Summary completo:
Él era un mago atormentado, que había tenido que luchar para volver a hacerse un nombre en la comunidad mágica. Ella era un auror que anhelaba el ascenso a directora del departamento más que nada.
Para poder cumplir con sus fines, ambos debían trabajar juntos.
Era una misión importante… él debía hacerse pasar por miembro de un grupo de magos oscuros que querían emular los pasos del Señor Tenebroso. Ella tenía que hacerse pasar por su abnegada prometida para evitar las sospechas.
¿Puede el amor surgir de una mezcla explosiva de pasión, peligros y mentiras?
¿Puede algo que comenzó sólo por trabajo convertirse en algo más?
Disclaimer: Ni el mundo de Harry Potter ni sus personajes me pertenecen. Todos se los debemos a la grandiosa J. K. Rowling.
Todo lo demás es producto de mi imaginación. No permito su publicación en otro lugar sin mi autorización.
Disfruten!
Sólo por trabajo
Era un fastidio tener que esperar al cara rajada en esta pocilga a la que llamaba oficina. Ni siquiera la habitación de su elfina doméstica tenía ese tamaño, y nadie que preciase su empleo en Empresas Malfoy tendría esa cantidad de papeles regados en su escritorio y un póster de las Arpías de Holyhead pegado a la pared.
A pesar de que con los años le había ganado un poco de respeto en el área profesional, seguía pensando que Potter era un creído que lo tenía todo muy fácil gracias a su fama. Cuando venció al Señor Tenebroso se había convertido en el héroe de todos y se le habían abierto todas la puertas, por lo que nunca había tenido que conseguir nada con esfuerzo.
Al contrario que él mismo. A pesar de que los Malfoy eran una de las familias de sangre pura más prestigiosa, habían tenido que luchar arduamente para que la comunidad mágica los volviera a aceptar luego de la guerra.
― ¿Qué haces aquí Draco? ― Le increpó Harry Potter a Draco Malfoy mientras entraba en la oficina, cerrando la puerta con premura para que quien pasara por ahí no descubriera por accidente la presencia del mago en la habitación. Nadie podía enterarse que entre los dos había más que una relación meramente cortés.
Los hombres que estaban en esa oficina no podían ser más diferentes el uno del otro. Uno, con el pelo desordenado como si acabara de desmontarse de una escoba y tan negro como la noche, con unos ojos increíblemente verdes y la complexión delgada de quien ama los deportes. El otro era más alto, tenía el pelo rubio platino cortado a la moda y unos ojos del color del mercurio, tan tóxicos como el metal mismo.
― Por Dios Potter, tranquilízate― Dijo Draco remarcando el apellido, haciéndole notar que no le gustaba la confianza que denotaba el usar el nombre de pila― Sabes que soy como las serpientes… no me atrapan si no quiero que me atrapen. ― Draco se paró de la silla en la que había estado sentado alejándose del escritorio mientras Harry se sentaba en éste. ― La mayoría de las veces… ― Agregó con una mueca de desprecio hacia sí mismo en los labios.
Harry puso cara de preocupación al escuchar esto y se mesó el desordenado cabello que le tapaba una vieja cicatriz en forma de rayo.― Espero que no estés en problemas Malfoy. ― Dijo paseando la mirada por su escritorio, deteniendo los ojos por un instante en la fotografía de su esposa, que le sonreía diciéndole adiós con las manos.
― Estamos en problemas Potter. Los dos estamos igual de metidos en este asunto.
― Ya lo sé. Perdona. ― Había sido sólo un desliz, Harry había dado su palabra cuando decidió meterse en todo este asunto y la iba a seguir cumpliendo. ― Sabes que estoy tan comprometido con esto como tú.
― Sólo que yo soy el que está arriesgando la vida mientras tú te comprometes sentado en tu escritorio.
― Sabes que si estuviera en tu posición haría lo que hiciera falta. Y lo he demostrado más de una vez. ― Lo reprendió Harry con fastidio en la voz.
― Ya me sé tus hazañas Potter. ― Un rictus de hastío surcó los labios de Malfoy mientras una expresión de algo parecido al odio cruzaba fugazmente por sus ojos. ― He tenido que oírlas en demasiadas ocasiones.
