Bien sabía que su existencia era una falsedad hasta el punto de que la mayoría gustos fueron inculcados para ser de una manera y solo de esa manera. Pero nunca había notado el potencial que tenia o mejor dicho, la posibilidad de libertad, una esperanza de salir de esas cadenas que le imponía su "padre".

Así que los sueños eran visiones.

…Y ahora los que le hicieron daño pagarían.


Seijūrō era superdotado en cuanto habilidades y coeficiente intelectual, lo que hacía que cualquier cosa se le diese con facilidad por lo cual su vida se le hacía monótona, por más que tratara de esforzarse, por entrenarse más incluso tratar de esforzarse a un límite permitido, no sentía satisfacción.

Solo el ganar le producía una pequeña emoción, pero bastante pequeña. En todo caso el ganar le hacía sentir con el derecho de estar por encima de los demás y hacer lo que hacían con él; manipularlos como quisiera valiéndose de una amabilidad que podía ser sincera, pero con doble intención.

Esa vez que perdió contra el equipo de Seirin, dejo de lado su arrogancia, su anterior personalidad; cuando sus emociones estaban más fuertes, volvió a su cuerpo. Cuando se enfrentó después a alguien con una habilidad superior a la suya quedo un poco impactado, haciendo que sus personalidades se uniesen en una sola para derrotarlo con sus compañeros de equipo.

Ese había sido el comienzo para que empezara a darse cuenta.

Había sido un día normal como cualquier otro, dentro de lo que se podría calificar como normal en su vida , no "tan" normal para algunos; después de todo era difícil que le siguieran el ritmo, como consejero estudiantil ya lo había organizado todo lo de los siguientes meses con demasiada rapidez.

Para que lo llamaran debía ser algo sumamente importante.

Sabía que incluso el mismo director de aquella escuela le temía, todos le temían aunque fingieran ser sus amigos, sabía que de algún modo tenía una mirada potente, además por su cabello y ojos nunca falto quien murmurara "demonio" a sus espaldas alguna vez.

Las personas suelen despreciar las cosas diferentes.

Sonrió con formal amabilidad después de saludar al director de la escuela, aunque este había sido amable también, había algo en esos ojos de cerdo de este que Seijūrō estaba seguro que era miedo, volvió a sonreír pero con un ligero toque de malicia sin poder evitarlo.

El hombre de bastante sobrepeso que casi no cabía en la silla sentía que la mirada de Akashi podía atravesarle las entrañas si solo lo deseara, hizo un gesto de negación y recuperando su compostura volvió a ver a su alumno quien estaba mirando pacientemente como si no tuviese nada que perder.

—Akashi Seijūrō, debo decir que me siento complacido de que seas el mejor alumno de este recinto educativo. No, de hecho estoy seguro que estas al tanto que eres el mejor de Japón, tanto así que me gustaría hacerte un reconocimiento pero junto con esto pedirte un enorme favor, tal vez sea algo relativamente molesto para ti, pero piénsalo bien. La fama te puede hacer bien. —Se aclaró la garganta y mientras Akashi seguía en esa posición neutra soltó lo que quería decir desde el principio, o séase sus intenciones—Quisiera hacerte el símbolo de Rakuzan.

Espero un poco a ver como reaccionaba este, parecía bastante tranquilo como si le hubiesen hablado del clima. Al no ver una expresión como la que el director quería este siguió hablando.

—Piénsalo, no solo serás un alumno popular y deseado, también siendo famoso podrías tener el dinero suficiente para crear tu propia empresa y no depender de tu padre en un futuro aunque para ti sea un monto pequeño con tu inteligencia podrías crear algo enorme. —No mentía, tenía la seguridad que con la inteligencia que tenía Akashi el solo podría crear una gran empresa a partir del aire si se lo propusiera —Sé que tu familia compra a la prensa para no salir en ella pero no creo que eso te convenga. Quiero poner anuncios dentro y fuera de Rakuzan donde salga tu imagen "Esta es la academia donde estudio el gran Akashi Seijūrō" ¿Qué opinas al respecto?

