PRÓLOGO

El palacio bullía en actividad, como cada día, tanto los nobles como los sirvientes de la corte realizaban sus tareas, fuesen las que fuesen. Todos menos Min Yoongi, el joven noble había escapado de sus clases de poesía, como solía ser corriente en él, para pasear por las afueras de la ciudad o para echarse una siesta sobre la mullida hierba que crecía cerca de un riachuelo que era donde se encontraba en aquél mismo momento.

Alguien le sacó de su sueño relajante, al abrir los ojos cambió su gesto de pura felicidad a uno de desgana al ver a una muchacha que lo observaba con un leve rubor en las mejillas.

-¿Qué quieres?- dijo levantándose mientras sacudía la hierba de su ropa, se fijó ligeramente en la muchacha y en seguida se dio cuenta por sus ropajes que era una de las damas de compañía de alguna de las jóvenes nobles que vivían en el palacio.

-Yo... mi señor...- él la miró con un gesto divertido ante el apuro de la muchacha.

-Habla, todavía no me he comido a nadie, no tengas miedo- ella alzó la mirada con una leve sonrisa en sus labios, debía admitir que la chica era bonita.

-Se que es un atrevimiento... pero quisiera entregarle esto de forma humilde- sacó con cuidado de sus ropajes un sobre pequeño que tendió hacia Yoongi, él esbozó una media sonrisa y la agarró mientras miraba a la chica con profundidad.

-¿Es una carta de amor?- preguntó sin ninguna vergüenza y al ver como la chica se sonrojaba con mayor intensidad supo que había acertado- lo es... ¿sabes que al ser noble me está prohibido tener relaciones con plebeyas como tú?- aunque sus palabras eran afiladas se acercó a ella agarrando su mentón para que le mirase a los ojos- aunque he de admitir que eres bonita- ella miró embelesada a Yoongi y él aprovechó para robarle un beso demasiado atrevido, ella se apartó tapando su boca alejándose levemente de él mientras él sonreía.

-Señor... es un poco atrevido por su parte siendo nuestro primer encuentro.

-Oh ¿pretendes que haya más encuentros?- dijo sonriendo con una nota de ligero desdén, ella pareció no entender del todo que quería decir- ¿crees que un noble como yo se va a mezclar con alguien como tú?- vio como lágrimas se formaban en los ojos de la chica pero eso no paró sus palabras- no pienso perder mi puesto en la nobleza por una sirvienta un poco agradable ala vista- se acercó de nuevo a ella tocando su nariz de forma coqueta.

-No quise escuchar las malas lenguas que decían que usted no tenía corazón... pero tenían razón...

-Sino tuviera un corazón moriría, ignorante- dijo riéndose de sus palabras.

-No... tiene usted razón... lo que no tiene son sentimientos...

-No necesito mientras tenga mis riquezas y mi puesto en la nobleza- comenzó dejando a la muchacha en el arroyo pero al pasar a su lado la miró de nuevo con un gesto duro- ni siquiera eres tan bonita ¿lo sabías?- y siguió caminando sin volver la vista atrás.

Aquello había puesto a Yoongi de mal humor aunque no lo hubiera dejado ver ante los ojos de aquella chica ¿sin sentimientos? Aquello era totalmente absurdo, todos tenían sentimientos, mientras pensaba en todo aquello chocó contra alguien en su camino, iba a quejarse pero se vio sorprendido por la juventud de la persona que lo miraba.

-Oh, perdone¿sabe por dónde está el camino al Palacio real?- dijo con una sonrisa en los labios.

-Desde luego, vivo en él...- respondió observando con total descaro al muchacho de aspecto extraño- ¿para que quieres ir allí?.

-Soy el aprendiz de un famoso hechicero y el príncipe pidió los servicios de mi maestro pero actualmente se encuentra bastante enfermo... así que vengo en su lugar.

-¿Eres hechicero?- dijo repasando la cara de niño que tenía el muchacho, jamás había visto a un hechicero tan joven.. de echo jamás había visto a uno, él asintió ante su pregunta.

-¿Me acompañarías a palacio si eres tan amable?.

-Claro...- comenzaron a caminar- ¿Qué clase de hechizos puedes hacer?- dijo sin vergüenza alguna frente al muchacho.

-Bastantes... reconstituyentes, de amor- dijo mirándome pero al ver mi cara de desinterés cambió el gesto- se hacer hechizos que conceden deseos- alzó una ceja- ¿tú tienes alguno?- preguntó con seriedad.

-Por supuesto, si te lo digo ¿lo cumplirás?- preguntó con real curiosidad.

