En algún lugar de este mundo, de algún continente, de algún país, alguna vez existió un reino, ese reino era el más conocido por toda la zona que lo rodeaba, pero siempre ha existido una frase muy sabia "las apariencias engañan" el reino era el más conocido por el gobernante y su familia, pero... nadie fuera del castillo ha visto al gobernante y mucho menos a su familia; ellos siempre estaban encerrados dentro de su gran castillo.

Algunas personas decían que el gobernante era la persona más fuerte del mundo y que podía cargar 3 veces su castillo, también decían que su esposa era la persona más hermosa de todo el mundo y que al igual que su belleza era su amabilidad; otro de los rumores era que sus hijos eran idénticos a ellos igual de fuertes e igual de hermosos...pero no sabían que en parte algo era cierto y en parte no. La verdad era que el gobernante en realidad no era alguien rico ni tan fuerte, simplemente una persona con alto nivel social, su fuerza si era mucha pero no tanta, el se había vuelto el gobernante por ganar varias batallas y guerras. Su esposa no era la más hermosa del mundo pero tampoco era la más fea era una mujer con finos rasgos y muy amable, pero... esta historia trata de sus dos hijos, ellos si eran como sus padres pero al contrario de como suponen las personas. El hermano mayor no era idéntico a su padre, todo lo contrario él tenía el mismo carácter que su madre era una persona muy pacifica, temerosa, amable y seria, pero su hermana menor no era muy femenina al contrario, era muy ruda, fuerte, testaruda y temperamental, pero eso no le quitaba su hermosura y un poco de amabilidad, lamentablemente ellos nunca habían conocido a alguien que no fueran los sirvientes del castillo, el hermano mayor estaba a punto de cumplir sus 15 años y su hermana los 14 y aún no habían tenido algún sentimiento hacia otra persona y pronto alguno de ellos pasaría al trono; los padres preocupados empezaron a buscar pretendientes para ellos pero nunca aceptaban a alguien.

-¿Hermano, que estás haciendo?-Pregunto la menor con curiosidad, al ver a su hermano observando el cielo de la hermosa noche.

Ella era de corta cabellera rubia que le llegaba hasta los hombros, con un pequeño fleco recogido con dos horquillas, con unos hermosos ojos azules al igual que él cielo, era de tez pálida y no muy alta, era de pecho no muy grande (N/A: je je U^^) llevaba puesto un hermoso vestido negro con detalles amarillos, manga larga, el corset tenía una bella flor color amarilla y un moño debajo de esta color rosado. Usaba unas lindas zapatillas de color negro. Imaginen el vestido de la hija del mal

El hermano no se quedaba atrás él era casi idéntico a ella, solo que tenía facciones un poco mas masculinas y de igual manera se sujetaba el pequeño fleco con dos horquillas. Su cabello era un poco más corto que el de su hermana y más alto que ella por unos 5 o 6 centímetros. Él estaba vestido con una blanca camisa manga larga de seda, un chaleco negro con detalles amarillos en el cuello, un pantalón negro y zapatos negros de charol.

- Pensando hermanita, solo...pensando- Contesto el hermano siguiendo con su actividad; ambos se encontraban en un lujoso salón adornado por el hermoso color crema de las paredes las cuales tenían cada pared una pintura con un marco elegante de madera barnizado, el salón tenía un balcón grande el cual tenía una espectacular vista hacía el cielo.

-Y... ¿Puedo saber en que estas pensando?,- insistió la pequeña.

- claro que si hermana, estoy pensando… en que la noche de hoy tiene un peculiar brillo ¿No te parece?

-¿Eh?, peculiar…brillo...- murmuro por lo bajo la menor- sabes hermano, creo que no solo tiene un peculiar brillo, sino una luna hermosa.- dijo la niña contemplando el paisaje por la misma gran ventana en donde su hermano miraba.

- Rin… sabes estuve pensando eso de…comprometernos – incómodo comenzó otra platica el hermano, mientras desviaba su mirada para posarla en "su pequeña" hermana.- y… no puedo tolerar la idea de que tu también te tengas que sacrificar en esto.

-¿A qué te refieres Rinto-nii?, ¡No me digas que estas celoso!- comento con algo de burla, la chica llamada Rin, bueno la abreviación de su nombre completo Rillianne Kagamine - Ja, ja, ja, ja, ja… no es eso Rin-nee, pero, creo que un poco… pero ¿Cómo no tener, si sé que alguien va a tener a mi pequeña hermana y no lo merece? Y no voy a ser el único, ya que nuestro padre también se va…

-No lo creo.- Interrumpió a su hermano antes de acabar su oración, de una manera fría que a cualquier otra persona le hubiera congelado la sangre- Aaaah~…- suspiró con cansancio el chico con nombre Rinto.

-Hermana, sabes muy bien que nuestro padre te sigue queriendo, y mucho- comento Rinto, ya cansado por tener que hablar de ese tema de nuevo con su hermana.-No, yo no lo sé… ha sido tanto tiempo que dudo si nuestro padre sabe mi edad.

