¡Hola! Muy bien queridos lectores ahora me dio otra idea para un nuevo fanfic que ojala les guste mucho, para empezar la idea me surgió mientras estaba de compras en un centro comercial (obvio no) con mis amigas y escuchaba sus locas historias (aunque en realidad no lo hacía pues tenía mi Ipod encendido xDD) entonces si no hay nada que aclarar venga el fic.
Todos los personajes son propiedad de Rumiko Takahashi, el argumento o trama me pertenece.
Capítulo 1
-Anda Kagome ven con nosotras ¿acaso es mucho pedir?- Rogaba la amiga de la joven miko quién había organizado una salida al centro comercial más famoso de la prefectura de Tokio para celebrar el hecho de que todas aprobaran sus exámenes.
-Lo siento Yuka pero en esta ocasión no podré ir con ustedes- Continuó Kagome emanando cierto aura de tranquilidad, aunque en realidad era lo que menos tenía en esos momentos. Eri se apresuró a seguir con la conversación para tratar de convencer a su joven amiga.
-Por favor Kagome en verdad te hará bien el que te distraigas un rato además ¿no crees que necesitas tiempo fuera de casa? Últimamente te has enfermado mucho más que de costumbre- Kagome suspiró por tercera vez esa media hora, habían pasado ya cinco días desde la última vez que estuvo en la época Feudal y estaba cien por ciento segura de que su fastidioso Hanyo iría a por ella aquella tarde.
-Lo siento chicas no puedo ¿les parece si lo dejamos para otra ocasión?- Las tres amigas de la miko provenientes del Japón contemporáneo la miraban con notable enojo, Kagome sabía que lo único que trataban era de que se distrajera un poco pero no podía arriesgarse a que InuYasha cometiera una de sus muy típicas tonterías si no la encontraba en casa.
-¡No! Ya no te estamos preguntando si quieres ir o no ahora vas porque vas Kagome- Contestaron las tres al unísono lo cual asustó bastante a Kagome, nuevamente suspiró tratando de pensar en una solución rápida, quizás su madre mantendría ocupado a InuYasha mientras ella regresaba o lo más seguro es que Sota fastidie al pobre Hanyo con los muy famosos videojuegos y se marche, o lo más probable sería que se enojara con ella por el tiempo que lo hizo esperar, si definitivamente no podía ir ese día.
-En verdad no puedo perdonadme- Con un noble gesto en su rostro se despidió de sus amigas y emprendió camino a casa, durante su paso pensaba en lo mucho que hubiese querido ir al centro comercial pero tenía una gran responsabilidad que cumplir y no podía dejarla de lado en lo absoluto o ¿tal vez por un día que si? ¡No! InuYasha seguramente ya estaría en casa aguardando por su llegada, debía apresurarse.
Finalmente llegó a las gradas del templo perteneciente a su familia y comenzó a subirlas sin ánimos, una vez arriba siguió derecho hasta la puerta principal en donde tuvo que detenerse a tocar el timbre pues con la última pelea en el Sengoku había perdido sus llaves. Su madre abrió la puerta y le dedicó una hermosa sonrisa materna.
-Cariño ¿cómo te fue hoy?- Kagome sonrió ante la pregunta de su madre y contesto con el clásico -bien mamá gracias- siguió su camino hasta su habitación esperando encontrar la ventana abierta con el Hanyo en el marco de esta esperando por ella pero para su sorpresa su pieza se encontraba exactamente igual como se encontraba en la mañana. Llamó a su madre preguntando por InuYasha pero esta le contesto con una negativa lo que sorprendió mucho más a la miko ¿acaso al chico se le había ido el tiempo? Sea cual sea el motivo InuYasha no había ido a por ella entonces eso significaba una tarde completamente libre.
-Tal vez deba decirle a las chicas que si iré- Corrió escaleras abajo procurando no tropezar con algo hasta que llegó al teléfono de la casa donde marco los números de su tercia de amigas y confirmar su ida. Colgó rápidamente y subió hasta su habitación la cual dejó patas arriba buscando sus cosméticos y ropa informal que ponerse encima. Su recorrido por las escaleras comenzó de forma rápida y terminó nuevamente ahora llegando a la puerta principal.
-¡Mamá! Iré al centro comercial con mis amigas no me esperes para cenar- Dicho esto cerró la puerta tras de sí mientras comenzaba a correr en dirección a la avenida principal. Había escogido unos pantalones entubados que marcaban sus bien formadas piernas, haciendo juego a ello llevaba una blusa púrpura con un ligero escote circular dejando ver el comienzo de sus pechos.
