¡Hola a todos, ya he vuelto a dar lata de nuevo! Muchas gracias a todos por su apoyo y su tiempo.

Este fic va dedicado con mucho cariño a todas las personitas de La pareja del fénix, sobre todo al club de fans (Ady sigue sonrojada por semejante honor…de hecho ha recibido ofertas de Santa para suplir a Rodolfo el reno) y espero que sea de su agrado.

También tiene una dedicatoria muy especial para todos los que siguieron "El plan perfecto" y dejaron un review…y a los que no dejaron, pero igual se dieron un tiempecin para leer.

Antes de comenzar con el fic, lean por favor las

NOTAS ACLARATORIAS nn

Antes de comenzar con esta historia que había estado rondando mucho tiempo por mi mente, quiero que tomen en cuenta que en este fic Hermione es completamente diferente…es decir, no es auror, o medimago, o inefable o profesora de Hogwarts.

Tomaremos en cuenta que lo que paso en HBP es cierto (Si, incluso el incidente amoroso con cierta pelirroja…ya verán por qué)

Voldie ha sido derrotado por, digamos, una indigestión ocasionada por un disgusto propiciado por Harry & Co. (Lo sé, mal chiste…sorry, mi sentido del humor anda un poco atrofiado). Este incidente propició que Harry y Ron se hicieran aurores, pero Hermione descubrió su talento para el arte y el diseño (Recuerden que tejía ropa para elfos domésticos) y se decido por el diseño de modas y la alta costura.

Ahora tiene 26 años, igual que sus amigos, y es bastante reconocida en el mundo mágico y en el muggle y…en palabras literales de Ron, ha perdido un tornillo, aunque yo diría más bien que se ha soltado el pelo un poquitín, ya lo verán.

Espero que sea de su agrado y que consideren que el tiempo que invertirán en leerlo no ha sido tiempo perdido.

Que disfruten la lectura.

Ady-Chan

DISCLAIMER: Todos los personajes de HP pertenecen a J.K. Rowling…Harry y Hermione se pertenecen el uno al otro, y ellos dos nos pertenecen a nosotros, lo que creemos en lo correcto.

Ahora si, ¡¡Comenzamos!

ENREDOS AMISTOSOS

By: Ady-chan

Cap. 1. ¡Peligro…Hermione en problemas!

Harry Potter subió corriendo las escaleras hasta el departamento de Hermione, renegando de la actual personalidad bohemia de su amiga, que la había llevado a comprar un ático en el quinto piso de un edificio sin ascensor…y en una zona completamente muggle.

-Hermione- llamó a la puerta con preocupación.

La chica le había enviado una lechuza urgente para decirle que estaba en un lío y que se diera prisa en ir a su casa.

Había dejado inconclusa la reunión con el equipo de aurores, angustiado, preguntándose en qué tipo de lío podrían haberse metido esta vez.

Aún se asombraba del cambio que había sufrido su amiga…seguía siendo sumamente inteligente e independiente, pero se había vuelto más despreocupada y alegre, con lamisca tendencia que él a meterse en lios, producto, tal vez, de sus años de estudio en Nueva York y Francia.

Aunque le gustaba más su actitud relajada, a veces extrañaba a la precavida chica de antaño.

-Voy- dijo una voz de mujer.

La puerta se abrió. Hermione tenía la mitad del pelo atado en una coleta y la otra le caía suelta por un hombro, hasta media espalda.

Llevaba puesta una bata y debajo el viejo Jersey de Quidditch de Harry, lo había tomado prestado un día que se quedo a dormir en su casa y nunca se lo había devuelto.

Cada vez que Harry se lo pedía, le decía que estaba sucio; que se lo devolvería en cuanto lo lavara. Habían pasado más de cinco años y, o bien Hermione no lavaba la ropa, o no tenía intención de devolvérselo.

Hermione estaba bien. Harry sintió un gran alivio. En realidad parecía algo nerviosa, pero bien al fin y al cabo. Después de todas las espeluznantes posibilidades que se había imaginado, un Jersey no importaba demasiado.

-¿Estas bien?- Harry entró y cerró la puerta de un portazo; dejo la túnica sobre una silla y se sentó en el sofá-. Te noto un poco pálida- añadió mientras le indicaba que se sentara a su lado.

