...:ESCAFLOWNE:... Capitulo 1: Una historia sin terminar

---:Hitomi:--- Las doce se anunciaba, con un suave silencio nocturno para los seres vivos de la tierra y la noche con un manto de oscuridad envolvía la ciudad dejando como única espectadora la hermosa luna que en el cielo resaltaba por su magnifica figura tan atrayente y mística... La luna llena, reina de la noche y dueña de las estrellas, ahora dejaba caer pequeñas luces a la tierra solo para que el paisaje se llene de un misterio tan conquistador que solo las estrellas podían apreciar junto a una joven de ojos esmeraldas... La joven, de hermosa figura y exquisita mirada perdía sus ojos en la luna llena más sus recuerdos eran lo único que ahora ocupaban su atención en esta noche tan cálida, donde la brisa jugaba divertida con las copas de los árboles. La bella joven descansaba su rostro entre sus manos y sus brazos en su escritorio, su mirada era de anhelo y deseo más que de tristeza y soledad... o quizás... quizás eran todos estos sentimientos unidos en uno que nadie podía describir con palabras, más el ser que lo siente en su cuerpo, puede detallar aquella secreta y extraña sensación que lo recorre. Suspiro pesadamente y bajo la mirada a su escritorio, fue observando cada detalle que dormía sobre aquel mueble de su habitación, desde varios libros apilados con un orden meticuloso hasta una hermosa fotografía guardada cuidadosamente en un marco plateado que pronto atrapo su atención. En la fotografía sonreían tres personas, ella que pronto paso por alto para ver a los otros dos personajes, una joven de cabellos rosas y otro joven que sonreía junto a ellas vestido con ropas de atletismo. Dejo la fotografía a un lado de sus pensamientos y miró lo que descansaba al pie del marco, un mazo... un mazo de cartas descansaba tranquilamente sin perturbar a nadie salvo a ella misma, cada carta que había en él llamaba a momentos de su vida a gritos deseando que las tomará y las arrojará como solo esa joven podía hacerlo, ella las entendía y la gente a su alrededor no. Colocó un dedo sobre el mazo y jugo sobre él disfrutando de la sensación de las cartas bajo la piel de su dedo, pero después lo separo y corrió la silla en donde estaba sentada, se levanto y quedándose parada sin moverse como si el tiempo se hubiera detenido suspiro y susurro algo intangible para quien la acompañase esa noche pero tan claro como el agua para su corazón, un nombre... de un joven... de un ángel... Hitomi susurro mirando la luna llena: - Van... - Hace mucho la felicidad la había abandonado en un lugar muy lejano, se arrepentía esa decisión tanto como la tristeza que la invadía. Si tan solo Van la hubiera detenido, ella era capaz de dejarlo todo... todo por él, pero él siendo un caballero debía cumplir su promesa, la promesa de su maestro, una promesa que maldecía por haberla susurrado en aquel lejano tiempo. En ese entonces ella era una niña, que recién estaba creciendo pero ahora... ahora todo era diferente, era una joven de belleza y gracia atrayentes, de una dulzura practica y sonrisa simpática... pero eso era una mascara para usar cuando la luna no llegaba al firmamento, la usaba para no preocupar a los demás pero la odiaba pues ese sería su rostro si tuviera a su ángel al lado. Sus 19 años la hacían una joven atractiva a la vista de los hombres, nadie lo había pasado por alto, invitaciones por aquí y por allá llovían en su vida pero ella negaba alegando que estaba esperando a alguien sumamente especial para ella. Ahora tenía una alegría, la de su amiga Yukari pues ella y Amano eran novios y emanaban un aire de amor divinamente acogedor. Pero a Hitomi le hacían recodar momentos con alguien muy especial para su corazón... Extrañaba la mirada de fuego que él tenía a veces tan ardiente y a veces tan cálida, él... un ser alado que amaba y que nunca pudo expresar en palabras para decirlo, adoraba los abrazos que le daba, pues la hacían sentirse protegida como solo él la podía hacer sentir. Se acostó en la cama y mirando el techo dijo en voz baja: - Té extraño... lo sabes muy bien... - se giró de costado y apagando la luz cerro sus ojos - desearía escuchar de tus labios que aún me extrañas... tanto como yo a ti... lo dejaría todo por ti Van... todo - y el sueño de la noche la atrapo dejándola dormir... De pronto la luz de la luna comenzó a concentrarse al pie de su cuello y un poco más abajo, lentamente como si estuviese tejiendo un hermoso collar comenzó a dibujar un dragón blanco con la luz que despedía la luna sobre ella... el dragón comenzó a tomar forma y se mostraba blanco de alas verdes extendidas, era magnifico y digno de un artista pues parecía que en cualquier momento tomaría vida y saldría volando. La ventana de su habitación dejaba entrar la luz de la luna llena y una brisa cálida entró jugando y dejo volar las cartas de su escritorio... todas ellas se desparramaron sobre el escritorio pero... una de las cartas terminó dándose la vuelta, única, solamente la carta del dragón dejaba ver su figura... la carta del dragón, aquella que representaba al rey de un pueblo, a un ángel de alas blancas, al amor dejado en la lejanía... De la nada arrastrada por el viento de la noche una pluma cayo sobre la carta trayendo consigo el anunció de nuevos cambios...

