Me sentia muy vacia solo subiendo "Solo Para Nadar", así que bueno.

Esta historia me salio despues de haber visto muchos documentales de secuestros y homicidios del Discovery ._. así que, Let's start!


Durante la madrugada, las ciudades cambian. Nos encontramos en una ciudad donde, una vez que pasan las 10 de la noche, la vida nocturna se enciende. Clasico de una ciudad ubicada en Norte America. Un joven hombre se detiene frente a un popular bar donde se exponen mujeres, y algún que otro hombre, solo para complacer sexualmente a pervertidos por dinero. Mejor dicho, prostibulo. Aunque también, antes de venderse, las chicas debían bailar sobre mesas para obtener el peliazul no estaba allí por placer, tenia una hermosa esposa que le esperaba en casa, no tenia razón ni motivo para engañarla con una mujer de mala fama. Solo era un periodista en cubierto, buscando información sobre la trata de personas. Además de que estaba cubriendo un caso en particular. Un joven niño de apenas 14 años había desaparecido hacia 2 años atrás. Era bien sabido que muchos niños eran secuestrados y obligados a prostituirse en esa horrible sociedad¿Y como no podía prostituirse con semejante belleza? Era rubio, de ojos rosas, tez clara, baja estatura, y se veía muy inocente. Su familia estaba desesperada, y dependía de él recuperar al pequeño vez en ese bar, tomo un asiento cerca de la barra. Ignoraba a todas esas vulgares mujeres que estaban caminando por el bar como si nada. Claro, era su profesión. Algunas no tenían otra cosa de que vivir. Una mujer se le acerco a ese joven hombre. Su cabello era castaño, y sus ojos canela, parecía ser joven, aunque de seguro era muchos años mayor que él. Vestía provocativamente. Abrazo su espalda, y le dio un beso en el cuello.

-Buenos días cariño, bienvenido seas.- Le susurró en el oido.

-Em, gracias…- Parecía incomodo.

-¿Qué te pasa cariño? ¿Es tu primera vez en un club de mala fama? Deja que Ama-chan te guíe, tenemos varias chicas listas y aburridas, ¿Sabes?

-No gracias, en serio… solo pase por una copa.

-¿No te atraen esas sexys mujeres?- El joven solo negó con la cabeza.- Ya veo…- Se retiró, no sin antes chasquear los dedos.- ¡Nanase!- Gritó antes de irse.

-Buenos días señor.- Escucho la voz de un joven hombre que se apoyo a su lado en la barra. Estaba bien vestido, con traje, y un aura de elegancia. Su cabello era negro, y sus ojos de un azul muy claro y profundo.- Veo que es nuevo aquí.

-¿Y a usted que le importa?

-Yo trabajo aquí, conozco a todos mis clientes.- Comenzó a acariciar su pierna de arriba abajo.- Usted es nuevo por aquí… Y por lo visto no le gustan las mujeres, ¿No es así?- Se pegó despacio a el y apoyo la otra mano sobre su hombro mas distante. El peliazul comenzaba a ruborizarse.- Por lo visto.- Bajó la mano hasta su entrepierna.

-¡No me toque!- Intentó apartarlo. Su cara estaba roja. Ni su virginal esposa le había hecho algo tan indecente.

-Venga, usted no debe estar aquí.- Lo tomó de ambos brazos y se lo llevó de la mano lejos del salón principal de aquel bar.
Algunas "bailarinas", le miraban de lejos. Una de ellas era Ama-chan.

-¿Qué dices? ¿Crees que sea un espia?- Le preguntó a una chica rubia.

-Claro que si. Te apuesto que van a atraparlo como a los otros, la tecnica Nagisa nunca falla.

Lo llevó a unos pasillos que estaban escaleras arriba. Se detuvo y volteó a verlo.

-¿Cuál es su tipo de persona?

-¿Disculpe?

-Ya sabe, ¿Qué tipo de chico le gustan? ¿Le gustan mas grandes, como yo, le gusta ser el que reciba o le gustan más jóvenes?

-Eh… Bueno, yo…

-De seguro es su primera vez, ¿No es así?- El peliazul se limitó a asentir.- Entonces, creo que lo mejor será un chico que parezca una chica. Oh, casi lo olvido…- Tomó su mano izquierda, donde estaba su alianza.- No necesitara esto.- Se la quito suavemente.

De una de esas habitaciones salio un chico castaño, vestido casi igual al pelinegro. Se estaba acomodando la corbata, parecía agitado, pero también profesional. Volteó a ver a su compañero.

-¡Ah, Haru!- Se acercó despacio.- Nagisa esta libre ¿Quién es este? ¿Un cliente?

-Tiene una cita programada con Nagisa, y ademas…- Le susurró algo al oído. La cara del otro chico cambio a sorpresa, con algo de enojo, pero no dijo nada, y Haru se volteó a ver al peliazul con una sonrisa.

-Acompañeme.- El castaño lo guió hasta la habitación de la que acababa de salir.

