Bien! me retaron a esto hace mucho, aunque creo que yo tuve más culpa porque me autoinvité (?) y claro, tengo que subirla porque sino me voy a morir con tanto documento en el escritorio (?) pues bien! trata de Glee, mi pareja favorita para ser sinceros, SAMCEDES BITCHES, espero que os guste mucho *o* ya sabéis, reviews para tirar tomates y todo lo que se os ocurra.
Primer día: Cosplay.
Mercedes escuchó un redoble en vete-tú-a-saber-qué antes de poner un pie dentro del salón, ahí le esperaba Sam excitado por conocer el disfraz que había escogido para ir a la estúpida fiesta friki a la que les habían invitado. Al principio pensó que ir de Catwoman iba a impresionarle para bien pero prefirió guardarse ese conjunto de latex para otra ocasión mucho más especial, después intentó lidiar con una estúpida falta xxxs de la Mujer Maravilla y cuando ya tuvo suficiente vio en el escaparate el cosplay perfecto: Robin.
Pasados dos segundos insufribles se colocó mejor la máscara y se adentró en lo que era algo parecido al juicio final. Observó cómo Sam la miraba de arriba a abajo sin decir nada y se cruzó de brazos ¿es que no iba a tener la decencia de decir nada? ¡por Dios! Jugueteó con un trozo de tela que le colgaba del hombro y chasqueó la lengua.
- ¿Qué? Reggin era lo que más me gustaba de la tienda de disfraces – rodó los ojos exasperada, a decir verdad en el fondo le gustaba la mirada de Sam en ella, como si la estuviese evaluando el mismísimo Miguel Ángel.
- Robin. - corrigió el chico alzándose del sofá para agarrar su mano y darle una vuelta sin perder detalles – está bien logrado, me gusta cómo te queda, la verdad – ella sonrió triunfante antes de acercar sus labios a los ajenos y dejar un suave beso.
– ¿Y tú cómo te vas a disfrazar? ¿ya lo has pensado? – sabía que ya lo había pensado, es más, estaba segura y pondría la mano en el fuego. Los ojos del rubio chisporrotearon de alegría y salió disparado por el pasillo, Mercedes abrió una bebida que había dejado con anterioridad en el mueble vecino y dio un trago antes de sentarse donde momentos antes había estado su pareja. Era feliz, toda ella, llevaba años con Sam y cada vez la relación iba más en serio. Todavía no se habían acostado pero ya estaban viviendo juntos y poco a poco Mercedes sentía la necesidad de algo más del joven, algo que estaba a punto de reclamar. Escuchó los pasos por el piso de arriba y volvió a tomar un trago, esta vez más largo, viajando con nostalgia a aquella época en la que él y ella habían decidido que era mejor estar separados. Entornó los ojos, no podrían haber estado más equivocados, ella era consciente de que alguien le había puesto en su camino y ese alguien no iba a dejar que se separaran tan fácilmente y daba gracias al Señor todas las noches antes de acostarse, por muy enfadada que pudiese estar con él al acabar el día, por tenerlo durmiendo a escasos centímetros de sí misma. Amaba a Sam como no había amado a ningún otro y no era boba como para dejarlo escapar.
Un carraspeo la sacó de sus pensamientos, dándose la vuelta abrió los ojos de par en par – ¿me estás tomando el pelo? – preguntó, no era posible, no era posible que Sam hubiese elegido una fiesta de amigos para disfrazarse de Chewbacca.
– ¿No te gusta? – dijo mientras se intentaba sacar la pedazo cabeza de animal que llevaba puesta – había pensado que estaba bien sacarle el polvo, llevo sin ponérmelo desde aquella fiesta de Blaine y... bueno, a Kurt le gustó... pensé que a ti también... – se rascó detrás de la oreja desviando la mirada, ya un poco apagada, hacia el suelo. Concretamente a sus patas marrones.
– No sé Sam... es una fiesta en la que vas a pasar mucho calor con eso – y no se equivocaba, era verano ¿a quién se le ocurría en pleno Lima a 30 grados a la sombra ir a una fiesta al aire libre vestido de... una especie de oso con pelo largo? Y feo, porque era feo como él solo el maldito disfraz – he visto que tienes algunos disfraces que abrigan menos... ¿Súper man? ¿Batman? O el chico este que tanto te gusta que tiene una especie de bastón de luz que hace ruidos cuando se mueve...
– ¿Luke? ¡ese disfraz ya está muy usado! – resopló – está bien, voy a cambiarme... – se alejó murmurando cosas que Mercedes no quería oír y cuando regresó ésta asintió de buena gana.
– Batman está mejor, además vamos disfrazados de la misma temática – le sonrió con ternura, a veces Sam se comportaba como un niño mimado y lo peor de todo es que a ella le encantaba mimarle.
– Nunca me ha gustado Robin... – ella se levantó y le propinó un capón
– ¡Pues ya te puede ir gustando! – se echó a reír y volvió a darle un beso, ésta vez en el moflete – vamos niño murciélago, llegaremos tarde si no salimos ya...
Recogieron sus cosas y salieron de casa, Sam se montó en el coche y esperó a que hiciera lo mismo su chica. Una vez hubieron estado ambos sentados con el cinturón puesto arrancó el coche.
– Iniciando sistema automático, buenas tardes señor Bruce – parodió el muchacho con voz de máquina, Mercedes no pudo evitar soltar una risa tonta antes de golpear su hombro con cariño – ¡pero qué ven mis sensores chachi cools de coche/máquina para matar! ¡si es Robin! El maldito acoplado que no hace nada en los cómics – ahora el que reía era Sam, siendo sinceros Mercedes no tenía ni idea de qué estaba hablando pero prefirió mandarle una mirada de aviso para hacerle saber que si se seguía metiendo con el personaje que había escogido para disfrazarse las iba a pagar. Y muy caras.
