El joven artista marcial, caminaba malhumorado por alguna de las calles de Nerima. Llevaba sus manos dentro de sus bolsillos mientras caminaba pateando una lata que encontró en su camino momentos antes.

Frunció aún más su entrecejo, y miró con furia aquella lata, para después, patearla con una gran fuerza, mandándola a volar por los aires —Demonios— Gruñó entre dientes — ¿Por qué rayos tienen que pasar estas cosas?— Se preguntó a sí con amargura —… y justo un día antes…— Se quejó, recordando lo ocurrido momentos atrás, en el instituto, dicho incidente, había arruinado, o al menos acomplejado, todos sus planes para ése día.

Por fin llegó a la residencia de los Tendo. Detuvo su poco después de atravesar aquella gran entrada, para después dedicar una mirada preocupada y angustiada a una de las ventas de aquel complejo, ventana que pertenecía a la habitación de cierta peliazul, a la cual, probablemente, había lastimado con su torpeza.

—Akane…— Susurró el nombre de su bonita prometida, como si de una invocación se tratara. No sabía cómo, pero necesitaba arreglar las cosas con ella. Estaba seguro de que había visto unas pequeñas lágrimas salir de los lindos ojos de la joven cuando salió corriendo después de que él le dijo todas aquellas tonterías a causa de su inhabilidad para manejar mejor esas situaciones en las que se hallaba acorralado por sus otras remetidas.


Aferró más su agarre sobre la almohada entre sus brazos, y hundió su lindo rostro en ella. La menor de las Tendo yacía sobre su cama, sólo habían pasado algunos minutos desde que llegó del instituto, incluso, aún llevaba puesto su uniforme escolar.

Era obvio que estaba triste y molesta. No podía creer estar comprometida con el chico más torpe e insensible que jamás había conocido, y peor aún, no entendía cómo se había enamorado de él.

—Ranma…— Murmulló angustiada el nombre del moreno —… eres un idiota— Ese día se había esforzado demasiado para comportarse amable con ese tonto, incluso, quiso lucir bonita para él, haciendo lo que jamás había hecho para un día normal de clases: ¡usar maquillaje! Que claro, no usó nada ostentoso ni muy producido, simplemente aplicó un ligero, y muy sutil pintalabios, el cual, sólo hacía resaltar un poco más esos delgados y finos labios de los que era dueña.

Con desanimo, pasaron por su mente todos aquellos momentos que había pasado con su prometido esa semana. Desde hace un par de días, su prometido comenzó a tener un comportamiento diferente hacia ella, una más amable y abierta. Al principio le pareció muy extraño, pero al darse cuenta de la fecha que se acercaba, todo le dio sentido. Ella misma sabía que no era la persona más perceptiva en el mundo, pero hasta ella podía intuir lo que su prometido se proponía. Pero, después de escuchar aquellos insultos tan despectivos hacia ella por parte del moreno, se rompió cada ilusión que se había formado en su corazón durante aquellos agradables días. ¿Por qué siempre que comenzaban a avanzar entre ellos, tenían que aparecer esas entrometidas a arruinarlo todo?

En el descanso para el almuerzo de ese día en el instituto, ella y el moreno acordaron almorzar juntos de una manera casual, todo iba bien, charlaban cómodamente cuando, de repente, llegaron aquellas dos entrometidas: Sahmpoo y Ukyo, quienes comenzaron sus ya tan típicas escenas, discutiendo y pelando para así, definir quién sería la que ganar el derecho de recibir un regalo de parte del moreno, ya que el ese día, se trataba del 14 de marzo; el día de los blancos.

["¡¿Por qué habría yo de regalarle algo a una chica tan fea y poco agraciada como Akane?! ¡No estoy tan loco como para fijarme en una marimacho de pechos planos como ella!"] Recordó con dolor esa respuesta que dijo el tonto de su prometido al ser interrogado de manera incrédula por esas dos fastidiosas chicas, si es que pensaba pasar aquel día con ella ¿por qué tenía que despreciarla tanto frente a sus otras supuestas prometidas? Simplemente, estaba más que confundida. Toda una semana se comporta amable con ella, y en un momento, la hace sentir la chica menos agraciada en todo el Japón.

—Idiota…— Volvió a insultar a ese muchacho que la hacía sentir tan bien, pero a veces, era quien producía sus angustias.

Levantó bruscamente su cabeza de la cama al escuchar un estruendo en la parte inferior de su casa, sabiendo que el ruido provenía del dojo. Rápidamente se pudo de pie, y caminó apresurada a aquel sitio para saber qué era lo que ocurría.

Volvió a escuchar otro gran ruido, así que apresuró aún más su andar para llegar lo más pronto posible.

Llegó al dojo muy apresurada, y abrió las puertas de manera algo brusca debido a su preocupación; pero su expresión alterada cambió radicalmente por una cancina y enfadada al ver aquella escena.

Aquellas dos locas habían traído su ridícula pelea hasta su casa.

