Disclaimer: harry Potter no me pertenece.

hola a todos espero que les guste esta pequeña historia que se me vio a la mente en estos días. Gracias de antemano a los que me lean y ya saben que cualquier crítica constructiva es bien recibida. ☻

Granate...

Capítulo I

Harry observaba al pequeño grupo con sus ojos llenos de anhelo, tatareando en su mente las canciones propias de los juegos infantiles. Y de vez en cuando, una sonrisa se dibujaba en sus labios, labios que se habían quedado congelados desde la partida de su gran amor hacía casi veinte años. Ron Weasley, su amigo desde los años de Hogwarts lo miraba con pesar, él más que nadie sabía que el ahora hombre de los ojos esmeralda, se sentaba todas las mañanas, en la misma banca del parque, a observar los juegos de los niños, esbozando sonrisas cada vez que uno le hacía alguna travesura a otro, o mientras jugaban a las escondidas y a los quemados.

Durante esos escasos momentos que pasaba sentado en aquella banca, Harry, olvidaba la pesadilla en la que se había convertido su vida. El gran héroe de guerra, el hombre que los había salvado, ahora, no era más que un cadáver andante, una coraza vacía incapaz de sentir cualquier forma de felicidad. Sus ojos antes brillantes ahora no eran más que dos orbes opacas y sin expresión. Sus labios ahora poseían un rictus amargo que jamás desaparecía, excepto cuando observaba a los niños e imaginaba todo lo que pudo ser de no haber sido por el destino que lo había despojado de lo que más amaba sobre la faz de la tierra.

Pero además del resentimiento contra la vida y del odio que sentía hacia el mundo, Harry, estaba lleno de culpa. Y ésta era la que cada día le envenenaba más el alma, si es que todavía tenía una. Todos los días, desde hacía casi veinte años lo atormentaba la culpa por haberla abandonado a su suerte y la duda de no saber dónde descansaba ahora el cuerpo de la mujer que más había amado en su vida, la única mujer que había amado.

"Harry, ya es hora de irnos"

Las palabras de su viejo amigo lo devolvieron a la tierra, volteó a verlo dejando escapar una mueca irónica al notar las mismas tribulaciones en los ojos del pelirrojo. Harry sabía muy bien que Ron Weasley también llevaba una vida miserable, igual que él.

"Solo un poco más, won won" respondió Harry sabiendo de sobra lo que ese apodo hacía en Ron

"No me pareció chistoso, Harry. Además creí que habíamos quedado en que jamás mancharíamos este santuario con las frivolidades de nuestras perfectas vidas" contestó Ron haciendo una mueca de asco.

"Lo siento, no pude evitarlo, Ron" respondió Harry.

Pero el daño ya estaba hecho, y la magia del lugar estaba empezando a disiparse para darle paso a la realidad, la dura realidad de ambos magos. Sus mentes fueron atacadas de súbito por recuerdos de sus vidas sin sentido. Harry jamás pensó que la ilusión de casarse con su noviecita de colegio sería rota solo unos meses después.

"¿alguna vez te imaginaste que nuestras vidas serían lo que son ahora?" preguntó Ron, sin perder de vista el pequeño grupo que formaban una niña de hermosos cabellos ondulados de color rubio platinado, y dos niños, uno de cabellos negros y tez blanca y, otro de tez trigueña y cabellos castaño oscuro. Estaban sentados bajo un árbol, alejados de los demás, y parecían estar en un mundo aparte en el que solo ellos existían.

"No, Ron" contestó secamente Harry.

"mira esos tres pequeños ¿a quién te recuerdan?" volvió a preguntar Ron.

Los ojos de Harry se nublaron al recordar a un trío de su pasado cuyos integrantes parecían hacer nada separados, pensó que Ron era muy cruel al hacerlo revivir esos recuerdos que tanto había luchado para matarlos, pero al ver la forma en que Ron los miraba, y el anhelo secreto que escondían sus ojos al ver a esos tres pequeños, comprendió que él no era el único que sufría y cuya vida se había arruinado hacía tantos años atrás.

De repente la hermosa niña de los cabellos platinados se paró y salió corriendo tan rápido como sus cortos pies le permitían, Harry pensó que no podía tener más de cinco años de edad y, sus acompañantes rodeaban ese mismo rango. Los dos niños la perseguían por todo el parque intentando alcanzarla, pero la niña los evitaba con suma agilidad considerando su aparente corta edad.

