Disclaimers: Los personajes de Harry Potter pertenece a J.K. Rowling y a los que han comprado parte de los derechos de autor, lo cual NO es mi caso, y sólo los utilizo sin intención de lucro alguno, la trama me pertenece, salvo los personajes, como ya se ha mencionado anteriormente.

Hola, he vuelto con un nuevo Tedly, para los que me conocen, saben que se ha vuelto una obsesión este ship, es una de mis OTPs, tengo que decir, primero que nada, que la idea está inspirada en un anime, pero no es copia fiel de él, sólo tomé unas cuantas cosas para crear ésta historia, espero que puedan darle una oportunidad, principalmente porque la trama es un poco... ¿rara? O eso creo.

En fin; espero que la historia les agrade, y de antemano, muchas gracias por todo.


La alarma se había encendido, eso significaba solamente una cosa, estaban teniendo problemas de nuevo en controlar una de esas cosas, el chico se giró enfadado en su cama y puso los ojos en blanco al ver que su sueño se vio interrumpido de nueva cuenta; era la quinta vez en esta semana, y apenas estaban a martes.

Se duchó lentamente; con la clara esperanza de que esa alarma dejara de sonar, pero no, quince minutos, quince malditos y desesperantes minutos habían pasado y seguían sin controlar a ese asqueroso monstruo; se puso su uniforme, se acomodó la corbata y se alisó los cabellos azules.

El pasillo estaba vacío, las luces rojas titilaban dejando en penumbra un segundo para iluminar al siguiente, se dirigió a la oficina con un ceño particularmente fruncido, no había estado durmiendo bien, y esas alarmas no ayudaban para nada.

En el lugar había diez hombres, cada uno de ellos con una cuerda atada a una extremidad de esa cosa asquerosa, su mirada se topó de inmediato con la de eso, sus brillantes pupilas rojas entraron en contacto con los de él.

Uno de los hombres cayó al suelo de bruces, su expresión de terror no se hizo esperar, pero eso había dejado de pelear en ese momento, aprovecharon para tensar las cuerdas, hizo un gesto de dolor.

Era una niña; pensó él y meneó su cabeza para sacudirse esa idea tonta, lo que estaba frente a él no era una niña, ni siquiera era humano y el Ministerio los había clasificado con dos X más, de todo aquello que consideraban extremadamente peligroso y mortal.

—Llegó ayer y ya está haciendo esto –se burló la mujer junto a él –así que dime ¿cómo la ves? Tal parece que le has agradado, Auror Lupin.

—Es un monstruo como los otros –escupió haciendo una mueca de asco –así tenga apariencia de una niña de ocho-diez años.

—Cierto, no hemos podido hacer los estudios pertinentes, se ha puesto inestable.

El hombre volvió a observar a la niña pelirroja y de brillantes ojos verde olivo, había dejado atrás su fase ataque, para lucir como una tierna niña, pero nadie podía olvidar que no lo era.

—Se ha controlado, pueden hacerlos ahora –informó.

—Bien ¿no te interesa tenerla de tu aliada? –la rubia le sonrió.

—No digas estupideces, Victoire –frunció el ceño y se alejó.

—Necesitas a una de esas cosas si quieres seguir patrullando y lo sabes, Ted –lo sujetó del brazo.

—Aquí no –se alejó.

—Aquí sí, estoy de encargada aunque te duela aceptarlo, tienes que tener uno, si no es esa niña es otro, pero tienes que tener uno.

—No la quiero a ella, no tengo tiempo para dominarla y someterla ¿lo sabes?

—Elegirás a alguien más, lo entiendo –sonrió.

La pequeña pelirroja se zafó de las cuerdas cuando todos la subestimaron, la varita de Teddy se puso entre las cejas de la niña cuando ésta lo abrazó, en un rápido movimiento, se soltó del asqueroso agarre.

—Tal parece que no necesitas dominarla y someterla –se burló –haré el papeleo, tal parece que si quieres permanecer con él –lo señaló –tendrás que dejarte examinar.

La niña observó a la rubia y regresó de inmediato de donde se había escapado, Ted la observó sorprendido, era la primera cosa que actuaba así sin tener que ser sometida y dominada.