Harry le dio las gracias a Dios que el ser un hombre casado había amortiguado un poco su temperamento, ya que su instinto le gritaba que agarrara su varita y le tirara un hechizo de mocomurciélagos, en el que se había convertido un experto desde que se hiciera de novio con Ginny. Pero uno de los dos tenía que comportarse como un adulto.
― Dejémonos de tonterías Malfoy. Dime qué te trae por aquí. ― Si Malfoy se había arriesgado a que lo vieran entrando a su oficina es porque tenía un asunto muy serio que tratar.
― Se han filtrado rumores. Hay personas especulando sobre si todavía practico las artes oscuras. ― Harry inspiró profundamente al escuchar esa afirmación.
― Y no Potter, por más que me sienta tentado de vez en cuando, no lo hago. ― Le dijo Malfoy con expresión desafiante al ver una sombra de duda en el mago de ojos verdes.
― ¿Sabes quién está detrás de todo esto? ― Eso era lo que menos necesitaban en este momento. Un rumor como aquél podía desbaratar los planes que habían trazado con tanto esfuerzo.
― No, pero en cuanto lo averigüe, el culpable no va a quedar con deseos de volver a meter las narices donde no le incumbe. ― Draco se paseaba de un lado a otro de la oficina dándole patadas a las cajas que se encontraban en su camino. ― Esos estúpidos rumores pueden dañar meses de trabajo. ― Agregó dándole voz a la preocupación de Harry.
― Sí. Y van a ser muy difícil de desmentir. La mayor parte de la comunidad mágica asumirá que es cierto y perderás todo el valor que tienes para ellos en el instante justo en el que pierdas tu reputación. ― La preocupación dibujaba arrugas en la frente de Harry mientras trataba de dar con una solución para el problema al que se enfrentaban.
Era una lástima que no pudiera consultar a nadie sobre lo que estaba pasando, ya que habían acordado llevar todo con una discreción absoluta. A ninguno de los dos les convenía que algo de esto se filtrara. Uno podría perder su carrera… el otro probablemente la vida. A pesar de todo, no le gustaba tener que lidiar con esta situación sin la ayuda de su segunda de abordo, Hermione Granger. Era la mejor auror de su oficina y la que siempre encontraba solución a situaciones imposibles. Además de ser su mejor amiga desde hacía casi quince años.
― Lo único que se me ocurre es atacar el problema de la misma manera. Hacer correr rumores de que te codeas con personas de reputación intachable, personas que nunca se juntarían con alguien sospechoso de practicar las artes oscuras. ― Dijo Harry.
― Oh, claro que sí San Potter. ― Dijo Malfoy con expresión socarrona deteniendo su caminar a través de la oficina por un instante. ― Es una gran idea. Pero la única persona que se me ocurre puede cumplir con esos requisitos eres tú, y no es como que nos convenga que se sepa que hay una relación de cualquier tipo entre nosotros. Además, con "rumores" no es suficiente. Mínimo tendría que acostarme contigo para que todos dejen de mirarme mal por la calle.
El mundo mágico había cambiado mucho desde los días del Señor Tenebroso, todos actuaban con tremenda cautela ante aquellas cosas. Y es que a la comunidad mágica al completo le aterrorizaba la idea de que hubiera alguien por ahí que quisiera emularle los pasos al Señor Oscuro. Bueno… a la mayoría.
― Ahora mismo no se me ocurre nada, entonces. ― Harry se había encontrado en situaciones de peligro muchas veces en su vida, con lo que su cerebro estaba acostumbrado a salir con ideas de la nada que resultaban un total acierto. Bueno, siempre le quedaban horrorosas cicatrices después de llevarlas a cabo, pero en general no podía quejarse.
Y eso hizo que de pronto, como un rayo parte el cielo en una tormenta, le llegara a la mente una de esas ideas. Una idea que iba a ser acogida con muy poco entusiasmo.
― Tengo la solución. Y ya puedes dejar de dar vueltas por mi oficina, debes llevar recorridos más de tres kilómetros en el tiempo que llevas aquí. ― Dijo Harry con una expresión de satisfacción tal en la cara que en seguida Malfoy supo que se encontraría en problemas.
