Título: De cucharas y propuestas indecentes

Autora:

Disclaimer: Kyou Kara Maou no me pertenece.

"Su majestad... ¿está seguro de que no quiere disculparse?" empezó Conrad, pero Wolfram ya había arrancado gozosamente la cuchara de los dedos de Yuuri, dejando al joven rey parpadeando confuso y abriendo y cerrando su ahora vacía mano unas cuantas veces, mientras su prometido sostenía el utensilio de plata como un tesoro largamente perdido.

"¿Qué hice esta vez...?" eso fue todo lo que Yuuri alcanzó a decir antes de ser jalado hacia el amoroso abrazo de su suegra.

"Heika" chilló Cheri emocionadamente. "¡Creí que nunca ocurriría!"

"Que..." llegó la atragantada respuesta. Era suficientemente difícil respirar en el estrecho abrazo de la antigua reina, más aún encontrar suficiente aire para proferir algo más que un gruñido de sorpresa.

"Y fue tan atrevido al respecto, también, querido Heika. ¡Preguntándole justo aquí delante de todos nosotros!"

"..."

En privado, Yuri se preguntaba si el hecho de que los demás se quedarán tan sospechosamente callados al respecto debería preocuparlo. La respuesta vino muy fácilmente: Si, y mucho.

"Todo lo que hice fue alcanzarle su cuchara de vuelta..." ofreció él desvalidamente, contento cuando finalmente fue liberado, pero sus palabras cayeron en oídos sordos.

"¡Oh, espero que sea un niño! Parece una eternidad desde que Wolf dejó de permitirme escoger sus ropas."

"¿Niño...?¿Ropas...? estaba completamente aturdido. No era que fuese un incidente nuevo, pero raramente ocurría en la mesa del desayuno. Usualmente a Yuuri le llevaba al menos hasta la tarde alcanzar estos niveles de confusión.

"¡Por el bebé, claro!"

"...¿bebé?" repitió Yuuri con los ojos abiertos de par en par y aún sin comprender, hecho una mirada por turno a cada uno de los miembros de la corte sentados alrededor de la mesa. Ni la triunfante sonrisa de Wolfram, ni la manera en que los ojos de Gwendal se adentraban más hondamente que nunca en su rostro hicieron algo para calmar sus nervios, sin mencionar como Gunter parecía a punto de desmayarse. Finalmente Conrad dio un suspiro resignado.

"Al alcanzarle a Wolfram la cuchara usted precisamente le preguntó si quería tener vuestro hijo, su majestad."

Silencio.

Seguido de absoluto silencio.

Y aún más incómodo, el casi tangible silencio en el cual el "mal presagio" de un pájaro hizo eco horriblemente.

"¿QUE?"

Mientras el pelinegro rey contemplaba a su prometido con la boca colgando abierta de una poco digna y en un modo completamente ajeno a una rey, el rubio calmadamente tomo un sorbo de su taza de té.

"¡Ni intentes insinuar una manera de escapar de esto cobarde, yo ya acepte!"

Un golpe sordo se escuchó cuando la cabeza de Yuuri golpeó la pulida superficie de la mesa. Este tan sólo prometía ser uno de esos días...

Notas de la autora:

Ya quisiera poder reclamar esta fantástica idea como mía, pero se debe al genio de Kali Cephirot, yo sólo escribí la escena.

La idea básica era: "Bueno, un cuchillo es para un duelo, un tenedor muestra que la relación es una con tres sentidos... la forma convexa de la cuchara obviamente transmite sentimientos acerca del embarazo.

Ofreciendo la cuchara con el lado convexo hacia arriba: Estoy embarazad.

Con el lado convexo hacia abajo: Quiero estar embarazad.

Agarrando el lado convexo y ofreciendo... : Quiero que te embaraces.