-Esta vez si me he metido en un gran problema- dijo con resignación-. ¿Por qué no dejo de meterme en líos? Quiero decir, soy una bruja excelente, tengo 26 años y un empleo fabuloso que me encanta. Me dieron el visto bueno por ese vestido para Jaycee Smith…Ya sabes, para su boda con Nikos Kyriades, el magnate griego y voy a abrir una sucursal de mi boutique en Nueva York. Allison estaba casi más emocionada que yo. Iba a enviarte una lechuza para contártelo…tal vez incluso invitarle a celebrarlo- entonces sacudió la cabeza y se dejo caer junto a él en el sofá-. Por Merlín, no tengo idea de cómo pasan estas cosas. Me tomo mis vitaminas todos los días y los Domingos salgo a correr 7 km

Harry arqueó una ceja. Había salido a correr con su amiga en más de una ocasión.

-Y te paras en cada puesto de pescado y papas fritas que ves, sin contar las donas, y los pastelitos que te encuentras en el camino.

-Pero al menos voy caminando. Y, además, no estamos hablando de mis hábitos alimenticios. Lo que quiero decir es que no soy tonta, que me cuido bien, pero aún así…

-¿Qué ha pasado esta vez?

Sabía que se lo contaría si le daba tiempo. A veces Harry le permitía que se tomara su tiempo, pero en esa ocasión tenía bastante curiosidad y no demasiada paciencia. Los predicamentos de Hermione siempre resultaban interesantes y bastante inventivos.

-Esto es lo que pasa- dijo, apartándose la bata y colocando las piernas sobre la mesa de centro

-¡Que demonios…! Empezó a decir Harry

Hermione frunció el ceño

-¿Qué has hecho?

Se había dado cuenta que se amiga estaba a punto de llorar y sintió que su corazón se encogía.

-Voy a ir a la playa este fin de semana para broncearme- le contestó, como si eso explicara aquello que tenía pegado en las pernas.

-¿Y?

-Y no quería ir con las piernas llenas de vellos. Quiero decir, soy castaña, por el amor de Dios. Cualquiera pensaría que tengo el vello fino pero no, desgraciadamente es duro y negro. Si me las afeito por la mañana, por la noche ya me está saliendo de nuevo…y con una poción depiladota es muy complicado, así que decidí depilarme con cera.

Se calló y empezó a meter las manos en los bolsillos de la bata, buscando un pañuelo.

Harry apareció un pañuelo para su amiga, se lo pasó y ella se sonó la nariz de un modo muy poco apropiado en una señorita.

-Decidiste depilarte con cera ¿Y que problema hay?

-Que duele- sollozó-. Me quedé una tira y me dolió muchísimo. Ahora no soy capaz de quitarme el resto. Llevo aquí sentada casi toda la tarde intentándolo, pero no soy capaz.

-¿Y quieres que lo hago yo?

Harry dejó de preocuparse y en sus labios se dibujó una sonrisa. Sabía que Hermione acabaría viendo el lado divertido de la situación, pero no hasta que hubiera pasado.

En ese momento, un gran gato color canela saltó a la mesa de centro, mirando bastante interesado las tiras en las piernas de su ama.

-¿Te acuerdas cuando Crookshanks se tragó uno de mis anillos y te pedí que lo recuperaras?- le recordó, y la sonrisa que le dedicó compensó el recuerdo de la asquerosa tarea-. Incluso lo limpiaste por mi.

-Pero nunca más volviste a ponértelo.

-¿Te lo habrías puesto tú?- dijo, riendo, mientras rascaba las orejas a su gato.

Hermione se había vuelto muy cambiante, ni siquiera ella sabía de que humor estaba, Ron decía que el haber compartido habitación con una estudiante de Drama había hecho que se le votara un tornillo…pero él no estaba de acuerdo, de hecho, cuando estaba con su amiga, Harry cambiaba de humor con la misma facilidad que ella.

Su amiga se había metido en las situaciones más ridículas, y siempre había contado con Ron y él para que la ayudaran a salir del apuro en cuestión. En esas ocasiones, Harry se sentía como un cruce entre un caballero de brillante armadura y bufón de corte.