― ¿Qué tienes en mente? ― Preguntó con suspicacia mientras se deslizaba en la silla que hace minutos había dejado vacía.
― Creo que te equivocaste hace poco Malfoy. Hay dos personas más con una reputación tan buena como la mía. Por algo nos dicen todavía el trío dorado. Vas a pasearte con una de ellas para que la comunidad mágica crea que están juntos.
― No pienso acostarme con Weasley, Potter. ― Dijo Malfoy con expresión de horror. ― Creo que todas las bludger que te pegaron cuando estábamos en Hogwarts te ablandaron el cerebro.
Una carcajada nació en los labios de Harry pero pudo reprimirla a tiempo. ― No estaba pensando precisamente en Ron, Malfoy. Pero sé que tu rechazo le romperá el corazón. ― Agregó con sarcasmo.
― Pero no entiendo, quién… ― Malfoy abrió los ojos de forma desmesurada cuando cayó en la cuenta. ― No puede ser que te refieras a Granger, ¿verdad? Además, ¿No que Granger se está tirando a Weasley? ― Preguntó con un tono de voz tal que Harry no sabría decir cuál de los dos le causaba más aversión.
―Ya no están saliendo, Malfoy. ― Le dijo con impaciencia. ― Piénsalo, ésta es la solución más acertada. Hermione tiene una reputación intachable, además, es la mejor de mis aurores. Sabrá manejar la situación. ― O eso esperaba, pensó Harry ahora preocupado. Hermione iba a matarlo.
Un patronus con forma de ciervo se detuvo frente a ella justo cuando llegaba al departamento, desvaneciéndose cuando sus dedos traspasaron la cornamenta.
El deber llama. ― Murmuró para sí al reconocer el patronus de Harry, quien estaba segura se lo había mandado porque la necesitaba en su oficina.
Esperaba que no hiciera mucho tiempo desde que Harry la había mandado a buscar. Por primera vez desde que trabajaba en el Ministerio, llegaba tarde. Había tenido otra mala noche. Desde que había vuelto a terminar con Ron dos meses atrás, las cosas se habían tornado difíciles. Anoche, Ron le había mandado una carta con Pig que la había hecho llorar. Era una carta de despedida.
No es como si se fuera a mudar del país, no podía dejar la tienda que regentaba con George ahora que las cosas estaban tan movidas. Se había rendido definitivamente con ella, o eso decía.
Luego de la guerra se habían hecho novios. Estaban muy enamorados en ese entonces. Él la había apoyado (no sin antes quejarse considerándolo inútil) cuando había decidido terminar el séptimo año de clases para hacer los ÉXTASIS. Pero con el tiempo Hermione se había dado cuenta de que no tenían nada en común. De que lo que los unía era más una profunda amistad y un enamoramiento pasajero que ese amor profundo que andaba buscando y que se topaba en las narices cada vez que miraba a Harry y Ginny juntos.
Él le había peleado, insultado y luego suplicado para que volvieran. Al ver que ella se negaba, se había rendido y habían conseguido llegar a tener una amistad más o menos asentada. Luego, sin saber cómo, acabó dándole el sí de nuevo. Pero esta vez las cosas habían sido diferentes. Él estaba mucho más distraído que antes y cuando creía que no lo veía, dejaba vagar su expresión con tristeza y soltaba un suspiro. Así supo que él tampoco era feliz en lo que habían tratado de reconstruir, por lo que decidió dejarlo definitivamente.
A pesar de que se habían separado en buenos términos, la pérdida de una relación como la que tenían era muy dolorosa. Y es que los unía más que un quebrado lazo amoroso, los unía una familia entera. Desde siempre se había sentido una más de los Weasley.
La oficina de Harry se encontraba al final del departamento del Ministerio llamado Departamento de Seguridad Mágica. Era una oficina cálida y alborotada que reflejaba a la perfección el caos siempre reinante en la casa de los Potter.
Cuando entró, lo primero que notó fue una presencia extraña en la oficina, además de un desorden mayor del habitual en las cajas apiladas a un lado de la habitación.
― Hola Harry, vi tu patronus cuando llegué a la oficina. Me imagino que lo mandaste porque querías verme. Pues aquí estoy, vine lo más rápido que pude. ― Balbuceó, un poco nerviosa por haber llegado tarde.
