Disclaimer: Todos los personajes son de Rumiko Takahashi.
Diez minutos
Por Lollipoop
Drabble
Me senté en el pasto y miré al cielo, las nubes estaban esponjosas, flotando como si nada les importara. Suspiré y deseé tener la libertad de ellas.
Ser sacerdotisa, incluía mucho esfuerzo, tanto físico y mental; levantarme a las seis de la mañana para entrenar, juntar hierbas medicinales, atender heridos, entre otras cosas. No me molestaba en lo más mínimo ayudar, pero había momentos en que no sabía qué hacer, como si las horas no fueran suficiente.
Oh, también estaba el tiempo que invertía ser esposa de Inuyasha, que no era algo fácil.
Dentro de poco tiempo la sacerdotisa Kaede iría a buscarme, por lo que debería aprovechas mis momentos de tranquilidad.
Cerré los ojos, y cuando creí que iba a quedarme dormida, escuché pasos acercándose.
—¿Kagome? —preguntó una voz bastante conocida para mí.
¿Acaso no podía tener diez minutos de tranquilidad?
—Estoy despierta Inuyasha —susurré aún sin abrir los párpados.
—Desapareciste —dijo tranquilo.
—Lo siento, pero necesitaba descansar.
No respondió. Por lo que me levanté, buscándolo con la mirada, me sorprendí al ver que tenía las manos detrás de su cabeza con los ojos cerrados.
—¿Cansado? —pregunté tratando de no reírme.
Frunció el ceño.
—Algo.
Volvió el silencio. Se me hizo bastante raro, teniendo en cuenta con quien estaba hablando, pero no quise alegar, realmente yo también estaba agotada.
Quizás debía aprovechar el tiempo y relajarme, pero me quedé observando a Inuyasha en esa posición, su rostro se miraba algo… lindo. Una sonrisa se formó en mis labios, ¿cómo podía querer tanto a alguien?
Me acerqué al lado de mi chico perro, y recosté la cabeza en su hombro. Se removió un poco, supuse que me estaba mirando, eso me hizo sonrojar.
Algunas cosas nunca cambiaban, como el hecho de que los dos éramos bastante penosos a la hora de mostrar afecto. Él más que yo. Era bastante raro que Inuyasha se acercara a darme un beso, a veces yo tenía que ser la de la iniciativa, pero no me molestaba, porque entendía que esa era su forma de ser.
En eso, recordé algo importante.
—Inuyasha, ¿dónde dejaste a los niños?
Su cuerpo se puso rígido.
—En la aldea —respondió como si nada, poniéndose de pie.
Sentí como el rostro se me ponía pálido.
—¿Dejaste a nuestros tres hijos solos?
Eso no era nada bueno. Mis mini demonios rondando por ahí, con energía de sobra, no podía imaginar los destrozos.
—Keh. No es para tanto, se saben cuidar solos —dijo con orgullo.
—¡Idiota! ¡Abajo! —le grité, tomando el camino más cercano a la aldea.
Su cuerpo se estampó contra el piso.
—Maldita mujer histérica —susurró levantándose del suelo.
—¡Abajo! —repetí antes de irme
Escuché cómo se enterraba en la tierra. Victoria para mí, bueno a medias. Aún tenía que calmar a los aldeanos, y a mis hijos.
¿Descansar con la vida que llevaba? Suspiré.
Adiós tranquilidad, hola vida familiar.
Hola.
Bueh, después de mil años subo algo a fanfiction, aunque sea drabble.
No tengo mucho que decir, espero y les haya gustado. Dejen un comentario.
Besos.
Lolli.
