Disclaimer: Hetalia no me pertenece, es todo obra de Hima papa.
La gente suele decir que nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde, entonces es cuando echas de menos aquello que ya no está, o aquellos que ya no están en tu vida.
Esa frase ha estado rondando en mi cabeza durante las últimas semanas. Desde que lo perdí todo.
Es increíble que ya hayan pasado quince días…el tiempo pasa muy rápido.
Hace tan solo quince días tenía una vida normal, una casa, una familia, un par de gatos, tenia amigas con las que salir y cotillear sobre chicos.
¿Qué es lo que ha pasado os preguntareis?
Mi familia fue asesinada.
Yo volvía de clases ya casi por la noche cuando al entrar en casa note algo raro. No olía la cena haciéndose en la cocina, ni a mi padre viendo algún partido en la televisión, ni siquiera mi gato vino a recibirme. Era muy extraño.
Dejé mi chaqueta en el perchero de la entrada y la mochila en el suelo, ya la recogería después cuando subiese a mi cuarto.
-¡Apa*, Anya*! -los llamé- Ya he llegado.
Pasé al salón y eche un largo vistazo con la mirada, la luz no estaba encendida pese a apenas de podía ver ya, no había nadie sentado en el sofá y la tele estaba apagada.
-Oye no tiene gracia -les dije.
Podían haber estado gastándome una broma, a mi padre le gustaba tomarme el pelo a menudo solo porque sabía que me hacia rabiar con facilidad y que me enfadaba con él, aunque mis enfados no solían durar mucho, por algún motivo que desconocía me costaba estar mucho tiempo furiosa con él.
Entonces pensé que habrían salido a pasear, solían hacerlo por las tardes su hacia fresco, de ser así podía coger mi móvil que estaba en la mochila, llamarlos y decirles que se había hecho tarde y que no pasaba nada, todo el mundo se entretiene cuando se lo está pasando bien y se olvida de la hora.
Volví de nuevo a la entrada y me agaché cerca del recibidor para coger el móvil, marcar el número de mi madre y subir a mi cuarto en la planta de arriba.
Nada, no contestaban al móvil, ninguno de los dos. Eso ya estaba empezando a preocuparme.
Pensé en ver si el coche estaba en el garaje cuando escuché un extraño ruido, semejante a un gemido, saliendo del despacho que mi padre tenía en esa planta.
Tonta de mí, pensé que era el gato que se había metido dentro y seguro que había tirado algo o se había hecho daño
-Maldita sea -le dije- Mako te tengo dicho que no quiero que entres el despacho de pa…
En cuanto abrí la puerta me di cuenta de que no había sido obra del gato, de hecho no estaba ni en el cuarto. Los libros de mi padre estaba esparcidos por el suelo, los cuadros igual, había cristales roto, supuse que de la ventana.
Y al fondo del todo, sangre y el cuerpo de mi madre junto al de mi padre.
Palidecí al verlos a ambos así.
-¿Apa? ¿Anya? -susurré acercándome a ellos.
Zarandee el brazo de mi madre, esperando a que solo estuviese dormida y se despertarse, pero no se movió ni un ápice.
No…no podía ser. No podía estar pasando eso.
Y sin embargo estaba pasando.
Noté como se me llenaban los ojos de lágrimas, quise limpiármelas con la mano pero cuando fui a hacer el gesto una mano me agarró del brazo haciendo que gritase.
Era mi padre, aun seguía vivo y me miraba suplicante, clavándome sus ojos verdes que yo había heredado en los míos.
-Apa -le dije- voy…voy a llamar a una ambulancia.
-No…-susurró- vete, szeretet, vete de aquí.
-¡No! -exclamé.
-Va…vienen…viene a por ti -me dijo- huye.
-¿Quién? -le pregunté.
-E…e…-susurró sin llegar a terminar la frase.
-¿E? -le pregunté desesperada-¡apa, no te vayas!
Pero para mi padre ya era demasiado tarde.