― No te preocupes Hermione, llegaste justo a tiempo. Te estábamos esperando. ― Dijo Harry dándole una mirada a Malfoy, quien sentado en la silla frente al escritorio, le daba la espalda a la puerta, por lo que Hermione no sabía quiénes, en específico, la estaban esperando.
― Bueno, mucho gusto. Mi nombre es Hermione Granger y soy miembro de… ― Las palabras murieron en sus labios al darse cuenta de quién era el otro ocupante de la oficina cuando Malfoy se paró de la silla y le dedicó una mirada fría como el hielo y una mueca de superioridad.
Hermione bajó la mano que tenía tendida para saludarlo al ver la expresión de desdén que Malfoy le había dedicado.
― Sáltate las presentaciones Granger, por desgracia no me hacen falta. ― Dijo mirándola, deteniéndose en el pelo ligeramente alborotado, en las profundas ojeras que inundaban su rostro y en la camisa arrugada que se había puesto a toda prisa esa mañana.
Hermione decidió que era más maduro de su parte si ignoraba el insulto por lo que se giró hacia Harry y le increpó. ― ¿Necesitabas algo? ― Mientras lo interrogaba se pasó una mano por la camisa en una lucha perdida por intentar desarrugarla.
Harry había visto el intercambio entre Malfoy y Hermione con incertidumbre. A cada segundo que pasaba, lo que antes había pensado era la mejor de las ideas, se iba convirtiendo en una terrible justo frente a sus ojos.
― Tomen asiento. ― Les dijo mientras lo hacía a su vez. ― Necesito que hagas algo por mí Hermione, algo por toda la comunidad mágica.
La expresión de Harry sumada a la presencia de Malfoy en la habitación, le indicó a Hermione que lo que iban a tratar era algo realmente importante.
― Y justo hoy dejé todos mis libros en casa. ― Susurró. Hermione tenía la firme convicción de que la respuesta a todos los problemas se encontraba en los libros.
―No creo que necesites un libro para esto Granger. ― Le dijo Malfoy de forma despectiva al escuchar su comentario.
Harry le dedicó una mirada furibunda a Malfoy quien, suponía, estaba intentando empeorar la situación.
― Para tu información Malfoy, los libros me han salvado la vida más de una vez. ― Dijo Hermione. Y Harry no le quitaba mérito a esa información. Fue en la biblioteca, buscando entre libros polvorientos, donde Hermione averiguó que la bestia que estaba atacando alumnos en su segundo año en Hogwarts era un basilisco. A veces, Harry sospechaba que la chica había vuelto al colegio sólo para poder tener a mano la biblioteca por un año más.
― Sí, todo el mundo sabe que eres una chupatintas sabelotodo. ― Replicó Malfoy socarrón.
Harry observó cómo Hermione inspiraba profundamente para contestarle y decidió interrumpir la disputa. ― Malfoy, sabes lo importante que es el tema que debemos tratar, así que deja a Hermione en paz. Hermione, necesito que me escuches. ― Harry puso cara de circunstancias y empezó a narrar.
― Hace cuatro meses entré a mi oficina y me encontré a Malfoy en ella. No sé cómo lo hizo pero logró entrar sin que nadie lo viera.
― Tienen que mejorar la seguridad del departamento con urgencia Potter, espero que así no sea como están protegiendo a la población.― apostilló Malfoy con cara de suficiencia.
― Como decía ― continuó Harry fastidiado por la interrupción. ― Malfoy lo hizo porque necesitaba comunicarme algo con la más absoluta discreción. Me dijo que alguien se había acercado a él para preguntarle si le interesaba unirse a un grupo de magos que practicaban las artes oscuras. Este grupo se hace llamar Los Seguidoresy creemos que están detrás de los últimos ataques a muggles en la zona. ― Hermione jadeó al escuchar esto.
Eso implicaba muchas cosas. Esta gente iba en serio. El sólo mencionar el término artes oscuras era reprochable. Después de la guerra, estas palabras habían sido objeto casi de la misma reverencia morbosa que sentían los magos al pronunciar el nombre de Voldemort.
