Lo mismo que se pone en todos los fics, ninguno de los personajes que aparecen aquí me pernecen, esto se hace por un simple hobby.
Día de Tanabata
Es tan tarde –mascullo la mujer al tiempo que se levantaba con lentitud de su mullido futón, el sol brillaba en el cielo y por su posición supuso que ya era algo tarde, se encogió en hombros, no le dio demasiada importancia. Seguramente ese día sería igual de rutinarios que todos, se daría una ducha atendería algunos pacientes, comería, leería alguno de sus muchos libros de medicina, y luego volver a dormir. Un suspiro largo y pronunciado, a pesar de su frío carácter casi nunca era pesimista, no lo entendía, un suspiro más pronunciado siguió al primero.
-No te hagas tonta, Megumi, claro que sabes porque estas así –le dijo claramente su consiencia, una sonrisa amarga se dibujo en sus labios, me mezo su pelo oscuro, al tiempo que su mirada se perdía en el calendario
-4 de Junio –murmuro –en 3 días, en 3 días, es el dichoso día, el día en que finalmente perderé a mi querido samurai
Flash back-Solo es un resfriado, Ken no tienes de que preocuparte
-Gracias Megumi-dono, la verdad es que yo no creía necesario pero Kaoru-dono se angustia mucho
-Entiendo –contesto ella, el pequeño pelirrojo, se llevo una mano a la cabeza, al tiempo que le sonreía gentilmente, y justo en ese momento escucharon que algo cayo ruidosamente al piso, ambos voltearon a ver que era, Kenshin parecía sumamente apenado, pero en cambio Meumi lucía muy sorprendida, no podía creer lo que estaba viendo, era una pequeña cajita, recubierta en terciopelo tinto, solo podría ser una cosa, Megumi la tomo y la abrió sabiendo de antemano que es lo que iba a encontrar, abrió la boca sorprendida, el brillo de lo dentro de la pequeña caja le deslumbro:
-¡Un anillo de compromiso! –mascullo
-Hai –respondió Kenshin abochornado, Megumi vio sorprendida el anillo, no sabía que decir, dentro de su cabeza se mezclaban miles de ideas, quería gritar, llorar, correr y dejar atrás al joven pelirrojo, más sabía que no lo haría, ella Megumi la racional jamás haría nada tan ilógico, cerro la pequeña cajita con un suave movimiento, pero aún conservo el pequeño regalo en su mano
-¿Vas a dárselo a Kaoru? –pregunto ella sintiendo que las tripas se le retorcían, ya hace tiempo que sabía del gusto del uno por el otro y también hace tiempo había decidido alejarse por su bien y por el suyo propio, más sin embargo tener la pequeña joya entre sus manos y saber que no era para ella le entristecía demasiado
-Si –contesto su pequeño pelirrojo –se acerca el día de Tanabata, verás hace un par de años, paso algo muy raro ese día y creo que es momento de compensárselo
-Claro, toma Ken –dijo Megumi regresándole la pequeña cajita, la cara del samurai se ilumino de alegría, mientras que ella le devolvía una sonrisa fingida, tan bien actuada, que no el no lo noto, aunque Megumi estaba segura que aunque estuviera llorando no lo habría notado, Ken se levanto a los pocos minutos, se despidió con su usual sonrisa gentil, dejando a la doctora sola y destrozada
-"mi suerte no puede ser peor"-pensó sintiendo como el mundo se le derrumbaba, sentía un nudo en la garganta y un malestar en todo su cuerpo, "las 8 pm, de seguro ya nadie llega, mejor me podré ir a dormir temprano"-pensó nuevamente al tiempo que veía que alguien más entraba por la puerta más esta vez no era su querido samurai, sino más bien a la persona que menos deseaba ver en el mundo
-¿Qué onda? Kitsune
-¿Sanosuke?
-Si –respondió el, y con una sonrisa triunfante le enseño su mano derecha –me lastime¿échale un ojo, no?
La joven mujer vio el feo golpe de su mano una cortada en su cara y su ropa toda sucia, suspiro
-Siéntate en la silla
-Lo que ordene la kitsune –la doctora se volteo sintiendo un nudo en la garganta y un malestar más intenso en el estomago, más no iba a dejar que eso le irritara demasiado, regreso con su paciente con una cantidad exagerada de frascos y le dijo con un muy claro mal humor
-¿Ahora que?
-¿Eh?
-¿Ahora que fue?
-¿De que?
-Una pelea callejera, apuestas, competencia para saber quien es el más idiota del mundo
-¡Oye!
