Los personajes aquí mencionados pertenecen a la comunidad de Latin Hetalia y sus respectivos creadores 3
Esta cosa se me ocurrió viendo la telenovela de la tarde en tiempos de vacaciones xD al principio iba a tener un desenlace ingrato como se podría apreciar en la primera parte, pero mi amiga culpa apareció y yo le pregunté
Yo- "Culpa, ¿Me dejarás dormir luego, si hago esto?"
Culpa- "Claro que no".
Por eso tuve que inventarme un final feliz =w= (iban a pedirle matrimonio a Manuel, pero Aris dijo que eso lo haría más gay... si eso fuera posible (? xD) Ojala les guste
By Iris
FINAL DE TELESERIE.
- Se nota que Martín aún te ama –Dice Miguel una vez mientras sonríe.
- ¿Pero de qué estás hablando? –Pregunta Manuel sin quitar su mirada de lo que está haciendo, frunciendo levemente el ceño.
- Se nota en la forma que te mira y como te habla a veces, en ocasiones veo que acerca una mano para tocarte pero se detiene a mitad de camino, ¡Cielos! Siguen siendo tan románticos…-Manuel guarda silencio mientras continua revisando unos papeles.
- No digas estupideces –Dice al final.
- No lo son –Asegura Miguel- Todavía no se extingue por completo la magia que tienen ustedes junt…
- ¡Basta! –Golpea la mesa levemente parando su trabajo y mirándolo- Claro que se acabó, y todos lo saben bien, nuestra historia terminó hace meses.
- Pero, Manuel, tú aún lo quieres ¿Cierto?
- Eso no importa ya –Dice triste, baja sus hombros y recarga las manos sobre sus rodillas- Te lo dije siempre, que esto no sería como en las telenovelas, el niño rico no lucha por la persona que ama si la familia se interpone, Martín no es tan fuerte…
- Pero, Manu…
- Fue lindo mientras duró… -Regresó su mirada al trabajo que le dieron en la editorial- Pero ya todo se acabó, Miguel… Martín ahora tiene otra novia de su nivel, y yo… -Sonríe con pesar- … Tendré suerte si en unos años sigo siendo su amigo, eso es todo… -Mueve su lápiz con parsimonia llenando algunos documentos bajo la mirada de Miguel.
- … La vida no es tan cruel, Manu, pensé que lo habías entendido…
-O-o-O-o-O-o-O-o-O-o-O-
- Bien, eso es todo, Martín –Dice con calma entregándole el saco que el rubio le había encargado a su madre arreglar.
- Gracias, y Manu… ehm, perdoná por venir tan tarde pero… pero… -El habla del joven se entorpece mientras se miran a los ojos directamente. Traga saliva- De verdad lo necesitaba…
- No es molestia, no te preocupes, ustedes son de sus mejores clientes después de todo –Le sonríe cortes acompañándolo a la puerta.
- Claro… -Ambos se quedan en la entrada incapaces de hablar ni despedirse. Martín mira al suelo y abre la boca reiteradas veces pero no dice nada. Manuel tiene una mano en el pomo y una ceja se arquea después de mirarlo un tiempo.
- ¿Algo más que quieras, Martín? –Pregunta finalmente y el rubio levanta su rostro igual de nervioso.
- No, es que… es que… -Su voz se va apagando hasta que se calla nuevamente.
Manuel se balancea en su puesto mirando hacia otro lado presionando el aza que no ha soltado.
- Quieres… -Comienza el moreno volviendo a mirarlo- ¿Tomar un café, o mate, conmigo?
Martín vuelve a tragar saliva y solo asiente con la cabeza. Minutos después están sentados en el comedor del trigueño, con una taza de mate y otra de té entre sus dedos. Martín está extrañamente silencioso, Manuel hace comentarios de todo lo que se le viene a la mente para entretener a su acompañante. El rubio solo mira al moreno, y el moreno trata de no darse cuenta de esto.
- Supe que te irás de viaje a Rio de Janeiro –Comentó antes de tomar un sorbo de su té- ¿Luciano te va a acompañar?
