TÚ LO HACES REAL
Historia Original
Capitulo 1
"Hay mucha locura alrededor mío, tanto, que se hace difícil respirar"
-Llévame al estudio-
-¿Estás seguro?- Laurent se volvió a mí dubitativo – Mucha gente sabe que vienes por estos días a L.A y…bueno, hay más de un loco que sabe tu dirección, no creerás que no hay nadie esperándote en el lobby.-
-O más de una loca- Dije mirando distraído por la ventana.
-Te llevaré al hotel- dijo sin evitar sonreír – en un par de días podrás pasarte por ese viejo loft si quieres, no entiendo por qué tienes dormir ahí cada vez que vienes.
-Fue mi hogar- le respondí observando a lo lejos la gran montaña que sostenía el enorme letrero de "HOLLYWOOD".
-Sí- Asintió Laurent cómo si hubiese adivinado hacia donde dirigía mi mirada- Antes de que toda esta mierda empezara-.
-Hey, hey- le dije fingiendo seriedad- esta mierda paga el auto que conduces en éste instante, además de los lindos anteojos de sol que llevabas ésta mañana.
Laurent frunció exageradamente el seño y me observó fijamente por el espejo retrovisor, nuestras miradas se encontraron por varios segundos, luego estalló en risas. No pude responderle con el mismo entusiasmo, me había percatado de que nos estábamos acercando a la ostentosa entrada del Four Seasons.
-¿En realidad tengo que acompañarte?-
-¡Oh vamos Bella! Sabes cuánto llevamos esperando éste día- me dijo mientras se perdía dentro de su closet de ropa.
-No, tú lo has estado esperando- me puse las manos en la cintura- el que hayas marcado mi calendario no implica que haya sido yo la que ha estado contando los días-.
-¡Ah lo encontré!- sacó el minivestido de boleros negro que usó en su cumpleaños- lo usaré a tono con los espectaculares stilettos que compramos la semana pasada, me queda divino ¿verdad Bells?-
-¡Alice acaso me estás escuchando!-
-Si… que no quieres ser mi mejor amiga y acompañarme al concierto que hemos estado esperando por 2 años-
-¡Que tú has estado esperando!-
Levantó una ceja -¿crees que no he hurgado tu iPod?. Al menos tienes 10 canciones de él…sé que te gusta.-
-Sólo las acústicas…son más calmadas y sentimentales, cuando se pierde en la guitarra, o el piano…- Bingo, logró distraerme.
-Tén- me mostró un babydoll azul rey- lo dejaste la semana pasada cuando fuimos de compras-
-¿Alice en realidad crees que no recuerdo lo que compre?- le dije cruzándome de brazos.
-Lo usarás ésta noche, pero tendremos que pasar por tu casa y recoger unos zapatos para ti, los míos no te quedan-.
-¿Y que se supone que vamos a hacer ésta noche?-
-Iremos a comprar los tiquetes para el concierto, tenemos que estar a las 8 en punto en fila, solo venderán 100, ¡me encantan los conciertos privados! Le da mas clase ¿no crees?-
-¿Vamos a ir a comprar dos tiras de papel vestidas así?-dije señalando el vestido que tenía mi amiga colgando del cuello.
- Dos tiras de papel para ver al mejor cantante de éste mundo, ¡el hombre más guapo y putamente follable de ésta tierra!- Y empezó a dar vueltas llevada por su mundo de fantasía.
-¡Alice concéntrate!-
Se tiró a la cama de espaldas –Bella tenemos que salir, conocer gente, o vamos a morir vírgenes- se sentó y me miró seria- vamos a salir hoy y conocer al hombre de nuestras vidas.
-Pff- se me escapó un bufido – Amiga, sé que estamos pasando juntas por una etapa de ninfas y tacones, libros eróticos, aventuras, amor, sexo- me senté al lado de ella – pero de ahí no pasa- le devolví el vestido.
-¡No te atrevas Bella Swan!- se paró de un brinco –no vamos a renunciar a nuestros sueños- me tiró el vestido con fuerza- ¡y definitivamente no vas a renunciar a ese vestido!-
-Alice…cálmate-.
