Disclaimer: El presente fic solo me pertenece, los personajes son propiedad de Marvel Comics.
Nota: Un segundo dedicado para ti.
Lo siguiente que rodo por todo el suelo fue una cabeza regordeta, mientras giraba y giraba logro quedar con una mirada aterradora hacia la dirección de quien se encargo de quitarla de su cuerpo, en medio de todo el lugar iluminado con el rojo intenso de la alarma, estaba ella, tanto era así que en el lugar no se distinguía el color de la sangre, salvo como un manchón oscuro. Soltó el cuerpo de su víctima dejándolo a un lado, sus manos estaban apretadas, llenas de furia por lo que sentía en ese momento. Sus garras estaban cubiertas de sangre al igual que todo su cuerpo y parte de su rostro, podría decir que era un autentico baño de sangre.
¿Cómo se atrevían estos bastardos a jugar a ser Dios? ¿No les basto con esclavizarle a un principio? No, y tampoco le basto con darle vida a ella, ahora estos malditos querían volver a crearle, tener su arma y ella no se los iba a permitir.
Todo el laboratorio estaba destrozado, cuerpo cercenados, otros incinerados, abaleados o electrocutados, todo el lugar parecía una carnicería y ella era la carnicera, camino con parsimonia hasta una de las mesas donde coloco un dispositivo que comenzó a marcar en cuenta regresiva.
Lo próximo que salió en las noticias fue que un laboratorio de investigación en Europa del Este quedo en ruinas inexplicablemente por una explosión en uno de sus depósitos que contenían material altamente inflamable y explosivo.
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Habían pasado ya tres semanas desde aquel incidente, cuatro años desde la muerte de él y había encontrado su norte, por fin tuvo una vida normal tal y como él se la había dicho, encontró un lugar donde ser feliz, pero tuvo que abandonarlo una vez que llegaron rumores sobre la creación de una nueva Arma X.
No le importo, no dudo cuando se entero, porque ella más que nadie sabía que aun había personas que anhelaban y codiciaban tal don divino y maldito, no permitiría que hiciesen de él una gallina de huevos de oro por sus genes, mataría a todo aquel quien manchase la memoria de su padre y versión de sí misma hecho hombre.
Dio otro trago amargo al whisky que tenía entre manos, dejándolo nuevamente en la mesa de manera brusca, miro por todo el antro y maldijo internamente ¿Cuándo podría embriagarse? Sin duda heredar factor curativo era ventajoso, pero a veces se hacia una reverenda mierda, ya entendía por qué el siempre maldecía.
– ¿Estás sola? – Escucho la voz de un sujeto que hizo quitar su mirada a la nada y dirigírsela – ¿Quieres compañía?
Ella lo miro de arriba abajo, el sujeto tenia atractivo, era un autentico motero, botas, pantalones y chaqueta de cuero, rubio y de ojos verdes, sonrió despectivamente haciendo que el sujeto sonriera igual, solo que el idiota no sabía que era una sonrisa de repulsión, de desgano.
– Piérdete – Dijo tomando otro trago, el sujeto se sorprendió ante la respuesta y la cruda mirada que se posaba encima suyo.
– ¿Qué dijiste? – Replico ofendido.
– ¿Qué no oíste? – Gruño – Piérdete – Estaba de malhumor y aparentemente un cabronazo venía dispuesto a empeorárselo, por lo que se levanto para mirarlo fulminantemente.
– ¿Te cre…
No termino de hablar cuando recibió un potente golpe en el estomago, llamando la atención de todos los del bar, acto seguido cuando el sujeto se doblego hacia delante, le propino un golpe con la izquierda para atajarlo con la derecha y sujetarlo finalmente con ambas manos, y de un rodillazo romperle toda la nariz.
Todos quedaron atónitos ante el accionar de la chica por lo que no dijeron nada, para ellos ver ese tipo de peleas era muy común, claro, que lo único diferente era que una chica de menor estatura había pateado el culo a uno de sus miembros y peor aún, una desconocida. Observaron cómo se llevaba la mano hacia su chaqueta y sacaba unos dólares.
