Awaken My Memories
Los personajes de Bleach son propiedad de Tite Kubo la historia y todo lo demás es invento mío.
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¿Qué es lo que había pasado?
Hasta hace unas horas era la mujer más feliz del mundo y en menos de un segundo toda su vida, su mundo se había derrumbado por una simple frase.
"Tengo que partir"
Eso dijo él. Solo esas simples palabras fueron suficientes para dejarla sin fuerza, sin voluntad. Él la había mirada con infinita tristeza y culpabilidad al ver las lágrimas brotar de esos ojos que el tanto amaba por su culpa, lagrimas que ella no había podido sentir, solo hasta que lo vio marchar y opacaron su vista, y cayó en cuenta que sus pies ya no la pudieron mantener de pie y llevaba unos segundos arrodillada en el suelo de ese lugar que ellos habían hecho su hogar.
Juntos.
Los dos.
No supo cómo, ni cuánto tiempo se tardó en reaccionar y corrió, corrió con todas las fuerzas que pudo reunir, descalza y levantando un poco su kimono con las manos para poder correr con mayor fluidez. No le importo nada, ni siquiera que se estropeara sus hermosos y perfectos pies o las miradas de lujuria y horror de las personas que la miraban al pasar cerca de ellos. Nada. Solo la persona que se alejaba cada paso lejos de ella. Ala desde que se marchó no había vuelto a mirar atrás ni una sola vez.
Caminaba a paso lento pero firme, sin voltear ni detenerse ninguna sola vez. Pero a cada paso sentía que su corazón se desprendía pieza, por pieza. Ese corazón que ella había curado, que a pesar de los malos tratos y malos momentos ella no duro en ningún momento por curarlo… en sanarlo, la que le demostró que había una infinidad de motivos para disfrutar de la vida, quien le devolvió la sonrisa. Había renunciado a ella para protegerla, porque ese era su deber, protegerla de lo que sea, lo que fuera, aun así eso lo matara de dolor.
Unos delicados y níveos brazos rodearon su cintura con firmeza deteniendo su caminar, sintió ese delicado y frágil cuerpo que él tan bien conocida temblar mientras se pegaba por completo a su cuerpo como tratando de fundirse con él.
-"Tengo que partir" ¿crees que con solo esas 3 palabras son suficientes para mí?- murmuro ahogadamente mientras enterraba su rostro en su espalda humedeciendo la ropa del hombre- ¿Crees… que puedes marcharte, dejarme… solo con esa patética frase? Pereciera que aún no me conoces.
No contesto, no podía encontrar su voz. El solo escucharla, el sentir sus lágrimas, estaban a punto de hacerlo dudar, de olvidar y volver con ella y jamás separarse de su lado, en donde era su lugar.
-Entonces… ¿Qué quieres que te diga?- replico con voz ronca sin voltear ni deshacerse de su abrazo
-¿Por qué lo haces…porque me dejas?
-Lo hago porque es mi deber… ¡porque tengo que protegerte!- contesto deshaciéndose del abrazo y volteando para darle la cara.
-Después… después de todo lo que pasamos, lo que tuvimos que enfrentar-jadeo suavemente tratando de tranquilizarse y frenar las lágrimas rebeldes que seguían saliendo de sus ojos-¡¿Me vas a dejar?!-exclamo con fuerza.
-¡LO HAGO POR TI!-le dijo mientras acunaba su rostro con sus manos y la miraba con devoción.
-¡NO ES SUFICIENTE! NO ME PUDES PEDIR QUE RENUNCIE A TI… QUE TE DEJE MARCHAR SI ESO SIGNIFICA YA NO VERTE MAS- estallo gritando con fuerza mientras se le nublaba la vista por las lágrimas que ya no pudo evitar retener. Odiaba mostrarse débil, pero en ese momento no podía evitar mostrar sus sentimientos. Y eso no evito que diera un respingo al sentir una sutil caricia en sus labios para después corresponder el beso con el mismo sentimiento que le era transmitido.
La beso, era lo único que podía ser para apaciguar solo por un minuto el dolor de sus almas atormentadas. Trato de transmitir todo lo que sentía por ella en ese beso, el último de sus vidas y se dejó llevar en el momento que sintió como ella enroscaba sus brazos alrededor de su cuello y él la envolvía en un apasionado abrazo. Y lo dieron todo en un beso.
-¿Volverás…a mi…cierto?-pregunto entrecortadamente tratando de recuperar el aliento.
-No puedo hacer una promesa que no cumpliré.
-Entonces… hagamos una promesa…los dos… no importa cuánto tiempo pase, cuanto nos tome, aun…si pertenecemos a dos mundos diferentes, tu y yo… nos volveremos a reunir; aunque jamás recordemos quienes fuimos… por favor…solo..una vez más-dicto como un conjuro mientras lo abrazaba y mantenía su vista fija en los de él.
-¿Aunque para estar juntos pasemos por cosas más difíciles de las que ya pasamos?
-Si estás conmigo, eso no importara.
-No me importa cuántos sean o quienes sean los derrotare uno por uno-había solemnidad en sus palabras. Vio determinación y seguridad en su mirada y suspiro. No había más dudas-Si el destino nos da una segunda oportunidad tenlo por seguro-deshizo su agarre y le acaricio la mejilla con ternura como despedida-seré yo quien no te dejara marchar.
Al terminar dio media vuelta y continuo con su marcha, él lo sabía, ella lo sabía. Esa era la última vez que se verían.
Lo vio marcharse y trato de reconfortarse abrazándose a sí misma alargando la calidez que aun poseía. Pero sabía que solo aumentaría la agonía de su marchito corazón.
-La próxima vez… la próxima vez yo te protegeré-susurro al perderlo de vista, una promesa para ella misma- aun si eres más fuerte que yo, cuando no tengas la confianza, te pierdas a ti mismo yo estaré ahí para levantarte y devolverte la esperanza… siempre…
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-Rayos… no podemos acercarnos-maldijo por la bajo al ver 2 shinigamis que trataron de abrir la puertas de la habitación ser congelados al instante solamente con tocarlas-y sigue esparciéndose-miro como el tatami empezaba a congelarse poco a poco.
-Teniente ¿Qué es lo que aremos?-pregunto uno de su escuadrón que se encontraba a su lado.
-¡Yo tampoco lo sé!- contesto desesperado viendo las puertas de la habitación de su amiga- Maldición Rukia, ¿Qué estás haciendo?
Hadou #31 Shakahou
Renji salió de sus cavilaciones al escuchar la voz de su capitán y ver como termino de destruir las puertas de la habitación. Y derretir la nieve a su paso. Bien él también había podido hacer lo mismo pero OBVIO no podía ya que NO era su casa si no la mansión Kuchiki así que lo hiciera el dueño de la casa era una cosa muy diferente. Pero se dio un golpe mental al pensar en esas tonterías para después correr lo más rápido que pudo detrás de su Capitán y entrar a la habitación de su amiga de infancia. Y fue allí donde sintio un fuerte apretón en su pecho.
Toda la habitación estaba por demás cristalizada por el poder que aun emanaba su compañera y su aspecto no ayudaba a calmar las cosas. Estaba más pálida que en cadáver, estaba bañada en sudor y murmuraba incoherencias a la vez que se podía apreciar que silenciosas lágrimas salían de sus ojos para confundirse con su sudor.
-Renji llama al 4° escuadrón- ordeno mientras tomaba a su hermana en brazos y salía de ese invernadero- rápido- termino al pasar junto a él haciendo que saliera de su trance para cumplir con las ordenes lo más rápido posible.