— No todo suena mal pero padre aún tiene control sobre mi mientras no tenga 20 años, por lo cual el administraría cualquier dinero que cayese supuestamente en mis manos, incluso si lo ocultásemos el no tardaría en saberlo y si dijéramos que puse esa imagen gratuitamente seguramente pondría una demanda por tener la imagen de un "Akashi" sin su consentimiento: En resumen, hablaré con mi padre a ver qué opina, aunque por mí no hay problema, pero no firmaré nada aún.

Eso ultimo lo menciono al ver que había una hoja en el escritorio donde salía su nombre escrito cuando el hombre canoso y regordete habló.

—Tal como dije eres un chico bastante inteligente. —Se rasco la barbilla el mayor algo disconforme, pero el joven Akashi tenia demasiada razón como para cometer una imprudencia. —Te lo ruego de la manera más amable, me gustaría que hablarás con él y si es posible que lo convencieras.

—Haré lo que pueda, aunque mi padre es bastante duro creo que ser reconocido como el mejor de esta generación le daría mucho orgullo.

El director asintió.

—En mi caso si yo fuera tu padre me daría mucho gusto tenerte en todo Rakuzan y fuera de este como mi honorable hijo prodigioso.

—Gracias por sus palabras. Me retiro director.

Hizo una reverencia y ya se iba cuando escucho claro como el agua las siguientes palabras directas en su cabeza

"Aunque en verdad tener el rostro de este mocoso inquietante en todas partes parecería más algo de una pesadilla"

Seijūrō se volvió hacia el hombre un poco incrédulo.

—Ese lenguaje no es para un director. —Akashi pensó que lo último que había oído era una broma así que lo tomo con una sonrisa.

El grasiento hombre se estremeció de miedo esta vez visiblemente, ¿Acaso también era capaz de leer los pensamientos?

—No he dicho absolutamente nada ahora Akashi-san

La boca del pelirrojo era una línea, estaba seguro de haberlo escuchado hablar en ese momento, solo hizo una reverencia pequeña y volvió a retirarse.

Tal vez tanto aburrirse le estaba perjudicando. Encima Yukimaru estaba enfermo por lo cual no podía correr con él en esos días.

Tal vez le haría falta algo distinto.

Reo Mibuchi se acercó de manera muy maternal a preguntarle sobre qué cosa le había consultado el director. Akashi decidió dejárselo como una sorpresa si es que realmente habían colgadas imágenes de el en todas partes, seguramente la cara de Mibuchi y sus compañeros seria divertida de ver cuando lo viesen en esas imágenes, aunque también tal vez algo penoso.

—Reo ¿Tú crees que esté volviéndome loco? —Soltó de manera levemente preocupada de improviso mirando al de melena.

—Nada que ver Sei-chan, lo que pasa es que eres demasiado hábil y tu percepción de las cosas se está ampliando demasiado.

"Aunque tal vez eso te está llevando un poco a estar algo paranoico"

Había estado mirando todo el tiempo a Mibuchi y esa última frase jamás la dijo de sus labios pero había escuchado exactamente que había venido de él.

Tal vez si era paranoia, tal vez era su otro yo pero no, no era Boku ¿Qué pasaba? ¿Realmente estaba leyendo mentes ajenas?

No lo creía posible, pero cada vez le daba la impresión que hasta imágenes podía ver dentro de la mente ajena de pronto y lo que vio le incomodó sinceramente. Había algo muy mal en esto ¿Cómo había llegado a pasarle algo así de pronto? ¿De la nada? ¿Qué estaba pasando?

— ¿Sei-chan? ¿Te pasa algo? Estas pálido. —"¿Estará enfermo? Aunque más parece que hubiese visto un fantasma"

Esto era extraño, pero tenía que acostumbrarse; si era algo nuevo que tenía, una experiencia nueva que tuviese, tenía que dominarlo y aprender a distinguir pensamientos de palabras oídas. Tenía que hacerlo.

No era un chico que le costara dominar algo, al contrario él era el gran Akashi Seijūrō podía con esto, aunque sea shockeante, que en verdad que lo era, y molesto también.

Las personas no se medían con lo que pensaban puesto que ninguno de ellos les leía normalmente lo que había dentro de sus cabezas y algunas cosas que captaba eran traumatizantes o asquerosas.

Sabía solo por los pensamientos que se acercaban a su cabeza que el director venia hacia ellos o más bien a hablar con él, quería que se fuera lo más pronto posible a casa para que hablase con su padre. Que le avisara por celular para cuando este le diese las buenas nuevas.