"¿Quieres apostar a que no la atrapan a menos que ella cometa un error?" dijo Harry a Ron.

"Hecho" respondió Ron.

La niña seguía corriendo, esta vez, hacia donde se encontraban sentados ambos magos. La pequeña volteaba de vez en cuando hacia atrás para saber la distancia que llevaba, en una de esas veces no se fijo en un pequeño montículo y tropezó con él, cayendo al suelo y raspándose las rodillas y las manos en las piedras. Ron y Harry corrieron a donde estaba para ver si se encontraba bien. Pero cuando estaban a punto de llegar al lugar, una figura elegante que había llegado hasta la niña les heló el corazón.

"¡Papi!" gritó la niña entre risas mientras sus otros dos amiguitos la miraban con ojos asustados.

Harry y Ron miraban el cuadro con ojos sorprendidos, aquel hombre de cabellos platinados y facciones aristocráticas que se arrodillaba junto a la pequeña para limpiar sus heridas con toda la dulzura del mundo, era el mismo muchacho que había sido su archienemigo en el colegio, el mismo al que habían obligado a matar a Albus Dumbledore. Pero la persona que ahora arrullaba a la pequeña en sus fuertes brazos con tanto amor no iba solo, una hermosa mujer de cabellos igual de platinados que él lo acompañaba, y cuyas manos, los dos pequeñines tomaron mientras el mago cargaba a la pequeña en brazos.

"Ahora si llegó la hora de irnos" dijo Harry con rapidez, quería desaparecer de ese lugar lo antes posible, pero como siempre el destino continuaba torturándolo.

El mago de los cabellos satinados había volteado en el mismo instante que Harry y Ron empezaban a alejarse, los reconoció al instante y no pudo evitar llamarlos.

"¿Potter¿Weasley?" dijo un tanto vacilante y sin poder evitar caminar hacia ellos. La hermosa mujer junto a los dos niños lo siguieron muy de cerca.

Harry cerró los ojos al escuchar su nombre, maldecía la hora en que había decidido auxiliar a la niña. La reacción de Ron fue diferente o, al menos, disimulaba mejor su incomodidad, volteando a ver sin más preámbulos a su viejo enemigo.

"¡Es increíble encontrarlos aquí¿Ustedes también han venido con sus pequeños¿Cuáles son?" preguntó Draco acomodando a su pequeña en sus brazos para buscar entre los niños alguno que tuviera cabellos rojos u ojos esmeraldas y cabellos desordenados.

"No te esfuerces en buscarlos porqué no existen" respondió Harry lleno de amargura.

Draco los miró asombrado, no lo entendía, Harry y Ron estaban casados, de hecho ambos habían contraído nupcias solo unos meses después de la caída del Señor Oscuro y conociendo a la familia Weasley nadie creería que con casi veinte años de matrimonio no tuvieran ningún pequeñín. Era increíble.

"¿Asombrado que ahora que poseo casi tanto dinero como tú no tenga ningún hijo?" preguntó Ron, estudiando a la joven que sostenía a los dos pequeños. Era la viva imagen de Draco, con sus cabellos rubios platinados, su tez pálida y sus penetrantes ojos grises. Tenía todas las características físicas de un Malfoy, además, de la elegancia y porte que alguna vez tuvo Narcissa Malfoy. Ron llegó a la conclusión que debía ser la hija de Draco y no su esposa como había creído al principio, sobre todo porqué la joven no parecía tener más de veinte años.

"No te lo puedo negar, Weasley pero ¿Qué pasó?" preguntó Malfoy todavía sorprendido.

"No siempre se tiene lo que uno sueña" respondió Ron, tratando de enfocarse en el hombre que tenía enfrente.

Harry observaba como la pequeña se aferraba a los brazos de su padre como si éste fuera un superhéroe.

"sí, y a veces obtienes más de lo que te mereces" dijo Draco, apretando con más fuerza el frágil cuerpecito de su hija. La niña respondió el gesto besando a su papi por toda la cara. La hermosa joven miraba a Draco con ojos llenos de ternura y los niños se abrazaban más a sus piernas.

"papi, quiero ir a jugar" Harry se conmovió al escuchar la vocecita de la pequeña.