- No, no, él no irá… -Dice con voz suave apretando su tazón con ambas manos, mirando la mesa.
- Ah… ¿Entonces María te va a acompañar? –El rubio parece tensarse y el moreno finge no darse cuenta.
- No, ella tampoco… -Manuel responde con un "Ah" y se mantienen en silencio por un rato.
- Qué lindo debe ser Rio –Empieza de nuevo a llenar el silencio del ambiente- Quisiera ir algún día, no sé, decirle a Pancho y Migue que juntemos plata y nos…
- Terminé con ella… -Suelta Martín finalmente y parece como si se liberara de un gran peso. Vuelven a estar en silencio otra vez. Manuel se encoge en su asiento y aprieta la taza que mantiene levantada frente a su boca.
- … ¿Vienes a contarme qué pasó? –El rubio niega con la cabeza, y lo mira directo a los ojos.
- Vengo a contarte por qué –Habló y una corriente eléctrica atraviesa la espalda de Manuel.
- … te escucho –Dijo a pesar de saber que no era necesario.
- Manu, yo… -Tomó desesperadamente la mano morena entre sus dedos y la acarició con esa ternura que Manuel ya conocía- Lo siento tanto…
¿Por? Susurró apenas sin apartar la vista de Martín.
- Te prometí tantas cosas, mi chilenito, y no he cumplido con nada… con nada… -Besa su mano y la sigue acariciando después sin despegar sus ojos verdes de los cafés de Manuel.
- ¿Por… por qué me dices esto…?
- Porque te amo –Dice decidido- Y ya no soporto estar lejos de vos, Manuel…
- ¿Pero, y tu familia? Jamás harás que me acepten y… y tú me vas a…
- ¡Ya no me importa! ¡No te volveré a dejar! –Martín se levanta y se arrodilla frente a Manuel tomando sus dos manos- Tardé mucho, lo sé, pero, con vos soy feliz, no dejaré que ellos me alejen otra vez.
- ¿Cómo… cómo puedo creerte? –Los ojos de Manuel se pusieron vidriosos y pronto sintió pequeñas gotitas que bajaban por su cara. Martín acercó su mano al rostro del moreno y tocó su mejilla, secándola.
- Manuel… -El rubio impulsó su cuerpo hacia arriba tocando sus labios después de tanto. Se mantuvieron así por un instante, hasta que Manuel rodeo el cuello de Martín y este su cintura con los brazos acercándose más al cuerpo del otro, acariciándolo con necesidad- Vente conmigo –Le dijo Martín entre suspiros- Vente conmigo a Rio, siempre has querido ir, ¿No? –Ahora estaban así; Manuel sentado en la mesa con los brazos del rubio colocados con cariño alrededor de su cuerpo.
- ¿Qué? –El moreno entreabrió los ojos topándose con las orbes verdes con las que siempre sueña.
- Vamos juntos a Rio, mi amor, y al volver… -Martín volvió a arrodillarse sujetando sus dos manos otra vez- … al volver vivamos juntos, Manuel…
- ¿Ah? ¿Cómo dices? –Los labios le tiritaban y un sonrojo atroz atacaba su cara.
- No puedo llevarte a la casa de mis padres, nunca nos dejarían en paz, pero puedo comprarte otra mi amor, la que tú queras, o si preferís nos quedamos aquí, chilenito, solo decíme que sí, te necesito demasiado, di que sí…
El moreno se quedó estático mirando al chico, y al dar el "Sí" le tembló la voz, cosa que rectificó al segundo intento- ¡Sí! –Saltó de la mesa y se colgó del cuello del mayor besándolo una y otra vez mientras repetía- ¡Sí! ¡Sí! ¡Sí!
Al otro día, hicieron juntos la maleta de Manuel. Martín mandó a recoger la suya y fueron al aeropuerto. En el avión y tomando la mano de Martín mientras este le hablaba al oído, por fin podía creerle a Miguel.
"Puede que la vida no sea tan cruel después de todo"