-Toda magia tiene un precio.

-Tengo riquezas- dijo veloz y el joven mago sonrió.

-No ese tipo de pago, la magia tiene un precio que no se cuenta con dinero, debes pensar cual es tu deseo real... un mal deseo puede traerte consecuencias.

-Deseo ser joven para siempre- dijo con fervor en su mirada.

-Para siempre es mucho tiempo...¿Sabes que eso significa ver morir a todos los que te rodean? Incluidos tus seres queridos- preguntó con seriedad y Yoongi frunció el ceño.

-Seguramente no puedas ni realizar mi deseo, eres un hechicero de pacotilla.

-Controla tus palabras... si es tu deseo no soy nadie para opinar, pero ten en cuenta las consecuencias de tus palabras- el joven hechicero se paró en el camino buscando algo en su equipaje, miró a Yoongi con seriedad- si de verdad lo deseas, de corazón, toma esto antes de que llegue la media noche y verás tu deseo cumplido- Yoongi levantó una ceja ante lo que le ofrecía, parecía una pequeña raspa de pescado pero aunque su aspecto era normal podía ver algo diferente ¿el brillo? Aquella pequeña mínima raspa de pescado brillaba en la mano del joven hechicero, la tomó en sus manos observándola con cuidado.

-¿Cómo se que dices la verdad?- le miró con sospecha- podrías envenenarme...

-A media noche pasaré por sus aposentos para asegurarme que el hechizo ha hecho su efecto deseado, tiene mi palabra señor- miró a los ojos del joven hechicero y supo que decía la verdad, Yoongi asintió guardando su pase para el futuro que le esperaba.

Tras acompañar al hechicero a su destino el día siguió su rumbo hasta que llegó la noche, Yoongi se encontraba nervioso pero emocionado por el hecho de poder cumplir su deseo, siempre había soñado vivir eternamente y poder ver las maravillas que depararía el futuro, sonrió tendido en su lecho observando el objeto pequeño entre sus largos dedos, había esperado bastante tiempo para tomarse aquello, pero ya era hora, no quería que pasara la media noche y perder la oportunidad de su vida, metió la pequeña raspa en su boca y saboreó, un momento después tragó mirando hacia todos los lados expectante, no notó nada especial en su cuerpo y lanzó su almohada contra el suelo levantándose comenzando a caminar por el dormitorio, no ocurría nada, entonces comenzó a notar como la habitación se movía a su alrededor hasta que todo se volvió oscuro.

Al abrir sus ojos todo parecía diferente, los colores de su dormitorio se veían diferente... deslucidos, entonces vio al hechicero, no abrió la boca, sintió como la voz del joven resonaba dentro de su cabeza.

-Bienvenido a tu nueva realidad- dijo sonriendo de forma pícara- estás confuso, pero debería de informarte de las normas de tu nuevo estado- miré mi reflejo en el espejo que estaba apoyado contra el suelo y el reflejo que me ofrecía no era él... no podía ser él, miró al hechicero- te dije que habría consecuencias.

Me has mentido - pensó Yoongi y vio como sonreía el hechicero como si leyera sus pensamientos- ¿Qué demonios me has hecho?

-No he mentido, simplemente he perfilado la realidad a mi favor... cuando dije que era aprendiz de un hechicero puede que fuera... (Modesto) poco generoso con mi propia condición, soy un hechicero, bastante bueno, he de decir, pero eso que te ofrecí no era un hechizo... es una maldición.

¿Porqué me haces esto?¿qué te hice?- pensó Yoongi y él hechicero se sentó cómodamente en una de las sillas de su dormitorio.

-Vi cómo tratabas a aquella joven a orillas del arroyo... no deberías jugar con los sentimientos de las personas...- suspiró de forma casual- aún así... eres inmortal... y esta maldición puede dar a su fin... pero eso sólo ocurrirá cuando dejes de pensar en ti mismo y te preocupes por otra persona, hasta ese momento... serás inmortal pero cada noche a partir de las doce... llegarás a esa condición que ves ahora- miró el dorso de su mano como si fuera a hablar del tiempo- por cierto, no puedes desvelarle a nadie quien te maldijo y mucho menos hacerme daño- le miró sabiendo que deseaba atacar con todas sus ganas, se levantó de su asiento pero antes se despidió con un gesto dejando en la soledad de su dormitorio.

Yoongi se quedó en el sitio observando su reflejo en el espejo acercándose para ver su futuro... iba a maldecir al hechicero en alto pero en vez de salir palabras un maullido salió de su pequeño hocico.