-¿Entonces crees que quitarte la cera de las piernas será más fácil que rebuscar entre el excremento de Crookshanks?

-Para ti si, pero no para mi. De verdad que me duele un montón- se cambió de postura y colocó la pierna derecha sobre su regazo-. Creo que será más fácil si seguimos hablando y tú aprovechas para arrancar la tira cuando menos me lo espere….¡Ay!- apartó rápidamente la pierna del regazo de Harry y comenzó a frotársela-. Me has lastimado- dijo, mirándolo peor que si fuera un Mortífago.

Harry arrojó la tira de papel cubierta de cera y vello sobre la mesa. Crookshanks comenzó a jugar con ella mientras su ama se frotaba la pierna dolorida un momento, y la volvía a poner sobre el regazo de su amigo.

Él le pasó la mano con suavidad por la zona enrojecida.

-¿Te acuerdas cuando cumpliste 18 años y decidiste que eras capaz de hacer una clavada jugando basket Ball?

-Podría haberlo hecho bien.

-si hubieras soltado la pelota- dijo Harry, y le arrancó otra tira.

-¡Ay! Lo has hecho muy rápido. No me has dado oportunidad a recuperarme de la otra- contestó mientras se pasaba la mano por la pierna.

-Lo siento, pero casi terminamos con esta pierna- Harry le paso la mano varias veces por la espinilla-. Bueno, ¿Y que novedades ha habido?

-¿Desde que almorzamos ayer?- Hermione hizo una breve pausa.- He dejado a Jack

A Harry nunca le había gustado el tipo. Tenía los ojos esquivos y la costumbre de juguetear con los rizos de su amiga. No sabía por qué, pero esa costumbre de Jack lo molestaba. Aún así, Harry no podía disimular delante de la castaña que echaría de menos a Jack.

-Lo siento. Llevabas casi un año con él. ¿Qué paso?

-Anoche, mientras estábamos cenando, decidí que nunca sería mi hombre ideal.

Harry le quitó otra tira, pero Hermione ni siquiera gritó esa vez; solo lo miró con enojo y se frotó la pierna.

-¿Por qué?

-Los dos pedimos Fettuccine.

Harry se preciaba de estar familiarizado con los rodeos de su amiga. Era jefe de aurores, y estaba acostumbrado a sortear mucha información para dar con la verdad. Pero últimamente, los rodeos de Hermione le dejaban perdido en el enredo de su, ahora, extraña lógica.

-¿Y?

-Y me dí cuenta de que si hubiera estado contigo, habrías pedido camarones a las hierbas.

Él sonrió, porque tenía razón, habría pedido camarones. Pero eso no explicaba porque había dejado al susodicho.

Hermione le devolvió la sonrisa y asintió

-Pues sigo sin entender- dijo el auror, con expresión confusa.

Lentamente, como cuando le explicaba los deberes, ella le dijo:

-Cuando pides camarones, siempre te robo unos cuantos. De ese modo consigo lo mejor de ambos platos, de mi fettucine y de tus camarones. Él nunca me compraba dulces de canea cuando íbamos al cine, como tú. Así que yo tenía que comprármelos, además de las palomitas y era demasiado. Daba el aspecto de ser comedora compulsiva.

Harry le arrancó dos tiras más de forma rápida

-¡Ay!- gritó Hermione-. Estás disfrutando, ¿Eh?

-Ya he terminado con una perna; solo falta la otra- le agarró la pierna izquierda y se la puso sobre el regazo junto a la derecha-. ¿Así que lo dejaste porque pidió el plato equivocado?

Hermione negó con la cabeza y se ruborizó. Al verla, Harry quedo asombrado. Eran pocas veces lasque habían visto a su amiga ruborizarse.

-No- se encogió de hombros-. Lo dejé porque mientras me estaba dando un beso de despedida, un beso bastante patético, por cierto, me di cuenta de que tú no besas mal. Y no te estoy pidiendo que me beses. Y no te estoy pidiendo que me beses- añadió apresuradamente-. Es solo que algún día quisiera encontrar a un hombre que bese tan bien como tú, y que sepa pedir la comida adecuada y todo eso.

Harry se quedó inmóvil a la mitad del tirón.

