Hola, bueno he aquí un nuevo, bueno no tan nuevo fic, hace un par de años lo publique y no lo termine, la razón fue que perdí mi correo y la contraseña que me dio la pagina, así que lo deje inconcluso. ahora por fin después de varios intentos volví a subirlo. Claro que ahora esta editado y creo yo mejor redactado...

Espero les guste y me dejen algún comentario, agradecería sus sugerencias y comentarios sobre si puedo mejor la historia así que sin mas les dejo leer!

CAP 1 COMIENZO

Todo mundo conoce la historia del Cuarto Hokague que con valor y ahínco defendió la aldea aun a costa de su propia vida, dejando como legado y héroe a Naruto que siendo un simple bebé se convirtió en el salvador de Konoha.

Siendo proclamado héroe por sus propios padres a una muy temprana edad tuvo que empezar su vida con una lamentable perdida.

La vida de Naruto nunca fue fácil desde el comienzo. La carga de albergar en su pequeño cuerpo a la más terrible bestia que toco la tierra y ser ignorada por el mismo, emprendió el difícil camino que conllevaba a convertirse en shinobi. Pero eso no detuvo a Naruto, había algo o alguien que ya tenía trazado un destino donde su espíritu, su determinación y aquella habilidad innata de poder cambiar a las personas le hicieron poseedor por segunda vez del Título de HEROE.

Pero debemos retroceder un poco. Retrocedamos cuando él era todavía un bebé, alguien pequeño e indefenso. Esta pequeña pero significante parte de su vida nadie la menciona. ¿Quién cuido de él en los años en los que él no podía valerse por sí mismo? ¿Quién fue quien velo sus sueños?

Todo eso tiene una explicación pues mi historia cuenta lo que el pequeño vivió y con quien la vivió esos años. Aquella persona fue la única que le demostró amor durante ese corto periodo, aquí es donde comienza mi historia una semana después del funeral de Minato.

La mañana no era que no fuera buena, era completamente perfecta, perfecta para un funeral. La lluvia seguía cayendo ahora en pequeñas gotitas suaves pero dolorosas. Era como si el clima o todo se confabulara para hacer del día un reflejo del estado de desolación que en toda la aldea se vivía.

Minato y Kushina su esposa ahora enterrados, descansaban por fin en paz. Pero la aldea estaba devastada, casi completamente destruida no solo físicamente si no emocionalmente, su espina dorsal había sido desquebrajada dejando solo dolor. Ahora era el recuento de los daños.

En la mansión del Hokague en la que poco tiempo atrás había sido el hogar del Cuarto y de todos los kagues anteriores. Sarutobi caminaba a paso firme sumido en sus pensamiento, analizando como las acciones de Minato afectarían a toda la aldea, pero su preocupación mas grande era como lo iba a afectar él.

Quien hubiera supuesto que su retiro duraría tan poco. Y ahora con el corazón destrozado tenía que volver a asumir el papel de protector, de pilar. Nuevamente el sombrero y la capa estaban puestos sobre él, ahora con un peso mas grande del que podía recordar y con la esperanza de todo un pueblo esperando que todo fuera mejor. Esperando que todo estuviera mejor.

Esperando él mismo que todo pudiera llegar a ser mejor.

La llegada a su destino fue rápida o tal vez estaba tan ensimismado que llego sin pensarlo. Una vez frente a aquella puerta y con cuidado de no hacer ruido, como si de un gato se tratase entro y cerró la puerta tras él, con la vista fija al mueble cerca de la ventana se acercó a una pequeña cuna. Ahí, dormido como cualquier infante estaba un pequeño de cabellera rubia, todo en el pequeño era normal, se veía sonrosado y muy sano, nada vislumbraba nada extraño, salvo un bebé durmiendo plácidamente. Aquel pequeño se encontraba bien resguardado en la cuna, tanto que parecía escondido. Y mientras lo observaba una silueta apareció a sus espaldas. La figura era fácil de identificar, toda su indumentaria demostraba que era parte de las fuerzas especiales ANBU.