"Solo si prometes tener más cuidado mira que sino mamá se va a preocupar si algo te llega a pasar, y no queremos eso ¿verdad?" intervino la jovencita con voz llena de ternura. La niña negó con la cabeza.

"Valentine tiene mucha razón, traviesa. Mamá esta un poco delicada de salud y lo menos que necesita ahora es preocuparse" dijo Draco besando su pequeña frente infantil.

Harry aún estaba admirando la dulzura que Malfoy le profesaba a aquella pequeña, cuando ésta volteó su cabeza dejando que Ron y Harry vieran su cara de cerca por primera vez. Era casi un ángel. Se parecía mucho a su padre, excepto por su tez acaramelada y mejillas sonrosadas, muy distinta a la palidez de su padre que lo hacía tener un aspecto enfermizo en muchas ocasiones. Y la otra gran diferencia, eran sus enormes ojos café que parecían contener todas las estrellas del universo y más. Sus ojos fueron lo que más impactaron a Harry y a Ron, sobre todo al primero que había amado a un par de ojos igual a los de aquella pequeña ninfa.

"Ellos son Harry Potter y Ron Weasley. Fuimos compañeros en la escuela" decía Malfoy a sus hijas, mientras los mencionados seguían paralizados por la mirada de la pequeña

"yo soy Valentine Malfoy" dijo la joven haciendo una pequeña reverencia. Harry y Ron le devolvieron el gesto. Los dos pequeños se escondieron entre sus capas.

"Y esos dos truhanes que intentan esconderse son Adam Nott y Sebastián Zabini" dijo Malfoy.

"Yo me llamo Icanti Jane Malfoy, y tengo casi cinco años" dijo la pequeña con su vocecilla de ángel y regalándoles una de sus más grandes sonrisas. Draco la había vuelto a poner en el suelo.

Si sus hermosos ojos café lo habían impactado, la sonrisa de aquella niña lo habían hecho perder toda noción de su vida, Harry estaba en blanco, la pequeña Icanti se parecía tanto a su amor perdido.

"Es un honor tener el placer de conocerte, Icanti" dijo Ron agachándose frente a la pequeña.

"¿Por qué esta triste?" preguntó Icanti con su vocecita que denotaba su pequeña edad. Ron cerró los ojos al sentir la pequeña mano de la niña acariciando su cara.

"Princesa, no seas maleducada" la reprendió Draco Malfoy

"No te preocupes, Malfoy; no ha dicho nada que no sea cierto" dijo Ron al sentir como la niña apartaba su mano de su cara y agachaba su cabecita muy afligida. "Yo estoy triste porqué tus ojos me recordaron a alguien que amé y perdí hace muchos años"

Valentine creyó ver una sombra de miedo en los ojos de su padre, pero cuando quiso comprobarlo su padre dio un paso al frente y dijo:

"¿quieren ir a jugar de nuevo?" los tres niños asintieron "Valentine, ve con ellos para que no hagan nada indebido" a Valentine no le quedó más que obedecer a su padre, pero la duda no la dejó de incomodar.

"Tienes una hijas muy bellas, Malfoy" dijo Harry

"Lo sé, Potter; lo sé" respondió Malfoy, dándole gracias a la vida en silencio por haber podido quebrar las maldiciones que su padre había conjurado en él desde que tenía cinco años y, así, obligarlo a seguir a Voldemort, pero su padre también era marioneta de Tom Riddle. Y la gran culpable de toda aquella pesadilla había sido su madre que junto a su tía vivían obsesionadas con la pureza de la sangre y la nobleza de los apellidos.

Y como él algunos de sus amigos vivían bajo la sombra del mal bajo la representación de sus padres, algunos habían sido envenenados desde que eran bebés y no habían podido salirse de aquel círculo de maldad. Nunca había conseguido olvidar a aquellos que se habían perdido por no haber podido encontrar la luz que los guiara hacia un puerto seguro, pero la vida así lo había querido.

Aún recordaba aquella fatídica noche en la que había estado a punto de asesinar a Albus Dumbledore. Aquel anciano tan noble y sabio había perdido la vida en las manos aquél que tanto había ayudado y en el que confiaba plenamente, el doblemente traidor Severus Snape.

