Capitulo 1
Me desperté al escuchar el sonido de las gotas al chocar contra los cristales de mi ventana. Había empezado a llover atronadoramente y no pude volver a conciliar el sueño. De todas maneras, sufría de insomnio, por lo que habitualmente no me acostaba hasta las cuatro de la madrugada. Pero esta vez, fue peor que nunca. Sentía el cuerpo desfallecer y los párpados me pesaban una tonelada.
Después de un gran esfuerzo, logré salir de la cama que resultaba ser una gran compañera en los momentos de angustia.
Mi madre no había despertado aún, por lo que agradecí sobremanera, ya que ésta cada mañana se volvía insufrible al punto de desquiciar a cualquiera.
Una vez completamente despabilado, en un intento de hacer el menor ruido posible, fui al baño a asearme. Pero mi acción tuvo un fallo, ya que olvidé que una madera del suelo estaba rota, y terminé trastabillando.
Inevitablemente mi madre se despertó -Suho… ¿Eres tu? ¿Te encuentras bien?- dijo aún medio dormida, al tiempo que bostezaba entre sus palabras.
-¡Maldita sea!- proferí en un susurro -Si, mamá estoy bien. No te preocupes- dije en un grito ahogado intentando disimular la molestia. Ya era una tortura tener que dialogar a primera hora del día y peor si se trataba de una madre como la mía.
Hemos estado los dos solos, desde que mi padre nos dejó cuando yo apenas cumplí cuatro años. Ya diecisiete años han pasado y no lo he extrañado ni un poco, ese sujeto definitivamente era un perverso. Nunca tuve la intención de querer verlo nuevamente, pero si me lo hubiese cruzado alguna vez supongo que lo habría matado -Sin duda lo habría hecho- los retorcidos pensamientos que surgieron en mi cabeza me daban asco, me hacían pensar que estaba realmente maldito. Ese hombre, del que ni siquiera tengo memoria, destruyó nuestras vidas de forma muy cruel. Además de haber engañado a mi madre con otra mujer, se llevó todo nuestro dinero dejándonos en la calle sin un céntimo. Nuestra vida ha sido muy miserable, pagando sus deudas y en un fracasado intento de vivir dignamente.
Cuando por fin me quité de la cabeza a ese tipo que acosaba mi mente todas las mañanas, salí del baño y me dispuse a revolver mis cajones en busca de algo decente que ponerme. No encontré nada que me agradase, así que agarré lo primero que estuvo en mis manos. La ropa que uso es muy sencilla, no pasa de una simple camiseta con un estampado de algún grupo de rock de los 70's y unos jeans sueltos. Mi cabello es bastante lacio, pero pasa desapercibido, ya que continuamente lo llevo revuelto. Suelo no preocuparme mucho por mi aspecto, porque siempre me han etiquetado de 'rebelde atractivo' y que he nacido bien dotado. De cualquier modo, nunca me ha interesado lo que se dijese de mí, me gusta estar solo y me fastidia que se metan en mi vida. A excepción de un solo amigo que he tenido que significa mucho para mí. Se llama Kyung Soo. Él es una persona muy honesta y despreocupada.
Cuando éramos pequeños, fuimos al mismo jardín de infantes. Él sin siquiera conocerme, se acercó a mi y me dio su mano para que la estrechase, mientras me dedicaba una cálida sonrisa.
-¡Seamos amigos! ¿Estás de acuerdo?- dijo al sonreír, mostrando sus dientes tras unos hoyuelos cada vez más pronunciados -Me llamo Do Kyung Soo, pero las personas cercanas, me llaman D.O- finalizó con una presentación formal.
-Gusto en conocerte. Me llaman Suho- contesté inconscientemente sin haberme dado cuenta que su inocencia y desinterés por estar conmigo, me habían derretido. Fue cuestión de poco tiempo para que nos hayamos vuelto grandes amigos. Y así paso que nos volvimos inseparables. Pero fueron pocos años los que compartimos, ya que él tuvo que mudarse a otra ciudad porque su padre en su carrera médica, había sido trasladado a un nuevo hospital que era muy renombrado, el cual se encontraba muy lejos de aquí. Terminamos manteniendo una amistad a larga distancia, sólo hablábamos por teléfono o chat.
La última vez que hablamos, me dijo que se había enamorado de un médico del hospital. Yo no podía creerlo y me habían cegado los celos, por lo que inconsciente y descaradamente, cerré el chat. Luego, empecé a proferir insultos al aire.
-¡Como demonios pudo enamorarse tan rápido y de alguien mayor que él! ¡Y aún peor, de un hombre!- no cabía en mi mente la idea de que mi mejor amigo tenga alguien que le guste y que se trate de un hombre. Intenté reflexionar acerca de mi actitud y me dí cuenta que no era eso lo que realmente me molestaba. La verdad, el miedo que tenía es que lo apartasen de mí y que él se olvidase de mi existencia.
Una vez ya hube recapacitado, lo llamé. El teléfono no había sonado más de una vez, porque D.O. contestó muy rápido. No me dio tiempo a pedir disculpas, porque él lo había hecho antes que yo.
-¡Perdón! ¿Hubo algo que dije que te haya molestado?- se habían escuchado sollozos a través de tubo, al instante que el no paraba de disculparse.
-No tienes que pedirme disculpas, ¿Por qué lo haces?- terminé reaccionando bastante mal. Me preocupo mucho por él y odio que sienta que la culpa es suya. –El equivocado soy yo. Lo siento.
-Pero…-
-Ya está bien. Fue un error mío- lo interrumpí antes de que terminase para evitar problemas. Últimamente, no veníamos hablando muy seguido y lo extrañaba mucho -Bueno… Cuéntame un poco de esa persona- no sabía como denominarlo.
-¿De quién estás hablando?- preguntó D.O. con un tono bastante curioso.
-Ese…- pretendía que él lo descifrara porque a mi me daba mucha vergüenza -…el que te gusta. Hablame de él- dije después de mucho esfuerzo. Quería conocer a ese hombre y saber si era digno de mi Kyung Soo.
