Ruegos nocturnos
Por: Willie-chan
No entiendo cómo lo haces – no creas que no me lo pregunto a veces – pero de algún modo logras sacar siempre lo peor de mí; y es por eso, por tu causa, que hoy me encuentro susurrando al cielo las plegarias más egoístas a oídos de quien esté dispuesto a escuchar. Y lo más grave de todo esto es que estoy conciente que mis irracionales sueños de venganza son lo mismo que gritar tu nombre.
Aún a sabiendas de mi estigma no me limito. Pido, ruego a los dioses que no halles descanso en el silencio y que mi voz te persiga en las noches de insomnio sin darte espacio a olvidarme; que delinees la forma de mis manos en la hierba y mi cabello entre tus dedos en el agua. Deseo que intentes huir de mi recuerdo y que mi imagen aparezca tras tus ojos cerrados en el momento minúsculo de un parpadeo. Porque sí, soy cruel, y muero por verte al borde de la locura por no poder dejar de pensarme.
Quiero que en las noches me sueñes, para que ni siquiera te reste el consuelo de saber que muy dentro de ti no me extrañas; aparecer en el flujo de tus pensamientos sin que puedas evitarlo u odiarme por ello: ser esa parte traicionera de ti que emerge cuando menos lo esperas. Deseo sobretodo que mi nombre venga a tu mente cuando estés con alguien más.
He abrazado como nuevo propósito el perseguirte hasta escucharte – y no en un susurro, quiero arrancarte la confesión a gritos – decir que te hago falta, que no hay momento en que tus manos dejen de sentirse vacías, tus labios solos y tu mirada añorante; que no hay noche en que no sientas frío y que de algún modo admites que soy el dueño único de tus suspiros.
Y yo, como creyente de la reciprocidad que soy, no tendré más remedio que amarte de nuevo… hasta que decidas que has tenido suficiente y yo me mate en un segundo arranque de celos.
Nota: Camus/Milo.