El asesinato del bondadoso director de Hogwarts lo había incitado a luchar con todo su ser para romper las cadenas mágicas que lo obligaban ha ser como su madre quería. No había sido nada fácil pero cuando al final lo logró, no lo dudó dos veces y buscó a Harry Potter, arriesgándose a que éste lo matara sin siquiera escucharlo. Pero desde ese entonces la vida había estado de su parte, Arthur Weasley, había impedido que le hicieran algún daño, no por protegerlo a él, sino a sus hijos y a Harry, a quien amaba como si fuera su propia sangre.

No fue fácil convencerlos pero después de muchos litros de veritaserum y otros conjuros, Draco Malfoy, probó su inocencia y, fue el encargado de llevar uno de los trabajos más peligrosos de aquella guerra, ser espía para la Orden del Fénix e intentar averiguar todo sobre la ubicación de los Horcruxes para que finalmente Harry pudiera destruir a Voldemort.

Y así Draco Malfoy no solo salvó a su padre de Voldemort sino a varios de sus amigos de toda la vida. Y ahora ellos gozaban de una vida plena y dichosa junto a sus familias, simplemente no podía dejar de agradecerle a la vida su eterna fortuna.

"La pequeña Icanti es magnífica" dijo Ron, enderezándose. Draco regresó a la realidad sin dejar de sonreír.

"¿y no me piensan contar qué han hecho potty y weasel en todos estos años que no los he visto?"

"Sólo si tu nos cuenta qué has hecho, ferret" respondió Ron.

Malfoy dejó escapar una sonrisa sincera. Harry se preguntó dónde había quedado aquel bribón que los atormentaba cada vez que tenía la oportunidad.

Los tres magos se dirigieron al pequeño café que estaba frente al parque donde jugaban los niños para continuar su plática. Malfoy no apartaba su vista del pequeño trío que jugaba a unos pocos metros de donde estaban sentados bajo la mirada protectora de Valentine.

"Imagino que esos dos pequeños son los hijos de Theodore Nott y Blaise Zabini" dijo Harry de súbito.

"Así es" dijo Malfoy sin perder la sonrisa. "Y yo aún no puedo creer que ustedes dos no tengan hijos ¿Te das cuenta que sino tienes un heredero la estirpe de los Potter se perderá, Harry?"

"pero Harry tiene un hijo"

"¿De veras?" exclamó Draco arqueando una ceja.

"sí, hace mucho tiempo tuve una relación secreta y de esa unión nació mi hijo Sirius" explicó Harry. Sirius era su única razón para seguir adelante. Había sido una lástima que su madre hubiera muerto durante el parto, a Sirius le hacía tanta falta el cariño de una madre, sólo lo tenía a él y a veces no era suficiente.

"¿Qué edad tiene?"

"Quince años" contestó Harry.

"Sirius es la única alegría de nuestras vidas. Lo demás es puro espejismo" dijo Ron con amargura.

"Mejor cuéntanos de tu familia que se ve que es mucho más interesante que la nuestra" dijo Harry.

Draco Malfoy los estudió por unos momentos antes de acceder a hablarles de su familia.

"Llevo casado dieciocho años con mi esposa. Y gracias a Merlín hemos sido muy dichosos y bendecidos con varios hijos" contestó Draco.

Harry notó que sus ojos grises que en el pasado parecían tan fríos, ahora irradiaban mucha calidez y humanidad.

"Entonces tu hija no debe tener más de diecisiete años" comentó Ron

"No, en realidad Valentine tiene diecinueve años. Ella no nació del vientre de su madre" dijo Draco "La que la trajo al mundo la abandonó el mismo día en que nació mi princesa, diez meses después de tu victoria sobre Voldemort"

Ron y Harry notaron el cambio de tono de Malfoy al referirse a la madre biológica de aquella hermosa joven tan parecida a su padre.

"Valentine nació un año antes que su madre y yo nos casáramos. De hecho nos casamos cinco días después de su primer cumpleaños" explicó Draco. "dos meses antes del segundo aniversario del fin de la guerra"

"¡Vaya! Tuviste mucha suerte de que tu ahora esposa haya aceptado a tu pequeña" exclamó Harry.

"Sí, ellas dos se salvaron una a la otra" dijo en vos alta Malfoy olvidando con quién estaba compartiendo la mesa

"No te entiendo ¿Qué quieres decir con eso?" lo inquirió Ron

Draco calló por unos momentos buscando las palabras para explicarles sin revelar mucho.

