Prólogo: ¿Cómo llegamos a esto?
Mi nombre es Judy Hopps, soy agente de policía en la ciudad de Zootopia y no es por nada pero, soy la mejor.
Todo comenzó con el caso de los aulladores, una oveja loca empezó a manipular flores para convertir en salvajes a diferentes depredadores y mantenerse en el poder. Por supuesto, su plan falló.
Ahora han pasado dos años desde eso y muchas cosas han cambiado. En la comisaría ya no me ven como la ridícula coneja jugando a ser policía, me toman muy en serio, hasta se podría decir que me temen y me ven como figura de autoridad. He reducido el crimen de Zootoía en un 48% y voy por el 50%.
Pero a pesar de mi maravillosa carrera que me ha valido un considerable aumento de sueldo, el respeto de animales más grandes que yo y la inspiración de muchos a romper con los esquemas que se les han impuesto, pareciera que sólo importa una cosa:
-Judy, tu reloj biológico no se detiene ¿no has considerado asentarte de una vez con un buen conejo?- dice mi madre en tono angustiante.
-Judy-dudy, es maravilloso todo lo que haces pero, eres la mayor y yo quiero nietos- replica mi papá.
-¿De qué te sirve tanto éxito si no lo compartes con algún conejo atractivo?- me recrimina de vez en cuando una que otra secretaria de la comisaría.
-Necesitas un buen novio conejo, Judy-
El problema, es que yo no tengo un buen novio conejo.
-¿Te llevo, preciosa?- dice Nick bajando la ventanilla de la patrulla y mirando coqueto a la coneja.
Tengo un maravilloso novio zorro.
-Gracias, caballero- de un salto, Judy sube a la patrulla y Nick le extiende un vaso desechable de café.
-Para ti, Zanahorias-
-Aw, te amo-
-Lo sé- se pone sus lentes obscuros y arranca rumbo a la comisaría.
Lo sé, seguro se preguntaran cosas cómo: ¿Es eso legal? ¿Cómo pueden quererse si no son ni de la misma especie y mucho menos de la misma familia? ¿Que no es él mucho más mayor que ella?
Y sí, al principio nos costó aceptarlo y nuestros seres cercanos más (sobretodo mis padres) pero, ¡vamos!, que Nick me lleve 8 años no es tan grave.
Ahora les contestaré su pregunta más importante: ¿Cómo pasó esto? Pues bien, en resumidas cuentas nuestra relación es el resultado de un montón de promesas y apuestas cargadas de adrenalina que puede no hayan sido propuestas en el momento adecuado.
Primer flashback
Después de infiltrarse en un edificio en el que se imprimían billetes falsos, el dúo dinámico de Zootopia se encontraba ocultándose detrás de una pared para evitar que las hienas los atacaran.
-Si salimos de ésta, te invito a cenar, Zanahorias- afirmó Nick cargando su pistola de dardos.
-Hecho- Judy imitó a su compañero.
Y en un ataque de valor, salieron de su escondite y comenzaron a disparar.
Segundo flashback
En otra ocasión les tocó desactivar una bomba que un loco mapache había instalado debajo de una guardería. Nick tenía unas pinzas en la mano y trataba de decidir si cortaba el cable azul, verde o rojo.
-Si salimos de ésta, vamos a ver esa película cursi que tanto quieres ver- prometió el zorro mirándola a los ojos.
-Bien- contestó Judy a punto de llorar, ella también tomó un par de pinzas.
Entonces cortaron los tres cables al mismo tiempo.
Tercer flashback
-Es el 7- aseguraba Nick mirando al frente.
-Que no, la evidencia apunta al 4- replicaba Judy fastidiada.
A una oveja de edad avanzada le había robado la bolsa un ladronzuelo que les hizo la semana imposible a los agentes porque simplemente no lo encontraban, finalmente dieron con un conjunto de delincuente que encajaban con el perfil.
-Muy bien, si el 7 te compro la colección de libros de ese escritor raro que tanto te gusta- le dijo Nick a Judy mirándola con su típica mirada seductora que empezaba a volver loca la coneja, pero no en un mal modo.