Mientras tanto en el Japón Feudal un joven híbrido engreído y malhumorado descansaba sobre las ramas del árbol sagrado con sus ojos cerrados, habían pasado cinco días desde la última vez que vio a Kagome definitivamente era una tortura estar sin ella, sabía perfectamente que si la molestaba mientras estudiaba o lo que estuviese haciendo terminaría con la cara enterrada en el duro suelo ya sea de su habitación o del templo en sí.
El Hanyo refunfuño recordando aquellas innumerables veces que había sufrido ese percance. En aquella ocasión estaba dispuesto a darle el tiempo que necesitase para enfrentarse a ese demonio de poco poder llamado exámenes pero en verdad que perdería la paciencia si esperaba otro poco.
-Keh esa perra se ha salido con la suya de nuevo quizás nada más quería ir para descansar pero me las va a pagar…- Volvió a refunfuñar esta vez en un susurro para él mismo, tras esto saltó de las altas ramas del árbol y comenzó a correr en dirección al pozo devora huesos, por ningún motivo la dejaría más de tres días en aquel sitio tan extraño otra vez.
Con Kagome las cosas iban mejorando pues encontró a sus amigas de manera rápida y de igual forma corrieron hacia el muy esperado descanso en un paraíso femenino en donde seguramente necesitarían más de una tarjeta de crédito, las cuatro gracias a la forma en que iban vestidas robaban bastantes miradas de chicos que cruzaban por el sitio lo que hacía que se sonrojaran bastante y rieran como lo solían hacer en el instituto pero de todas formas la miko no dejaba de sentirse preocupada por InuYasha ¿qué estaría haciendo en esos momentos?
-¡¿Cómo que salió?- Dijo o más bien gritó el Hanyo tras la respuesta de la señora Higurashi quien le había invitado a comer un poco de Remen a su llegada.
-Así es InuYasha fue al centro comercial con sus amigas no creo que regrese temprano hoy- Continuó amablemente la señora Higurashi quien ya había terminado de calentar el agua para la comida del chico quien a su vez daba claras señales de encontrarse sumamente enfurecido, así que la chiquilla había ido para salir con sus amigas aún sabiendo que tenían pendiente la derrota de Naraku y el recolectar los fragmentos de Shikon, eso era demasiado egoísta incluso para ella.
InuYasha comió más malhumorado que de costumbre y una vez que hubo terminado agradeció adecuadamente a la señora Higurashi quien era como su segunda madre y salió en busca de Kagome, ahora sí se merecía un buen regaño esa pequeña.
-Ese conjunto es muy lindo Kagome ¿porqué no te lo pruebas?- Sugirió Ayumi mientras admiraba la hermosa colección de ropa de una marca reconocida japonesa en donde estaba una blusa que realmente marcaría los buenos atributos de cualquier mujer.
-¿No crees que es un poco atrevido?- Comentó Kagome mientras analizaba las prendas que su amiga le había señalado. Tras ella aparecieron Yuka y Eri quienes recién habían comprado un par de sandalias cada una.
-Para nada amiga, parece como si vivieras en otra época venga pruébatelo estoy segura que te verás fenomenal con él- La joven ahogó una risilla ante el comentario de Eri, pues literalmente había estado viviendo en otra época casi un año era natural que trajera consigo algunas costumbres de aquellos tiempos, suspiró resignada mientras tomaba las prendas y se dirigía al probador de damas.
-¡Oiga usted señora! ¿Sabe dónde está el llamado centro comercial?- Preguntó el Hanyo igualmente malhumorado que antes a una persona que pasó por donde se encontraba, afortunadamente llevaba la típica gorra de beisbol que cubría sus orejas caninas por lo que no habría de que preocuparse en cuanto a su aspecto.
-Está en esa dirección joven- Continuó la señora que aparentemente no pasaba de los cuarenta mientras escrutaba con la mirada al joven híbrido quien comenzó a continuar su camino luego de agradecerle de mala gana – Oiga ¿es usted soltero?- InuYasha se paró en seco y se giró hacia la humana que lo miraba curiosa.
-¿Qué?- La señora sonrió y se acercó a él volviéndolo a escrutar lo que hizo que se sintiera el doble de incómodo de lo que ya se había sentido desde el principio.
