¡Hola hola!

Hace mucho tiempo que no escribo sobre ésta pareja, y por San Valentín como siempre... Es lo que toca, aunque me haya retrasado un poco... ¡Mil disculpas!

Sin más dilación, ¡espero que disfrutéis del fic y nos vemos abajo!

"Este fanfic participa en el Reto "San Valentín" del Foro I am Sherlocked"

Disclaimer: No me pertenece ninguno de los personajes, todos son de la BBC y de nuestro querido Arthur Conan 3


"Lestrade, tengo un problema" - JW

"¿Qué sucede John? ¿Pasó algo?" - L

"Sherlock... quiere celebrar San Valentín." - JW

"¿Qué has dicho?"- L

"No me hagas repetirlo Lestrade..."- JW

"Es que... Mycroft también..." - L

Aquello era de locos.

Ésa misma mañana, Sherlock había irrumpido, literalmente, en su habitación, sorprendiendo al rubio, con una sonrisa, no sabía si sincera, y le había dicho tan campante "John, quiero celebrar San Valentín contigo mañana." Después simplemente se había marchado, dejándolo con la boca abierta, sin habla, alucinando, no podía creer lo que acababa de escuchar.

Y tras todo el día, allí estaba, en el salón. Había mandado el teléfono a donde no lo viese, le había pedido ayuda a Lestrade, pero visto lo vito, prefería no saber cómo iba a acabar aquello, él no estaba en mejor situación...

Aún recordaba cuando entró en el despacho de Lestrade y encontró aquel panorama. Mycroft lo besaba como si fuese el último día en la tierra, pegándolo totalmente a él con ambos brazos, el detective por su parte, se agarraba a su chaqueta de buen agrade para no caer. Le cortó varios días asimilar aquello.

No porque Lestrade estuviese con un hombre... Que también. Pero...

¿Mycroft?

Mycroft y Lestrade...

Se llevó las manos a la sien, masajeándosela con los ojos cerrados.

No se había esperado que el hermano mayor de Sherlock le pidiese celebrar San Valentín, para empezar ni se lo imaginaba con nadie, pero podía... no, no podía entenderlo, pero si era su pareja, aún siendo Mycroft... era... tampoco podía decir normal.

Solo que entre ellos dos había una diferencia...

¡Sherlock no era su pareja!

¿Por qué demonios se lo había pedido? ¿Sería para cabrearlo? ¿Para comprobar algo? Porque si ya de por sí no lo entendía, y tampoco quería entenderlo realmente, que los dos hermanos justo quisiesen celebrarlo no era coincidencia, eso era casi imposible.

Abrió los ojos lentamente, dejando quietas sus manos sosteniendo su cabeza, aunque sus pensamientos seguían divagando sin puerto ni luz.

¿Significaría algo para él?

Lo pensó un instante, y dejó que un escalofrío lo recorriese. ¿Cuáles eran... sus reales intenciones?

- Maldición.- Bufó enfadado levantándose del sofá.- ¿Quién se cree que es? ¿Y si yo hubiese tenido planes? No puede llegar y decirme qué tengo que hacer, maldita sea, ¡tampoco puede arrastrarme tras él!- Habló para sí mismo mientras andaba enfurecido por el salón.

¿Y si encontraba una chica con la que pasar San Valentín?

Que idea más estúpida. Quería pasarlo con Sherlock pero no podía ir a ningún sitio con él de tal forma, y mucho menos pasarlo como se hubiese imaginado en todo casi, por ello no tenía, ni había tenido nunca, ninguna expectativa de ello, estaban bien como estaban, solo eran amigos y como un buen dicho dice: "No tienes necesidad de algo hasta haberlo probado".

Y con no probar bastaba. Además, era de Sherlock del que hablaba, ¿de verdad alguien se imaginaba a Sherlock en una relación? Por favor...

¡Pero por qué le había dicho aquello! ¡Por qué tenía que decidir encima por él!

- ¡John! Ya estoy en casa.- Anunció el susodicho entrando por la puerta tan normal, haciendo que John diese un pequeño saltito de asombro.