- eres rápida no me esperaba que regresaras tan pronto- aquella persona no pareció reaccionar ante el comentario. -¿encontraste algo?

-no - fue la monocroma respuesta.

-¿seguirás con la investigación?- pregunto mientras contemplaba al pequeño.

- por supuesto- respondió firmemente. Sarutobi miro por encima del hombro, queriendo encontrar algo que no veía, la figura firme no se inmuto cuando este si giro y menos dijo nada cuando este suspiro al observarla.

-¿por qué no viniste al funeral?- aquella persona que bien habría pasado por una estatua, se turbo ante la pregunta. El silencio se instaló llegando a ser ensordecedor..

-bueno yo...- su voz sonaba vacía pero su postura era impasible. Pero al pasar de los segundos o tal vez minutos, la pequeña figura parecía descomponerse.

- está bien, no tienes que decirme nada si no quieres, lo entiendo pero…- Sarutobi se acercó lentamente y cuanto la tuvo de frente, observo como parecía desmoronarse detrás de aquella mascara. - ya todo está bien no creo que a él, le hubiera gustado verte así- dijo colocando su mano sobre su hombro en ademan de consuelo.

- lo siento mucho hokague -sama fui débil pero no se preocupe no volverá a pasar- con precaución esta se deshizo del agarre inclinándose.

- está bien no tienes por qué fingir fortaleza, se que…- pero antes de que pudiera decir algo mas.

-¡NO!-alzo la voz acción que sorprendió por demás a Sarutobi. -no se preocupe por mí- modulo su tono de voz. - estoy bien soy una shinobi nacida, criada y entrenada- aquella frase que en algún momento era motivo de orgullo para todo Ninja ahora sonaba tan hueca y sin sentido. -debo cumplir con mi deber porque yo…-

Antes de que alguno dijera algo mas la puerta clamaba atención.

- ¿quién es?-

- Kakashi, Hokague –sama, necesito hablar con usted-

- será mejor que me retire con su permiso.- y así como apareció, se desvaneció como si se hubiese ido con el aire.

- ¡adelante puedes pasar!- ordeno, dirigiendo su mirada de nuevo a la cuna.

- gracias...- hubo un pequeño momento de silencio mientras Kakashi miraba a su alrededor. Alzo un poco su cara captando algo singular en el aire, un aroma sutil pero dulce estaba distribuido en la estancia. -estaba con usted verdad- aquello no sonó a pregunta, más bien a confirmación.

-así es. ¿Cómo lo sabes?-

-reconocería ese perfume donde fuese, él fue quien se lo regalo para su cumpleaños, yo tuve la misión de ir a recogerlo- aquel pequeño comentario parecía remover algo dentro de Kakashi, quien inmediatamente guardo silencio.

-esto es muy duro, estoy un poco preocupado me han comentado que hace mas de una semana que no duerme y apenas si prueba bocado.-

- debe ser eso normal, después de todo se ha quedado completamente sola, no sabe cómo lidiar con eso-

- no creo que seas el más indicado para decir eso kakashi, tú estás haciendo lo mismo - sentencio Sarutobi, quien levanto la vista del niño y miro al joven.

- puede que tenga razón…- se llevó su brazo detrás de la cabeza, parecía avergonzado. – pero la diferencia es que yo sé desde hace mucho tiempo lo que es estar solo- su voz transmitía conocimiento y resignación, como el de un condenado que sabe que será ejecutado. –solo pongo en práctica un viejo conocimiento-

-nunca hay conocimientos que no se usen, todos llegan a ser útiles en algún momento- su respuesta tranquila no reflejaba nada, que no fuera la certeza de lo antes dicho, no trataba de consolar ni de impulsar, simplemente decía la verdad.

-¿es él verdad?- dijo curioso observando al niño dormir.

- así es- parecía que el silencio se convertía en el mejor interlocutor a últimas fechas, pues el silencio se hizo nuevamente presente, ahogando a Kakashi como una cuerda alrededor de su cuello.