---:Van:--- Dos hermanas duermen entre las estrellas demostrando la hermosura que solo ellas poseen, una la llaman la luna de ilusiones o la luna fantasma, siempre rondando las noches de Gaea como su protectora y su hermana... la simple acompañante de ella, la hermana luna. Ninguna de las dos se abandona como verdaderas hermanas y descansan sobre el lecho de la noche. Las estrellas de esa noche eran especiales pues su brillo era maravillosamente cautivador, divinamente atrapador... los árboles de Gaea estaban tranquilos y los seres vivos dormían soñando los deseos que se guardan secretamente o anhelos inalcanzables, las hermanas protegían esos sueños en esta noche pero su luz era sumamente acogedora... cálida... brillante, manejaban las sombras a su antojo, disfrutaban haciendo cobrar vida los objetos por más que fueran instantes, el viento era su aliado esta noche pues también se había vuelto travieso y quería divertirse un buen rato paseando de aquí para allá sin preocuparse de a quien molestase. Un castillo se veía en la lejanía y parecía ser sacado de un sueño, la ciudad de Fanelia, así la habían llamado alguna vez en el pasado, gobernado por reyes y formado por un pueblo leal y fiel y sobretodo trabajador. La luz de las lunas alumbraban a la ciudad y daban un toque de misterio al enorme castillo que se alzaba imponente y protector... Muchos ventanales y muchos balcones adornaban él magnifico castillo pero en uno solo... se podía destacar la presencia del rey, del joven rey de Fanelia que miraba desde este las lunas admirando la belleza que guardaban secretamente. El balcón era de un exquisito decorado, cada tramo guardaba una sorpresa para aquel que lo viera y era digno del rey, pero para él no parecía importarle mucho pues su mirada de fuego ardiente se concentraba en un mundo donde descansaba el amor que tercamente había dejado escapar de sus manos como el agua. Golpeó fuertemente el enorme barandal y maldijo en su interior, levanto la mano de agujero que había dejado marcado en el barandal del enorme balcón, su fuerza era de una magnitud mayor a cuando era simplemente un niño, lo había dejado de ser cuando Hitomi se había marchado... ahora era un joven de 20 años, apuesto, poderoso, justo, fiel a su pueblo, un rey perfecto para su pueblo... y un estúpido para el ser que había perdido junto con el amor. Tomó aire y lo dejo escapar en un suspiro mientras sus cabellos se balanceaban con el viento de la noche tan perfecta, el viento le producía una comodidad deliciosa pues le hacía recordar los momentos en que volaba con sus alas extendidas, ahora siendo rey esos momentos eran limitados pero los disfrutaba aún más que antes aunque fueran escasos. Entró a su habitación, solo portaba unos pantalones y nada más pues así se sentía cómodo, sus ojos como llamas recorrieron la habitación por completo admirando los lujos que tenía y el amor que no poseía. La luz de las lunas era sumamente brillantes y dejó ver antes de que el ángel se internara en la oscuridad de su habitación un hermoso dragón dibujado perfectamente en su espalda, era negro oscuro pero con unas alas rojas como los ojos del dragón... y los ojos del rey. Alzaba sus alas al cielo y mostraba una perfección sumamente atrayente. Detrás de él lo acompañaba la luz de las lunas místicas donde descansaba su amor eterno... se dejó caer en la cama extendiéndose por completo y mirando el techo descubrió lo que todas las noches lo molestaba una habitación tan grande solo para él... realmente era molesto. Cerró sus ojos e imaginó que la puerta lentamente se abría y dejaba ver la esbelta figura de una mujer de cortos cabellos, y ojos tan hermosos como lo era ella... la miraba fijamente y no podía parar de hacerlo, lentamente ella cerró la puerta y se apoyo en esta dejándole ver el bello camisón que portaba. La sonrisa de ella y la suya demostraban el deseo de decirse cuanto se amaban pero no dijeron nada, la luz de la luna y el sonido del viento junto a la noche eran la suficiente muestra de lo que sentían. Ella susurro algo que no pudo oír pero algo dentro suyo le decía que era algo hermoso. Vio como la mano tan suave de ella se extendía hacía él