-Vamos a salir, a divertirnos- se dirigió a la cómoda que había junto a la cama y sacó una tarjeta y bastante efectivo – papá me ha dejado su hermosa tarjeta de crédito y no vas a creerlo- se acercó a mí y me abrazó de forma dramática- ¡Nos dejó el chofer por dos semanas!-
Adoraba ver feliz a mi amiga, solo me tenía a mí ya que su madre falleció hace 2 años y en realidad su padre nunca estaba con ella, compensaba su falta de cariño llenándola de dinero y gustos superficiales, cosa que Alice utilizó para desahogar su locura por la ropa y los zapatos, gafas, y demás accesorios, además de libros, pasión u obsesión, que compartíamos las dos.
La conocí en la ciudad de Oxfordshire, me encontraba de intercambio cultural en Inglaterra y ella recién entraba a estudiar literatura en Oxford, chica lista. Era una joven común de 17 años, quizás con mayores privilegios, tenía la vida perfecta con su madre, una famosa diseñadora, quería tener un novio, una carrera, y disfrutar la vida, amaba los animales, y los vampiros. Una mujer loca, hablaba con sensatez y sin ataduras, y al que no le gustara…en realidad no citaré las palabras de Alice. Para ser honesta, yo también solo la tenía a ella, a pesar de ser tan diferentes encajábamos perfectamente, compartíamos todo tipo de gustos en los que incluíamos libros, películas, arte, moda e incluso animales, exceptuando a los hombres. Desde el principio siempre ha sido mi confidente, era ella la que a la fuerza me sacaba de la timidez y ensimismamiento que me embargaban, desde que dejé atrás la mierda que vivía. De repente a ella también la alcanzó la mierda y cuando cumplió 18 años su madre murió, la vida perfecta y su felicidad se vieron interrumpidas y no volví a ver su risa inclusive hasta cuando partió donde su padre, un exitoso empresario en Los Angeles.
El resto de la historia se resume en mucho tiempo, tal vez un año de soledad para ella y para mí, pero que ambas necesitábamos. Al terminar mi intercambio la seguí y vine a L.A para estudiar arte, de la mano salimos las dos del hoyo, y nunca hemos estado la una sin la otra, sólo ella estuvo siempre a mi lado cuando más la necesité, es mi mejor amiga.
Me liberé de su abrazo y suspiré rendida– hoy es nuestra noche- le dije posando con el minivestido teatralmente.
Me regaló una sonrisa triunfante, con Alice nunca se podía ganar.
-Sabes que soy alérgica a las multitudes- le dije preocupada.
-No, no lo eres, es psicológico- vamos o se nos hará tarde- dijo tomando su bolso lleno, supongo yo, del kit de cambio extremo que usaría para las dos- nos cambiaremos en tu apartamento, nos queda más cerca del Four Seasons.
-¿Venden las entradas en el Four Seasons?, vaya que si es pretensioso-.
-Nooo- me respondió Alice abriendo los ojos de forma graciosa empujándome hacia la salida- arrimaremos al Kodak Theater por los tiquetes después, primero tenemos que hacer una parada en el hotel.
-Vaya vaya vaya- se burló Laurent al observar a la multitud de fotógrafos y unas cuantas pancartas flotantes que le daban la bienvenida a la Range Rover blindada que conducía –parece que tengo trabajo hoy- parqueó detrás de una limosina convenientemente acomodada y frenó.
Me retorcí en al asiento evitando tocarme la cabeza y arrancarme el cabello, con ese maldito tic que tenía, Laurent sabría que estaba nervioso y lo haría más difícil para él. Pero a quién quería engañar, el trabajo de Laurent consistía en eso, estar nervioso, desconfiar de todos. Sería rápido, mi amigo dejaría escondida su sonrisa peculiar, se pondría su máscara de hombre serio, el audífono en su oído, bajaría del carro y evitaría que me arrancaran un brazo, mientras que yo salgo torpemente del auto, me agarro el pelo como desquiciado y en cuestión de 3 segundos estaría dentro del hotel. Les daría lo que querían, fotos de un torpe Anthony Cullen recién llegado a Los Angeles; los paparazzi tendrían qué comer luego de vender las fotos por no se cuántos miles de dólares y tal vez, una gran cantidad de chicas estúpidas podrían morir en paz sin cuerdas vocales luego de gritar desesperadamente el nombre del desarreglado hombre de gafas oscuras y paso torpe… "¡diablos!, donde dejé mis Rayban?"