—Los resultados tardarán una semana –sonrió –es mejor que evites patrullar, los papeles estarán en tu escritorio.

— ¿Qué nivel es? –interrogó.

—Es bastante fuerte, con entrenamiento podría llegar a nivel serafín pronto –admitió –pero creo que no hemos llegado a clasificarla en ningún nivel.

—Es lo más joven que se ha reportado ¿cierto? –observó a su jefa.

—Tengo mis sospechas sobre ella; aprovecha que le agradas y sométela mejor que el pasado –se burló y salió del lugar.

Odiaba a esas cosas, hacía apenas doce años habían venido a alterar el mundo mágico, tenían poca información sobre ellos, la comunidad estaba advertida que si se topaban con alguien de ojos rojos tenían que huir, al inicio; los habían confundido con Metamorfomagos, así que los dejaron en paz y mezclarse en la sociedad mágica, al final, terminaron devorándolo todo, asesinaron a su madre por creerla una de esas cosas, y a su padre; por ser el único que no había sido devorado, así que posiblemente ellos eran parte del mal; él se salvó gracias a que el Ministro de Magia declaro que eso, no era metamorfo, ni siquiera compartían habilidades, era algo peor que no tenían idea, los Aurores se habían entrenado en otro tipo de combates y estrategias porque ni siquiera la magia podía con ellos del todo.

Arthur Weasley les había ayudado a crear una adaptación mágica para controlar los destellos y hacerlos más poderosos usando una arma muggle, había diferentes calibres, dependiendo el nivel de poder que tenían, el nivel Serafín era uno de los más poderosos, pero había algo peor que eso, el grado Arcángel o infección nivel 6; nunca nadie había visto un grado Arcángel, pero temían su pronta aparición.

Esas cosas eran tan peligrosas que habían comenzado a infectar a los muggles, por lo tanto era su deber como Auror patrullar y evitar que sus problemas afectaran a los muggles. Tenían que controlar la epidemia de esos seres asquerosos; hasta el momento, sólo esas cosas podían matarse entre ellos, por lo tanto, cada Auror era obligado a tener uno como compañero, después de rigurosas pruebas, y asegurarse de que no contagiarían a su compañero.

El antiguo compañero de Teddy lo había atacado por la espalda y no había tenido remedio más que atacarlo con su arma dejándolo mal herido, al final, Hannah, la ayudante del laboratorio, había terminado de matarlo.

Habían pasado dos años de eso, y él no se sentía listo para confiar en una de esas cosas más, cuando pensó que Ramsey era confiable, su grado había avanzado y destruyó todo lo que lo mantenía siendo "una persona" por decirlo de algún modo.

—0—

Estaba a mitad de un entrenamiento cuando Victoire Weasley intervino; tenía una carpeta en la mano, le hizo una señal con un leve movimiento de cabeza, así que se excusó con todos y salió.

—Espero que sea importante –gruñó –estoy entrenando a los nuevos.

—Y todo el mundo te lo agradece –se detuvo frente a él.

Suspiró y le entregó la carpeta, los ojos del metamorfomago vagaron por toda la información, suspiró profundamente y cerró los ojos.

—Me estás diciendo que mi compañera de patrullaje es una niña tonta de diez años –gruñó.

—Bueno, antes era un chico tonto de veintisiete y no te quejaste, eras un niño para él, de cierta forma.

—Es diferente ahora, soy un hombre y ella una niña…

—Bien, entonces no tendremos problemas, no eres un pervertido ¿o sí? –le guiñó un ojo y se alejó.

Teddy observó la forma, estaba vacía, Victoire dejaría que él solo la llenara, avanzó hasta la oficina de Arthur Weasley y arrojó el folder, el hombre sonrió divertido.

—Te han asignado a alguien nuevo –sonrió amable.

—Una tonta niña de diez años –bramó enfadado –es un chiste, todos se burlarán de mí.

Arthur sujetó el archivo con la información completa, pasó hoja tras hoja con una sonrisa dibujada en el rostro.

—Realmente tiene diez años, no dice nada sobre sus familiares –lo observó, los ojos azules de Arthur le observaron curioso y encantado.

