Aclaración: Los personajes no me pertenecen ni el mundo mágico en el que se desarrolla la trama, ya que todo eso pertenece a J.K. Rowling.

1

¡Mi hijo es todo un hombre!

Sus ojos estaban pesados por el placer. El sudor bajaba por su espalda y sentía las uñas de Ginny enterradas con fuerza en ella. Escuchó que los gemidos de la pelirroja iban cada vez más en aumento. Harry sabía que estaba a punto de llegar, sólo faltaba un poco más, unos cuantos movimientos más y él podría por fin terminar…

Repentinamente, oyó que intentaban abrir la puerta de la habitación donde todavía se encontraban Harry y Ginny. Antes de que su cerebro nublado por el placer alcanzase a entender lo que estaba sucediendo, escuchó un fuerte «¡Alohomora!» y luego la puerta se abrió de golpe, chocando con ímpetu contra la pared.

Sólo logró agarrar el cobertor de la cama, que había estado enrollado en los pies de ella, y tirárselo sobre el cuerpo desnudo de Ginny y de él.

—¿Qué…? ¡Mierda! ¡Maldición! ¿Qué mierda…? ¿Harry?

Harry se sintió morir y sus mejillas ardieron con furia mientras veía, por sobre el cobertor con el que se había cubierto hasta la nariz, a su padrino y a su padre mirando toda la escena con la boca abierta y sin saber qué hacer.

Vio como James abría y cerraba la boca, como si se creyese un pescado fuera del agua. Por otro lado, Sirius tenía una perfecta O formada en su boca y sus ojos se movían desde Ginny a Harry, para luego hacer el mismo proceso una y otra y otra vez.

Harry intentó taparse mejor, pero lo que de verdad deseaba hacer, era cubrirse por completo, hacerse un ovillo y morir de la vergüenza. Merlín, no podía creer que esos dos lo habían pillado justo a Ginny. Podía imaginarse los días que seguirían a ese encuentro, se burlarían de él todo el día. Harían bromas sobre la escena con cada oración que él dijese y, lo peor, molestarían a Ginny por todo eso.

—Esto es un poco extraño —oyó decir a James estúpidamente, mientras se revolvía el cabello y seguía observando toda la escena sin poder creer, ni entender, lo que estaba mirando.

Ginny se apegó más a su cuerpo, en un intento desesperado por taparse, aunque era imposible que pudiera cubrirse más, ya que estaba enterrada bajo las sábanas, hecha un ovillo y tapada por completo. Él deseaba poder hacer eso también, pero, para su mala suerte, Harry todavía tenía que seguir enfrentándose a las miradas estúpida de los dos merodeadores, los que estaban incapacitados para hacer otra cosa que no fuera quedarse clavados en ese lugar. Ni siquiera tenían la decencia de cubrirse los ojos o, mucho mejor, de marcharse.

—Nuestro Harry creció, Cornamenta —dijo Sirius, secándose una imaginaría lágrima—. Estos niños crecen tan rápido.

—Lo sé —le siguió el juego James, abanicándose su rostro como si estuviese llorando emocionadamente, pero de sus ojos no caía una sola lágrima—. De pronto le estaba cambiando los pañales y ahora lo pillo en la cama… Crecen demasiado rápido, demasiado rápido —Harry juró que vio como en sus ojos brillaban por la inminente travesura—. ¡Eh, Lily! ¡Apresúrate, tienes que ver esto!

Definitivamente, Harry quería morir y, probablemente, por los tiritones que sufría el cuerpo de Ginny en ese momento, ella también. Sin embargo, antes de que el chico avergonzado lograra taparse el rostro con el cubre cama, Lily asomó la cabeza dentro de la habitación.

—¿Qué quiere que vea…? ¡AAAAAAAAAH! —gritó, histérica, mientras se cubría la cara con ambas manos—. ¡QUE ME PARTA UN RAYO! —se giró con rapidez y, cuando intentó salir por la puerta, terminó estrellando su cabeza contra el marco de ella—. ¡MIERDA! ¡JODER! —rugió, todavía tratando de cubrir su cara con sus manos para no ver a su hijo en tal indecencia—. ¡Es que eres un imbécil!—le gritó al sonriente James que todavía estaba en la entrada de la habitación—. ¡JODER, CÓMO ME HACES VER ESO!

Y luego, convertida en un huracán rojo, salió de la habitación, mientras Harry todavía la oía rugir por el pasillo y escuchaba las risas de James y Sirius opacar sus gritos de furia.

—Salgan de la habitación —dijo Harry, sorprendiéndose por la calma con la que logró hablar, a pesar de la vergüenza y el enojo que desbordaba su cuerpo—. ¡SALGAN DE LA HABITACIÓN!

Con una última carcajada, los dos merodeadores salieron y la puerta se cerró detrás de ellos. De inmediato, vio que los estremecimientos de Ginny aumentaban en intensidad. ¿Estaría llorando? Quitó el cubrecama de su cabeza para encontrarse con una Ginny llorando por la risa. Mientras él se atormentaba por toda la escena vivida, ella moría de la risa.

¿Ahora cómo sería capaz de mirar a los ojos a sus padres y padrino sabiendo en lo que lo habían descubierto?

—Eso fue divertido —dijo Ginny, con una sonrisa—. Podrías repetirlo —bromeó.

—Ni en mis pesadillas —contestó, al mismo tiempo que oía gritar a su padre abajo.

—¡Lily, nuestro hijo perdió la virginidad!

«Merlín, mátenme», pensó.


Es una historia que sería sólo este capítulo, pero que se alargó y se alargó... bueno, ya verán cuánto se alargó cuando suba todos los capítulos que tengo.

No se olviden de comentar *-*

Nos vemos.