Osea, que hacía lo que hacía, se iba sin mediar palabra, todo el día fuera, ¿y ahora volvía como si nada? Lo iba a matar.

- ¿John?- Volvió a decir apareciendo en el salón al no escuchar al rubio, quizás no estuviese, pero allí estaba, mirándolo.- ¿No me has escuchado?- Preguntó con curiosidad pero ante su cara, enarcó una ceja.- ¿Qué te pasa?

- ¿Que qué me pasa?- Bufó entre dientes volteando hacia el sofá, Sherlock no tenía remedio.- Me dices que quieres pasar San Valentín conmigo, y te vas, tan campante.- Se sentó sin mirarlo, haciendo aspavientos con las manos, de no estar enfadado no podría haberlo dicho de un tirón, sin duda.

- Mm... Sí.- Respondió simplemente extrañado.- ¿Qué hay de malo?

Parpadeó rápidamente mirándolo, ¿Qué hay de malo en ello? ¿Cómo había dicho? Estuvo a punto de jadear o de pintar sus mejillas, no sabía qué sería peor en aquel momento.

- ¿Q-Qué hay de malo?- Se trabó apurado, totalmente nervioso, y se maldijo por hacerlo.- ¿De verdad me lo preguntas o te estás riendo de mí? ¿No sabes lo que significa San Vale...?

- Claro que lo sé.- Frunció el ceño molesto, interrumpiéndolo. ¿Qué se creía John?

Calló al escucharlo. ¿Lo sabía? Seguro se había perdido algo de lo que había dicho que explicase aquello.

- Es un día comercial, para que las parejas se demuestren su amor y blablabla.- Comenzó a decir moviendo las manos rápidamente, con mala cara.

Si sabía lo que era... ¿Por qué...? Debía de ser por otra cosa.

- ¿Tienes un caso?- Preguntó con el corazón en un puño, por favor, que diga que sí.

- No.- Negó suavemente, mirándolo.

- ¿Por qué entonces quie...?

Sherlock se marchó hacia su habitación sin dejare terminar de hablar, dejándolo allí con el alma en vilo.

- ¡Sherlock!- Lo llamó enfadado, escuchando la puerta cerrarse, aunque quizás más fuerte latía su corazón. ¿Pero qué narices?

Si estaba enfadado, ahora estaba que echaba chispas. ¿Lo había dejado allí de verdad? Sí, lo iba a matar.

Se levantó refunfuñando tras unos minutos, caminando hacia su habitación. Abrió la puerta estrepitosamente. Sherlock estaba justo delante de él, sentado en a cama, totalmente relajado, con las manos unidas frente su rostro y los ojos cerrados.

Estaba en su palacio mental.

Maldito... ¡Así no valía huir! Él no podía meterse en su propio palacio mental y así no tener que verlo mañana.

- Sherlock.- Lo llamó tratando de despertarlo.- ¡Sherlock!

- Te he dicho muchas veces John, que no me molestes cuando esté e mi palacio menta, creía que...

- ¿No soy lo suficiente inteligente?- Alzó ambas cejas como si fuese una gran novedad que lo insinuase.

- ¿Qué quieres?- Le preguntó levantándose, quedando delante de él.

John abrió la boca, pero lo miró, y no pudo hacerlo, lo estaba mirando fijamente, notaba todo su cuerpo temblando suavemente, estaba tan cerca... ¿Qué iba a decirle? Mira Sherlock, ¿por qué quieres pasarlo conmigo? Ah sí, porque soy estúpido y somos hombres, oh espera, ¡no lo entiendo! Totalmente avergonzado se regañó a sí mismo, lo peor es que Sherlock se lo habría dicho sin dudar.

- Eres imposible.- Balbuceó intimidado tras un bufido, le apartó la mirada, dio media vuelta y se dirigió a su propia habitación.

- Mañana nos iremos por la mañana, por si es lo que querías saber.- Habló desde su habitación escuchando la puerta de John cerrarse de un fuerte golpe seco. ¿Estaba enfadado? Aquello era incomprensible, ¿por qué? Encima.


