Disclaimer: Demashitaa! The PowerPuff Girls Z no me pertenecen.


Advertencias: Ninguna.


Intercambio


Momoko


Fic dedicado a Himeko03, solo porque me cae bien xD. Y porque hace un tiempo me dedico un fic y yo también quiero hacerlo. Espero te guste aunque la pareja central no sean los azules, prometo recompensarte más adelante:)


Akatsutsumi tamborileaba los dedos en su pupitre, fastidiada. Por primera vez no prestaba atención en clase. Se limitaba a fruncir levemente el ceño, aun no estaba segura si de enojo o preocupación. O ambas.

Y es que, ni de joda. Ella no lo haría. Simplemente, no podría. Había muchas malditas cosas que se entrometían en su cometido. Y no era simplemente su orgullo. Él era Brick. Brick Him. Su enemigo letal. Ella simplemente no podía hacer lo que –desgraciadamente –le había tocado. El destino probablemente quería cobrarle algún delito que cometió en su vida pasada, porque eso no era justo que le sucediera en esos momentos.

Prefería que Santa le trajera carbón. Pero que por el primer dios en turno que pasara, ella no podía hacer aquello.

Suspiró, recordando lo sucedido.

──Muy bien. ──Había dicho la profesora. Era una mujer medianamente joven y de buen carácter, la maestra más amable de todo el curso.──Como sabrán estamos ya en fechas muy navideñas y se aproximan las vacaciones. Y en mi clase tenemos cierta tradición.

Ella ya la conocía. En esa institución los maestros, aunque eran muy buenos profesores, eran muy serios y no eran dados a celebrar fechas que no estuvieran obligatoriamente estipuladas en un calendario escolar. Debido a eso, como en otras escuelas, no celebraban con bailes navideños, intercambios de regalo, etc. Se limitaban a él último día de clases, darles la ultima hora libre, charlar entre amigos y comer tal vez dentro del salón un pedazo de pizza. Así de patético. Pero, en toda esa institución había una jovial maestra que le daba clases únicamente al último grado de preparatoria, cuya persona al parecer era la única que tenía cierto espíritu navideño.

Debido a que no había muchas cosas interesantes, era bien sabido que la profesora Asuka realizaba un intercambio de regalos siempre en las fechas cercanas a navidad. Todo el mundo deseaba poder estar en su clase al menos durante ese periodo. Ella había pasado toda la preparatoria esperando poder ser parte de ello. Le emocionaba.

Además, todos siempre decían que los intercambios de la profesora Asuka eran muy especiales y las experiencias que se vivían en el eran las mejores. La voz de la mujer de sus pensamientos.

──Se trata de un intercambio de regalos. ¡Todos participaremos! Me imagino que ya todos conocen la dinámica. Así, pasaré a sus lugares para que cada uno tome su respectivo papelito, pero, ¡Nadie puedo abrirlo hasta que yo diga lo contrario!

──Esto es estúpido. ──No necesitó girar su rostro para saber quién era aquel que había susurrado aquello, acompañado de un resoplido de fastidio, pero aun así lo hizo. Brick Him permanecía con los brazos cruzados sobre su pecho, y la gorra tapándole los ojos. Se sintió estúpidamente avergonzada al pensar que le parecía sexy la postura en la que se encontraba. Ese era su oscuro secreto. Brick le parecía bastante guapo.

Pero seguía siendo un imbécil.

Cuando la profesora terminó de pasar con los papelitos dio la orden.

──Muy bien, chicos. Sé que ustedes conocen la mecánica de esto, pero yo la hago un poco diferente.

Fue ahí cuando todos prestaron atención.

──El regalo debe ser realizado por ustedes mismos. No debe ser comprado, tiene que ser algo especial. Así que tienen que pensar muy bien, porque tiene que complacer a la persona. ──Se escucharon algunos quejidos de disgusto. Ella seguía bastante entusiasmada. ──Y no es todo. Debe estar acompañado de una justificación.

──Una… ¿Justificación?

──Sí. Deben expresar algo que admiren de esa persona. Solo cosas buenas pueden ser expresadas. Y para hacer esto más interesante, a aquel no obedezca la orden que acabo de dar, le quitare un punto en mi materia.

Más sonidos de inconformidad se escucharon y no entendía porque. Tal vez solo eran personas amargadas y frías como Brick.

──Muy bien, entonces, es hora. ¡A abrir los papelitos! ¡Tienen cinco días para a partir de mañana!