Las lágrimas que estaba intentando retener salieron y empezaron a caer por mis mejillas, no podía controlarlas ya, ni quería. Solo deseaba llorar y que todo eso estuviese siendo una pesadilla, no podía ser real.
Mi familia, mi madre, mi padre, habían muerto. ¿Qué iba a ser de mí ahora? ¿Dónde iba a ir? No tenía a nadie más a quien recurrir, estaba sola.
¿Por qué nos pasaba esto? ¿Quién podría ser tan cruel de matar a mis padres?
¿Podría haber sido un robo?
De golpe me vino a la mente la advertencia de mi padre. Me buscaban a mí y los habían matado por ello. Pero no tenía sentido, yo no había hecho nada a nadie, no me metía en líos, ¿Cómo iban a querer matarme?
Mientras estaba perdida en mis pensamientos llorando escuche el ruido de la puerta, lo que me devolvió a la realidad.
Había alguien en casa y solo mis padres y yo teníamos la llave.
Me asusté, fuera quien fuese no era amigo, no me quedaba otra que esconderme y el lugar más cercano que había era el cuarto de mis padres.
Gatee en silencio hasta el lugar intentando no hacer ruido para evitar que me descubriesen y me metí en el vestidor tras los vestidos de mi madre, temblando abracé mis rodillas y empecé a rezar y a pedirle a Dios que por favor me ayudase y no me abandonase.
No es que fuese una persona muy creyente pero mi padre si, solía bendecir la mesa, ir a misa y su biblioteca contenía todo tipo de libros sobre religión, aun así, no era un padre muy estricto.
Al oír unos pasos entrando en el cuarto contuve la respiración, me daba pánico hasta pensar por sí podía leerme la mente.
Cuando entro en el vestidor hasta me lleve una mano a la boca, para evitar cualquier sonido.
Le sentí, juro por Dios que le vi, estaba al otro lado del vestidor y era incapaz de darse cuenta de que estaba allí, pero yo le vi y vi sus ojos, de un vivo color rojo, brillantes, parecían dos pequeños rubís en la oscuridad. Y sé que tuvo que verme, ¡le mire a los ojos! Pero simplemente se dio media vuelta y desaparecer.
Pero no fue hasta que oí la puerta del recibidor cerrarse que me atreví a sentirme aliviada. Cuando le hice me di cuenta de que tenía mucho frio y que se me habían puesto los pelos de punta.
Supongo que ahora me tocaba llamar a la policía.
Una vez la policía apareció las cosas se pusieron serias, abrieron una investigación pero fueron incapaces de encontrar pistas mas allá de que la puerta parecía haber sido forzada y de que en el despacho había sucedido un forcejeo.
Por lo que oí no sabían ni como habían muerto, aunque había mucha sangre solo el cuerpo de mi madre presentaba herida en el pecho, en el de mi padre solo había sangre y la camisa rota. Pero estaba muerto y eso a los investigadores les frustraba, ¿Cómo se muere alguien sin tener herida alguna?
En cuanto a mí, me dejaron cogerme un poco de ropa, algún objeto y me dejaron en una casa de acogida a la espera de saber si eso sería oficial. No he sido capaz de contarles sobre la persona de ojos rojos , sigo sin estar segura de que fuese real del todo...
Al menos creo que aquí no podrán encontrarme.
Hola!
Este es mi primer AU,no solo en Hetalia si no en todo lo que he escrito hasta ahora, así que estoy ilusionada con lo que pueda salir y mas siendo Pruhun,uno de mis OTP.
Como pone va a ser sobrenatural, con asuntos de ángeles y demonios, levemente basados en el libro Dos Velas Para El Diablo de Laura Garcia Gallego. Aunque este cap es un poco soso, es lo que le sucede a Eliza y ñe, no me ha parecido gran cosa, tengo ganas de empezar a liarla, lo admito.
En fin, espero que os guste y los favs, follows y reviews son bien recibidos!
Hasta otra!
Apa- Papá, Anya- Mamá, o eso dice google translate xDD