Akashi decidió que era buena idea irse a casa, pero no para hablar con su padre, quería tener un leve momento en casa y dormir, esto lo había abrumado un poco y no había como huir de eso excepto durmiendo.

Pero incluso en casa había escuchado algo, algo muy en especial que no supo interpretar en un momento dentro de la cabeza de su padre.

"No puedo creer que se haya acabado el medicamento, pero ya a la edad que tiene Seijūrō no pasará nada, ya es suficiente de pagar por esa estupidez"

¿Medicamento? ¿Le habían hecho tomar un medicamento?

-


Dos semanas después…

Furihata no sabía cómo ni en qué momento había accedido a esa ridícula "prueba de valor" entre sus ex compañeros de primero, ahora de tercero de Seirin que consistía en ir a comprar algo a ese lugar donde hacia menos de dos semanas había ocurrido una sangrienta tragedia, estaba totalmente asustado.

Era ridículo que le hicieran una prueba así y ni siquiera lo estaban mirando, tal vez sus amigos solo querían que fuera a comprar ahora que era de noche y hacia frio porque la casa de Kagami era cálida, pero todos tenían hambre y ninguno saldría por las buenas. Lo más probable era eso ¿Se podía ser más idiota para creer en las trampas de Kuroko?

La niebla no hacía nada más que empeorar el asunto de esa calle oscura y fría donde prácticamente ni las casas se notaban más que como unos ojos amarillos. Incluso tenía la impresión de ser observado en ese momento, miraba a todos lados, pero no es como si se sintiera menos inseguro de todos modos.

Se alejó al mirar las alcantarillas donde podría estar algún maniático fanático del payaso asesino que, llevado por el incidente, pensaban con su retorcida mente cometer otro para crear terror entre los habitantes de aquella localidad.

¿Por qué en ese momento su mente lo traicionaba con que algo lo atacaría como de esas películas de terror?

Sacudió la cabeza. Eso está solo en tu mente "No es real" pensó.

—No es real, no es real—Se repitió como un mantra.

Vio la tienda que a pesar de todo seguían atendiendo, aunque el hombre que atendía lo miro algo sorprendido. Puesto que con lo ocurrido ya la gente ni salía a las calles, todo el mundo estaba aterrado y ya ni compraban; iban a otra tienda más cercana o más lejos con tal de evitar esa maldita calle del terror, aun el recuerdo era muy reciente y la gente estaba espantada. El hombre necesitaba vender aunque en un principio solo se acercaban morbosos o la policía nadie más venia, nadie que pareciese relativamente normal.

¿Aunque en este mundo que era normal realmente?

Furi aprovecho de comprar todo lo posible cuidando de no olvidar nada, incluso recordando si es que no faltaba alguna cosa extra, no quería tener que volver a hacer ese viaje dos veces.

El hombre que le atendió fue bastante amable con Kōki, incluso dándole un dulce extra a ver si lo convencía de volver.

Y aunque Furi no quería volver allí jamás después de salir, se sintió más aliviado, como si lo más difícil de su trayecto se hubiese acabado. Casi como si ya estuviese en la casa de Kagami y los demás.

Realmente era un idiota ¿Por qué asustarse de algo que ya paso? Lo que haya pasado ya ocurrió. Tiene que aprender que ser tan paranoico no le llevaría a nada. Ya no era un niño ¿Por qué tenía que comportarse como un nene de primaria?

"¡Kuroko eres un idiota por asustarme así, pedazo de sombra imbécil!"

Lo pensó casi como una manera de desahogar el coraje por asustarlo de esa manera. Su amigo era un verdadero picor en el trasero a veces, lo quería sí, pero no le gustaba cuando empezaba con esas cosas.

Las bolsas pesaban mucho pero trató de sobrellevarlo, al menos no tendría que volver a salir con ese frio espantoso.

Empezó a silbar la canción "Heaven beside you" de Alice in chains de manera despreocupada mientras la oscuridad se cernía sobre el como un manto oscuro.

Algo lo atrajo de improviso a lo más oscuro mientras alguien le tapaba la boca.

— ¿Furihata-kun verdad?

Los ojos castaños se fijaron en aquellos ojos rojos a los cuales tanto había temido le miraban fijamente esta vez.