Ella con emoción y los ojos brillosos se dedicó a realizar la acción, leyendo el nombre de su persona secreta.

Brick Him.

Y todo se fue al carajo.

Y ahí estaba ella, sin poder creer su suerte. Su persona secreta, era Brick Him, su peor enemigo. No solo de Blossom, sino de ella. Desde que los tres diablillos Him habían llegado a la institución su vida –y la de sus queridas amigas, Miyako y Kaoru. –se había convertido en un circo. Ellos habían llegado con la extraña cháchara de querer integrase a la sociedad, y como una forma de redención, asistirían a la escuela –como si aquello realmente fuera un castigo. –Pero tan pronto como se encontraron con ellas, fueron su objeto de burlas. Era como si el ADN que compartían entre ellos les llamara los unos a otros.

Como almas gemelas.

── ¿Pero qué boberías estoy pensando?

Abatida, centro su mente en el regalo. No, eso era lo de menos. La segunda parte era aún peor.

¿Cómo demonios iba a encontrarle algo bueno a ese idiota? ¡¿Cómo?!

Decir que le parecía guapo era demasiado personal. Y ese imbécil se burlaría de ella hasta el fin del mundo. Pero era lo único bueno que le encontraba. Pero no podía fallar. Fallar implicaría que la maestra le quitara un punto. Y además, ¡Ella era Momoko Akatsutsumi, señores! No se pondría a llorar por ese simple hecho. Se rompería la cabeza de ser necesario para cumplir su cometido. Por más embarazoso que fuera.


── ¡Estoy muy emocionada por esto, chicas! ── Miyako parloteaba alegre. De las tres, era la que más disfrutaba esa fecha. Por segundo, considero el hecho de cambiarle a su persona secreta. Seguramente eso no apagaría su espíritu navideño lo suficiente.

Pero no sería así.

── ¿No están emocionadas, chicas?

Ella formó una falsa sonrisa.

──Claro que sí. ──Y en parte no era todo mentira. No todo era malo. ── ¡Quiero saber de quién soy persona secreta!

── ¡Yo igual! ── Chilló Miyako. ── ¿No estás emocionada, Kaoru?

La pelinegra gruño.

── ¡Anda, que si te emociona! ──Dijo Miyako, no creyéndole. ── ¡Bueno, pero no importa! Ya quiero comenzar a hacer mi regalo. ¡Estoy segura que se sorprenderá! ¡Ya lo tengo todo en mente!

──Realmente estás emocionada, ¿Eh? ── Dijo Kaoru. ── ¿Pues quién te ha tocado?

Ella les miró sonriente.

──Es un secreto.

── ¡Oh, por Dios! ¡No me digas que estás con esas niñadas de no decir quién te tocó!

──Eso le quita la emoción, Kaoru.

── ¡Anda, cuéntanos!

── ¡Que no!

── ¡Momoko, dile algo!

La pelirroja carraspeó. Tenía curiosidad, pero temía que si obligaban a Miyako a decirle quien era su persona secreta, luego le preguntaran a ella y en tal caso, no tendría derecho a negarse. Y ella aún no quería decirles quien era su persona secreta.

── Creo que Miyako tiene razón, Kaoru. Debemos esperar.

La pelinegra resopló.

── Pero que aburridas son. ──Dijo, cruzándose de brazos. ── Pues entonces yo tampoco les diré. ──Ellas no cedieron. ── ¡Bueno, ya! Siquiera díganme que le van a regalar. Así tal vez puedo adivinar de quien se trata.

La rubia pareció pensarlo.

──Mmmm… bueno. ──Aceptó. Estaba segura que aunque le dijera que le iba a regalar a su persona secreta no lo adivinaría. ── Una prenda.

──Claro. Debí adivinarlo. ── Desde que Miyako estaba en el taller de costura de la escuela no paraba de hacer tantas prendas de ropa como se le ocurrían. ── Pues yo compraré el regalo. Me importa una mierda que me bajen un punto.

── ¡Kaoru! ¡Ten algo de espíritu navideño!

── ¡Pero si no soy buena haciendo nada manual!

Miyako resopló.

── ¿Momoko? ¿Qué harás tú?

Ella suspiró.

── No tengo idea. ── Aceptó. ── Digamos que… mi persona secreta es algo complicada. No la conozco muy bien. ──Mintió. ── Pero ya me las arreglaré.