Shampoo estaba bien aferrada al cuello de su prometido, lo cual no le extrañaba, pero eso no significaba que no le molestar; y por otro lado, estaba Ukyo, quien abrazaba con enjundia el brazo del moreno; la típica escena.

Ese trio detuvo en seco su faena, y llevaron sus miradas hacia la entrada del lugar donde se hallaba la peliazul. Las dos chicas afinaron sus miradas y las dedicaron de manera retadora a la joven Tendo, mientras que Ranma, cambió su expresión a una de temor.

―A-Akane, esto no es lo que…―

― ¿Qué hacer chica violenta aquí?― La amazona interrumpió el intento de excusa del moreno ―Airen ya haber dicho que no estar interesado en ti― Dijo de manera casi socarrona.

Frunció su entrecejo y cerró sus ojos, fingiendo indiferencia ―A mí no me interesa ese tonto fenómeno…―Rebatió la peliazul ―Pero si piensan hacer sus locuras, ¡no las hagan en mi casa!― Exclamó apuntando con su índice aquella pared derrumbada, que muy seguramente se encontraba en ese estado por las excéntricas entradas de la amazona.

― ¿Y entonces, Ran-chan? ¿De qué clase son los chocolates que piensas darme?― Preguntó la cocinera, ignorando totalmente la discusión entre sus dos rivales.

― ¡Ya les dije que no le daré nada a nadie!― Exclamó fastidiado el moreno, al mismo tiempo que se deshacía del agarre de aquellas dos chicas.

La castaña y Shampoo, pusieron una expresión de molestia al escuchar aquello. Pero, por su parte, a Akane, la invadió un pesado sentimiento de angustia al saber que su prometido no tenía planeado ninguna clase de gesto hacia ella ese día.

El moreno, al darse cuenta de lo que había dicho, llevó su mirada hacia su prometida, percatándose de que pudo haber malinterpretado su declaración.

Le pesaba ser la causa de esa triste expresión en el bonito rostro de esa jovencita ¿Cómo podía lastimar tanto a la persona que realmente le importaba? Era una pregunta que se hacía a él mismo en su mente.

―A-Akane …― Susurró preocupado el joven Saotome al ver esa expresión afligida de su prometida.

La voluptuosa china sonrió con malicia al ver la ligera distracción de su amado. Hurgó entre sus pechos, y sacó una pequeña caja de cartón, para después, raídamente tomar lo que contenía en su interior. Se acercó al moreno hasta quedar frente a él ―Airen, decir "Ah"― Pidió amablemente.

Volteó a verla con rareza por aquel pedido, enarcando una ceja son entender ― ¿Que diga qué…― apenas y pudo terminar la oración, cuando la amazona metió un objeto a su boca en un rápido movimiento, para después tomarlo por la quijada y hacerlo que la mirara fijamente al rostro.

Ukyo y Akane, miraron confundidas aquella escena, preguntándose qué fue lo que Shampoo había hecho comer al chico de la trenza.

La cocinera levantó del suelo el pequeño empaque que la pelimorado había dejado caer. Lo leyó atentamente, y después, sus ojos se abrieron desmesuradamente al terminar de hacerlo ― ¡Shampoo! ¡Eres una tramposa!― Gritó con cólera, arrojando de nuevo aquel objeto.

La pequeña caja de cartón, cayó justo en los pies de la peliazul, quien se agacho para tomar el objeto, con el fin de entender el porqué del escándalo. Lo llevó a la altura de su rostro y comenzó a leer los caracteres en él ―"Passion Chocolette 2.0"― leyó con cierta complejidad. Dirigió sus orbes a las letras más pequeñas debajo del título ― "Passion Chocolette, hará crecer su pasión por la primera persona que vea después de comerlo"― Leyó la pequeña introducción del producto que la china le había dado a comer a su prometido. ―Ran…ma…― Susurró angustiada al ver que su prometido miraba fijamente a la amazona. Se trataba de otra jugarreta tramposa de la china, quien había recurrido otra vez a sus pócimas chinas para ganarse al moreno.

―Airen, ahora amar a Shampoo…― Sentenció altiva, con una media sonrisa en su rostro, mientras que el moreno la miraba con detenimiento.

Continuará…


Qué tal a todos?
Pues heme aquí de nuevo. Con una nueva historia, la cual, no quería subir hasta que terminara la primera que empecé (La Nueva Confusión), pero últimamente, no he tenido tiempo de escribirla, ya que como es mi historia "principal" –por así decirlo- me toma más tiempo pensar y redactar los capítulos.

En cambio, esta será una historia más simple y mucho más cortita (calculo unos tres capítulos) y como ADVERTENCIA, les adelanto que estará un poco subida de tono, así que si no les gusta mucho las situaciones un poco colusoras, tomen sus precauciones, jé :P. Sé que dije lo mismo en mi otro Fic, pero este, definitivamente será algo más... "acalorado" xD.

Saludos, y hasta pronto.

CalcioyCobalto n_n