Disclaimer: El Potterverso pertenece a JK Rowling. Escribo esta historia sin fines de lucro.
Este fic ha sido creado para los "Desafíos" del foro "La Noble y Ancestral Casa de los Black".
Emoción positiva: Fortaleza.
EL EJÉRCITO DE DUMBLEDORE
Por Azul y Amarillo
I. Ahora era algo peor
Debíamos ser fuertes ese año. El Ministerio había sido tomado. Todo volvía a ser como en quinto año, solo que más oscuro y peor; no era nuestro futuro, nuestra profesionalidad lo amenazado ese séptimo año tan frío y tétrico…era nuestra vida. Nuestra vida era algo frágil, que podía resquebrajarse siendo torturado. Sufriendo. Como en ese ambiente, tan oscuro. Tan distinto al que conocí toda mi vida. Aquel ambiente cálido, tranquilo; no existía. Y parecía que nunca iba a volver.
Estaba en el expreso, en el mismo compartimiento que Luna. Ella no prestaba atención a nada más que la revista de su familia, El Quisquilloso. Luego de un rato, lo puso dado vuelta, según ella, para ver los hechizos escritos por toda la revista. Sonreí. Repentinamente, escuché unos pasos apresurados pero pesados. Miré a todos lados con preocupación, y parecía que el sonido también había alertado a mi compañera.
Entonces, la puerta del compartimiento se abrió. Allí estaban. Dos personas que, sin duda, eran mortífagos. Abrí los ojos como platos mientras ellos le lanzaban un Incarcerous a ella, y como Luna se agitaba temblorosamente en el suelo, con unas firmes sogas apretando su cuerpo. Uno de los mortífagos la tomó bruscamente y tuve ganas de gritar. Pero me contuve. Vi como se la llevaban.
Debíamos ser fuertes ese año. Sí, pero tras esa manta de fortaleza que aparenté, mis sentidos chillaban, dolidos. Llevarían a Luna a Azkaban o a alguna casa de algún mortífago. La torturarían con las maldiciones que habían vuelto locos a mis padres.
Cuando los dos mortífagos se fueron, la fortaleza se quebró finalmente. Y rompí a llorar. Las lágrimas eran amargas, ácidas, duras. Frías. Como si todo se hubiese congelado. Porque todo era peor. Se habían llevado a alguien inocente. Llevaron su crueldad a cruzar todos los límites posibles. Sentí como alguien se sentaba a mi lado, como me apretaba el hombro en señal de apoyo y también noté el brillo de un pelo rojizo, pero no me importó mucho. Las lágrimas seguían.
—Neville…—susurró ella; Ginny.
Me levanté del asiento; temblaba frenéticamente. Me agaché y dirigí mi mirada hacia el piso. Allí estaba. La edición de El Quisquilloso. Con solo ver la portada supe porque se habían llevado a Luna; porque su padre apoyaba a Harry, al bando de la luz. A la última oportunidad que nos quedaba. Me pasé el brazo débilmente para que las lágrimas no se vieran tanto. Tomé la revista y me dirigí al asiento al lado de Ginny.
Miré a la pelirroja, que también tenía un destello cristalino en sus ojos castaños. Las lágrimas no resbalaban por sus mejillas. Ella tenía una increíble fortaleza. Yo no. Ella levantó la vista y me observó, con una mirada vacía, triste, desolada. Supe que estaba tan destrozada como yo. Por lo que dije, con voz ahogada:
—Debemos ser fuertes este año —dije, con la voz temblorosa, pero con expresión firme.
—El Ejército de Dumbledore no fue algo solo por quinto año —musitó ella, aún mirándome desoladamente—. Hay que reunirlos. A todos.
—Y volver a la carga —concluí.
Ese año necesitábamos mucha más fortaleza que el año contra Umbridge. Porque ahora era algo peor.
Algo mucho peor. Más terrible.
Pero, sin duda alguna, en algún lugar de nuestros corazones, encontraríamos la fortaleza y rebeldía para encarar a los mortífagos y a su líder.
Porque el Ejército de Dumbledore tiene valentía, tiene fortaleza, y tiene tanto coraje como para rebelarse de algo que no parece tener una salida, a pesar de que era algo peor.