-En fin, no me lo digas no me importa –contesto ella –quítate la camisa
-Como digas kitsune
-No me digas así –respondió ella al ver que su joven paciente se sacaba la camisa con una sensualidad innata en el, dejo que esta resbalar por sus brazos hasta que cayo suavemente al piso, la mujer le miro desafiante al ver que la mirada del joven se hacía cada vez más seductora –ahí también estas herido –dijo la doctora viendo un feo raspón que se extendía desde el pecho hasta el final de sus costillas, tomo un poco de desinfectante humedeció un pequeño pañuelo y procedió a limpiar sin ser demasiado cuidadosa en su tacto
-¡Ouch eso duele!
-¡No te quejes!
-Lo hago porque eres muy ruda
-¡SI NO TE GUSTA COMO TE ATIENDO PUEDE IRTE A OTRO LADO!
-¡Que genio, así nunca vas a conseguir un marido que te aguante!
Megumi ya no dijo más, había dado en el clavo, su cara adquirió rápidamente el vivo color de una cereza y luego cambio a el mismo de la palidez de un muerto, estaba molesta, pero más que molesta, triste, decepcionada, miserable, despechada, sintió como los ojos le quemaban y como unas gruesas lagrimas surcaban sus mejillas, ante la mirada atónita del joven, Megumi apenada de dio vuelta para no verle, escucho como el joven se reprendía a si mismo
-Bien hecho, idiota
-Meg...
-Eres un... imbecil
-Megumi
-Lárgate –dijo ella tratando de aclarar su garganta, esperaba escuchar que el se alejara cerrara la puerta y se fuera más lo que paso fue algo sumamente diferente, le abrazo, con tanta suavidad y ternura que apenas creyó posible
-¿Ya te dijo Kenshin, verdad? –la mujer accedió con la cabeza al tiempo que sentía que el le abrazaba más fuerte, Megumi incapaz de permanecer imperturbable, correspondió su abrazo mientras continuaba llorando amargamente
-Vamos Megumi no llores
-Se... va a casar...
-Lo se pero...
-Y yo pensé... que quizás... algún día el y yo...-el llanto de la mujer se hizo más fuerte
-Megumi, no te atormentes más
-Calla... te
-Vamos tranquila –contesto el acariciando con suavidad su hermoso pelo oscuro –tranquila, kitsune, no me gusta ver a una mujer llorar
-Sano
-Toda va a estar bien Megumi, te lo prometo...-dijo el con una sonrisa, Megumi se perdió en su cálida mirada castaña, no supo ni como paso, ni como fue, pero en ese preciso momento, la doctora se puso en puntillas y le beso con calidez, en los labios, el sorprendido de esa reacción, dio un ligero respingo pero no le separo, es más dejo que ella le siguiera besando hasta que el le ayudo a profundizar un poco más su beso, el primer beso de la joven mujer doctora...
-Meg... –trato de decir el más la mujer no se lo permitió, le seguía besando intensamente, tanto que hasta le hace caer, pero a un guerrero como el, el difícil tumbarlo, aunque se encontrara en esa situación tan difícil, la doctora se abalanzo sobre el, al tiempo que el dio dos pasos para atrás chocando suavemente con la pared de la habitación, la situación era perfecta, Sano aprovechando la oportunidad continuo besándole de forma más intensa de lo que había hecho antes, bajo un poco su cara para poder besar su mandíbula, la joven doctora suspiro ante esa dócil caricia, al tiempo que involuntariamente decía una palabra que se arremolinaba en su garganta:
-Ken –el se detuvo al instante, le miro fijamente, al tiempo que ella se veía muy extrañada
-Sano que pasa
-Claro mascullo el, le separo de si y dijo un poco más fuerte –Lo siento Megumi
-¿Sano?
-Lo siento, no puedo ser yo...
-Pero...
-Cuando no soy yo por quien suspiras
-¿SANO? –dijo ella, el joven le miro nuevamente y salio del cuarto poniéndose la camisa al tiempo, Megumi vio el piso apenada y pensó
-Por dios, que es lo que iba a hacer
Fin Flash back
Hola, he hecho este fic, como digamos de regalo decumpleaños para una amiga muy querida, a la que le gusto bastante la historia, no esperen demasiado, no va a ser muy larga, cuatro capitulos y exagerandole, en fin espero que les guste, y que me manden muchos reviews, me encanta leerlos, en fin, nos vemos en el proximo capitulo
Atte: Midori