-Oye, termina de quitármelo, es peor no saber cuando vas a terminar…¡Ay!- apartó la pierna de su regazo y se la frotó- ¡Maldición! Es una gran injusticia que los hombres no tengan que depilarse. Aunque, pensándolo bien, estamos Europa, a nadie le importa si tengo las piernas llenas de vello.

-¿Cuándo me has besado?- le preguntó Harry ignorando las quejas de su amiga.

No recordaba haber besado a Hermione. Una vez. Lo había dejado inconsciente en su clase de defensa personal, otra le había prendido fuego a su tarea de Pociones avanzadas en la Academia de Aurores y en otra ocasión, lo había encerrado en un clóset cuando llego su pareja en turno, que era muy celoso…Pero Harry estaba seguro de que jamás la había besado.

Le miró los labios y estuvo totalmente seguro de que lo recordaría de haberlo hecho.

-¡¡Por Merlín, Harry, me sorprendes! En una clase de pociones.

Harry siguió pensando, todavía incapaz de recordar el beso.

-Yo estaba ayudando a Neville a hacer una poción, pero algo hizo mal y hubo una explosión. Perdí el conocimiento. Recuerdo que estaba allí tumbada en el suelo y tú te agachaste y me diste el beso más maravilloso que me han dado jamás. Desde luego, me hiciste poner el estándar muy alto con los chicos…así que cuando decidimos ir a escuelas diferentes, decidí que debía practicar mi técnica si quería besar tan bien como tú.

Harry le agarró la pierna y le arrancó tres tiras de un golpe, de la frustración que sintió.

-Vamos, no te pongas así

-Eso no fue un beso- dijo Harry en voz baja, intentando controlarse-. Te estaba haciendo la respiración boca a boca.

Era insultante que Hermione pensara que su intento de salvarla era el mejor beso que podía dar. Recordó todos los chicos con los que ella había salido en su primer año en la universidad…lo mucho que había detestado oír a Ron hablar de ellos. Y pensar que todo el tiempo ella había estando practicando con ellos su técnica de besos.

Hermione lo miró un momento antes de reirse.- ¿Quieres decir que me pasé practicando todo un año para besar bien la siguiente vez que me dieras respiración de boca a boca?

-Herms…

-Creí que no lo hacía bien, pero entonces Terry Boot me dijo que de todas las chicas que había besado, yo era la mejor…recuerdas a Terry, ¿no? De modo que, finalmente, pensé que nunca tendría ocasión de practicar contigo, puesto que me veías como una hermana pequeña. Además, para entonces ya habías salido con Cho, luego Ginny, después Linda- hizo una pausa y sonrió.- Si, luego vino Amy, Julie, y de nuevo Ginny…- dejó de hablar y lo miró-. Lo siento. Bueno, así que finalmente me dí por vencida- la sonrisa pareció temblarle un poco, pero enseguida la recuperó-. Al final me alegré de que nada pasara entre nosotros. Eres el mejor amigo que cualquier mujer podría desear. Quiero decir, vamos al cine, salimos juntos. Incluso vamos a correr juntos los Domingos ¡Oye, eso me dolió!- protestó la chica.- Será mejor que dure 6 semanas como dice la caja, porque si no…

Harry la miró, ajeno a su conversación.

¿Hermione había querido ser algo más que una amiga? Él no lo recordaba sí. Claro que recordaba con claridad cuando se conocieron en el expreso de Hogwarts, y al principio le había parecido bastante insoportable con su aire de "yo lo sé todo". Pero entonces sucedió lo del Troll, y se habían vuelto muy buenos amigos.

Excelentes amigos.

Por su puesto, eso era lo que eran. Amigos.

Si ella había estado detrás de él, no había sido durante mucho tiempo. Ella siempre había estado ahí, dispuesta a escuchar, rescatándolo de si mismo…era su única constante en la vida…aunque Harry dudaba que supiera las veces que su generoso corazón lo había tranquilizado, sobre todo en esos últimos meses desde que Ginny…

No quería pensar en Ginny. Cuando habían retomado su relación, pensó que hacía lo correcto, que había encontrado a la mujer ideal y que acabarían casándose y teniendo un montón de hijos.

Todo eso se había esfumado con el accidente de la pelirroja y poco después de eso, se habían separado.