—Ya sé que a ti también te arrebataron todo, Arthur –admitió Teddy –y aun así, estas… cosas, parecen no desagradarte para nada.

—Y bien ¿Cómo es esa niña?

—Es…

Se quedaron callados, la chiquilla entró a la oficina, inestable y temblando, el Auror que la llevaba le dio una descarga eléctrica que solo la hizo enfurecer.

—Basta –gruñó Teddy, la pequeña que había ido hasta el Auror y estaba a punto de golpearlo se detuvo de inmediato.

—Ven –pidió Arthur y la niña se acercó a él, con sus ojos rojos brillantes observándolo, se acercó curiosa, Ted apretó su varita, haciendo que el collar que tenía se apretara en su delgado cuello, asfixiándola.

—Basta, por favor, Ted –pidió el hombre y le sonrió a la niña que daba bocanadas para poder llenar sus pulmones con oxígeno.

—Me recuerda tanto a mi hija –admitió suspirando –ya que no tenemos información básica de ti ¿me dejarías elegir tu nombre?

Ella se acercó al hombre, observó con atención su mirada azulada y acto seguido, le sonrió, en respuesta a su petición.

—Ginny y Harry siempre dijeron que si tuviesen una hija le pondrían Lily Luna –admitió para Teddy mientras garabateaba el nombre de la niña en la forma –y hagamos algo bueno por una vez en la vida.

—Te has vuelto loco, Arthur –soltó sorprendido al ver que ponía el apellido de su yerno.

—Eso quiere decir que… técnicamente será la hija que mi padrino y tu hija jamás tuvieron.

—Será como mi nieta ¿tiene algo de malo? –Sonrió –no podemos llegar más allá ni nada, simplemente cuando alguien no está correctamente identificado lo nombramos y le ponemos el apellido del principal.

—Lo sé.

—Pero realmente es adorable, pronto te encariñarás con ella, ya lo verás.

—Su nivel de deterioro es poco ahora, pero sabemos que al final, terminará como Ramsey.

—Cierto, todos se consumen antes de llegar al nivel 6.

—Y es lo mejor –se burló Ted –no son más que herramientas, y los que no son herramientas, simplemente son una amenaza y hay que matarles.

—Tienes que dejar ese odio, te consume tan rápido como a ellos.

La niña siguió a Teddy cuando caminó hasta la oficina de Victoire para dejarle la forma; la rubia abrió los ojos igual de sorprendida.

—Mi abuelo llenó esto y le ha dado el nombre y apellido de…

—Sí –la interrumpió Ted –ahora si no te molesta me iré a patrullar.

— ¿Ya comiste, Lily? –La niña no se movió –ni siquiera está vestida de forma adecuada, arregla eso y bueno, ya tendrás un oponente para entrenar, no quiero que se desgaste pronto.

—Aun creo que la matarán en cuanto salgamos, por cierto ¿dónde la encontraron?

—La sacaron del área restringida, ha llegado recientemente, y ha dado problemas desde que puso un pie aquí, bueno, te vio y se ha comportado, tal vez le gustas.

—Te veré luego –salió, seguido de su pequeña guardaespaldas.

La observó fruncir el ceño cuando una de los medimagos le dieron un poco de ropa, le pareció divertido, pero pudo mantener su semblante impasible, era bastante curiosa.

—Ve a vestirte –le ordenaron y ella se dirigió a donde le indicaron.

Salió diez minutos después, con unos pantalones blancos y una sudadera verde, las pecas en su rostro sonrojado se perdieron un momento, Ted desvió la vista, a veces sería complicado recordar que no era una niña; sino un monstruo.

Las coletas se movían conforme avanzaban, le costaba seguir sus pasos debido a su corta edad, más bien sus piernas pequeñas, pero se las arregló después de un rato.

Teddy se detuvo, levantó su varita para aluzar una zona, pero la pequeña se adelantó a cualquiera de sus movimientos, se lanzó hacía el frente atacando a lo que fuera que estuviese frente a Ted, un solo salto le había costado, había sido bastante acertada.

—Quítate de encima, monstruo asqueroso –bramó un hombre que Ted reconoció de inmediato.