"¿Te pasa algo, Malfoy?" preguntó Harry sospechando del repentino cambio en las facciones del antiguo Slytherin

"Verán, durante el que debía ser nuestro último año en Hogwarts, pasé buscando pistas para ayudarte a lo que ustedes dos ya saben de sobra. Mi vida era un infierno. Estaba constantemente asediado por el señor oscuro, y sus mortífagos, sin dejar de mencionar a mi madre y a mi tía a quienes solo les importaba que yo me adentrara más en el mundo de Voldemort. No tenía paz y casi no dormía, el miedo a que alguien descubriera que ya no estaba bajo el control de mi madre y de que me había convertido en espía para la orden era muy grande, tenía que estar siempre vigilando y listo para escapar si esto llegara a pasar. Además tenía que proteger a mi padre y ayudarlo a sobrevivir en Azkaban, mi madre siempre lo iba a visitar para asegurarse que su control sobre él siguiera intacto, obviamente yo alimentaba a mi padre con mis fuerzas y mis energías haciendo que la maldición de mi adorada madre se rompiera, pero yo debía hacerle creer que mi padre seguía siendo fiel a Lord Voldemort"

"Siempre me pregunté qué era lo que hacías y cómo lograste sobrevivir a esa doble vida que llevaste todo ese año" dijo Harry

"Debió haber sido muy difícil, Malfoy" comentó Ron "¿Cómo lo hacías con los dementores allí?"

"Sí, fue muy difícil y creo que lo logré con la ayuda del amor que siento por mi papá y mis amigos que estuvieron a mi lado siempre. Blaise, Pansy y Theodore fueron mi sostén en muchas ocasiones"

"Por lo que haya sido, te doy las gracias" dijo Harry.

Draco sonrió antes de seguir con su relato

"Durante esa pesadilla, yo necesitaba aferrarme a la vida o tener algo que me hiciera recordar que aún podía sentir, que aún estaba vivo. Fue entonces que llegó Emma, la madre biológica de Valentine. Era una mujer muy hermosa, desde que la vi por primera vez en una de esos bailes de sangres pura, me volvió loco. Sus cabellos anochecidos y sus ojos que parecían dos zafiros me embrujaron, y desde ese momento vivimos un amor loco y sin restricciones. Yo creí amarla pero después me di cuenta que sólo la buscaba por necesidad, por llenarme y por no sentirme solo durante las noches, además que el ser su amante me ayudaba a salir de la mansión todas las noches, era la excusa perfecta para escaparme. Para no hacer esta historia tan larga, Emma salió embarazada poco tiempo después del fin de la guerra"

"¡Qué oportuna!" dijo Harry, irónicamente.

"Exactamente. Yo estaba contento, pero Emma quería abortar a mi princesa, pero yo la obligué a tenerla. Quería tener una alegría en mi vida, pues, después de la guerra me sentía solo y desorientado, el mundo en el que yo había nacido estaba completamente destruido, y más después del suicidio de mi madre. Emma y mi bebé eran todo lo que yo tenía en esos días."

"Siento mucho tus pérdidas" dijo Ron

"Todos perdimos en la guerra" murmuró Harry

"Como ustedes dos saben muy bien, al terminar la guerra, yo estaba atareado tratando de limpiar mi nombre y de salvar a mi padre que seguía recluido en Azkaban. Por lo que Emma pasó todo su embarazo en Italia, en una de las tantas villas de la madre de Blaise. Cerca de ahí había un hospital en el cual un hermanastro de Blaise era curador en jefe y atendió a Emma durante el parto. Él fue el que me dio la noticia que la madre de mi hija había decidido marcharse el día después de dar a luz. Carlo, así se llama el hermanastro de Blaise, al ver las intenciones de Emma la hizo firmar un papel en el cual me cedía los derechos de la niña a mí, ella con todas las ganas del mundo lo firmó y desde ese día nunca he vuelto a saber de ella"

"No puedo creer que haya sido capaz de abandonar a su hija recién nacida" opinó Ron

"ella fue la que perdió todo porqué a Valentine no le ha hecho ninguna falta" dijo Draco muy severo. "jamás le voy a perdonar que haya puesto en peligro mortal a mi pequeña princesa"

"Pero¿Y a tu esposa cuándo la conociste?" preguntó Harry, muy interesado.