– Quédate con el cambio – Dijo cuando los dejo al lado de la botella de whisky.
Su salida fue interceptada por un grandulón, de chaleco de cuero que parecía que iba a reventar pero que milagrosamente se mantenía en una pieza, el sujeto era gordo y panzón, de cabeza rapada, llevaba tatuado una calavera en el cuello.
– ¿A dónde crees que vas, mocosa? – La miro de arriba abajo – ¿Sabes realmente en los problemas que tienes?
– ¿Si? – Pregunto con desdén y fastidio.
– Los Devils of Heaven protegen a los suyos y no dejaremos que una impertinente chiquilla tenga aires de grandeza por haber golpeado a uno de los nues…
No le importo, estaba harta de escucharlo, el día se había ido completamente a la mierda, el sujeto cayó a un lado como una pila de escombros sobre una mesa, llegando a desparramar el licor que había, al igual que las fichas y cartas de poker de los que se encontraban jugando.
Ella no necesitaba saber lo que había provocado, sonrió efusivamente, quizás… Quizás no fue tan malo el día, al menos podría romper unos huesos antes de largarse del lugar.
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El lugar quedo destrozado, había golpeado a cada uno de ellos, hombres y mujeres por igual, todo el que se interpusiera en su camino las pagaría de una forma u otra, se encontraba ahora en el estacionamiento tratando de encender la motocicleta, la única cosa además de sus genes que había heredado de él.
– ¿Problemas chica ruda? – Atrajo la mirada de ella.
– ¿Qué diablos quieres? – La fulmino con su mirada, la chica que tenía en frente, era de estatura promedio posiblemente más alta que ella, de cabellos rubios y cortos, tatuada por todas partes, llevaba un piercing en el labio inferior y otro en su ceja derecha, vestía un jean negro ajustado junto a una musculosa.
– Oye ¿No puedes llevar la fiesta en paz? – Sonrió amablemente – Solo trataba de ayudar.
– Estorbas – Replico, lo más extraño era que sus respuestas eran ofensivas pero la chica parecía no captar el tono.
– A ver, déjame intentarlo – Se acerco a ella y a la motocicleta, pero se detuvo al verle a los ojos – ¿Puedo? – Pregunto.
El silencio afirmativo le permitió acercarse y observando como la chica de cabellos negros parecía alejarse un poco, pudo apreciar la motocicleta, la toco suavemente como si fuese de cristal, tomo la manilla y el pedal, para sorpresa de la dueña, pudo observar cómo era encendida de golpe ¿Qué diablos pasaba? A ella a veces le costaba encenderla.
– ¿Cómo lo hiciste? – Le interrogo.
– Soy mecánico – Dijo mientras hacia una mueca – Las maquinas me hablan – Paso a un lado de la chica, pero fue detenida por esta.
– Espera… – La rubia le miro – ¿Necesitas ir a alguna parte? – Ella siempre pagaba sus deudas, no importaba con quien fuera, eso había aprendido de él.
– En realidad… – Rodo los ojos mirando a los alrededores – Se suponía que debía estar aquí, pero destruiste el lugar – Señalo a sus espaldas el bar – Por lo que no tengo a donde ir, solo a donde el viento me lleve.
– Espíritu libre, sin rumbo… – Susurro.
– Si, llévame contigo.
La rubia se subió a la parte trasera de la motocicleta, pegando su cuerpo al de ella. Se sintió bien esa sensación ¿Desde cuándo no lo había hecho? Perdió la cuenta, lo cierto era que desde que se embarco en esa misión personal, en esa cacería de bruja había descuidado ciertos aspectos y por lo que parecía, la rubia no tenía a donde ir. Sonrió internamente, esa noche habría acción.
Salió dejando una estela de humo y polvo detrás de ella, iría a su pequeño refugio a descansar.