—Lockhart –lo llamó –déjalo –ordenó, Lily se puso de pie sobre los hombros del hombre y lo derribó.

Se colocó junto a Ted con un semblante serio, mientras el metamorfo observaba al mago frente a él, había perdido un poco la razón, Arthur y él sospechaban que estaba en un nivel pronto de contaminación, pero a nadie parecía importarle sus advertencias, así que ellos habían dejado de insistir, ya lo habían advertido varias veces, sin embargo mantenían un ojo en él, para asegurarse de que todo estuviese bien.

—Sabes que tienes prohibido vagar por aquí, no eres Auror…

—Tú tampoco –soltó enfadado.

—En realidad lo soy, por eso puedo vigilar, pero tú terminarás muerto.

—A mí nadie me ha atacado de esas cosas como a ti Ramsey… ni siquiera esa –señaló a Lily –me derribó, pero no me atacó.

—Puedo solucionar eso y decirle que te ataque.

—No lo harías, odias esas cosas, ni siquiera porque es una niña te compadeces, la matarías si tuvieses el poder de hacerlo ¿no es así?

—Si yo pudiese, mataría a todos estos seres asquerosos, incluyéndola a ella, está aquí porque sólo ella puede matarlos, no porque me agrade.

Los ojos del hombre fueron hasta la pequeña pelirroja que observaba atenta al chico, que mantenía un semblante impasible, era cierto lo que decía, y de los magos, absolutamente nadie lo culpaba por su aberración a esas cosas de aspecto humano.

—Iré adentro, deberías volver también.

—Claro, claro.

Siguió avanzando rápidamente, no le importaba y mucho menos le interesaba tener un compañero monstruo, y menos si ese compañero era esa niña pelirroja, no tenía tiempo ni interés en educarla y entrenarla.

La pequeña mano de la pelirroja sujetó la de él cuando lo alcanzó; por un instante le miró sorprendido y en cuanto su mente analizó lo que ocurría la soltó dándole un manotazo.

—Jamás me toques ¿lo comprendes? –Gruñó –no si quieres seguir viva.

Sólo asintió para él; no la había escuchado decir una sola palabra desde que la vio por primera vez, no hablaba con nadie, así que pensó que probablemente era muda, no se sabía mucho de esos monstruos.

Regresaron hasta la base, todo en su sector estaba tranquilo y normal, sin señal de presencia extraña; los demás Aurores lo observaban con una sonrisa burlona cuando se percataban de su enana acompañante, gruñó enfadado, y la observó porque escuchó como su estómago rugió enfurecido.

—Ve al comedor –ordenó –te darán de comer, te esperaré aquí.

Se recargó, en la barda, la pelirroja lo observó un momento y después siguió sus órdenes, caminó hasta el comedor.

—Vaya compañera, Edward –se burló Stuart McLaggen.

—Cállate –ordenó.

—No, no, no, es que es bastante interesante, tan bueno que te consideras, incluso mi compañero es alguien competente.

—Déjame en paz –bufó y se dio media vuelta para ir hasta su habitación.

No tenía humor de soportar las burlas, tenía que hablar con Victoire, si ese era su plan para que aceptara a alguien diferente lo haría, pero que le quitara a esa mocosa.

Se recostó sobre la cama, aprovecharía las cosas para dormir un rato, ya que lo merecía, además, de quedarse ahí a patrullar, mejor dejarle ese trabajo a alguien con un compañero decente.

—O—

Se estiró cuando la alarma comenzó a sonar, ésta vez era la de su reloj, indicando que necesitaba levantarse para seguir con el entrenamiento de los nuevos, así que fue hasta el baño, tomó su merecida ducha y fue hasta el aula de entrenamiento.

—Te ves más recuperado –sonrió Maya al verlo.

—Realmente lo estoy –aceptó –por fin la alarma dejó de molestar.

—Cierto, ya merecíamos un poco de paz.

—Lo sé, ahora comencemos con el entrenamiento.

La práctica duraba dos horas y media, después de eso, podían ducharse e ir al comedor a desayunar.

—Estás más tranquilo –se burló Victoire sentándose junto a él y observando a todos lados.