"Cuando recibí la carta de Carlo viajé inmediatamente a Italia, me acuerdo muy bien porqué ese día fue el último día que te vi, Harry"

"aún recuerdo aquella tarde en la que me dijiste que no sabías si regresarías" dijo Harry apesadumbrado.

"De eso ya hace tanto tiempo" dijo Ron, reclinándose en su asiento.

"Papá" interrumpió Valentine.

"Dime" respondió Draco, solícito

"Ya es hora de volver a casa, mamá debe de estar ansiosa por nuestra tardanza" explicó Valentine, posando una de sus delicadas manos sobre el hombro de su padre. Draco asintió comprendiendo que su hija tenía razón.

"Te invito a casa esta noche ¿Qué dices, Malfoy?" preguntó Harry, muy interesado en continuar la plática con Draco.

"Sí, Draco; Harry y yo pasamos casi todo el tiempo solos, pues Sirius esta en el colegio en esta época del año, además tenemos tanto de que platicar" insistió Ron.

"Papá, si quieres puedes quedarte, yo le explicaré a mamá que te quedaste hablando con unos viejos amigos" dijo Valentine.

"¡Vamos, Malfoy! Quédate un rato más" dijo Harry.

"Esta bien, pero Valentine, no le menciones a tu madre el nombre de estos dos, quiero ser yo quien le dé la sorpresa esta noche" dijo Draco, sonriendo maliciosamente.

"Como quieras, papi" contestó Valentine. Los tres pequeños llegaron corriendo a la mesa para despedirse de Draco. El rubio los besó a los tres con mucho cariño y les advirtió que no quería travesuras en casa mientras él no estuviera. Valentine se despidió de Harry y Ron antes de desaparecer detrás de los tres niños.

Harry les sugirió a sus dos acompañantes que fueran a Godrics Hollow para continuar la plática con mayor comodidad. Draco no puso ninguna objeción y se dispuso a seguir las indicaciones que Harry le dio para llegar a la vieja casa de sus padres.

"Pareciera que el tiempo no hubiese pasado" exclamó Draco al estar frente a aquella vieja mansión.

"las apariencias engañan, Draco; el tiempo ha pasado y ha dejado muchas huellas y algunas heridas que aún no cierran por completo" dijo Harry, llevándose las manos al corazón.

A Draco le pareció ver que Harry apretaba algo sobre sus capas pero no pudo ver que era, se imaginó que era alguna colgante que guardaba algún valor sentimental para su viejo compañero de Colegio.

Ron suspiró muy hondo al escuchar las palabras de Harry, él conocía muy bien el relicario que Harry llevaba en su cuello, nunca en aquellos veinte años se lo había quitado. Era su forma de llevarla con él todo el tiempo.

"Pero pasa adelante, Draco" dijo al fin Harry después de un largo rato contemplando la casa que supuestamente iba a compartir después de casarse con su amor.

Draco quedó impresionado cuando entró en el interior, estaba igual que la única vez que la había visitado en 1997. Había sido para las fiestas de navidad, Harry lo había invitado a pasar las fiestas con la orden. También habían estado presentes la familia entera de Ron, su tía Andrómeda y su esposo Ted, los señores Granger, entre otros. Fue una cena muy linda y el ambiente que se vivió estuvo cargado de mucha alegría y emoción. Nadie habló de Voldemort ni de Horcruxes, fue increíble poder olvidar tanta desolación por un par de días.

"Lo repito de nuevo, el tiempo pareciera haberse detenido en esta casa" exclamó, girando al entrar en la sala.

"Es un monumento a los tiempo felices y serenos"

"¿Aún la amas, Potter?" dijo Draco, comprendiendo las palabras de Harry. El dolor impidió a Harry y a Ron notar la dureza en los ojos grises de Draco Malfoy.

"Sí" dijo Harry sirviéndose un trago en el pequeño bar que estaba en una esquina de la sala.

Draco hizo un esfuerzo para quedarse quieto y no salir corriendo de aquella casa que tenía la huella de aquellas manos delicadas que tanto daban sin esperar nada a cambio. Pero Harry y Ron no sabían nada y, él, también quería saber todo lo que aquellos dos habían hecho durante aquellos largos años. Tenía que quedarse para saber la otra parte de la historia.