Esa habitación temía una sola cama, blanca, limpia. Las paredes eran de un color amarillo. Era una habitación decente, no lo que se podría esperar de un prostibulo, pero así era. Ignorando la elegante decoración, en aquella blanca cama, había un joven muchacho, cubriendose con las sabanas, no parecía superar los 18 años de edad, y estaba allí tirado, obviamente se habían aprovechado de él.
Ligeras lagrimas corrían por sus ojos, pero se las limpio al ver a aquel castaño. Parecía que le temía.

-Makoto-sensei, ¿Es un cliente?

-Ven aquí Nagisa.- Le indicó que se acercara, y le susurró algo al oido.- Además es su primera vez. Es raro en alguien…- Como si fuera un mago, la alianza apareció en la palma de su mano.- Casado. Los dejare solos un rato.- Se retiró de la habitación, pero el otro lo detuvo.

-Disculpeme, la verdad no estoy interesado en…

-¿Quién no puede estar interesado en Nagisa? Tan solo mirelo.- Se sentó detrás de Nagisa en la cama, y lo atrajó hacia si.- Se deja controlar… y ademas…- Tomó sus dos piernas con fuerza, y las abrió del todo. El otro parecia algo avergonzado.- Ya con verlo es tentador…- Ryugazaki no sabia ni que decirle. Decía sobre un menor de edad con una sonrisa maligna. Pero parecía normal para él. El castaño soltó al mas joven y se fue de la habitación como si nada hubiera pasado.

-Lo siento, de verdad lo siento por eso. No vine aquí para tener sexo contigo.

-¿Por qué no?- Preguntó el rubio algo decepcionado.- Mi nombre es Nagisa.- Se arrastró lentamente hasta llegar al borde de la cama.- Soy menor de edad, pero igual se mucho de esto. Permiteme hacerte pasar un buen rato, no te preocupes, no tengo ninguna enfermedad, y lo que hagamos se queda detrás de estas 4 paredes.- Se arrodilló para llegarle a la altura del pecho.- ¿Cuál es su nombre?

-R-Rei… Rei Ryugazaki…

-Rei Ryugazaki, es un lindo nombre.- Le quitó la corbata suavemente.- Y digame, Rei Ryugazaki… ¿Es usted periodista o policia?- Preguntó mientras desabrochaba su camisa.

-¿Eh? ¿Por qué la pregunta?

-Digo, no es muy normal que un hombre común…- Abrió su camisa del todo.- Tenga un micrófono en el pecho, ¿No es así?

-Ah… yo…- Le habían descubierto. Nagisa le quito ese micrófono, y sin inmutarse, se paró de la cama para dirigirse hacia la puerta.- ¿Qué me haran?

-Nada, nada.- Abrió la puerta. El mayor estaba ahí.- Makoto-sensei, aquí esta.- Le entregó el micrófono.

-Gracias. Ahora haz tu trabajo.

-Entendido.- Regresó con el peliazul.- Rei Ryugazaki, no olvidare su nombre… Bueno, tiene que darme motivos para que no lo haga. ¿Cuántos años tiene?

-23…

-¿23? ¿Casado? ¿Y virgen?... Deje que me encargue de usted.

-Muy bien, Nagisa se encargara de este bastardo.- Susurró con una sonrisa el proxeneta.- Todos han caido ante él.

-No entiendo que tiene de malo que nos vean en las noticias.- Dijo Haruka, recibiendo una mirada de odio del otro.- Quiero decir… Nos traera fama, ¿No crees? Los policias nunca nos encontraran, sabemos escondernos.

-¡Haru!- Recibió un fuerte golpe en la cara.- Es lo más estupido que nunca has dicho… ¿Sabes que pasa cuando dices cosas estupidas? Me enojo.

-Makoto…- Suspiró tocandose el lugar de la cara en el que había sido golpeado. No debía hacerlo enojar, sabía que podía traer consecuencias.- Por favor no…- El otro le ignoro. -Por favor, si quieres cubrire a cualquiera de las chicas, inclusive a Nagisa, pero por favor no te enojes conmigo.

-Es tu trabajo, no entiendo porque te molesta.- Lo tomó del cuello de la camisa, y lo llevó arrastrando hasta otra habitación.

Si, era su trabajo, pero los hombres preferían más a Nagisa, o simplemente a las mujeres. Por eso, era normal que solo tuvier trabajos por mes. Era invisible cuando eso pasaba, sentía que su presencia no estaba allí mientras se aprovechaban de él. Pero por alguna razón, no podía con él. No podía con ese hombre que ganaba dinero a costa suya. Podía violarlo y golpearlo las veces que quisiera, y él lo sentiria. Era un infierno vivir así, pero era la vida que había elegido, era la vida que le había tocado. Desde el momento que puso su confianza en Tachibana, desde que le dio su corazón, desde que le dijo "Acepto". Desde ese momento, se había quedado encerrado en la peor vida del mundo.


Esta historia estara chida, lo prometo... -Si es que mi imaginación no me traiciona y abandona... y mi internet tampoco :3 -