Como siempre, los personajes son del manga "Kuroshitsuji", creados por Yana Toboso.
Londres, 1888
Los pasos resonaban huecos y Grell intuía que ésta sería la noche destinada a conocer al magnánimo artista que le había regalado una poesía sanguinolienta. Se lo imaginaba alto, imperceptible entre las sombras de los callejones pero lo suficientemente hábil y fuerte para hacer de la carnicería un arte. Tendría manos grandes y ojos pequeños, y tal vez algún hoyuelo.
Tranquilo, acompañó por los tejados el suave taconeo anónimo que se escurría por Whitechapel. Unos pasos más ligeros empezaron a unirse en una macabra sintonía con los previos. Otra dama de la noche sería la modelo y el óleo. Otra anónima mujer tendría su momento cumbre al caer presa de las enrojecidas manos. Grell no podía menos que relamerse sus rosas labios. Por fin conocería a aquél que estaba haciendo de su trabajo en la lúgubre ciudad una jornada divertida.
Desde el tejado, el shinigami vio a una sombra detenerse ante la escandalosa mujer en el dintel de una casa. Sin duda alguna, tuvo una gran noche en Westminister, pues un pequeño ramillete de lavandas pendía de un ojal; regalo del cliente o pecadillo por vanidad, Gell seguramente se quedaría con el ramillete. Su lila contrastaría divinamente con unas gotas de sangre.
La prostituta encaró a la sombra. Ni siquiera se inmutó. Seguramente serían conocidas. Supuesto esto, Gell estuvo a punto de ir por el siguiente encargo de su lista. Pero algo lo retuvo. Un destello acerado, una mano veloz como petirrojo y la golfa caía al suelo con una gracia que en vida nunca tuvo. Grell revisó su lista. Ahí estaba, Martha Tabram, en la columna de "muertos no contemplados". Sonrió. Él era. Ése era su Renoir mortal.
En la refriega y la pasión, Grell vio un destello pelirrojo asomarse por debajo del sombrero.
Era una mujer. Una mujer de cabello rojo. Si Grell pudiese enamorarse de humanas, lo habría hecho. Pero a lo más que llegaría con Madame Red sería desear ser como ella. Poder hacer lo que ella. Verse como ella.
- Oh, cielos, oh, cielos. Qué trabajo más completo has hecho- Bajó del techo y se posó a la espalda del asesino.
Ella volteó a verle, sorprendida por la súbita aparición y la sonrisa recibida.
- Te he estado observando. Gracias a ti, la lista de muertos ha estado llena al límite –los rojos ojos del shinigami escudriñaron a Anne, mesurando su valía y potencial. A los ojos de él, la dama bañada en sangre era idónea para encubrir los asesinatos que deseaba presenciar. La tomó en sus brazos y al instante supo su motivo. ¡Diablos y súcubos! Eran mucho más parecidos de lo que había esperado.
Grell tomó el rostro carmesí de Anne, Madame Red. Vio dentro de sus ojos acuosos y aturdidos por el crimen y decidió. Él sería ella, y ella sería él.
- Permíteme asistirte…
Ya saben, se aceptan críticas, felicitaciones o avadas kedavras ;)
(wii! mi primer fic en un largo tiempo XD)
