Prólogo
Últimamente ella se sentía como una inútil, que no podía hacer nada bien. Se veía a si misma fracasar una y otra vez en cada búsqueda, no aportaba en nada, no hacía nada bien, era un estorbo, sólo eso. Un estorbo.
Muchas veces se vio tentada a pedirle ayuda a alguno de sus compañeros, pero sentía que eso no sería más que otra humillación, también pensó en pedirle ayuda a su maestro, pero también lo veía como una derrota. Si todos sus compañeros eran capaces de entrenar por si mismo y de avanzar sin ayuda de nadie, no sería más que un fracaso el ir y pedir ayuda.
Por eso ella decidió esa mañana ir a entrenar sola.
Se levantó mucho antes que cualquiera en el templo y lejos de miradas escrutadoras cogió la garra del tigre dorado, las usó y apareció en un campo alejado de todo el mundo, donde nadie sería capaz de molestarla. Entonces comenzó a practicar, mejorando su agilidad saltando de árbol en árbol, tratando de mejorar el control de su fuego, haciendo todo el ejercicio que su cuerpo le permitía hasta caer rendida sobre el pasto, mirando las nubes en el cielo, tratando de recuperar un poco de fuerzas antes de seguir. Entones fue cuando una sombra la cubrió.
Se puso de pie tan rápido como pudo y se colocó en posición de defensa.
-¿Qué haces aquí?- preguntó tratando de que su voz no mostrara miedo, nunca se había enfrentado sola a él, y este podría ser literalmente su fin.
-Con que entrenando sola, eh-
-Respóndeme, ¿Qué haces aquí?- él dio un paso adelante lo cual hizo que ella retrocediera.
-¿Tienes miedo verdad?-
-No- dijo con voz temblorosa. "Perfecto Kimiko, ahora sí que va a creerlo. Soy una tarada"
-Y eso que yo creía que eras una buena mentirosa- en un movimiento tan rápido que ella no tuvo tiempo de darse cuenta él ya estaba detrás de ella sujetándola por ambos brazos- Aun te falta mejorar-
-Lo sé- susurró ella preparada para su fin, era una lástima no poder hacerle frente, pero ya no le quedaba más que resignarse.
-No te rindas tan fácil- le susurró en el oído haciendo que a ella se le cortara la respiración- Yo te puedo ayudar a mejorar- la soltó dándole la oportunidad de girarse y verlo cara a cara.
-¿Qué dices?-
-Que si en verdad quieres mejorar, yo te puedo enseñar- eso era una locura, él pensando en entrenarla, ella considerando su opción, ¿A dónde quería llegar?
-¿Qué buscas?-
-Nada, sólo te hacía una amable propuesta-
-Vamos, se honesto- como única respuesta el extendió su mano e hizo aparecer una llama de fuego que tenía una forma idéntica de ella, hasta en el más mínimo detalle- ¿Cómo hiciste eso?-
-Si de verdad quieres saberlo, déjame entrenarte- dijo mientras hacía desaparecer la llama.
-¿Eras un dragón del fuego?-
-Hay muchas preguntas que podrías hacerme- él se volteó con intención de irse- Pero no te responderé ninguna si tu no me respondes antes- estaba a punto de marcharse, pero ella lo detuvo con su voz.
-¡Espera! Yo… quiero que me entrenes- él siguió sin darse la vuelta, pero aun así le respondió con tono sereno.
-Aquí, mañana, al amanecer- y tras decir eso se alejó corriendo a tal velocidad que ella no pudo verlo bien del todo.
"¡¿Qué hice? ¿Cómo es posible que haya aceptado esa propuesta?... ser alumna de Chase Young… de seguro algo no funciona bien en mi cabeza"
Esta historia es una locura, en verdad es tan... loca. Pero lo soñé, tuve un sueño con esto y me gusta escribir mis sueños y este creo que es digno de ser un fanfic... ¿Qué opinan?