Ya era San Valentín, un día que siempre había esperado con ganas, y ahora, le daba pánico salir de la habitación, más bien no sabía ni qué hacer ni qué debería de esperarse. No había pegado ojo en toda la noche, y esperaba éso le pasase factura y del cansancio Sherlock pasase de él.

No podía evitar dejar de pensar que todo había sido una broma, una... tontería, que cuando salga de la habitación el detective no estará o sí, pero tan ocupado que no pueda prestarle atención. Sí, hoy solo quería éso. Quizás también se había olvidado, no sería algo de extrañar. Tomó aire intentando calmarse, miró la hora y marcaba antes del medio día. Ya era hora de que saliese... Joder.

¿Pero quién era él para estar acobardado? No iba a ser un cobarde, y menos frente a Sherlock, para que luego se lo echase en cara, éso sí que no.

Abrió la puerta lentamente, respirando con tranquilidad para relajarse. Andaba con cuidado, como si estuviese en un campo de minas y buscase a un enemigo, apareció en el salón y para su desgracia, casi pintó su rostro de rojo al ver a Sherlock en el sofá sin hacer nada, esperándolo.

- Buenos días.- Murmuró John sacudiéndose el pelo con cuidado, desviando la mirada.

- Ya pensé que no ibas a despertar nunca.- Bufó suavemente, levantándose de su asiento.- La Sra. Hudson nos trajo un bizcocho.

Dicho éso, se dirigió a la cocina apresurado, tenía muchísima hambre, normalmente acostumbraba a levantarse bien pronto en la mañana. Destapó el obsequio de la Sra. Hudson y apretó los labios con fuerza, ¿qué...?

"Feliz San Valentín pareja."

Si antes los colores no le habían aparecido, ahora estaba ungido en ellos. ¡¿Por qué la Sra. Hudson también?! ¡¿Se había confabulado con él o qué?! Cerró la tapa rápidamente, apartando la mirada.

- Se me ha quitado el hambre.- Puso mala cara, volviendo hacia el salón.

- Qué raro en ti.- Rodó los ojos situándose en el centro de la habitación.

John no podía mirarlo, no podía hacerlo. Estaba totalmente muerto de vergüenza, ¿qué se suponía que harían hoy entonces? Espera, ¿había asumido entonces que pasarían juntos San Valentín? Quizás... ¿No tenía otro remedio no? Además, quería descubrir las intenciones de Sherlock... Era imposible que lo hiciese con fines sentimentales, totalmente imposible. Se obligó a tranquilizarse a sí mismo.

- ¿Qué haremos hoy?- Se atrevió a murmurar, mirando hacia otro lado.

- Éso es una sorpresa.- Respondió con una ligera sonrisa, la cual John vio al mirarlo, quedando bastante confundido y avergonzado, ¿Sherlock estaba sonriendo? ¿Una sorpresa? ¿Qué mayor sorpresa le esperaba? Porque más que pasar hoy junto a él, era imposible.

- Hmm...- Asintió desviando de nuevo la mirada.

- Vamos.- El detective dio media vuelta, se colocó su gabardina y abrió la puerta.- Y por favor John, quita ésa cara.

Alzó una ceja al escucharlo. ¿Que quitase ésa cara? Pero vamos a ver, ¿qué cara se creía que iba a tener? Suspiró viendo como salía ya por la puerta. Quizás... Debería de dejar de pensar en lo que significaba o no, tal vez simplemente iban a salir como dos amigos, ¿hoy también era el día para demostrar amistad no? Se revolvió el pelo, era lo mejor, sí. Tenía que pensar y ser éso, dos amigos que pasaban un día juntos, como cualquier otros, debía de disfrutar del día.

- Gracias Sra. Hudson por el bizcocho.- Le agradeció Sherlock abriendo la puerta hacia la calle.

- De nada cariño, que lo pasen bien hoy.- La podía escuchar reírse suavemente.

- ¡Ya voy!- Despertó un segundo de sus pensamientos al escuchar aquello, cogiendo rápidamente una chaqueta, y salió escaleras abajo cerrando la puerta con llave tras él.- Eh, y no tengo ninguna cara.- Le bufó saliendo del bloque.