-Mi hija es joven y hermosa por si le interesa, está buscando pareja para su baile de graduación que será dentro de poco y… - Aquello le tomó con suma sorpresa al Hanyo pero decidió ignorarlo y seguir con su camino, en verdad ese mundo era de locos.
-Vaya Kagome no sabía que tenías tan buenos atributos ¿en verdad te queda bien eh?- Señaló Yuka al ver a su amiga saliendo del probador con el conjunto puesto el cual marcaba sus curvas femeninas y sus bien formados pechos, de alguna manera la miko se sintió avergonzada llevándolo ¿Cómo reaccionaría InuYasha si la viera con aquello puesto? Pensó mientras volvía a dar un vistazo al atuendo; una camisa escotada en v a cuadros de color rosado que se ajustaba a la figura de su cuerpo y una falda casi del mismo largo que la de su uniforme solo con la diferencia de que esta era igualmente ajustable.
Realmente le gustaba como se veía y la manera en que había cambiado en el último tiempo, mientras sus amigas la halagaban de mil maneras posibles, suspiró y sonrió quizás no sería tan mala idea comprar aquel conjunto.
-Entonces ¿ha visto a cuatro chicas con faldas muy cortas color verde pasar por aquí?- Finalmente el Hanyo había llegado al tal centro comercial luego de vagar por aquel sitio que le causaba mareo por la gran cantidad de olores mesclados, como la madre de Kagome había mencionado a sus amigas supuso que se trataba de las jovencitas con las que había hablado la otra ocasión las cuales llevaban las mismas ropas extrañas que la miko.
-Lo siento uh joven pero no tiene otras características pues que lleven faldas cortas no es muy útil para encontrarlas- La empleada que atendía la caja de la zona de ofertas miraba a InuYasha de una forma extraña bueno aunque su Haori y Hakama no ayudaban mucho para que eso no ocurriese ni mucho menos sus cabellos largos y plateados.
-Bueno una de ellas tiene cabello largo azabache, ojos chocolate, más o menos mide esto (señalando más arriba de sus hombros) es muy hermosa y…- Se detuvo en seco al escucharse a si mismo pronunciar esas últimas palabras, la señorita sonrió y con una risilla llamó la atención del chico quien se encontraba un tanto sonrojado.
-¿No se estará refiriendo a esas jovencitas de allá?- Continuó señalando el lado contrario del lugar, el joven híbrido giró su cabeza encontrándose a lo lejos con las chicas con las que había conversado hasta hace poco y a Kagome con ellas usando… Ni siquiera sus pensamientos pudieron concluir pues la chica en verdad se veía sumamente hermosa con las ropas que llevaba puestas, en verdad fue suerte que no dejara salir algo de baba de su boca al verla.
Agradeció a la señorita y comenzó a caminar hacia donde se hallaban ¿cómo había sido tan tonto como para no poder distinguir su aroma estando tan cerca de él?
-Ok chicas ¿podrían ir a pagar esto? tengo que cambiarme rápido si queremos seguir- Continuo Kagome mientras les dejaba a sus amigas la camisa y el pantalón quedando en ropa interior aún estando dentro del probador, las chicas asintieron y se dirigieron hacia las cajas con el conjunto en mano pero no se imaginaron el toparse con el "novio" de Kagome a unos metros del sitio predestinado.
-¡Novio de Kagome! ¿Qué haces aquí?- Ayumi le dedicó una tierna sonrisa mientras que InuYasha tan solo soltó su acostumbrado Keh.
Kagome por su lado se estaba terminando de vestir con sus ropas originales sin dejar de pensar en su muy latoso híbrido ¿seguirá en la época Feudal? Se preguntó a si misma mientras salía del probador, pero no se imaginó que le vendría un infarto prematuro al encontrarse cara a cara con InuYasha el cual, como siempre, tenía su gesto malhumorado.
-¡Oye tonta! ¿Crees que estamos jugando? Me pides algunos días para ocuparte de esas cosas y resulta que vienes a divertirte con tus amigas a un sitio tan extraño como este- Kagome aún tenía su mano sobre su pecho derecho tratando de tranquilizar el ritmo de su corazón que al parecer fue bastante inútil.
-¡¿Qué demonios haces aquí?- Gritó la chica una vez que se recuperó a medias del casi infarto fulminante causando una mirada atemorizada del chico. En eso regresaron las chicas con bolsas en donde se contenía la ropa.