-¿Por qué el hizo eso?- la pregunta parecía ahogar su voz y a la vez sonó tan fuerte y dolorosa que pareció como si la hubiese gritado.

-¿por amor?-

-no tiene nada de amor el que…- con las manos en el barandal de la cuna apretó fuertemente en un esfuerzo por callar la frustración. Sarutobi coloco su mano en su hombro y guardo silencio. Kakashi cerró los ojos y apretó los labios tratando de que nada insensato saliera, pero era difícil, difícil ocultar un sentimiento que parecía carcomer todo dentro, la frustración, el dolor, la tristeza y la impotencia que parecían pesar más que cualquier piedra.

-el amaba tanto esta aldea que dio su vida por defenderla-

-¿a cambio de la propia?- parecía reprochar aquel sacrificio.

-si- Este miro a Kakashi. Era obvio que estaba luchando contra algo que deseaba salir.

-es tan injusto- el dolor de la frase logro golpear a Sarutobi. Claro que era injusto, era injusto que jóvenes llamas se extinguieran cuando estaban resplandeciendo plenamente. Pero el mundo Shinobi no respetaba edades ni sexos.

-el mundo nunca a sido justo- la verdad que encerraba esa frase pareció sorprender a Kakashi , dejando que tal vez por primera vez desde hacía una semana se asomara una lagrima. Sus manos que todavía sujetaban el barandal parecían ir cediendo, y mirando tal vez por primera vez al bebé sonrió tristemente.

-este pequeño tendrá que pasar muchas dificultades-

- así es-

- ¿cree que lo logre? – aquella pregunta sonó tan hueca, como si todo indicase lo contrario.

- estoy seguro de que si- miro al niño dormir. Dentro de él tenía la esperanza latente, el fuego que había inculcado a cada uno de sus estudiantes y que el mismo había heredado de su maestro, tenía fe de que aquel fuego siguiera latiendo en el corazón del pequeño. - pero por ahora tengo un mayor problema-

-¿Cuál?- con una manga Kakashi limpio los restos de lágrima que corría por su mejilla.

-debo encontrar una persona que cuide de él-

-¿no ha encontrado a nadie aún?- la frase salió condescendiente, era claro que entendía el problema.

- no, y no quiero que lo vean como una obligación o una imposición, el pequeño necesita un hogar donde lo quieran y no donde le teman-

- será un poco difícil, la gente se deja llevar por el miedo-

- lo sé- el suspiro que salió con la frase tampoco ayudaba –pero también espero que se den cuenta que él no tiene la culpa-

- los humanos temen por instinto y odian por convicción ¿no será fácil?-

-habrá alguien- el silencio se hizo nuevamente, pero ahora no era un silencio incomodo o que ocultase algo, ahora tal vez, solo tal vez era un silencio de paz, como el que se instala después de una gran tormenta.

-¿cuánto tiempo va estar dormido?- pregunto suspirando.

- No lo sé, su pequeño cuerpo debe acostumbrarse a la enorme cantidad de chakra, puede que tarde, mientras tanto me dará tiempo para encontrar a la persona indicada que le dé un hogar- kakashi no dijo nada ¿Qué podía decir? Démelo yo lo cuidare en su memoria. yo lo querré. Nada parecía encajar con él, además era demasiado joven, pero por dentro se sentía viejo, las heridas que dejaba la muerte te aumentaban 10 años.

-bueno me tengo que ir.- dijo girándose rumbo a la puerta.

-¿por qué no me dices de que querías hablar conmigo?-

-ya lo olvide- torció su boca un una mala imitación de una risa. – No era nada importante, supongo-

-¿Por qué les gusta cargar con todo a ustedes dos?– pregunto moviendo la cabeza en un ademan reprobatorio.

-¡no lo sé!- se encogió los hombros tranquilo. - pero como le dije yo pongo en práctica lo antes aprendido, ya que nunca lo olvide, en cambio ella todo lo olvido y ahora no sabe qué hacer- sus palabras parecían cargadas de algo. - Ahora si me disculpa voy tarde a una misión de reconocimiento.-

- deberías dejar esa excusas tan tontas- reprendió tranquilamente.

