— ¡Te gane! — Exclamo Marinette.

Alzando sus manos hacia arriba para proclamar su victoria, ya soltando el mando y girando su cuello para mirar a Chat Noir, quien observaba la pantalla con visible frustración — Al parecer tengo mejores reflejos que tú.

— Eso fue suerte — Repuso desviando la mirada, haciendo una mueca con los labios.

— Sí y al parecer tengo mucha suerte, ya que es la treceava vez que te gano, gatito — Le dijo esbozando una sonrisa divertida.

— Sabes, eso no demuestra nada, yo tengo mejores reflejos, mis reflejos gatunos y a pesar de que en un juego no pueda demostrar mis capacidades es porque las mías son mejores que los videojuegos y me anticipo demasiado al ataque.

— Sí, claro — Le contesto Marinette, sin creerle ni un poco — Por supuesto, no tiene nada que ver que yo sea mejor jugadora que tú — A lo recién escuchado, el minino empezó a asentir, dándole toda la razón, sin percatarse de que Marinette había empleado sarcasmo en sus palabras.

Entonces ella luego de unos segundos, agarrando un papel de su escritorio y haciéndolo una bola, se lo tiro a un desprevenido Chat Noir, quien luego que la bola de papel se chocara en su rostro, el alzo las manos intentando atraparla, como un gato que juega con una bola de estambre.

Por ese motivo, Marinette comenzó a reírse demasiado fuerte al presenciar eso.

—Ya veo porque eres tan malo en los videojuegos, tus reflejos gatunos están fallando — Repuso, ocasionado que Chat se avergonzara y exigiera la revancha para demostrar sus grandiosas habilidades, quien después de un rato, el felino perdió quince veces más. Sin embargo aun así, el minino siguió sin tener intenciones de admitir que Marinette tiene mejores reflejos que él.