-Harry- dijo su amiga, sacándolo de sus recuerdos; se puso de pie y sonrió-. Harry, estaba a punto de hacer la cena.

El auror se resistió de gemir en voz alta. Su amiga y la cocina no se llevaban bien; a Hermione había que relacionarla más bien con la indigestión.

-Como tienes las piernas tan suaves, por qué no las invito y al resto de ti a cenar fuera. Prometo pedir camarones.

Ella lo miró aliviada.- Estaba esperando que me lo pidieras. Ahora que ya no tengo novio, habrá demasiadas noches en las que tenga que cenar en casa…razón de más para buscarme otro novio.

Al levantarse del sofá, la bata se le abrió un poco, dejando al descubierto unas piernas preciosas. Fue entonces cuando Harry se dio cuenta de lo bonitas que las tenía. Claro que no la estaba mirando.

Hermione era una amiga, y nadie le miraba las piernas a su amiga.

Ella se anudo la bata.- Supongo que será mejor que me cambie. No puedo salir así.

Fue hacía su habitación a cambiarse, y Harry no pudo evitar observar el movimiento de sus caderas.

Hermione era una mujer muy bella.

El ojiverde decidió no volver a pensar en eso. Llevaban tanto tiempo siendo amigos que estaba acostumbrado a ella.

Hermione Jane Granger, su amiga, casi su hermana.

Siendo sincero, no le hubiera desagradado profundizar su relación…aunque era mejor que no hubiera sucedido, si no hubiera funcionado, habría perdido a su mejor amiga.

"…Y si no hubiera sido así?"- Harry movió la cabeza, tratando de alejar esa vocecita…tan parecida a la de Hermione.

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Hermione sabía que salir a cenar con Harry no era cualquier cosa, de modo que no se pondría vaqueros. Además, le encantaba arreglarse.

Esa semana había diseñado un vestido, el perfecto para poner en práctica su plan.

Si, tal vez el vestido color marfil tuviera aspecto recatado y virginal en el gancho, pero puesto…

Hermione sonrió, se puso la prenda de diseño aparentemente sencillo y se miró en el espejo de cuerpo entero.

Tal vez el vestido estilo años veinte pareciera inocente, pero una vez puesto era una verdadera tentación…lo había sabido desde que lo terminó y vio en el maniquí, por ello había decidido quedárselo, convencida de que la ayudaría a interpretar el papel de seductora para engañar a Harry.

Se sintió algo culpable por la artimaña que estaba a punto de llevar a cabo, pero reconoció la necesitad de tal plan. Harry era demasiado obstinado. Y lo que tenía en mente era para su bien.

Hacía meses que estaba demacrado, y ese mismo día había notado que había bajado de peso.

Aún estaba triste por su ruptura con Ginny.

Hermione dejó de sentirse culpable y se concentró en el plan. Tal vez fuera algo turbio, pero era por su bien. Él era demasiado terco para darse cuenta de lo mucho que necesitaba distraerse, después de haberse refugiado en su trabajo.

Terminó de abrocharse el vestido y se puso unos zapados de tacón alto color marfil. Después se recogió el pelo y se maquilló un poco. Tras ponerse unos pendientes y un collar y un poco de perfume, decidió que estaba lista.

Quince minutos. No estaba mal, pensaba mientras salía al salón donde Harry la esperaba.

Él silbó mientras ella daba una vuelta.

-¿Te gusta?

-No es precisamente la palabra que utilizaría. ¿Qué he hecho yo, pobre mortal, para merecer un vestido como ese?

Estaba cayendo en su trampa.

En su papel, Hermione se encogió de hombros.- Tú no. Si me vas a inventar a salir, quiero estar guapa. Después de todo, ahora estoy libre como el viento. Tal vez el hombre de mis sueños aparezca esta noche. Y desde luego, quiero estar lista si lo hace.

Harry dejó de sonreír- ¿Lista para qué?

-Para lo que sea. Una nunca sabe lo que le está esperando cuando sale de casa- y dicho eso fue hacia la puerta.

-Estoy de acuerdo contigo, Hermione, pero no sé si deberías vestirte de manera tan provocativa.