── Seguro que sí. ── Asintió Miyako, positiva. ── Bueno, chicas. ¡Me voy! ¡Hay mucho que hacer! Tenemos solo cinco días para hacer nuestro regalo.

Miyako rió maliciosa.

──No sé porque me parece demasiado sospechoso. ── Murmuró Kaoru mientras veían a la azul alejarse animadamente.


Momoko pasó el resto de los días muerta de miedo. Ella iba a hacerle un maldito regalo a Brick Him. Ya lo había analizado y estaba segura de que muchas cosas pasarían. Primeramente, sus admiradoras la desgarrarían viva. Después él se burlaría de ella pública y dolorosamente. Y por último, ella se sentiría estúpida. Claro, las dos anteriores si sobrevivía a la tortura que las locas y peligrosas admiradoras del peligroso chico le darían. Esas chicas realmente tenían problemas.

Pero aun así, no quería echarse para atrás. No era como si le tuviera miedo al pelirrojo. Debía hacerlo, algo dentro de ella le obligaba a hacerlo. No sabía qué, pero algo la había incitado a terminar aquello. Y ahora, de camino a la escuela, se sentía bastante nerviosa.

Apretó en sus manos la caja envuelta en papel gris. No había escogido como envoltorio nada cursi con pinos, renos o siguiera colores navideños o figuras. No quería ninguna burla de parte del pelirrojo. Aunque bueno, sabía que eso sería imposible. Solo quería las menos posibles.

Miyako, como desde el primer día del intercambio, los ojos le brillaban inusualmente demasiado. Kaoru, como había dicho, había comprado el regalo. Todos parloteaban, al parecer, el malestar de tener que hacer ellos mismos había pasado y se había transformado en emoción. Ella ya hasta había olvidado el hecho de que también era la persona secreta de alguien, y ese alguien le daría algo. Pensó en su regalo. Se había esforzado en hacerlo, aunque hubiera sido para el idiota de gorra roja. Incluso había pedido ayuda de su abuela.

Apretó la caja contra su pecho.

── ¡Muy bien! ── Dijo la maestra, con las manos en las caderas. ── ¡Es hora de comenzar con nuestro intercambio!

Resonaron algunos chillidos de exaltación, pero ella solo sintió un nudo crecer en su estómago.

── ¡Pero haremos esto más divertido! ── Anunció. ¿Es que esa mujer no paraba nunca? ── Todos pondrán el nombre de su persona secreta sobre su regalo. Después todos saldremos del salón y uno a uno entrara para esconder el regalo de su persona secreta. Una vez que estén todos escondidos, volveremos a entrar y buscaran sus regalos. Quiero que pongan también su nombre dentro, así su persona secreta sabrá a quién agradecerle.

Casi todos chillaron emocionados, apresurándose a seguir las indicaciones. Ella con nerviosismo e intentando que nadie viera lo que escribía en el papelito, siguió las indicaciones. Una vez terminado, escogió a parte donde había pegado el nombre del destinatario contra su pecho. Salió del salón con todos, parloteando emocionados.

Ella apretaba el regalo contra su pecho hasta que por fin fue su turno de esconder el regalo.

Aquello no duró demasiado. Cuando el último chico salió del salón sin su regalo todos se amontonaron en la entrada de la puerta. Cuando la profesora Asuka volvió a abrirla, todos entraron corriendo, chillando quien sabe cuántas cosas. Fue entonces cando el peso de la realidad cayó sobre sus hombros. ¿Y si se había sobrepasado con su regalo? ¿Y si el pelirrojo se lo tomaba demasiado mal? Se había tomado ciertas libertades con ese regalo que no sabía como harían reaccionar al muchacho. Ella nerviosa, se limitó a mirar a Brick, quien por alguna razón también la estaba mirando. Se sobresaltó. Desvió mirada y se dedicó cada quien a lo suyo.

Aunque a ella no le costó demasiado.

Un blanco sobre estaba pegado en su butaca, con su nombre escrito con una letra ni fea ni bonita. Supo de inmediato que era un chico. Y dedujo que el muy bruto le hubiera dado dinero y lo hubiera metido en un sobre por no saber que darle. Pero al abrir el sobre se dio cuenta de su error. Había un papel dentro. Una carta.

Levantó la mirada para ver si alguien la observaba, pero todos estaban demasiado ofuscados buscando sus regalos. Se sintió aliviada no quería leerla ahí, rodeada de personas que pudieran entrometerse. Para ella, las cartas eran demasiado íntimas y le apenaba que la vieran leyéndola.

