigo, poniendo punto final a la batalla.
De un codazo, apartó a la bestia de encima y se puso de pie enseguida, guardando la Samurai Edge de nuevo en su funda de cuero que continuaba brillando intimidante.
Un nuevo relámpago con su luz momentánea, iluminó unos segundos esa escena.
A continuación, se veían por el suelo terroso los cadáveres de las bestias, rodeados de un charco de su propia sangre y un líquido viscoso de color negro que escurría de sus cuerpos sin vida. Pero lo más relevante de aquello, no era la violencia con la que habían finalizado las vidas de esas abominaciones, sino que algo había cambiado en el aspecto de la joven.
Sus hermosos ojos avellana, ahora eran distintos. Ya no eran de ese color misterioso de entre verde pálido y dorado, sino que ahora sus orbes se habían tornado de un color rojo intenso con ciertas tonalidades en naranja, como si fuesen pequeñas llamas de fuego. Las pupilas por alguna razón habían dejado de ser esos círculos obsidiana, sino que ahora eran una especie de rajada vertical en color oscuro, como si fuesen los ojos de una fiera salvaje.
Ella seguía siendo hermosa, pero ahora se veía letal, peligrosa, una ninfa de la muerte, un ángel oscuro.
Y en medio de esas tinieblas, apareció otra figura a su costado, pero esta vez, se trataba de un varón, que se acercaba lentamente hacia a ella, aplaudiendo sonoramente con las palmas de sus manos, como si felicitara de manera solemne la actuación de la muchacha.
—Impresionante, cariño. Has superado mi expectativa.
La jovencita dio una mirada hacia el hombre que estaba a su lado, que al igual que ella vestía un traje de combate oscuro hecho de piel de cocodrilo, pero a diferencia de ella, él llevaba puestos un par de lentes oscuros, y su cabello era rubio como los rayos del sol. La chica caminó contoneando sus caderas en su andar hasta quedar al lado del sujeto que le aplaudía, y éste se posó detrás de ella, para acariciar con sus manos fuertes la cabellera de la mujer.
El hombre colocó ambas manos en los hombros de la niña y comenzó a frotarlos con suavidad, para después bajar una de sus manos hacia la diminuta cintura de la dama y regresar su otra mano hacia el cabello, para colocar uno de sus mechones rebeldes detrás de su oreja.
La chiquilla se estremeció ante el contacto de esas manos sobre su cuerpo de Diana Cazadora, pero no pudo ocultar el placer que le producía el calor de ese hombre cerca de ella, esbozando en su rostro la viva expresión del deseo.
El rubio de gran estatura sonrió al escuchar el suspiro hondo de la mujer que estaba acariciando, y deposito un beso suave en la clavícula de la guerrera, para después acercar su aliento contra su oído y murmurarle en voz baja.
—Tú eres sólo mía, Sheva Alomar…
A/N: Hola queridos lectores. ¿Cómo están? Yo muy atareada entre mis estudios y el trabajo pero ahora que tengo un tiempo libre quería aprovechar para traerles esta nueva historia. Este fic lo pensé desde hace mucho pero como aún tenía "Mala Sangre" consumiéndome demasiado tiempo quise dejarlo en el horno mientras ese long shot se desarrollaba. Y tal como lo prometí, publico hoy el preludio de esta nueva historia extensa titulada "Metamorfosis" ahora que "Mala Sangre" ya está en la recta final.
Como ven, esto es solo el preludio, publicado con la intención de conocer la opinión de ustedes respecto a este nuevo relato basado en una especie de "romance oscuro" que como ven, tiene por protagonistas a Albert Wesker y a Sheva Alomar. (Así es, no es creva señores, esto es nuevo, aunque quizás tenga algunos tintes) Entonces esto es sólo el anzuelo. ¿Qué les ha parecido?
Debido a mis ocupaciones, las actualizaciones serán un poco más tardadas por lo menos lo que resta de este mes, pero prometo ponerme al corriente en la primera oportunidad que tenga, eso incluye publicar los últimos cuatro capítulos de "Mala Sangre" y por supuesto poner al corriente a mis queridos cleonistas con "Vivir por ella" y "Deja Vu" nunca abandono historias amigos, ténganlo por seguro, pero tampoco me agrada sacarme capítulos por debajo de la manga.
Bien creo que ya fue mucha letanía de mi parte, sólo me resta agradecerles el leer mis historias y si me dejaran una opinión me harían muy feliz, ya lo saben, cualquiera que sea será bien recibida, aunque me tilden de loca por poner pairings bastante fumados jaja.
Agradezco nuevamente a ustedes y a mis amigas Addie Redfield, GeishaPax, Zhines, Frozenheart7, Polatrixu y AdrianaSnapeHouse por siempre apoyar estas ideas locas. Las quiero chicas.
¡Gracias totales!
Y nos estamos leyendo.
Atentamente.
Su amiga y loca escritora Ana, Light of Moon 12.