—Te avergüenzas de que nos vean juntos ¿jefa? –sonrió.

—No, pero me sorprende no ver a Lily por aquí –contestó.

—Ah –contestó sin darle importancia –deje que durmiera no quiso moverse por la mañana así que la dejé ahí.

—Es bueno saberlo –sonrió –te estás ablandando con ella, Lupin.

—Desde luego que no –frunció el ceño.

—Lo mejor es que le lleves algo de comer, no ha probado nada desde que la encontramos, se ha negado a probar algo.

—Ayer la envíe aquí por algo de comida.

— ¿En serio? –Negó –creo que eres un idiota, llévale de comer.

—Bien, jefa –gruñó enfadado.

—Es como tu pequeña hermana ahora.

—No, eso es un monstruo –bufó.

—Mientras no se contamine de forma irreparable, es tu responsabilidad, lo sabes, así que para tu seguridad, espero que ella esté bien vigilada.

Ted siguió comiendo su cereal cuando la rubia se alejó, dio tres cucharadas más y se levantó, se le había olvidado el pequeño detalle de monstruo pelirrojo, y no la había vuelto a ver desde que la envió aquí.

Caminó por todo el lugar buscándola, cada que le preguntaban que se le había perdido sólo decía que estaba paseando.

—Dime Arthur ¿todo bien por aquí? –sonrió.

—Todo tranquilo pero dime tú ¿qué tal la pequeña Lily? Déjame adivinar, se comporta como un pequeño angelito ¿cierto?

—Totalmente –aceptó –es casi invisible –murmuró por lo bajo con una sonrisa incómoda.

—Sé que los odias, Ted, pero no todos tienen por qué ser así.

Caminó por todo el lugar sin éxito, así que a su pesar, tendría que salir a buscarla, sobre advertencia no había engaño, además ya estaba registrada, no podía desaparecer así como así.

El lugar estaba tranquilo, aun así, mantenía su varita en lo alto, no tenía ni idea hasta donde podría ir una niña, pero luego recordó que no era la dulce pelirroja que se mostraba, sino algo peor.

Se agachó para sujetar la chamarra verde que tenía puesta Lily, todo le pareció tan rápido; en un momento su varita había salido volando y él se encontraba en el suelo, le costó un segundo después del gruñido.

La niña pelirroja a la cual estaba buscando estaba sobre él, sus flacuchas rodillas dolían ya que estaban sobre sus bíceps, sus ojos rojos fueron una clara amenaza, posiblemente estaba furiosa con él por olvidarla, pero no era para tanto, pensó que había dejado en claro que si fuese por él, la mataría sin dudarlo, y creo que ahora estaban llegando al acuerdo que ella también.

Sintió su peso en su pecho cuando se sentó sobre él, inclinó ligeramente la cabeza y sus ojos brillaron un poco más, Teddy jamás había visto a alguno de ellos hacer esto; se levantó en un salto ligero, y colocó uno de sus pequeños pies en el pecho del chico cuando intentó incorporarse, era una niña pequeña, delgaducha y a la vista torpe, pero tenía incluso un poco más fuerza que él; de nuevo le costaba olvidar que no era una niña dulce y tierna con la que sin duda jugaría; sino un monstruo.

—Déjame levantar –ordenó enfurecido pero ella ejerció más presión en su pecho –si vas a matarme, hazlo ya.

Ella desvió su mirada, inclinó sus rodillas y saltó en el mismo momento en que algo saltó en su dirección, fue tan repentino, que lo único que pudo hacer Ted fue arrastrarse hasta su varita, y apuntar hasta la niña, haciendo que cayera cuando el collar se apretó en su cuello.

—No debes tocar a los humanos –bramó Ted cuando reconoció al supuesto atacante.

—Vaya, pensé que me mataría –se burló uno de sus nuevos reclutas.

—Posiblemente lo haría –aceptó.

—Te derribó tan fácilmente que no lo dudo, fue cuando decidí atacarla, pensé que te mataría o algo así.

—Es mi compañera –bramó ofendido.

—Ya veo, deberíamos volver –observó inseguro a la niña.

—De acuerdo –aceptó Ted.