-Ya que estas aquí deberías acompañarnos ¿no crees?- Balbuceo Eri mientras le entregaba las bolsas correspondientes a la miko, Yuka por su lado se abalanzó contra su espalda como forma de súplica (y a la vez causando un poco de celos de Kagome la cual trató de no hacerlo notar) Ayumi tan solo le dirigió una mirada suplicante a su amiga y a su "novio". Finalmente (y luego de diez minutos) ambos accedieron.
-¡Estupendo! Gracias novio de Kagome bueno chicas siguiente parada el departamento de lencería- Gritó Eri mientras Kagome se iba hacia atrás de la pena ¿cómo se le ocurría el ir a esa sección con InuYasha presente? Que al parecer no sabía de qué demonios estaban hablando.
Una vez en el sitio más incómodo para un hombre jamás creado, las amigas de Kagome aprovechaban todo lo que veían y comparaban precios, mientras el Hanyo permanecía más rojo que un tomate pues al ver los sostenes que habían ahí le llegaron recuerdos de las innumerables veces en las que Kagome se bañaba en las aguas termales y se quitaba su bueno eso dejando en libertad sus pechos.
-¿No se suponía que deberías estar en tu casa?- Susurró InuYasha al oído de Kagome procurando que no los oyeran pues lo más probable era que naciese otra de les muy que digo muy más bien bastante típicas entre ellos.
-Los exámenes terminaron esta mañana, mis amigas me invitaron a venir no podía negarme aunque al principio lo iba a hacer por ti pero al regresar y no verte en casa decidí que…
-Sería mejor hacerme venir a este lugar lleno de personas extrañas y objetos extraños como los que usas debajo de la ropa- La joven miko se sonrojó furiosamente pero de no haber sido por que sus amigas hubiesen llegado a tiempo con más bolsas encima ella estaría abofeteando al pobre chico por sus comentarios depravados.
-¿Quién quiere ir al departamento de perfumes?- Preguntó Ayumi inocentemente mientras las demás sonreían aprobando la idea, InuYasha por su lado estaba pensando en una buena forma de vengarse de Kagome por hacerlo ir a aquel sitio y en verdad que estaba pensando en una muy buena manera.
El grupo caminó por algunos pasillos con piso encerado lo que provocaba que el Hanyo resbalara de vez en cuando pero no al grado de llegar a caer. Yuka al parecer noto aquello y decidió proponer algo.
-Tengo una idea ¿qué les parece si en lugar de ir a ver perfumes le hacemos un cambio de look al chico aquí presente?- Aquello último con tono de broma, InuYasha palideció pues gracias a Kagome conocía muy bien el significado de "look" las otras dos chicas asintieron casi a la milésima de segundo de que Yuka hubo terminado de hacer la pregunta mientras que Kagome permanecía con un aura oscura, cualquiera pensaría que se hallaba mucho más que incómoda.
Más tarde y luego de haber sido bruscamente jaloneado y empujado por aquellas chicas extrañas llegaron a un sitio conocido como departamento de jóvenes y caballeros en donde había una gran variedad de prendas que curiosamente todas las personas (hombres obviamente) llevaban puestas. Kagome venía caminando a paso lento tras ellos rogando por que aquello no estuviese ocurriendo pero para su mala suerte, realmente estaba ocurriendo.
-¿Cuál es tu color favorito?- Le preguntó Eri de manera directa al pobre Hanyo quien de igual modo que la miko rogaba porque aquello no estuviese pasando.
-No tengo uno en especial- Respondió fríamente tratando de hacerles ver de forma indirecta su descontento pero al parecer logro exactamente todo lo contrario.
-Muy bien entonces ¡Ya saben qué hacer chicas!- Tardó más en decir aquello que en lo que las otras dos amigas de Kagome se abalanzaban sobre él con más de siete camisas de distintas formas, colores y tamaños y de la misma forma con los pantalones.
Kagome mientras tanto permanecía alejada del grupo con una cara deprimente, sinceramente no se sentía para nada a gusto con que InuYasha estuviese ahí y menos con que sus amigas le hagan el tan espeluznante cambio de look.
Tras una serie de gritos, quejas, súplicas y de más cosas que llaman la atención InuYasha salió del probador vistiendo un pantalón de mezclilla rasgado y una camisa negra con el logotipo del adolescente rebelde (rock, sexo y drogas ¡abajo el gobierno! Para ser más específicos) que obviamente tenía influencia extranjera.
Kagome al verlo se quedó sin palabras, aquella camisa marcaba todos los músculos del joven de manera impresionante al igual que los pantalones que lo hacían ver más alto, por Buda se veía tan guapo de esa forma. Las amigas de Kagome aplaudieron al verlo salir para después felicitarlo por su nueva apariencia.
