La primera vez que apareció frente a sus ojos él brillaba igual que una estrella, de manera tan hermosa, elegante, agraciada y delicada, una flor única entre un bosque de espinas, roja de toda la pasión que desbordaba. Yuuri deseaba algún día poder ver a Viktor frente a él, sonriendo igual que siempre lo hacía frente a la cámara. Al cumplir los trece años al fin fue capaz de sentarse y mirarlo entre la muchedumbre que gritaba el nombre de su ídolo, que les dirigía la más bella rutina que les podía dedicar, sólo a ellos, a las personas que lo convertían en lo que era, lo que lo admiraban con tanta fuerza; pero Yuuri no lo veía así, él era diferente a los demás, él sabía que lo Viktor únicamente intentaba disimular la forma en que se adueñaba del territorio que al final de cada presentación declaraba como suyo, Yuuri lo sabía muy bien, y por eso lo admiraba, por defender su lugar con tanta confianza. Las voces ya no escuchaba, él sólo veía ese cabello plateado y brillante, que tan largo y suave parecía acompañar los agraciados movimientos, que para Yuuri eran imposibles de realizar, fue entonces cuando notó lo inalcanzable que Viktor era, no era que jamás lo hubiera pensado, fue tan sólo que la idea repentinamente lo golpeo en la cara, dejándole saber que quizás jamás podría patinar en la misma pista que el muchacho que tanto admiraba. Con la angustia hecha un nudo que se alojaba en su garganta, espero a que la presentación terminara, para ir al baño y encerrarse en uno de los cubículos, una vez allí sus lágrimas comenzaron a caer sin para, no sabía qué hacer, su único sueño se veía repentinamente destrozado, todo por lo que había estado trabajando en ese momento parecía inútil, porque por mucho que pudiese cortar las espinas alrededor de la preciada flor, estás con el tiempo volverían a crecer, más fuertes y grandes, para dejarlo a él fuera del camino, encerrando otra vez la roja flor.
-Мои волосы беспорядок -suspiró alguien al entrar en el baño, lo que inmediatamente despertó a Yuuri de sus pensamientos, él sabía de quién era la voz, y no podía evitar el querer verlo, a pesar de que fuera de manera tan patética, deseaba tenerlo en frente, aunque fuese una vez.
Intentando secar su rostro, para no espantar Viktor, salió del baño aun refregando sus ojos con sus mangas, pero las gotas de agua salada seguían cayendo suavemente sobre sus mejillas rojas por lo irritadas de tanto que las había refregado. El adolescente, quién arreglaba su cabello, vio a Yuuri reflejado en el espejo cuando salió del cubículo- ¿Un admirador? -Se preguntó a sí mismo en voz alta, animado como siempre, sabiendo que el muchacho era japonés al verlo y sabiendo también que este lo escucharía.
Yuuri si quiera podía levantar la mirada, porque las lágrimas seguían cayendo y él no podía detenerlas por mucho que lo intentaba- ¿Hey, por qué lloras? -Preguntó el muchacho volteándose a mirarlo con una sonrisa, para intentar animarlo- ¿No estás feliz de verme? -Preguntó mirando la camiseta de Yuuri que decía en letras grandes "VIKTOR", Yuuri no podía articular palabras, pero su esfuerzo por dejar de llorar y mirar a Viktor a los ojos hizo que su ídolo se inclinara para verlo mejor y esperar sus palabras.
-Lo... Lo siento -dijo largándose a llorar.
-Hey, no te pongas así -le pidió Viktor con una voz suave, dándole una mirada de preocupación, con la que intentaba averiguar que había hecho que tan brillantes y cristalinas lágrimas cayeran sobre aquellas mullidas mejillas- ¿Qué te parece dar un paseo conmigo para que te tranquilices? -Preguntó sabiendo que si se escabullía sería regañado por no estar allí cuando los ganadores fueran anunciados, pero en ese instante Yuuri invadía su mente con esas lágrimas que lo hacían lucir tan tierno.
-No puedo -musitó, mientras que Viktor intentaba secar las lágrimas del lindo rostro infantil, el cual parecía que jamás dejaría de derramar lágrimas. El adolescente estaba embelesado por Yuuri, que soltaba agua sobre sus delicados pétalos rojos, sólo para él, para nadie más que para él, igual que la pista, Yuuri no era para nadie más que para él.
- ¿Por qué? -preguntó sin entender, intentando que el deseo de seguir viendo el rostro lloroso no predominara sobre su preocupación por el pequeño.
-Estás... Estás tan lejos de mí -susurró mirando a los ojos de Viktor, quien, sonrojado, observó la lúgubre expresión de Yuuri-, por mucho que lo intente, una y otra vez... no puedo, no puedo alcanzarte -dijo angustiado, volviendo llorar desconsoladamente-, no logró... llegar a tu lado -dijo entre gemidos y llanto, mientras Viktor no podía evitar el plasmar una enternecida sonrisa en su sonrojado rostro.
-La gente de Japón en bastante reflexiva -comentó sonriendo y acariciando el cabello de Yuuri, que lo miraba sin entender lo que el adolescente hacía, y aun así las lágrimas seguían cayendo.
Tierna y suavemente Viktor secó las lágrimas del pequeño que lo observaba con un brillo de admiración en sus ojos- Lo lograras... Yo te estaré esperando -musitó el hombre dándole una sonrisa alegre y confiada, para luego guiñarle un ojo y comenzar a caminar hacía la salida-. Espero que sigas siendo igual de lindo para entonces -dijo antes de salir del baño, dejando a Yuuri sin saber que acababa de pasar.