-¡Adoro tus zapatos!- gritó Alice enamorada mientras terminaba de arreglarme.
- Alice, no estoy segura de que tan apropiados son éstos vestidos para hacer fila…no sabemos cuanto tardemos-.
-No empieces, no nos vamos a demorar, para eso traje a nuestro chofer- dijo mientras daba vueltas frente a mi desgastado espejo- en cuanto lleguemos con guardaespaldas y ese carro- apuntó hacia mi ventana- nos arrojarán tiquetes por montones-.
-¿No puedes simplemente llamar a tu papá y que te pida unas?-
- ¡Eso nunca!- me respondió indignada – amo la música de Cullen pero ni él me va a llevar a pedirle algo a mi padre-.
-Al, la tarjeta, el carro e inclusive esos costosos stilettos que llevas puestos son de el-.
-El los ofreció, yo no los pedí- evitó mi mirada- es muy diferente- de repente exclamó sobresaltada -¡Mierda!- me agarró del brazo y me jaló fuera de la habitación- ¡vamos vamos vamos!-.
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En la limosina, demasiado espaciosa para mi gusto, Alice se removía de impaciencia.
-Alice no te preocupes, son las 6 de la tarde, llegaremos a tiempo-
-No entiendes, no lo vamos a alcanzar- dijo asustada mirando por la ventana.
-¿Alcanzar a quien?-.
De repente, todo encajó, en cuanto atravesamos la isla de la entrada del hotel, el auto se vió rodeado de luces cegadoras, todo sucedió muy rápido, miles de personas nos rodeaban tratando de abrir las puertas del auto y gritando cosas inentendibles, lo único que alcanzaba a divisar eran carteles por doquier que citaban cosas como "Anthony te amamos" o "Sra Cullen".
Alice, muerta de la dicha, instantáneamente abrió la puerta y salió, yo estaba aturdida, en cuanto los paparazzi observaron que en el carro no se encontraba su presa, saltaron furiosos de nuevo a acomodarse en la entrada del hotel.
-¡Alice!, ¡Alice!-
Mi amiga, saltaba en la acera, excitada por lo que acababa de suceder y muerta de emoción mirando por encima de la multitud no escuchaba nada, yo no me atrevía a salir del auto.
-¡Alice te asesinaré, lo juro!- grité más fuerte desde la limosina.
Cuando me miró, lo hizo con impaciencia –¡Bella por favor!- lo dijo gritando por encima del bullicio que se generaba en la calle –¡es solo un momento, el llegará en cualquier momento!-.
Y allí estábamos, en medio del gentío, yo a punto de un desmayo y quizás Alice también, una hora después, aun esperando.
-No me voy a enojar contigo amiga, por que estoy muy agotada, pero por favor tampoco lo hagas tú conmigo, voy a volver al auto, te esperaré allá-.
Alice me hizo un puchero pero asintió - Sabes que amo su música- me dijo con tono de ruego- si me firma éste CD moriré en paz-.
Le sonreí con ternura- toma una foto por mí- le dije.
-¿En serio no quieres ver cuando llegue?, ya lo hemos visto en fotos y videos, es muy guapo- puse los ojos en blanco - ¡no hagas así! ¡A ti te encanta, lo se!-
-Un hombre cómo esos no se fija en mujeres como nosotras- le dije señalándonos a las dos- somos demasiado para el-.
-Tal vez con esos sí- y señaló los hermosos zapatos de 500 dólares que me había regalado.
-Sin éstos- señalé mis zapatos- me voy a quedar si sigo aquí de pie-.