Tímidamente comenzó a recorrer las letras con sus rosados orbes.

La primera vez que te vi, creí que eras débil solo por ser mujer y que eras una cría llorona. Instantáneamente, deseé odiarte. Fue lo que me enseñaron. Además tenías unos ojos muy extraños, con una mirada inocente y aniñada. Me parecías una idiota total, quería destruirte a como dé lugar. Pero después me di cuenta que a pesar de tu apariencia frágil, no podía derrotarte. Fuiste mi tormento a partir de ese día.

Momoko levantó la mirada, sorprendida. ¿Acaso… también le había tocado ser la persona secreta de su enemigo? Buscó una cabellera pelirroja y una gorra roja, pero este al parecer aún seguía buscando lo que le pertenecía. Ella apretó los labios, nerviosa. ¿Por qué hablaba como si estuviera diciéndoselo a Blossom? No podía ser que él supiera la verdad. Sintió el impulso de cerrar la carta e ir a encararlo. Pero no podía, había muchas personasy era peligroso hacer aquello en ese momento. Bajó la mirada al papel.

Nuestras batallas se tornaron infantiles. Llegaron a un punto en que comencé a disfrutarlo, a hacerlo por diversión. Atacaba la ciudad solo para volver a verte. Me gustaba ver tu mirada de molestia hacia mí, decidida a detenerme por atacar lo que amabas. Tu sentido de justicia y protección siempre llamaron mi atención. Disfrutaba pelear contra ti y darme cuenta que crecías en fuerza y habilidad al igual que yo. No entendía y me parecía excitante como a pesar de tener esa apariencia tan frágil podías hacerme caer de bruces al suelo, claro que yo seguía siendo más fuerte, como hasta ahora. Pasarte de ser una molestia a lo más interesante que yo hubiera visto. Tenías toda mi atención en ti.

No me di cuenta de en qué momento deje de odiarte. Mis hermanos y yo terminamos por alejarnos de ese mundo. Sé que ellos, al igual que yo, se sentían confundidos. Sigo sin entender que cambió.

No tarde en reconocerte en este lugar. Te conocía ya demasiado. Tu mirada te delataba. Aprendí cosas de ti que no imaginaba. Tenías una voz amigable cuando no intentabas asesinarme. Tu risa podía ser demasiado fuerte, y eras extremadamente inteligente. Pero tu esencia seguía siendo la misma: La estúpida chica que piensa en los demás antes que ella misma y odia la injusticia.

Tal vez fue tu ridícula actitud lo que me hizo cambiar. Al final tu determinación si llegó a mí.

Y respondiendo a la estúpida petición de Asuka: Creo que lo mejor de ti es tu determinación a proteger siempre lo que amas. El cómo tu mirada puede cambiar de inocente a suspicaz y peligrosa. Debo admitir que eso es demasiado sensual para tu propio bien. Es por eso que es divertido provocarte.

Ahora debes de preguntarte a que viene todo esto si se supone que te odio. Yo tampoco lo sé. No sé qué siento por ti, pero no es lo mismo de hace tres años. Es igual de fuerte, pero distinto. Nunca lo había sentido y no sé cómo explicarlo. En realidad, esta carta es culpa del idiota cursi de Boomer. Seguramente ignorarás esto. No te culparía. Solamente quema la evidencia de lo que he dicho y olvidémoslo.

Y por cierto: No dejaré de joderte la existencia. Ya te dije porque me encanta hacerlo.

Y para terminar de confirmar lo que era obvio, leyó con una estúpida sonrisa y las mejillas rosas Brick Him.

Se quedó mirando las letras, y no pudo evitar releerla. Soltó una risa nerviosa. Tímidamente ella levantó la vista, encontrándose con sus penetrantes ojos rojos mirándola.

Él desvió la mirada.

Ella se sonrojó.

Ambos sonrieron.


Holi!

¿Les gustó? Eso espero. Me esforcé, ya que soy un desastre y no he publicado nada cuando lo tenía planeado. Al principio quería que esto fuera un One-Shot, pero mientras lo escribía, terminó siendo un Short-fic. Bueno, un Three-shot. Así que, felíz regalo de navidad atrasado n.ñ y felíz año nuevo a tod s. Les deseo lo mejor para este 2016. Gracias por siempre tenerme paciencia.

Los quiero.

¡Besos embarrados de Nutella para todos!

Miss Nutella :)