-¿Qué quieres decir? Es de lo más decente- abrió el armario del vestíbulo, y sacó un chal, regalo de Harry, que combinaba perfectamente con el vestido.

Harry no se había movido. Estaba allí, cruzado de brazos y con el ceño fruncido.- Yo no diría que es un vestido decente.

-Harry, no me pienso quitar el vestido. Piensa que si no consigo un novio esta noche tendré que sufrir mis propias comidas. Y tú no querrás eso, ¿verdad?

Harry suspiró y salió por la puerta.

Hermione lo siguió, cerro la puerta y verificó los hechizos de seguridad.

-¿Pasa algo, aparte del vestido?- le preguntó su amiga con sospecha-. ¿Es por Ginny?

Él se volvió. Hermione sabía que pasaba algo, pero Harry movió negativamente la cabeza y continuó bajando las escaleras.

-No, estoy bien. Solo un poco cansado.

-Pues claro- sonrió, empeñado en ocultar su preocupación.- Estás trabajando demasiado. Hace semanas que no salimos.

-Estabas demasiado ocupada con tu novio- le recordó él, tratando de no verse como un hermano celoso.

Hermione se agarró del pasamanos para no caer por las escaleras a causa de los tacones.

-Pues él ya no está- Hermione le puso la mano en el hombro-. Cuando quieras hablar de Ginny, ya sabes que estoy aquí para escucharte.

Para Harry solo existía el trabajo desde que Ginny lo había dejado. En realidad, el trabajo en el Ministerio siempre había sido una prioridad para él. Pero desde que él y Ginny habían roto, no solo había trabajado duro, sino que no había hecho otra cosa para divertirse.

Hermione lo había mirado con desconsuelo, sin saber como ayudarlo. El trabajo era su vía de escape para superar lo de Ginny.

Ginevra.

La ruptura con ella era el motivo del silencio de Harry. Estaba segura de que a él le seguía afectado. Y a ella le correspondía asegurarse de que estaría fuera del Ministerio y Londres el tiempo suficiente para recuperarse.

Había decidido que sería el antídoto de Harry.

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-Vamos, Harry, tengo un hambre de lobo- dijo cuando aparecieron en el Callejón Diagon.

-Últimamente, siempre tienes hambre…te pareces a Ron.

-Bueno, tantos años de amistad, algo se me ha pegado…y lo normal es que te hubieras dado cuenta de que ya tienes que alimentarme; sin embargo, seguimos aquí, lejos de la comida.

-Tienes toda la razón. Vamos.

Hermione sonrió al ver que se acercaban a un elegante restaurant, el favorito de Harry, no solo por que valoraban bastante a sus clientes y sus vidas privadas, sino porque servían una comida exquisita.

-Hola Martín- Hermione saludó al Maitre

-Ah, Herms, y Harry…Es un placer verlos por aquí. La diseñadora permitió que Martín le besara la mano.

-No tenemos reservaciones Martín, y es culpa mía. Me ofrecí a prepararle la cena a Harry y lo asusté hasta tal punto que de repente, aparecimos aquí.

-Para ustedes siempre hay una mese- Martín los guió hasta su mesa-. ¿Quieren que les traiga algo de beber?

-Comida Martín. Solo comida. Es lo único que puede curar mi corazón roto.

-¿Otro novio que ha mordido el polvo?- el maitre le preguntó a Harry.

-Eso parece- contesto el auror.

-Bueno, pues resulta que Félix ha ideado un nuevo plato de pasta que te hará olvidar todas las penas.

-Yo tomaré camarones.

Martín asintió brevemente.- Enseguida les traigo la comida- le dijo a Hermione. Cuando se marchó, la chica le sacó la lengua a Harry.

-Ves, hay alguien que se da cuenta de la pérdida tan grande que he sufrido.

-Herms, fuiste tú la que terminaste con el tipo ese.

Ella sonrió, dejaría que Harry intentara darle lógica a la ruptura. Lo que no entendía él era que su corazón no atendía razones.

Hermione había aprendido la lección después del beso en clase de pociones. Porque ese beso de había hecho ver que él era algo más para ella que su amigo. Desgraciadamente, él no había notado nada, y cada quien había seguido su camino…ella a la escuela de diseño y el a la academia de Aurores, donde había tenido una larga lista de novias, hasta que había regresado con Ginny.