― Te darás cuenta de todo lo que eso implica― dijo Harry interrumpiendo las elucubraciones de la muchacha. ― Malfoy y yo pensamos que esto es sólo el inicio de algo más grande y peligroso.
Varios pensamientos dieron vueltas en la cabeza de la castaña hasta que uno de ellos salió de entre sus labios. ― ¿Cómo sabes que éste te está diciendo la verdad? ― Dijo señalando a Malfoy quien la miraba con odio desde su silla. Luego Malfoy miró a Harry con las cejas alzadas desafiándolo a contestar la pregunta de Hermione.
― La razones de Malfoy para hacer lo que está haciendo no son las más honorables, pero sus razones tiene. Que te las diga él más tarde si quiere. Pero eso no es lo que nos interesa ahora Hermione. En su momento decidimos que lo mejor era que Malfoy aceptara unirse a ese grupo para que averiguara para nosotros sus verdaderas intenciones.
― Sí, Harry. Pero no sé qué tiene nada de eso que ver conmigo. ― Dijo Hermione enojada porque no la habían tomado en cuenta desde el primer momento. ― USTEDES tomaron las decisiones. Conmigo nadie habló para ver lo que pensaba sobre todo esto, para ver qué podía hacer yo. Pensaba que confiabas en mí ― agregó dolida.
― Y lo hago Hermione, sabes que sí. Es que… circunstancias ajenas a mí me impedían hablar contigo ― dijo Harry dando una mirada de reojo a Malfoy quien ahora lucía una expresión aburrida en sus afilados rasgos.
― Mira Granger ― la increpó este último con hastío. ― Mejor cierra la boca y escucha lo que Potter tiene que decir. Necesito que te niegues rotundamente a participar de todo esto como hice yo en su momento. Así nos podemos poner a pensar en una verdadera solución y no en la estupidez que se le ocurrió.― Agregó señalando a Harry.
― Últimamente han surgido rumores de que Malfoy está implicado en el uso de artes oscuras. ― Hermione bufó alzando una ceja como diciendo que no lo dudaba. ― Eso puede dañar totalmente nuestros planes, Hermione. ― dijo Harry con expresión seria dada la delicadeza de la situación. ― Estamos seguros de que contactaron a Malfoy por su buena posición en la comunidad mágica. Para que ocupara el puesto que otrora ocupó su padre con los mortífagos.
― Estoy segura de que también lo hicieron por su obvia fascinación por todo ese asunto.― Apostilló la muchacha refiriéndose a la magia oscura que tanto había atraído al joven Malfoy.
― Lo que importa es que, si se le vincula a estos rumores, ya no tendrá posición de la que alardear ante ellos. La situación es delicada Hermione. Este grupo puede ser muy peligroso.
― ¡Dios! No sé cómo se te ocurrió dejarlo hacer esto Harry. Hay personas entrenadas, totalmente capacitadas para hacerlo que no hubiesen cometido el… desliz que dio paso a esos rumores. ― Dijo Hermione haciendo gestos con las manos. ― No sé cómo te dejaste convencer.
― ¿Se te ha ocurrido pensar cómo diablos iban a infiltrar a alguien cuando ni siquiera yo, un maldito "invitado" del grupito este, sé una mierda sobre quiénes son o qué quieren exactamente? ― Le preguntó Draco harto de que hablara de él como si no estuviese ahí.
― Bueno, no. Pero te aseguro que hubiésemos encontrado la manera. ― Insistió la castaña.
― Realmente necesito que nos enfoquemos en esto. ― Dijo Harry tratando de encarrilar la conversación a donde quería. ― Hermione, mientras no estabas, discutimos y llegamos a la conclusión de que lo mejor que podemos hacer para que no se resienta el lugar de Malfoy en la comunidad mágica, es hacer creer a la gente que está saliendo con alguien. Alguien de reputación intachable que nunca a nadie se le ocurriría vincular con las artes oscuras.
― Oh no Harry… No puede ser que lo estés pensando en serio. ― Dijo Hermione al entender lo que Harry quería que hicieran. ― De todas las ideas absurdas, ridículas y estúpidas que se te han ocurrido, te aseguro que ésta se lleva la palma. Y tú Malfoy, no te estoy oyendo negándote con la más absoluta vehemencia.