invitándolo a acercarse y admirarla de cerca, se preguntaba si sabría la hermosura que portaba pues lo seducía con los más simples movimientos, ahí notó que portaba un anillo de diamantes, el anillo que el rey de Fanelia debía dar a su esposa durante la ceremonia de casamiento, una felicidad lo inundo... Pero pronto abrió los ojos y vio que su imaginación seguía jugando con él como todas las noches lo hacía, se divertía a costa de su sufrimiento pero en esos escasos segundos él era feliz soñando que alguna vez podría pasar, verla entrar por esa puerta con el anillo que deseaba darle. El viento entraba y salía meciendo las cortinas largas de la habitación mientras él solo podía soñar con lo que su corazón deseaba... Van: - Te necesito como no tienes idea Hitomi... - decía en voz baja pero deseando que el viento llevase sus palabras - ¿dejarías todo por venir a vivir junto a mí?... ¿todo?... - de pronto el viento sopló con más fuerza y una voz llego a sus oídos, una palabra femenina - todo - se levantó de un salto y miró a su alrededor y pensó que su imaginación seguía jugando con él. Corrió los cabellos para atrás más estos volvieron a su lugar, lo meditó y volvió al problema que cada noche lo tocaba, el consejo de Fanelia estaba dispuesto a matarlo de un dolor de cabeza, desde que había cumplido su mayoría de edad, los 20 años estos estaban empecinados a conseguirle una esposa para que se casara antes de que cumpliera los 21... dejo escapar un suspiro pesadamente y recordó la docena de muchachas que llegaron de sorpresa a su castillo, dos de sus consejeros lo habían organizado... pero cual fue su sorpresa que ellas más otras miles de mujeres del reino de Fanelia y otros reinos habían sido invitadas a una fiesta que organizarían la semana que viene... temía lo peor para esa fiesta... Se adentro más en la cama y apoyo su cabeza en las cómodas almohadas de su cama mientras miraba el techo y pensaba en su futura esposa... y no pudo evitar recordar ese sueño que tuvo, ese deseo que anhelaba desde el fondo de su corazón. La imagen de la joven de la luna de ilusiones no dejaba su mente siempre ahí presente y no podía evitarlo... tal vez no quería evitarlo. Miraba atraído sus ojos verdes, siempre leyendo sus pensamientos. Ahora que lo pensaba de seguro los años en ella también habían llegado y la belleza con ellos, se habría vuelto hermosa como una diosa... como él se la imaginaba y quizás aún más. Van: - Hitomi... té extraño... - diciendo esto cerró sus ojos y se dejó invadir por el mismo sueño de cada noche donde ella le sonreía y le decía que lo amaba... donde podía abrazarla en cualquier momento... Las hermanas observaban todos desde el cielo mientras disfrutaba del baile del viento con los árboles, las estrellas daban un toque hermoso al firmamento oscuro de la noche que invadía cada tramo de Gaea, y las plateadas lunas debatían su belleza para alagar a todo ser que las viera... parecían diamantes plateados dignos de los dioses... pero dentro de la habitación del rey de Fanelia un sillón descansaba al lado de una mesa y sobre esta dormían dos objetos... una espada y un collar, en él una lagrima roja vigilaba el sueño del Van, una lagrima roja que parecía salida de las lagrimas de sangre que solo una diosa puede dejar escapar de sus ojos ahora brillaba en la oscuridad dando anuncios de cambio en la vida del portador que dormía ahora ajeno a su brillo... En las afueras del castillo de Fanelia varios jinetes negros de armadura oscura como la noche y las sombras de la oscuridad observan la ciudad mientras que uno de ellos paraba el relinche de su caballo mostrando un sonrisa maliciosa, el viento mecía los árboles y un susurro salió de los labios de este jinete: - Rey de Fanelia te mostraré el verdadero sufrimiento... Ahora las dos hermanas observaban todo, las dos lunas místicas se habían preparado para reunir a dos seres que se juraron secretamente amor eterno... tan solo durante una noche el destino dará giros inesperados.

Notas de Angel: ^^ Bueno aquí va el primer capitulo, ¿qué opinan? ^^ luego me lo dicen a mi mail, saludos y : ¡AGUANTE ESCAFLOWNE! ^^ y también... Van es mío :-P Lamento su es muy largo el fic.