Pudo haberla cargado, pero no quería volver a tocarla, le daba asco de tan sólo pensarlo, así que le lanzó un hechizo para que se elevara y los siguiera flotando.

—Es la cosa más joven que he visto –aceptó.

—Según por lo que dijo Victoire, hubo algunos bebés infectados.

—Y todos murieron –aceptó el recluta –también estuve leyendo ese reporte –aceptó.

—Bueno, no es un bebé, y no sé qué se necesite para infectarse.

—Yo tampoco –admitió el chico.

Teddy aventó un montón de trapos viejos al piso y cortó el hechizo, la pelirroja abrió los ojos olivo como plato, intentando recuperar el oxígeno en sus pulmones, cosa que no fue muy exitosa, ya que comenzó a toser.

—O—

—Teddy –habló Victoire entrando a su habitación, el chico estaba en su cama, leyendo uno de los reportes de esa semana.

—Vic –murmuró sin verla.

—Es una niña, no un cachorro, te lo recuerdo –soltó enfurecida cuando observó a la pelirroja sentada entre los trapos viejos.

—Ojalá fuera un perro, eso sí sería una mascota –sonrió.

—Ya vi las grabaciones –se cruzó de brazos furiosa –tiene un mes como tu compañera –le recordó –tienes que entrenarla –le hizo un mohín a la niña que le veía curiosa –ya llegó la orden, si vuelve a atacar a alguien de los nuestros, Hannah se encargará de ella.

—Es un buen monstruo –contestó –no se ha movido de ahí por órdenes mías –le dedicó una mirada inocente –eso es educarla, incluso hace pipi en su arenero –Victoire se acercó hasta él, intentando golpearlo, pero fue más rápido y la aprisionó bajo su cuerpo en la cama –puedo decirle que espere un rato en el bosque ¿qué opinas?

—Opino, que eres un idiota, Edward –bufó, pero no opuso resistencia cuando el chico la besó ante la mirada de la niña.

—Suéltame, o te reportaré, vamos suéltame –pidió la rubia.

Lily se levantó y jaló a Ted de forma fuerte para liberar a la rubia, ganándose una suave caricia que alborotó sus cabellos rojos por parte de Victoire y una mirada furibunda de Ted.

—Es mejor que saques toda esa energía con ella –observó a Lily –deberías ir a entrenar, por lo visto, es bastante ágil.

—Bien –murmuró enfadado.

Gruñó después de que ella regresara a acurrucarse en el suelo, se puso de pie y abrió la puerta.

—Vayamos a ver qué tan buena eres –bufó.

El aula de entrenamiento estaba vacía, así que pudo sentirse más seguro, si Victoire había visto la cinta, era obvio que había visto la manera en la que lo había derribado, la facilidad, y no había querido herir su orgullo.

—Bien, atácame, veamos qué tan…

La mejilla de Teddy quedó en un instante en el suelo, su brazo estaba en su espalda, en resumen, estaba totalmente sometido, ni siquiera había terminado de alardear con ella cuando se vio reducido a un chiste; y a uno muy malo, por cierto.

Se giró cuando examinó sus posibilidades e intentó someterla; pero la niña fue más ágil y se alejó de un salto hacia atrás; Teddy frunció el ceño enfurecido, así que por un segundo se olvidó de que era una niña monstruo y tomó su trabajo bastante en serio.

Observó el techo completamente agitado, la observó por el rabillo del ojo, ella estaba sentada sobre sus talones, con las manos rojas sobre sus piernas, observándolo atenta, no se veía agitada, ni cansada, sólo estaba ahí, observándolo como siempre lo hacía.

—Es mejor que vayamos por algo de comer ¿tienes hambre? –Se incorporó un poco, ella aceptó con un gesto impasible –así que no hablas –murmuró ¿sólo conmigo o en general? –Sonrió –ya sé que no iniciamos con el pie derecho, pero oye, hagamos algo, si sigues haciendo que me cueste trabajo patearte el trasero, creo que pronto nos llevaremos bien –volvió a recostarse con una sonrisa en el rostro –vamos por algo de comer y después por una ducha, creo que sólo yo ocupo una.