Disclaimer: Todos los personajes de Sailor Moon, son propiedad de la maravillosa mangaka: Naoko Takeuchi.

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Vecinos

Por

Corazón de Diamante

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–La cita será el 21 de mayo a las cinco de la tarde.

Palpo su brazo, la sensación que le provocaba el propio roce de su mano, la sobresalto. Vio la espalda masculina de aquel hombre que se encontraba frente a la recepción del consultorio médico. Cuando él termino de hablar con la enfermera se dio media vuelta y le sonrió, pero ella desvió la mirada para ver a dos inquietos niños que jugaban con un carrito de plástico, sobre el piso. Este se detuvo cuando choco con la silla de ruedas donde se encontraba sentada. Su acompañante aventó con la punta del zapato el carrito ante la mirada furiosa de la madre, pero él no le dio la mayor importancia y la guió a la salida del hospital.

Cuando llegaron al estacionamiento él la tomo entre sus brazos, para ayudarla a subir al auto; guardo la silla en la cajuela y se dispuso a manejar. La joven veía el estático paisaje, el trafico era inevitable a esas horas del día.

–Serena, no te preocupes... pondré tu música favorita...

Las canciones pop del momento inundaban el interior del automóvil. Ella veia como se movía de un lado a otro el osito que se encontraba colgado sobre el espejo. Pero a los pocos minutos se quedo profundamente dormida. Él acaricio la frágil y fría mejilla de su acompañante, y apago el estero para que nada interrumpiera su sueño.

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–¡Mina, ya llegaron los vecinos! –dijo una mujer de unos cuarenta años.

–Mamá, otra vez espiando a los vecinos... –se cento sobre el sofá y cogió una revista de moda que se encontraba sobre la mesa de centro– Siempre quieres estar enterada de todo lo que pasa en el edificio.

–No estoy espiando, además no tiene nada de malo que me preocupe por nuestra vecina.

La mujer en cuestión de segundos ya se encontraba en la puerta y la abrió, para encontrarse ¨casualmente¨ con ellos.

–Vecino, buenas tardes... –él no le respondió y jalo con sumo cuidado la silla de ruedas para no despertarla y salir del elevador– ¡Que bueno que ya la dieron de alta! Le susurro¿Serena, cómo se encuentra?

Él joven paso de largo, saco las llaves del bolsillo de su saco azul marino y abrió la puerta para así entrar al departamento y librarse de las preguntas de la chismosa vecina.

–Ese cretino que se cree... –cerro de un portazo la puerta.

–Mamá que esperabas, además eres una imprudente... –se levanto del sillón y se dirigió a su habitación– Yo también hubiese perdido la razón sí me hubiese pasado lo que a ella.

¡Hija, ni lo digas...!

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Parecía que había perdido la capacidad de soñar, para ella eso era una bendición, pero todo cambiaba cuando despertaba. Sus parpados se abrieron lentamente, una extraña calidez la sobrecogió, se vio rodeada por los brazos de aquel joven quien estaba profundamente dormido. Todo a su alrededor le parecieron desconocido –las fotografías que cubrían la mayor parte del espejo del tocador, los osos de peluche sobre uno de los estantes, las cortinas rosa, los libros que se encontraban sobre el librero, la sobrecama con estampado de conejos– trato desesperadamente de zafarse de su abrazo.

–Serena, cálmate.

–¿Quién es Serena?

Accidentalmente cayo pesadamente sobre el suelo, él se incorporo rápidamente de la cama para auxiliarla.

–¡No te acerques!

–No tienes porque temerme, soy tu novio. Soy D...

Ella no podía procesar sus palabras y todo comenzó a tornarse obscuro. Una obscuridad que parecía ser su aliada, librándola de aquella insoportable sensación de vacío.

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–No entiendo su afán por sacarla de la clínica.

–En cinco meses ustedes no lograron nada, estoy seguro de que sí ella se encuentra en este lugar, poco a poco volverá a ser la misma.

–Eso no será de la noche a la mañana y la mayor parte del tiempo ella sufrirá este tipo de crisis.

–Estoy consiente, pero no permitiré que la vuelvan a encerrar en aquel deprimente lugar –abrió la puerta para que saliera el médico.

–Sólo espero que su decisión no afecte aún más su estabilidad mental de la paciente. No diga que no se lo advertí.

–No se preocupe ella seguirá siendo atendida como es debido.

Cerro la puerta, pero se recargo sobre esta, cuando no estaba junto a ella, se sentía sumamente agotado. Se dejo caer sobre el suelo y se tomo unos momentos para recuperar fuerzas. Vio fijamente la puerta de madera que lo separaba de ella.

Serena, lo único bueno de esto es que a él también lo has olvidado.

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El tic-tac del reloj que se encontraba sobre la mesa de noche, parecía retumbar en los oídos de Serena. Por segunda vez despertó en aquel desconocido lugar, pero en está ocasión se encontraba sola. Trato de incorporarse de la cama, pero sus piernas no le respondían y no le quedo de otra más que permanecer recostada. Por las cortinas los rayos solares matutinos comenzaron a filtrarse. En la esquina a un lado de la gran ventana vio una silueta. La habitación poco a poco comenzó a iluminarse y se percato de la presencia de un enigmatico joven.

¿Quién eres? no recibió respuesta y volvió a preguntar¿Quién eres?

Soy tu novio...


Cuando llega la inspiración llega, aunque sea a las cuatro de la madrugada. Me encantaría saber si les gusto esta historia. Por último diré: ¡Buenos días, y nos leemos!