-¿Edgar Allan Crow?, hecho- Judy respondió segura y emocionada, después de una semana investigando y recolectando evidencia no podía estar equivocada. Le extendió la mano a Nick.
-Pero si gano yo, tendrás que dejar que haga lo que yo quiera contigo- Nick tomó la mano de su compañera y la jaló hacia él, quedando muy cerca el uno del otro. Judy sentía sus mejillas arder y su corazón a punto de estallar. Pero no se permitió perder la compostura.
-Puedes hasta besarme si quieres- Judy estaba muy segura de que ella tenía la razón.
-Hecho- Nick le sonrió y soltó su mano. Algo en ella se sintió mal ante ese pequeño acto. El zorro se acercó hacia la nerviosa oveja que observaba a cada uno de los delincuentes frente a ella que miraban al frente sin verla a ella pues la protegía un grueso cristal- Muy bien señora, ¿quién fue el que le robó la bolsa?
El número uno era un león con tatuajes y de mala cara, el 2 un rinoceronte con un parche en el ojo izquierdo, el tres era una pantera hembra con aspecto gótico y piercings en los piercings, el cuatro un enorme gorila de aspecto tenebroso y el más grade de todos los sospechosos, el cinco era un perro doberman con un collar de púas y varias cicatrices en el rostro, el seis era un gato negro que sostenía el cartel con su número haciendo una seña obscena y el 7 era Duke Weaselton.
La oveja no dudó.
-El 7, fue esa comadreja asquerosa-
Las orejas de Judy cayeron en cámara lenta y su alegre expresión se convirtió en una de horror ¿ahora qué seguía? Casi podía sentir el hocico de Nick presionándose contra el suyo. Volteó a ver con sigilo a su compañero, éste nada más sonreía con orgullo y Judy maldijo que se viera tan guapo cada vez que hacia eso. Con paso firme se acercó al micrófono sobre el monitor y mientras presionaba el botón dio indicaciones de que procesaran al número 7. Duke se resistió al agarre, pero al final Colmillar y DelGato pudieron sacarlo de la sala.
-Muy bien, señora. Ese malandrín no saldrá en un muy buen rato. Gracias por su cooperación, Garraza le devolverá sus pertenencias en recepción- dijo Nick en tono amable y con una sonrisa sincera.
-¡Gracias, muchas gracias!- la oveja, emocionada abrazó a los dos agentes.
-Yo la acompaño señora- dijo Judy nerviosa mientras ya salía de ahí detrás la oveja cuando Nick la tomó de la mano.
-¿A dónde crees que vas, tesoro?- el zorro la miraba seductor. Cerró la puerta y acorraló a la nerviosa coneja contra la misma.
-Eh…esto…Nick…yo- Judy estaba nerviosa, no podía creerse que Nick en verdad fuera a besarla, así no era como se lo había imaginado.
-Perdiste…ahora te reclamo- el zorro se fue acercando cada vez más a ella.
-No- Judy puso sus manos contra el pecho de él y lo hizo para atrás, pero Nick fue más astuto, tomó esas pequeñas y suaves patitas que tanto le gustaban y las atrapó con las suyas contra la puerta y para no arriesgarse de que las fuertes piernas de la coneja lo dejaran sin descendencia las aprisionó con las suyas y enrolló a Judy por la cintura con su larga y esponjosa cola.
Sus cuerpos se rozaban, Nick sentía que se volvería loco por esa agradable sensación recorriéndole la entrepierna…tendrás que dejar que haga lo que quiera contigo sus propias palabras lo atormentaban.
La coneja ya había confesado en su primera misión juntos que lo amaba, pero había dejado pasar un poco más el tiempo y se divertían jugando con la situación, incluso se hacían bromas picantes entre ellos. Pero esa tensión sexual lo dejaba al borde de la razón. Judy estaba temblando, sentía la cola de Nick acariciar su pequeño rabo de coneja y la placentera sensación la mataba, algo entre sus piernas comenzaba a dolerle mucho.