InuYasha por su lado sentía que lidiar con esas jovencitas era incluso mil veces más difícil que derrotar a un Yokai pero se olvido de ello en cuanto sintió la mirada de Kagome sobre él, giró su cabeza encontrándose cara a cara con ella, ambos se quedaron de esa manera durante unos momentos viéndose fijamente a los ojos, por un momento ambos sintieron una fuerte necesidad de besarse por lo que poco a poco acercaron sus rostros, hubiese sido el beso perfecto si no…
-¡Qué romántico! Yo quiero un novio como él- Gritaron las chicas al mismo tiempo haciendo que la aún no pareja se alejara de golpe. Aún sonrojados continuaron caminando, InuYasha llevaba a Tessaiga en su mano mientras que Kagome cargaba la túnica de rata de fuego del chico.
Caminaron durante otro rato mientras veían más y más tiendas de diferentes tipos de ropa en donde claro no podían salir sin que InuYasha o Kagome se probaran algo de ahí. La primera parada luego del departamento de caballeros fue el de moda gótica en donde Kagome tuvo que probarse un conjunto formado por una falta negra corta, blusa escotada negra y botas grandes, InuYasha al verla casi se iba de espaldas pero afortunadamente se encontraba sentado en una silla fija.
Lo siguiente fue la tienda de deportes donde claro InuYasha fue la víctima del ataque femenino, salió vistiendo unos pantalones informales y una camisa que de igual forma le favorecía en exceso. Esta vez Kagome fue la que terminó sonrojada y apenada ante la presencia del chico ¿acaso con todo lo que se ponga encima se ve igual de guapo? Pensaba a cada instante.
-Al parecer tendremos fuertes deudas de crédito a fin de año ¿no creen?- Comentó Ayumi mientras hacía un recuento de las bolsas que llevaban consigo. Finalmente el grupo había parado en un lugar donde venden comida llamada zona de restaurantes, InuYasha se sentó y procuró no parecer con ganas de matar a esas chicas pero al ver a Kagome sonrojada justo al frente suyo, se tranquilizaba pensando en lo hermosa que se veía de esa manera.
-¿Quieren una hamburguesa? Esta vez yo invito- Si Eri no hubiese sido tan amable nadie habría comido ese día, InuYasha prefirió no comer con la excusa de que ya había comido en casa de Kagome, lo cual hizo que las chicas se sorprendieran ¿acaso eran tan cercanos que la madre de su amiga permitía que comiese ahí cuando quisiera? En fin, Kagome permaneció callada mientras comía su hamburguesa despacio pero de vez en cuando se le escapaba una risilla ante las preguntas con las que sus amigas aludían al pobre chico, lo que no paso de alto por InuYasha el cual tenía la venganza perfecta para su pequeña presa.
Las horas pasaban igual de lentas para el híbrido quien tuvo que cambiarse nuevamente (siete u ocho veces más) para satisfacer a esa tercia de mujeres locas e incluso le sorprendió que Kagome en dos ocasiones se lo pidiera hasta que el santo reloj de aquel sitio que sinceramente para él era un infierno marcó las siete de la noche por lo que para mal de las chicas tuvieron que salir.
-Hoy fue un excelente día Kagome ojala se vuelve a repetir pronto- Las orejitas de InuYasha aún por debajo de la molesta gorra de beisbol dieron un tirón demostrando preocupación, definitivamente no quería que aquello volviese a repetirse, a menos que la siguiente vez Kagome fuese la víctima en cuanto cambios de "look" no dejaba de pensar en lo bien que se vería de tantas maneras diferentes además de la que ya traía puesta.
-Muchas gracias por acompañarnos novio de Kagome en verdad te ves genial con esos cambios, procura traerlos más seguido ¿sí?- Continuó Ayumi mientras con un gesto y un movimiento de su mano derecha se despedía de ellos y comenzaba a caminar.
-Esto si fue un descanso de los fastidiosos exámenes ¿verdad?- Eri se reía para sí misma literalmente hasta que Yuka la tomó del brazo y juntas tomaron la dirección contraria a la que tomó Ayumi dejando a la parejita completamente solos.
Un silencio incómodo se adueño del momento, la miko estaba realmente nerviosa por la reacción que tendría InuYasha en cuanto estuviese seguro de que sus amigas ya se hayan ido, sabía que era una muy mala idea haber aceptado la propuesta de ese día.
