Cielo

La Matrix, una realidad virtual simulada para mantener a los humanos bajo control, diseñada para funcionar como lo hacía la vida real de antaño.

Pero cómo todo programa, a veces ocurren glitches en el sistema.

Había un error muy común que pasaba cuándo los humanos fallecían pero sus mentes sobrevivían debido al data recopilado a través de los años; lo que los humanos solían llamar "fantasmas" o "espíritus".

Esos errores eran difíciles de corregir y con el tiempo podían corromperse, volverse "Hollows", los cuales atacaban humanos vivos y podían alterar ciertos códigos, dándoles habilidades no autorizadas por el sistema tanto humanos como a Hollows.

Para hacer frente a esos fallos,, dentro de la Matrix se creó un tipo de agente especial, llamado "Shinigami", vestidos con trajes japoneses negros e invisibles para la mayoría de los humanos, eran estos agentes los encargados de destruir las conciencias restantes de los humanos, desaparecer los hollows del sistema.

Algunos humanos podrían llamarlos "ángeles" y considerar que ellos ayudaban a liberar las conciencias atadas a la Matrix, sin embargo, ese tipo de pensamiento no cruzaba por la mente de los Shinigami, ellos eran programas realizando su función con una precisión de una máquina atada a una apariencia humana.

Los Shinigami habían funcionado muy bien hasta que el virus conocido cómo "Smith" corrompió la Matrix de una forma nunca antes vista, alterando la Matrix de una forma inesperada y caótica que paralizó el sistema por horas. Incluso tras ser eliminado, los efectos del virus repercutieron tras él.

A diferencia de Smith, la nueva anomalía no se presento con violencia, en cambio, todo inicio una día bastante común:

Una mañana, el Shinigami Aizen Sosuke terminó de almacenar la información de los fallos del día cumpliendo su función igual que siempre. Era un programa, pero aún así necesitaba descanso, como todos los Shinigami, al igual que el resto de los agentes similares a él, mantenía una rutina bastante "humana": Trabajo, comida, descanso, repetición.

—¿Existe el cielo?— el Shinigami se preguntó mientras veía por la ventana el pasar de las nubes blancas. La mayoría de los humanos se reconfortan creyendo que sus conciencias iban a algún lugar tras la muerte, pero lo más cercano que Aizen conocía era volverse "fantasmas" —¿Existe el alma? ¿Tengo yo un alma? ¿Puedo ir yo al cielo?

Las preguntas las dijo en voz alta, esperando que las respuestas aparecieran ante él invocadas por sus palabras. Pero no lo hicieron. Las respuestas a estas preguntas no estaban en las bases de datos.

Aizen acomodó los lentes en su cara antes de levantarse de su escritorio. Estaba confundido y eso lo asustaba. Esos sentimientos eran ajenos a su programación. Podía tener curiosidad pues esa lo ayudaba en las investigaciones para encontrar los glitches, pero jamás, desde haber sido instalado en la Matrix, Aizen había tenido miedo.

¿Quizas era él un virus al igual que Smith? Después de todo su 'conciencia' y las preguntas alejadas del código debían significar algo. Una anomalía que no debía existir porque además de poder alterar el buen funcionamiento de la Matrix podría dañar otros programas junto con él. Por eso no sería extraño que otro programa se diera cuenta de su malfuncionamiento y lo borrará.

Aizen volteó para todos lados, por primera vez conciente de que él existía. De su mortalidad.

Estaba solo en su cubículo, uno entre millares de Shinigami por lo que sus acciones erráticas no podían ser detectadas, aún. Lo borrarían en cuanto los demás Shinigami o alguna otra forma de agente o programa se percatara de que Aizen exhibía un comportamiento divergente.

—Toc, toc — Ichimaru Gin tocó la puerta abierta y alzó una ceja al ver al otro Shinigami hacerse para atrás.

Aizen recobró su compostura y sonrió. Una buena imitación de su anterior programación.

—¿Esta todo bien?— Ichimaru preguntó, más por una reacción a la acción de Aizen que genuina curiosidad. Seguía siendo un programa que actuaba de acuerdo a un código, veía sorpresa y tenía un catálogo de reacciones aleatorias de las cuales tomar. Esa vez fue una pregunta.

—Por supuesto —Aizen mintió y no dejo de sonreír hasta que el otro Shinigami accedió con la cabeza y se movió al cubículo adyacente para platicar con una Shinigami de menor estatus llamada Rangiku Matsumoto.

Era común ver a grupos de agentes, u otros programas, unirse; platicar de sus actividades con falsa emoción, buscando crear alguna especie de vínculo entró ellos y los demás a través del contacto o palabras en una suerte de reflejo a la interacción de los humanos, porque a pesar de que las máquinas gobernaban la Matrix, todo agente o Shinigami no dejaba de ser una imitación del hombre

.. Aunque..

Aizen se sentó en su silla, "Shinigami" significaba "dios de la muerte". Sí. Eso era, Aizen pensó mientras su sonrisa crecía, él no era imitación de un humano sino de un dios. Y por ello, era su misión crear el cielo.

Fin


Yo solo quería hacer un crossover de Matrix y Bleach, espero que alguien lo haya disfrutado. Gracias por leer.