Nick la miraba con profundidad, no era una mirada cualquiera, estaba viendo a través de ella, miraba su infinito amor por él, su nerviosismo, su felicidad al saber amada de vuelta, su poca resistencia ante el zorro en ese momento.
-Lo que yo quiera…-susurró él. De no haber sido por el excelente oído de Judy, nunca lo hubiera escuchado.
Dio un vistazo a sus pechos, eran pequeños, suerte que a él nunca le habían gustado las hembras de pechos grandes que caminaban lento para que no les rebotaran tanto, luego a sus piernas y por un momento se las imaginó enrolladas a su cintura. Nick comenzaba a perder el control y a jadear.
Puedes hasta besarme
Sonaba a un buen comienzo. Nick se acercó a la cara de Judy y le besó los labios. Fue un beso casi superficial, pero les erizó a ambos todos los pelos del cuerpo y les irguió las orejas. No era suficiente para ella, entonces empujó su cara un poco hacia la de él y abrió la boca, al zorro le fascinó la respuesta. Le soltó las manos y la abrazó por la espalda y la cintura mientras ella se aferraba a su cuello. Duraron unos minutos así, juntos, abrazados y besándose con una pasión que no creían que pudiera caber en sus cuerpos. Cuando la necesidad de aire se hizo presente, sólo interrumpieron el beso y se tomaron de las manos.
-Ya no lo soporto más…te amo…se mi novia…por favor- suplicaba Nick apoyando su frente contra la de ella.
Judy lo observaba suplicante, quería que volviera besarla y que esta vez no la soltara. Lo amaba, lo amaba tanto que ella tampoco podía soportarlo más, mil pensamientos le recorrieron la mente: ¿qué pensarían los demás? En realidad le importaba un demonio, ¿y sus padres? ¡Era una adulta, por Dios!, tenían que respetar todas sus decisiones ¿terminarían casándose? Ok, ahora sí se estaba adelantando demasiado. Tal vez sólo tenía que…dejarse llevar.
-Sí- su respuesta fue casi un suspiro imperceptible.
-¿Qué?- Y Nick no lo había escuchado.
-Que sí quiero ser tu novia, torpe zorro- Por primera vez en minutos, Nick la miró y poco a poco se le fue formando una sonrisa, Judy rió nerviosa ¿en verdad podía estar pasando algo tan maravilloso?
Nick la abrazó y la levantó del suelo dando vueltas de felicidad. Ambos rieron y una vez que el zorro se detuvo volvieron a besarse, inconscientes de que Garraza, Bogo, la oveja y los otros policías los veían en la pantalla de la recepción a través de las cámaras de vigilancia.
-Muy bien compañeros, paguen- Garraza volteó a ver a sus compañeros con triunfo y extendió sus patas a la altura de sus hombros. Uno a uno empezaron a depositar billetes de $15 dólares en sus gordas almohadillas. Incluso la oveja tuvo que poner su parte.
Fin de los flashback
Oh, sí, ese fue el inicio de todo. No tardamos mucho en mudarnos juntos y a vivir como pareja oficialmente en una casa grande, Nick estuvo meses fastidiando con que quería un huerto propio y accedí, el mu desgraciado sólo planta zanahorias en el. Creí que mis padres se volverían locos con la noticia de que su hija estaba perdidamente enamorada de un zorro, un zorro tal y cómo Guideon Grey, sólo que más guapo, atento y astuto, curiosamente se lo tomaron mejor de lo que esperaba y mis hermanos lo adoran...demasiado, procuramos visitar a mis papás cuando ellos están en la escuela. Nick fue el primero en todo: primer amor, primer novio, primer beso…primera vez. Tenemos nuestras peleas, claro; pero siempre las concluimos hablando, exponiendo nuestros puntos de vista con paciencia, rectificando cuánto nos amamos ¿y por qué no?, sexo de reconciliación.