-No cargues todo eso sola- InuYasha tomó las bolsas de diferentes tiendas que Kagome tenía en sus manos donde estaba la ropa tanto de él como de ella, el chico comenzó a caminar despacio procurando de que Kagome lo siguiera pero al notar que la chica permanecía inmóvil se acercó a ella y le hizo la señal de que se subiera a su espalda.
Pronto el Hanyo se encontraba saltando de edificio en edificio a una gran velocidad, ambos guardaban silencio, aquello en verdad había sido la situación más incómoda en la vida de los dos pero Kagome estaba convencida de que de alguna u otra forma él se había divertido o al menos distraído de sus problemas ¿no?
-Tú y yo vamos a hablar seriamente- Mala señal, muy mala señal. En verdad se había molestado, la chica suspiro y se acurrucó en la espalda del joven esperando a que llegaran al templo y como era de esperarse, que la regañase fuertemente.
Finalmente luego de diez minutos de brincar por los aires InuYasha se paró en el pabellón principal de la casa de la familia Higurashi y dejó bajar a Kagome, ambos caminaron despacio a la entrada. Las luces estaban apagadas por lo que no era de extrañarse, seguramente su familia tuvo algún inconveniente y tuvieron que salir de emergencia. Lo cual resultó ser cien por ciento verdad.
Kagome e InuYasha: El abuelo tiene que recoger unos documentos del templo del otro lado de la ciudad, no nos esperen esta noche. Hay un poco de Remen en el congelador por si quieren cenar. Con amor Mamá 3
Las clásicas notas pegadas en la puerta de la entrada no eran nada de novedad, ambos jóvenes entraron a la casa e InuYasha cerró bruscamente la puerta a su paso lo que asustó un poco a la miko, pero trato de que no fuese obvio.
-Ven acá- Continuó InuYasha mientras subía las escaleras que daban a las habitaciones de la casa, a Kagome no le quedó más remedio que seguirlo, sabía muy bien que el Hanyo odiaba muchas cosas referentes a su época y esta era una de ellas.
Entraron en la habitación de la chica cerrando la puerta con igual brusquedad pero con el detalle de que el chico le puso seguro, lo que asustó todavía más a Kagome.
-Me pediste que te diera algunos días para enfrentarte a tus exámenes, lo hice, traté de no desesperarme y darte tu tiempo, te di dos días más, llego a buscarte y tu madre me dice que saliste con tus amigas de compras, voy a buscarte otra vez y me expongo públicamente gracias a sus arrebatos femeninos… esto merece un castigo ¿sabes?- Las piernas de la chica temblaban considerablemente hasta el punto de volverse débiles haciéndole caer al piso justo frente a InuYasha.
-Lo lamento mucho InuYasha por favor perdóname- El joven continuo de pie sin mover ni un músculo, en verdad esa forma de él si daba miedo más cuando Kagome sabía que era la causante de su disgusto.
-Pero… también tuve la oportunidad de verte en otro tipo de ropas y eso me agrado mucho- ¿Qué? Se pregunto la joven a si misma luego de escuchar aquello – Pero eso no me quita las ganas de vengarme de ti pequeña al contrario, las aumenta considerablemente.
Kagome no tuvo tiempo ni siquiera de tomar aire pues pronto InuYasha la tomó de los hombros bruscamente y junto sus labios con los suyos de una manera salvaje, como si estuviese reclamando su territorio, la chica no había cerrado los ojos de la impresión y permaneció quieta por más de tres segundos hasta que con timidez comenzó a mover despacio sus labios con los de él los cuales le estaban apresurando a seguir su ritmo pero conservaron la calma, después de todo era el segundo beso de la chica, recordaba el suave roce de sus labios mientras estaban en el castillo de las ilusiones de Kaguya pero aquello no se comparaba, si aquella era la venganza o castigo del chico hacia ella, vaya que lo necesitaba.
Continuará…
Esto es sinónimo de las vacaciones me hacen mucho daño xDD Los que ya han leído al menos un fanfic mío sabrán qué tipo de venganza tiene preparada Inu muahaha pero bueno por ahora ahí va la primera parte. Ahora bien tengo una pregunta general ¿Por qué a los chicos no les gusta ir de compras? ¡Algún chico bueno que responda! El que lo haga se ganará un auto hahahahaha no es cierto pero les agradeceré mucho ^^
Próximo y último capítulo mañana, a más tardar pasado. Ya saben espero sus lindos reviews.
Se despide su amiga
LoVe Quo