- tal vez algún día lo haga pero… por el momento con su permiso me retiro- una vez que la puerta se cerró tras él, Sarutobi regreso su atención al pequeño.

-hay mucho trabajo por delante- le dijo como si lo estuviese escuchando. -¿Cuál de los dos es más cabeza dura?- una pequeña risa apareció en labios del bebé, haciendo a Sarutobi poseedor de una nueva idea. – Creo que los dos lo son- tiernamente acaricio la cabecita del niño. -¿y tú cuando piensas despertar?- regaño tiernamente. –no te tardes, tienes mucho que hacer-

Transcurridos 2 meses del ataque del kyubi los aldeanos se estaban recuperando rápidamente, pero la aldea seguía en alerta. Las bajas eran muchas y a pesar de todos los esfuerzos de los ninjas todavía quedaba mucho trabajo por hacer. Todos los shinobis que no estuvieran en misiones tenían que estar disponibles para cualquier labor de reconstrucción. La aldea se estaba recuperando favorablemente físicamente pero el shock emocional, quedaba claro que tardaría en sanar.

De repente un rumor se empezó a expandir como si fuese pólvora. Los chismes corrían diciendo que el Cuarto había sellado al Kyubi en un recién nacido pero ignoraban de quien se trataba, todo lo que se sabían era que el tercer Hokague lo tenía bajo su cuidado y que estaba buscando una familia quien lo cuidara. Como era de suponerse ninguna familia quería aquella responsabilidad.

En la mansión Hokague una vez que las labores políticas le dieron un pequeño descanso, Sarutobi se dirigía a aquella habitación y miraba dormir al niño. Su rítmica y suave respiración indicaba el dulce sueño del niño cosa que lo tranquilizaba enormemente.

-¿Cuándo despertaras?- todos los días Sarutobi estaba con el pequeño y pese a que los médicos siempre dijeran que estaba sano, desde su nacimiento o mas exactos desde el traslado del Kyubi a su cuerpo el permanecía dormido, se alimentaba solo por instinto y a pesar de que los médicos decía que estaba bien, ese pequeño detalle le inquietaba. el Chakra de la bestia era enorme y consumía gran cantidad de energía de su anfitrión. Pero antes de que otro pensamiento cruzara una figura hizo su presencia en la habitación.

- ¿Me mando llamar?-

- sí, necesito tu ayuda.- le informo sin mirarla.

-¿se trata de una misión?-

-ohm...- parecía divertirse con algún pensamiento. – No realmente, pero antes de que te explique quiero que me confirmes algo.- el tercero acaricio la cabecita del niño y este se removió.

-Dígame- sonó solicita.

-Tus compañeros me han dicho que hace casi cerca de un mes que no duermes y que solo te alimentas de píldoras de soldado ¿es cierto?-

- Hokage-sama yo- parecía nerviosa -en estos momentos nuestra aldea necesita de todos los shinobis disponibles que tengamos, no tenemos tiempo para desperdiciarlo en descansar-

Tras decir esto la joven retiro la máscara de su rostro apurada por el comentario del Hokague. Una masa de delicadas ondas se desparramo sobre su espalada cual cascada, la chica que se escondía detrás tenía unos hermosos ojos color lila, pero no reflejaban nada, tal vez en algún momento se hubiesen iluminado con la chispa de la vida, tal vez en otra vida sus tiernas mejillas no estaban consumidas por el cansancio, tal vez alguna vez una sonrisa adorno su rostro. Pero ahora sus ojos no reflejaban nada, ahora el dulce rostro que alguna ven enmarco su cabello se veía pálido y ojeroso.

Ella se acercó un poco y se detuvo a unos cuantos pasos de donde se encontraba el Hokage. Bajo la cabeza, parecía cansada pero su vergüenza ganaba la batalla.

- por eso yo… debo… yo...- su voz parecía quebrarse y como si la cortasen con un cuchillo sus ojos delataron el dolor.

