Disclaimer: Esta historia participa en el Reto temático de octubre "Bloody Mary, la niña de la curva y otras leyendas urbanas" de La Noble y Ancestral Casa de los Black".
Originalmente, esto iba a ser mucho más largo, pero el tiempo se me vino encima así que traje sólo el meollo del asunto.
Chupacabras
José Ignacio cerró los ojos, como si eso fuera a ayudarlo a salir de eso. Las delgadas paredes de la carpa no podrían resistir mucho más. Había perdido su varita en su escapada, justo cuando había visto a Martín perderse entre los arbustos, arrastrada por esa criatura.
¿Por qué no le habían hecho caso al guardabosque? Él les había advertido que corrían peligro. Pero ellos lo habían ignorado, arrogantes. Después de todo, eran jóvenes. Inmortales.
Y ahora estaban pagando por ello. Habían perdido a Martín.
Paula, arrebujada a su lado, parecía estar igual de paralizada que él. La imagen de Martín desapareciendo en la oscuridad, gritando desesperado, era demasiado terrible. Ella tampoco tenía su varita.
¿Vendría alguien en su ayuda? ¿Escucharía alguien sus gritos?
El joven miró a su alrededor, buscando algo que pudiera servirle para escapar del destino que les esperaba. Cualquier cosa.
Un cuchillo brillaba en la mesa de la cocina.
—¿Qué vas a hacer? —preguntó Paula cuando él se levantó. A su alrededor, se escuchan los ruidos de esas criaturas rasgando la lona, usando sus largas uñas para llegar a ellos.
—Me niego a morir así —respondió él.
Vio que su amiga abría los ojos desmesuradamente, pero eso duró un segundo.
Justo en ese instante, un chillido cortó el aire a su alrededor.
La carpa se había roto.
Para quien haya leído algo del mi Magia Chilena, José Ignacio es primo hermano de Elisa Correa, que suele protagonizar mis historias. Tengo pensada una versión más larga de esta historia, dando todos los detalles de la situación. A ver si algún día tengo tiempo de terminarla y publicarla.
¡Saludos y hasta la próxima historia
Muselina