- ¿Te la dejaste en casa entonces?- Se burló divertido comenzando a andar por la calle junto a él.

- Los chistes no son para ti Sherlock.- Entrecerró los ojos haciendo una mueca.- ¿Hoy no vamos en taxi?- Preguntó curioso con el semblante ya normal, mirándolo intrigado, ¿qué iban a hacer?

- No, hoy vamos a pasear.- Respondió guareciendo sus manos dentro de los bolsillos de su gabardina.

- ¿Tú pasear?- Alzó ambas cejas totalmente sorprendido.- Pensé que moriría antes de verte paseando como alguien normal.- Se le escapó una leve sonrisa.

- A lo mejor no soy normal, y estoy paseando con un muerto, ¿he dejado de ser normal?

- Sí.- Exhaló negando suavemente, Sherlock no tenía remedio.- Ni aunque lo intentases serías normal, Sherlock.

- Oh, ¿vas a decirme éstas cosas por San Valentín y a asumir mi intelecto superior?- Sonrió mirándolo.

Estuvo a punto de enrojecer, de no ser porque sabía que le estaba mirando.

- Lo dicho, no tienes remedio.- Negó dejando escapar una pequeña risa.

Hacía un buen día. Por una vez, les hacía una visita al sol apareciendo entre las nubes, y la verdad es que de vez en cuando se agradecía su presencia. Las calles estaban bastante llenas, y temía que en cualquier momento Sherlock se pusiese a mandarlos a todos al diablo. Pero en cambio, caminaba tranquilamente a su lado, hablando como si estuviesen paseando por un lugar sin nadie, aunque de vez en cuando echaba un vistazo a su alrededor y echaba a andar de nuevo.

- Así que, no creo que Anderson pudiese ni si quiera comenzar con el caso, ¿lo imaginas con delantal?- Siguieron riendo ante tal idea.

Sin duda, se lo estaba pasando bastante bien, y estaba encontrando el paseo más grato de lo que hubiese imaginado, se alegraba de ello.

- Ya estamos llegando.- Ambos dejaron de reír, aunque John aún no podía dejar de sonreír, ni tampoco apartar la imagen de Anderson en delantal.

- ¿Por qué tanto secretismo?- Preguntó tanteando el terreno, miró la hora en el reloj, y abrió los ojos estrepitosamente.

¿Cuánto habían recorrido de Londres? Llevaban casi dos horas andando, el estómago le rugió de nuevo y maldijo por lo bajo no haber desayunado nada. No le había prestado atención desde hace un buen rato, ¿desde cuándo se llevaría quejando? Inspiró con fuerza intentando a paliarlo, con suerte podrían comer algo... sino obligaría a Sherlock a comer, sí, éso sería lo más seguro.

- Aquí es.- Se detuvo frente a una verja de lo que parecía una gran casa, al rededor había muchísimo jardín, ¿en qué zona se encontraban?

Sherlock abrió la pequeña verja seguido del rubio, yendo por el pequeño camino apedreado algo confundido, ¿qué hacían allí? La casa parecía bastante antigua, ¿era un caso? ¿De verdad lo estaba llevando a un caso? Ya decía él. Cuando llegaron ante la puerta, su estómago rugió de nuevo y el moreno sin mediar palabra la abrió, entrando ambos dentro.

- Bienvenidos.- Habló un hombre con traje tras un pequeño atril, John frunció el ceño confundido, ¿dónde estaban...?

Miró hacia el fondo y todo estaba decorado con todo lujo de detalles, cuidados y pulidos. Un par de personas vestidas de traje blanco pasaron de una puerta hacia otra con un pequeño carro lleno de comida. Entusiasmado y sorprendido miró a Sherlock, el cuál hablaba con el supuesto metre.

- Adelante, su mesa está en el segundo salón, acompáñenme.- Comenzó a andar hacia su mesa mientras ambos caminaban de forma paralela.