Sarutobi, seguía observando al pequeño dormir no quería mirar todavía aquel rostro demacrado por el cansancio, su sola voz dio imagen, antes de girar concentro un poco más de su atención al niño que parecía inquietarse como cuando se está apunto de despertar.

- Yami no crees que estas exagerando- dijo tranquilo, tal vez tratando de sonar calmo y paternal. - es cierto que la aldea se encuentra en estado de alerta pero no para que nuestros fuerzas no puedan descansar para recuperar sus energías, el exceso de trabajo afectara el rendimiento de cualquiera-

Entonces como sabiendo lo que el tercero pediría a aquella joven, poco apoco se abrieron aquello ojitos, una, dos, tres veces pestañeo acostumbrándose a la luz, un pequeño gorgoteo salió de su boca y antes de nada mas una "O" perfecta formo su pequeña boquita cuando bostezo. El alivio que Sarutobi sintió al mirar sus ojos, quedo atrás cuando miro aquellos pequeños ojos azules como el cielo

-soy fuerte- la convicción que tal vez quería implantar a la frase quedo atorada en algún punto desconocido, solo logrando que sonara lastimero.

- nadie puede vivir solo con píldoras de soldado y sé que es lo único que estas consumiendo por alimento-

-para eso fueran creadas, para que se pueda sustituir los alimentos en las misiones-

-claro que para eso fueron creadas pero tú, estas abusando de ellas-

-yo- su réplica estaba atorada, tirando pasa salir sin éxito. Sarutobi aún se negaba a ver a la joven que se debatía ante alguna excusa. Su concentración estaba en el pequeño que jugaba con su mano mientras trataba de llevársela a la boca. - eso no importa porque mi rendimiento es excelente aún sin un descanso puede preguntarle a mis superiores si gusta.

-¿hay alguien más por encima de ti que no sea yo?

- ¿Hokague-sama ...? -

-estoy seguro de que tu rendimiento es excelente, pero aún con eso, no es bueno que te exijas más de lo que puedes rendir…- yami parecía estar tratando de buscar las palabras correctas para decir que no se metiera en su vida. - por eso he decidido asignarte una misión muy importante que te mantendrá en la aldea durante mucho tiempo.

- ¿a qué se refiere? no puede hacer eso…yo- quiso alegar, para ella estar en la aldea ahora resultaba insoportable y doloroso.

-¿quieres decir que no piensas afrontar esta misión?- tal vez fue el tono de mando que empleo o quizás fue la resignación ante el hecho de que no podía huir para siempre del recuero, fuera lo que fuera cualquier replica que tenía preparada quedo olvidada ante la firmeza de la pregunta.

-no, claro que no- poniéndose firme como buena shinobi termino de hablar. - estoy dispuesta a cualquiera que sea- Sarutobi, levanto al niño que parecía estar contento de ser levantado por fin de la cuna y girando con el niño en brazos finalmente encaro a la joven.

-¡este pequeñín será tu misión!- como si la hubiesen golpeado en el estómago yami sintió como el aire escapo de sus pulmones, dejándola pasmada y quieta como estatua.

- es... es... - parecía no formular una sola palabra y mucho menos un solo pensamiento coherente, sus ojos se agrandaron mirando al tercero y al pequeño en brazos de este.

- él, es tu misión- le informo sonriendo.

-pero...-

- ¿no estás conforme con lo que te asigne?-

Yami estaba quieta, clavada en el suelo de aquella habitación. Pensaba que su mente jugaba con ella, oh simplemente pensó que estaba soñando. Instintivamente se pellizco esperando despertar pero el dolor le hizo consiente de lo contrario.

-este niño- ella no estaba sorprendida de que aquel niño fuera su misión, dejando de lado todo aquello. Aquel bebé se movía impaciente en los brazos del tercero. Entonces cuando sus pequeños ojos azules se clavaron en ella, sintió que el corazón se le detuvo, sus ojos le picaban queriendo llorar y su respiración se detuvo por un momento.

Ese pequeño que se removía impaciente en los enorme brazos del Tercer Hokague era…