Desde entonces todo ha sido maravilloso. En serio no podría pedirle nada más a la vida o a Nick…bueno, tal vez…
Judy no dejó de ver embelesada a Nick durante todo el trayecto. Al llegar a la comisaría el zorro se bajó rápidamente de la patrulla, le dio la vuelta y le abrió el asiento del copiloto a su novia.
-¿Mademoiselle?- le extendió su pata, invitándola a bajar.
-Jeje, torpe zorro- Judy la tomó y bajó de un salto, Nick aprovechó para tomarla de la cintura, acercarla a él y besarla en la boca.
-¡Tonto!, casi derramo el café por tu culpa- se separó Judy, más avergonzada que molesta por la actitud de su novio y el hecho de que todos los estuvieran viendo, ya había sido suficiente dar una entrevista entera sobre su relación cómo para tener que darle una explicación a todos los animales transeúntes.
-No es lo único que derramas por mi culpa- el zorro la miró con lujuria, la coneja no pudo evitar recordar la noche anterior…
-Eres un enfermo- Judy caminó hacia la entrada de la comisaría apretando el café y el paso. Nick no pudo evitar reírse.
Al entrar, Garraza la recibió con un saludo cariñoso y le preguntó por Nick.
-A ese pervertido lo dejé afuera- dijo sin interés y dándole un trago al café.
-Vamos, nena. Sé que fue una broma demasiado pesada pero ya sabes cómo soy- Nick estaba justo detrás de ella mirándola sonriente, Judy casi escupe su café y alzó las orejas ante la sorpresa.
-No, tú no eres así- afirmó la coneja recuperando su tranquilo semblante y tomando otra vez de su café. Nick le tomó la muñeca izquierda y la hizo girar, quedando justo frente a él.
-¿En serio?- Nick caminó hacia el frente y Judy retrocedía, en un momento quedó acorralada entre el enorme escritorio de Garraza y el zorro- Sólo soy así contigo ¿sabes por qué?, porque no hay ninguna otra hembra en este mundo que sea tan hermosa, tan excitante y que ame tanto como a ti.
Judy se sonrojó, tenía el café frente al pecho y las manos le temblaban. Nick tenía unas maneras muy extrañas de alagarla, pero eso no le molestaba del todo.
-De acuerdo, zorro tonto, te perdono- Nick cerró los ojos y alzó los labios para besarla, pero en un rápido movimiento Judy salió por debajo de uno de sus brazos y quedó detrás de él- Pero hay que apresurarnos, el jefe Bogo nos ha de estar esperando ya.
-Claro- el zorro suspiró y se acercó a su hembra- ¿Terminaste?- tomó el vaso de café vacío y lo tiró por detrás de su hombro atinándole a un bote de basura cercano. Posó su mano en la cintura de ella y avanzó.
-¡Por cierto, Judy linda, feliz cumpleaños!- le gritó Garraza muy contentó a la coneja, ella sonrió y agradeció el detalle.
-Y bien, cariño, ¿qué quieres te dé esta noche en tu fiesta en la comisaría?- Nick preguntó con frescura, como si fuera algo normal regalarle cosas a Judy. Aunque en realidad sí lo era, el zorro siempre sorprendía a su amada con flores, ropa e incluso la colección completa de libros de Edgar Allan Crow, es más, una vez Judy estaba tan enferma que no pudo presentarse a trabajar y su amado se pasó el día leyéndole sus cuentos favoritos: "La cáscara de la muerte roja", "El corazón del ratón", "El gato negro", "El cuervo", "Los crímenes de la calle Morsa", "El escarabajo de oro", "Emperrado vivo", etc, Nick no era precisamente fan del género (nunca lo admitiría, pero esos relatos le daban miedo), pero eso no le importó leer todos y cada uno de ellos para Judy. Oh, sí, los detalles nunca faltaban en la vida de estos dos.
-No lo sé, sorpréndeme- Judy bajó las orejas, posó su mano sobre el pecho de Nick y se la acercó más para mirarlo con seducción, el zorro carraspeó un poco y dio vuelta a la derecha para entrar a la sala de juntas.
Un anillo…un anillo sería lo único que podría pedirle…