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Apenas habían llegado, como posesos comenzaron a besarse ambas, sin tapujos, sin delicadeza, solo eran besos rápidos y salvajes, como queriendo comerse mutuamente, no se habían dicho nombres, no se habían presentado con un "Hola" solo se conocieron en la carretera, solo seria placer de una noche. Se sentía tan extraña, era tan placentero el besarla, si bien admitía que había pasado tiempo tanto con hombres y mujeres, esta que tenía delante de ella era diferente, podía sentirlo, la forma en que la acariciaba, la besaba era muy distinta, era como algo inhumano.
– ¿Te gusta? – Dijo sonriente mientras sus ojos brillaron de un color amarillo intenso, como fulgores, estrellas en medio de la noche, para ella no paso desapercibido.
Sus sentidos se agudizaron, por lo que en un arranque y sorpresivamente paro el acto agarrándola del cuello dejando atónita a la rubia, quien no se explicaba qué era lo que sucedia o al menos eso aparentaba.
– ¿Quién eres? – Pregunto fríamente – Dime o no tendré que rebanarte – Su mano derecha saco dos metálicas garras retractiles.
Solo capto la sonrisa de la rubia que se torció sádicamente ante la astucia de su captora, sin llegar a sorprender a la chica de cabellos negros, su piel comenzó a cambiar de color blanco palido a azul y su rubio cabello a volverse rojo, al igual que su mirada verde a amarilla.
– No eres tan tonta como imagine – Se relamió los labios – Besas bastante bien… Quizás igual o mejor que Logan…
– Mystique – Susurro con odio, había escuchado muchas historias por parte de él, de cómo esa mujer era una femme fatale, capaz de manipular las emociones y sentimientos de otros, convertirse en objeto de deseo y anhelo, si, por que Logan como se llama la persona más querida para ella fue utilizado por esa ramera metamorfa – Te lo preguntare amablemente ¿Qué mierdas tratabas de hacer? – Acerco sus garras a su rostro – Mas te vale decirme o te que sacártelo.
– Oh querida – Carcajeo – ¿Acaso esa frase es hereditaria? Parece que no solo heredaste los genes de él, sino también su testaruda personalidad – Suspiro – No vengo a hacer ninguna estupidez, Laura, ¿Serias tan amable de quitarme esas cosas? – Mirando las garras – Parece que Logan y tu son más parecidos de lo que creen todos.
– No lo menciones – Le recrimino.
Si por que para Laura Kinney mencionar el nombre de Logan o simplemente Wolverine estaba prohibido, nadie que no la conociera se atrevía a mencionarlo, sin duda quien más sufrió su pérdida fue ella, Logan represento mucho, fue su faro, y aunque no era un hombre perfecto siempre trataba de hacer lo correcto, quizás no con los métodos más adecuados pero lo intentaba siempre tratándole como era, como su igual, preocupándose por ella e incluso obligándola a disfrutar y buscar un sentido en la vida, Logan lo era todo para ella aunque el mundo jamás lo pensase, era mucho más que un padre y nadie lo sabría.
– Vuelves a hacer mención de su nombre o…
– ¿O qué? – Laura abrió los ojos como platos ante la aparición física de Logan, su voz, su olor, todo estaba en frente de ella y en vez de alegrarla, solo la hizo enfurecer aun mas, pero antes de asestar un golpe, fue repelida hacia atrás.
– Te matare ¿Cómo te atreves?
– Ven con tía Mystique – Se puso en posición de combate – Tal vez Logan no te haya disciplinado, pero yo lo hare.
Para Mystique no era sorpresa, sabia de los traumas que tenia arraigado Laura, el ver la imagen de Logan era un claro signo de ello, estaba paralizada, era como si ver un fantasma del pasado y ella sabia más que nadie que le extrañaba.
– ¿Le extrañas verdad? – Deshizo su transformación y se recostó en la pared – Todos extrañan a ese imbécil.
– ¿Cómo supiste que estaba aquí? – Pregunto retomando la defensiva.