Si Harry se animara a hablarle de su ruptura con Ginny, ella le diría que la pelirroja no era la mujer adecuada para él. Pero Harry no quería hablar de eso, y la experiencia la había enseñado a la castaña que su amigo necesitaba tiempo y comprensión, no sus sermones.

Ahí era donde entraba en juego su plan.

-Tal vez fuera yo la que rompiera, pero sigue siendo una pérdida. Y eso me lleva a otro pequeño problema.

-¿Qué problema?

El juego había dado comienzo y era momento de actuar.

-Olvida lo que he dicho. Estoy segura de que otro hombre podrá ayudarme. Después de todo, has dicho que este vestido es estupendo.

-Yo no he dicho eso exactamente- discutió Harry.

Hermione sabía que respondería así, y le dieron ganas de sonreír, pero en lugar de eso, frunció el ceño.- Tal vez, pero lo has implicado. Tal vez compruebe yo misma si es estupendo o no. Podría acercarme a la barra del bar mientras esperamos que llegue la cena. Tal vez alguien pueda ayudarme con mi pequeño problema.

Harry suspiró con resignación.

-Herms, linda, sabes que yo haré todo lo posible para ayudarte.

-No- respondió ella con firmeza-. Estoy segura de que podré arreglármelas sola. Sabes lo mucho que odio molestarte con mis problemas.

-¿Hermione, cual es el problema?- le preguntó con frustración.

-¿Recuerdas cuando te dije que me estaba depilando para ir a la playa?

El auror asintió

-Pues ese es el problema.

-Pero te he quitado las tiras de cera de las piernas

-No es la depilación, es la playa.

-¿La playa?- preguntó confuso

-Necesito que un hombre me acompañe- dijo-. Esperaba que conocieras a alguien.

-¿Por qué necesitas a un hombre?

-Porque, empezó a decir- es una playa donde solo admiten parejas.

Él se rió- ¿Linda, donde has oído eso? Cualquiera puede ir a la playa.

-Si, pero no hablo de cualquier playa, sino de Isla Amore. Jack y yo íbamos a ir…y bueno, él ya no esta y yo estoy en un gran problema.

-No entiendo.

Para ser jefe del Departamento de Aurores, a veces era un poco lento. Pacientemente, como si estuviera hablando con un niño, explicó:

-Es un centro turístico para parejas, y yo ya no la tengo, de modo que no me dejarán entrar a la isla y menos aún en la playa.

-¿Y quieres que te presente a algún amigo?

Hermione negó con la cabeza y sintió que se le soltaba un poco el pelo.

-No, tonto- dijo- Quiero que seas tú…..

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¿Qué les pareció? Dije que lo subiría el Sábado…y lo prometido es deuda…sé que un poco tarde, pero tuve pequeños inconvenientes…

A modo de compensación, este capítulo es más largo de lo que acostumbro para un primer capítulo.

Y…¿Qué les parecen unos pequeños Spoilers?

-Quiero que tú vengas conmigo y finjamos que somos pareja. No puedo sin un hombre y pensé que tu….

-¿Pensaste que podría ser un hombre?- preguntó molesto

-No, pensé que tu podrías el hombre que me acompañara y fingiera ser mi amante

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-Iré contigo.

-Harry, ya te dije, gracias pero no. Ahora cena. El último caso te ha dejado sin energía- le quitó un camarón de su plato y se lo llevó a la boca.

-No lo estoy. Y no va a haber ningún otro hombre que te lleve a ningún sitio- Harry decidió probar la pasta-. Te lo advierto Hermione Jane Granger. Ningún otro hombre te acompañará en este viaje.

-Harry…

-Por favor

-De acuerdo.

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-Lo he hecho, Allison, y Harry ni siquiera tiene idea de cómo ocurrió

-Algún día se va a dar cuenta de cómo lo manipulas.

-Jamás. Llevo haciéndolo desde que tengo 20 años…y nunca se ha dado cuenta.

Ahora si…díganme…¿Lo odiaron? ¿Les gustó? Déjenle un review a esta linda niña estresada y háganla feliz.

Nos vemos en el próximo capítulo

Ady