- Ya podrías haberme dicho que me traerías a comer.- Murmuró John mirando hacia todos lados maravillado.- Tanto secretismo me estaba matando.- Ahora se sentía mucho más tranquilo, más cómodo después de saber a dónde iban a ir, aunque no podía dejar de pensar en que sería un caso.

- Hice una reserva ayer.- Asintió.- Pensé que después de un paseo tendrías hambre.

- Tú también vas a comer Sherlock.- Le recordó sin levantar mucho el tono, aunque cuando llegaron al supuesto salón, vio que únicamente había una mesa y se sintió más aliviado todavía... ¿O no? Volteó la mirada hacia el moreno, el cuál se adelantó tomando asiento, imitándolo.

- No quería a todo el mundo a mi alrededor hablando.- Rodó los ojos dándole su gabardina al metre.- Así además podríamos conversar mejor.- Se encogió de hombros, mirando ahora a John.

Estuvo a punto de soltar una pequeña risa. Sherlock, por mucho esfuerzo que hiciera, y lo mirase por donde lo mirase, seguía y seguiría siendo Sherlock, no debía de olvidarlo, aunque debía de decir que hoy estaba mucho más... servicial.

- No es mala idea.- Asumió dándole ésta vez su chaqueta al hombre, realmente en San Valentin era bastante agobiante estar en un restaurante, con todas las parejas y familias riendo, haciéndose... Oh dios, ¿estaba pensando como Sherlock?

- Puedes pedir lo que quieras.- Tendió Sherlock a John la carta, tomando otra.- Paga Mycroft.- Sonrió de medio lado.

¿Pagaba Mycroft? Si ya pensó en su momento que Sherlock y él estaban tramando algo, ahora... No sabía cómo tomarse éso, y se tensó de nuevo.

- ¿Mycroft?- Preguntó sin darse cuenta, sorprendido.

- Tengo su tarjeta.- La sacó de su gabardina jugando con ella entre sus largos y delgados dedos.

- ¡Sherlock!- Lo regañó relajándose de nuevo, le aliviaba y a la vez estaba enfadado porque fuese éso.

- Por favor John, no seas mi madre, ¿recuerdas lo de disfrutar?- Pidió guardándola con fastidio.

- Hmm...- Resopló suspirando.- Solo por hoy.- Bufó dándole una pequeña concesión.- Aunque quisiera saber por qué me...

- ¿Saben ya los señores qué quieren comer?- Apareció el metre, muy oportunamente, con un pad en la mano.

John ordenó su comida, totalmente hambriento, y ante su terquedad, Sherlock pidió lo mismo para él. Extrañamente, no había protestado mucho, y aquello le sorprendió en sobre manera.

- De acuerdo.- Se retiró dejándolos solos de nuevo.

- Lo que te iba dici...- Trató de recobrar su duda.

- ¿Lo estás pasando bien?- Preguntó Sherlock algo distraído, cortándolo, y volviendo a mirarlo directamente.

- Ajá...- Asintió a punto de ruborizarse al notar que no lo miraba fijamente.

- Entonces deja de preguntar John.- Rodó los ojos cansado de que el rubio no dejase de preguntar.

- Sh...- no pudo terminar.

- Señores, cortesía de la casa para la pareja.- Llegó el hombre dejando una botella de champán en la mesa.

Sherlock calló observando la reacción de John fijamente. Sus mejillas estaban totalmente coloradas, y parecía no saber dónde mirar.

- Nosotros no s...

- Gracias.- Interrumpió dejándole marcharse y tomó la copa que le había servido para probarlo, nunca había probado el champán.

- ¿Por qué piensa que somos pareja?- Alzó una ceja aún ruborizado.

- Bueno, dos hombres de nuestra edad, el famoso Día de San Valentín... ¿Por qué no?- Dejó la copa en la mesa de nuevo, no le había hecho mucha gracia el sabor de aquel líquido.

- Pues porque no somos pareja.- Dijo al fin entrecerrando un poco los ojos, molesto.

- John, empiezas a parecerte a Anderson, ten cuidado a ver si te voy a tener que echar del restaurante.- Se burló de John ante tanta sandez.