– Eres un Wolverine – Sonrió – Se como rastrear a uno – Vio como se colocaba en guardia en caso de ser una trampa, por lo que no pudo evitar carcajear sonoramente, era tan inocente – ¿Crees que es una trampa?
– Cualquier cosa no se puede esperar de una perra traicionera – Dijo despectivamente.
– Oh vamos, ¿Tu también? ¿Sabes por lo que estoy aquí? – Laura negó – Estoy preocupada por ti.
Sí, eso debía ser una maldita broma ¿Qué estaba preocupado por ella? ¿Acaso estaba loca? Pero antes de poder objetar.
– Tómalo como quieras – Sin sentirse ofendida ante la mirada sospechosa de Laura – Solo estoy aquí para darte un mensaje de parte de él… – Suspiro – El cual es que vivas tu maldita vida sin mirar atrás y no seas como yo, que no seas Wolverine, se Laura…
Aquello se escuchaba tan él y no era gracias a Mystique quien modulaba su voz, si no la elección de palabras ¿Por qué le hacía esto? Incluso en el más allá le regañaba.
– Niña, es hora que lo dejes – Laura le miro – Es hora que entierres a Arma X a Wolverine.
– ¿Qué quieres decir? – Replico a la defensiva.
– Estas viviendo a la sombra de su leyenda, incluso los rumores de su retorno llegan desde Madripoor hasta la Atlantis, es hora que le dejes descansar.
Eso le enfureció en gran manera ¿Es que nadie entendía? Sus ojos se volvieron brillantes por la furia ¿Acaso le estaba pidiendo que dejara todo, se lo estaba pidiendo la perra que lo traiciono cientos de veces?
– ¡Tu no entiendes! Solo estoy haciendo el trabajo, solo hago lo que debe hacerse – Le señalo – Nadie en este maldito mundo se preocupa por lo que sucede, no voy a permitir que nadie manche el nombre de él, y si tengo que convertirme en su maldita sombra y vivir bajo el nombre de Wolverine o Arma X, que así sea, pero esos malditos no tendrán lo que quieren – Su respiración estaba agitada.
Mystique estaba tan sorprendida, se esperaba otra respuesta, quizás una diciendo "No tengo camino" o "Para esto fui creada" ¿Por qué tenía que pasarle esto a ella? Su corazón se sentía acelerado, por un momento creyó haber visto a Logan frente a ella, si bien siempre tuvieron una relación un tanto extraña, lo cierto era que aun guardaba sentimientos por él, aunque fuese un poco y ver a Laura tan crispada, tan decidida le recordó en gran manera a ese animal.
– Ahora si solo viniste a ser la chica de los recados – Le señalo la puerta de su casa – Puedes irte por donde viniste, ya terminaste, no quiero una maldita niñera.
– Y no la tendrás – Eso ultimo sorprendió a la chica – No seré tu niñera, seremos compañeras – Si, eso ultimo tomo por sorpresa a Laura, a pesar de su amor-odio que tenia con Logan, este siempre fue un poco condescendiente con ella que incluso le salvo la vida o se la perdono cuando ella misma merecía más que nada la muerte, quizás era hora de pagarle de alguna forma y lo haría ayudando a Laura.
Había tantas cosas, para ella, Laura Kinney conocida como X-23 no había nada que la sorprendiera pero sin duda alguna lo que le tomo por sorpresa fueron cuatro cosas, uno, el recado de Logan y sus palabras de aliento, dos, la proposición de Mystique, tres, el maldito beso, si, por que estaba siendo besada por la misma bruja traicionera que fue un dolor de huevos para él y cuatro, lo siguiente que dijo.
– Espero que seas buena en lo que haces – Le dijo roncamente – Quizás igual o mejor de lo que él fue – Sonrió seductoramente mientras sus posesivas manos recorrían cada milímetro del cuerpo de la chica.
Sin duda fue un día lleno de muchas y extrañas sorpresas.
