Las TMNT y su historia no me pertenecen

Amor en Azul

Había sido una noche bastante larga, tanto entrenamiento me tenía agotado, descendí en la primera coladera que vi, necesitaba un buen baño y una confortable cama.

Caminé durante media hora, en verdad había estado andando en círculos tratando de despistar a mi acosador, pero al parecer no había servido, así que saqué mis katanas rápidamente, me volvi para atacar…me hallé con la sorpresa de que era una chica que había bloqueado perfectamente mi ataque, con sus manos detenía cada una de ellas, me quedé sorprendido, sin embargo, ella me dio una patada en el abdomen que me hizo quedar sin aire, la parecer estaba molesta. Pronunció unas palabras extrañas y me señaló, se quedó estática, al parecer no tenía motivos para atacarme, pero cuando me incorporé se colocó en posición de ataque, yo me hice para atrás, no había porque luchar si ella no tenía motivos, era claro que no quería hacerme daño, guarde mis katanas. Me di cuenta de que no era de este planeta, en realidad era muy fácil darse cuenta, el físico y esa extraña lengua en la que habló, le tendí la mano, ella la tomó sin pensarlos, la guiaba la guarida, tal vez Don podría hacer algo.

Esta vez si caminaba hacía la guarida, sin embargo el viaje se me hizo eterno, no podía creer que me hubiera desviado tanto, pero la chica no parecía impacientarse, al contrario, disfrutaba el paseo tomada de mi mano, me sorprendí al ver que yo también lo hacía, y me sorprendí también al notar que me quedaba viendo su cabello largo, rizado y azul como escarcha, era lapsos de cinco segundos en los que me despabilaba y volvía la vista al frente, en una de esas la chica me miró, primero me dedicó una mirada de perplejidad y después una sonrisa, paramos, nos miramos treinta segundos, de nuevo me despabilé, ¿qué estaba haciendo? Seguimos caminando, la sonrisa que me dedicó la chica me indujo a pensar, ¿Nunca hemos querido una novia? Es decir, todo mundo se siente solo ¿no?, Rafael era la única excepción, él si sabía de chicas, no se como pero siempre que salía con Casey había besado a una nueva, no lo sé, la gente nos teme y eso nos hace sentir solos…¿nos? ¡Me hace! Miré a la chica, un segundo después sacudí la cabeza, no era una locura ¿En qué estás pensando Leonardo? De pronto me di cuenta de que no conocía esa parte del sistema de alcantarillas, así que pare en seco, la chica, al ver mi cara de perplejidad se preocupo

--Está bien tranquila—le dije, pero luego me arrepentí—no me entiendes, ¿verdad?—ella no dijo nada, tomé mi celular y marqué a Don, fueron tres veces las que lo llamé y en ninguna me respondió—diablos--¿Qué debía de hacer? La chica se sentó en una barda pacientemente, hice lo mismo no iba a ganar nada preocupándome, además Don tendría que ver su celular tarde o temprano, o cualquiera de los otros dos comenzarían a preguntar por mi. La chica parecía llena de infinita paciencia, no le importaba perder el tiempo en aquel paraje desconocido, se parecía a…¿mí? De nuevo sacudí la cabeza, esta vez ella se dio cuenta y me miró con duda, yo le dediqué una sonrisa.

Había pasado ya más de una hora, y ninguno de los tres me había llamado, esto si que era raro, la chica comenzó a caminar de un lado a otro, haciendo movimientos parecidos al ninjitsu, para no estar ahí sentado, le enseñé otros más. Eso era divertido, es decir nunca había enseñado a nadie, fuera de Miguel, y ella lo hacía bastante bien.

Revisé el reloj, eran las cinco de la mañana, ¿Qué demonios estaban haciendo? De nuevo tomé a la chica de la mano, y comenzamos a caminar hacía donde me llevaban los pies. Llegamos a un callejón sin salida, a excepción de una pequeña veredita en la que sólo cabíamos de costado, lo guíe por ahí, sin embargo me atoré por mi corazón, los dos nos quedamos en la oscuridad, de repente sentí, su respiración sobre mi cuello, entonces no pude más y la besé, le besé el cuello…nos quedamos en aquella oscuridad