― No te creas que no lo hice. Le di mil razones totalmente válidas para explicarle por qué esto es la idiotez más grande del mundo, pero sigue en sus trece. Por eso esperé a que vinieras tú, la gran sabelotodo, quien estoy seguro va a encontrar la manera de sacarnos de ésta.
― Piénsalo fríamente Harry ― Dijo Hermione ignorando olímpicamente el último comentario de Malfoy ― nadie va a creerse que yo salgo con éste. ― Dijo señalándolo con cara de repulsión. ― Además, él es un mujeriego, pocos creerán que estamos en una relación lo bastante seria como para influenciarlo de alguna manera.
― Me halaga mucho que te interese tanto mi vida amorosa Granger, pero no te pongas en fila. Ni de coña te daría un turno de entrada. ― Dijo Malfoy burlón.
― ¿Ves Harry? Esto nunca funcionaría. ― Dijo Hermione con desesperación al ver la determinación en la cara de su jefe. ― Además, ¿no crees que vayan a sospechar de que de repente Malfoy tenga una relación con una de las aurores del Ministerio?
― Eso ya se lo dije. ― Replicó Malfoy con satisfacción.
― Estuve pensando en eso hace un momento. La mejor manera de resolver todo, es que Malfoy les diga al grupo que te conquistó para poder conseguir información de primera mano del Ministerio. No es que piense que dejarías que eso pasara Hermione. ― Agregó Harry al ver que la castaña se preparaba para quejarse.
― Bueno, eso sí es creíble. Esa es la única manera en que me acercaría a ella. ― Dijo Malfoy con expresión de suficiencia.
― Es un plan excelente. Bueno, es lo mejor que tenemos. ― Se corrigió al ver la cara que tenía Hermione luego de escuchar la intervención de Malfoy.
― Pero Harry, ¿no te preocupa lo que pueda decir Ron? Hace muy poco tiempo que terminamos ― Dijo Hermione no sólo porque le preocupara lo que pudieran pensar éste y su familia, sino como el último palo de ciego de un desesperado que no ve más salida. Y es que nunca se le ocurriría negarse en redondo sabiendo el peligro que ese grupo de magos representaba para la población mágica.
Harry había pensado mucho en eso mientras esperaban la llegada de Hermione a la oficina. Al principio había temido las implicaciones que este plan descabellado podría traer a la relación de sus amigos, pero después había llegado a la conclusión de que esa relación amorosa estaba muerta. Y no sólo porque veía la tirantez con que se trataban cuando estaban juntos, sino porque sabía que Ron no había estado totalmente volcado en su relación con Hermione.
Antes de que volvieran, Ron había tenido una amante misteriosa que nunca había querido presentar. Al principio, Harry pensaba que era porque la relación no iba en serio. Pero luego de que terminara con la mujer misteriosa y volviera con Hermione, Harry se dio cuenta de que Ron parecía tener sentimientos encontrados respecto a esa mujer. Así que le dijo a Hermione:
― De Ron me ocupo yo, no te preocupes. ― Hermione bajó la cabeza y la apoyó en el escritorio con aire de derrota.
― ¿Y ya? ¿Eso es todo lo que tienes Granger? No puedo creer que de verdad vaya a suceder esto. ― Murmuró para sí Malfoy con cara de desesperación.
― Lo siento Malfoy. Hermione es muy consciente de sus obligaciones, ella tiene muy claro cuándo debe hacer algo para el bien de todos.
― Está bien, yo estoy dentro si tú lo estás Malfoy ― Dijo Hermione con decisión levantando la cabeza, ya que Harry había movido muy bien las teclas y había tocado una fibra sensible.
― Yo estoy dentro desde el principio Granger. ―Remarcó Malfoy mientras se le oscurecía la mirada. ― Que no te quepa duda.
Éste es el primer capítulo de mi primer fic. Espero lo hayan disfrutado!
Estoy haciendo esto tanto por diversión como por deseos de aprender, así que: Reviews por favor! Siempre es importante saber la reacción que produce lo que uno escribe.
(Gracias Franchy, tus lágrimas me alegraron el día)