-No digas eso, pero bueno… mejor cambiemos de tema ¿no crees?

-Claro, no quiero terminar peleando contigo otra vez hermano. Esta vez no me lo permitiría.

-¿A qué te refieres con exactitud, Rin-nee?

-Sabes muy bien a que me refiero…- dijo de manera casi inaudible, mientras agachaba su mirada ocultándola con su flequillo.- Hermana, te prometo…te prometo que encontrare una forma de asegurar nuestra libertad. Poder escoger con quien estar y salir… de poder elegir con libertad a quien…amar.

-¿Enserio?- pregunto ilusionada la pequeña hermana- Si Rin-nee, ¡lo prometo!

-Hermano… gracias por todo, prométeme una última cosa... siempre estaremos juntos apoyándonos.

-Claro Rin-nee… por cierto, sabes he tenido una idea para poder salvarnos de la idea del compromiso…pero…dudo que te agrade.

-¿De qué trata Rinto-nii?.

-Pues…veras algunas veces tengo locas ideas pero… creo que esta supero a todas, yo algunas veces he pensado en la idea de escapar del castillo y…

-¡¿Qué?-Interrumpió alterada Rin ante la descabellada idea de su hermano, pues estaba prohibido salir del castillo a la familia real, los dos lo sabían perfectamente y también sabían que no hay forma de poder escapar del enorme castillo sin ser descubiertos, el castillo estaba rodeado de guardias y los sirvientes no eran de gran confianza . Esa es la razón del porque nadie más había visto a la familia real fuera del castillo, e inventaban rumores sin sentido alguno.

-¡Shhhh!, cálmate Rin-nee… nos podrían escuchar los sirvientes y arruinarían todo.

-Está bien, pero escaparnos del castillo es una idea descabellada, aparte de eso ¿En qué lugar nos quedaríamos? ¡No conocemos a nadie!

-Tranquila Rin-nee ¿No me acabas de hacer prometerte que siempre nos apoyaríamos?

-T-Tienes razón…creó-Esas palabras retumbaron en todo el lugar creando un silencio incomodo para ambos, pero no tardó mucho ya que Rinto se había atrevido a romperlo.

-Bueno hermana, creó que es tiempo de dormir mañana nos espera un largo día~- Dijo Rinto.

-¿Eh?... ¿A qué te refieres hermano?- pregunto curiosa Misa al escuchar "largo día". Pero Rinto ignoró aquella pregunta, haciendo entrar la curiosidad a Misa.

-Hasta mañana Rin-nee- Se despidió el hermano en voz baja saliendo de aquel lugar dejando a Misa sola en aquel enorme lugar.

Pasaron minutos y Rin seguía pensativa de aquellas palabras, dudaba de cada teoría que pensaba."¿Se referirá a crear un plan para poder…escapar?" ella creía que era algo muy descabellado para poder realizar, tan solo pensarlo le hacía dudar de su promesa, preocupada y frustrada ante sus pensamientos y dudas Rin decidió salir de aquel lugar y descansar en su regazo, pensando que tal vez así podría descansar y resolver sus dudas y preocupaciones.

- Tal vez… no es una idea tan descabellada…- murmuró antes de caer en los brazos de Morfeo y descansar deliberadamente ante el cansancio de aquel largo día que tuvo.

Nunca se imagino los problemas que causaría realizar acabo su promesa.

Mientras tanto, el hermano mayor no podía descansar pues la preocupación lo invadía haciendo dudar al pobre chico si fue una buena idea contarle a su hermana lo que tenía pensado llevar a cabo desde años atrás.

-Es mi hermana, mi única confidente en todo el mundo, ¿Cómo ocultarle algo así a ella?

-Pero… la metería en grandes problemas, y no quiero que termine igual que la vez pasada… por algo tan estúpido.

Después de un largo tiempo Rinto quedo dormido, por el cansancio del día tan pesado que tuvo al hacer grandes actividades en donde puso gran esfuerzo físico (y no hablar del mental claro está) gracias a su padre quien siempre dice "Un hombre siempre debe estar preparado para pelear, tanto para gobernar". Como deseaba no ser el hijo del gran gobernante del reino amarillo, el mismo deseo de su pequeña hermana.

-Hermano, no te preocupes por ella, ¡hay muchas mujeres en el mundo! Y si ella no está contigo ahora significa que ella no estuvo destinada a ti nunca.

-Creo… que tienes razón, sabes siento como si algo bueno nos fuera a pasar en un futuro ¡Créeme!

-Si tal vez tengas razón pero eso ya lo veremos.

-Onee-chan, ¿me prometes una cosa?

-Por supuesto ¿Qué es?

-nunca le daremos la espalda a ninguno de nosotros dos.

-¡Entendido!, mejor vamos a dormir mañana nos espera un largo~ día.