-Tén- se quitó sus altos stilettos- salva los míos también- y me los pasó.
-Ahora sí que te volviste loca- la miré con lástima- te van a llevar presa, pareces una loca-
-Y así moriré feliz- me respondió Alice con una sonrisa-.
Tomé sus zapatos y entré a la limosina-"¿A que hora terminé aquí?"- me preguntaba.
Tomé mi bolso y saqué mi iPod, "tal vez vaya para largo" pensé, me puse los audífonos, bajé la ventana y me recosté en ella para que me llegara la brisa que traía el atardecer; sonaba la canción Never think de A. Cullen, sonreí por lo bajo, miré hacia el vació y dejé que la música me tranquilizara, era mi canción favorita.
En cuanto el auto se detuvo Laurent volteó y me miró fijamente –Ed- me señaló un pequeño aparato que sostenía en su mano -¿quieres que me ponga esto en la oreja y enfrentamos de una vez la mierda de la que estábamos hablando hace un rato?-.
Inmediatamente las luces putamente cegadoras e intermitentes empezaron a impactar el auto- "mierda, mis anteojos"- me quedé observando el rostro moreno de mi guardaespaldas, que esperaba mi decisión para empezar a moverse –Vamos hombre, no es seguro quedarnos acá esperando así que dime de una vez, ¿planeas emborracharte desde ahora o más tarde?, por que déjame decirte, no quiero que vuelvas a hacer una de las tuyas sin que yo esté contigo…-
Mi celular sonó impaciente.
–…la última vez te fuiste del hotel y yo ya no estaba de turno… no es bueno que vayas por ahí agarrando taxis y menos en el estado en que sueles terminar…- flash, flash, flash…
Agarré el teléfono – Qué…- contesté distraído. Sonó una voz molesta.
-Me quieren decir por qué sigues en el maldito auto y no entran de una vez al hotel…-
Colgué.
-… ¿bueno, y entonces?- dijo mi amigo
Volví el rostro hacia Laurent levantando las cejas interrogantes.
-¿vas o no a embriagarte desde ya?- me dijo impaciente
Sonreí con malicia -¿tengo otra opción?-
No lo escuché, en cuanto puso en marcha el auto rodeamos la limosina parqueada…
…y ahí estaba, el rostro más hermoso y angelical que haya podido ver jamás; ojos verdes, perdidos en algún lugar cálido, reflejaban paz…sus labios pequeños y gruesos de un rosa enternecedor, y su piel de porcelana contrastando increíblemente con sus risos largos color chocolate que caían de forma natural sobre sus hombros. Se encontraba distraída, mirando hacia el vacío, parecía no darse cuenta de la multitud y los flashes por los que estaba rodeada, estaba tan serena. Bajé la ventana para poder verla mejor pero inmediatamente los malditos fotógrafos aprovecharon mi descuido y dispararon otro millón de flashes. Mis ojos se cegaron y entonces Laurent pisó el acelerador; los flashes se desvanecieron y ella también.
Mi guardaespaldas apretó el audífono a su oreja y le habló a su pecho –Nos vamos, reporto ubicación luego- sacudió su cabeza- Explícame por qué aún soy tu guardatrasero – se quitó el audífono y lo guardo en la guantera- no lo necesitas, tu mismo encuentras otras formas de joderlo-.
Miré hacia la transparente e iluminada carretera que nos presentaba la ciudad por delante – Bueno- le dije reaccionando a la realidad- no estoy seguro de mis prioridades –le palmé el hombro- pero ciertamente mi trasero no está entre las primeras-.
Sonrió- hoy estás de un humor medio, pero no tan malo como para echar todo a la mierda- lo dijo cuidadosamente.
-No- le respondí una sonrisa torcida- mañana tengo un concierto-.
Mi teléfono volvió a repiquetear errático
Laurent levantó las cejas dramáticamente –ouuu, alguien no está contento-.
Saqué la batería de mi teléfono y la arrojé por la ventana, puse las manos detrás de mi cabeza y cerré los ojos pensando en que ella no había sido solo una visión.
AmelieRPZ