- ¿Me estás comparando con él?- Parpadeó atónito, fingiendo enfado.- ¿Le dejarías a él que te acompañase a comer y lo invitarías?

- Que dios me libre de ello.- Hizo aspavientos con las manos, lo más exagerado que pudo.- Además, él sería quien me invitase a mí, ya que le dejaría deleitarse con mi presencia.- Sonrió anchamente, escuchando como John se reía por lo bajo.

- Yo si que pagaría por ver ésa escena.- Asintió con energía sin perder la sonrisa, bebiendo un poco de champán, nunca le había hecho mala cara, pero tampoco era para tirar cohetes.

Por un momento, pensó en las últimas palabras que había dicho al esperar mientras le servían la comida. Él sería quien me invitase a mí, ya que le dejaría deleitarse con mi presencia... ¿Le estaba invitando porque se deleitaba con su presencia? Lo dejó un instante mirándolo, repitiéndose ésas palabras una y otra vez. ¿Había querido decirle algo? ¿O lo habría dicho sin darse cuenta de lo que decía? Aunque Sherlock no solía dejar ningún cabo suelto... ¿Qué significaba aquello? Sherlock de pronto lo miró también, y se quedó ahí, sin apartar su mirada, ¿por qué estaba haciendo todo ésto?

- Buen provecho, espero que disfruten de la comida.- Lo hizo despertar de aquella mirada, volteándola hacia el hombre y después a la comida alternativamente.

- Gracias.- Se relamió al mirarla.

- Te dije que desayunases.- Le reprochó viendo como se moría de hambre, ya había empezado a atacar un trozo de carne.

- No, no me lo dijiste.

- Bueno, pero lo pensé.

- Eso no vale.

- Para mí sí.


Sin duda, había sido una comida agradable. A pesar de no entender qué había querido decirle varias veces o si tendrían sus palabras un doble significado, se había olvidado del día que era hoy, únicamente estaba disfrutando de estar con Sherlock de forma agradable, que no era muy usual claro.

Ahora caminaban de nuevo por un parque al cuál le había conducido el moreno, no sabía dónde iban, pero no podía dejar de mantener una sonrisa, el sol ayudaba a ello también. Le recorrió una sensación extraña y miró un momento a Sherlock, entre risas por una imagen de Mycroft con Lestrade que nos había aparecido en la cabeza a ambos, y no sabía por qué... le apenaba hacerlo de aquella forma. ¿Qué estarían haciendo ellos dos ahora mismo? Parpadeó rápidamente apartando la mirada de su compañero, prefería no saberlo.

- ¿Dónde iremos ahora?- Preguntó intentando apartar aquellos pensamientos de su cabeza.

- Ahora lo verás.- Murmuró dejando escapar una risilla entre sus labios, que no le gustó nada.


- Sherlock, ¿se puede saber... por qué demonios me has traído aquí?- Preguntó totalmente confundido y anonadado.

Estaban navegando por una barca en medio del lago, con demasiadas parejas a su al rededor haciendo lo mismo, solo que todos ellos se besaban, se hacían arrumacos... Lo miró directamente, esperando su respuesta.

- Vamos John, encima de que quiero hacer cosas contigo.- Rió entre dientes Sherlock echándose hacia atrás para apoyar la parte baja de su espalda.

Porque aquello era otra cosa, el rubio era el que estaba remando, Sherlock solo lo miraba y se reía de su cara, ¡por supuesto que estaba totalmente ruborizado! ¡Ésto no era lo normal ni lo que hacen los amigos! ¿Porque... eran solo amigos... no? Suspiró, no podía levantar la mirada hacia el detective, estaba totalmente avergonzado, la apartó hacia cualquier otro lado de la barca, y varias parejas nos miraban.

- Sherlock, nos están mirando.- Murmuró entre dientes, ruborizándose aún más, ahora sí que lo miraba.

- ¿Y éso es nuevo?- Alzó una ceja riéndose, fíjate tú... Y ahora encontraba el sentido del humor... ¡Ya podía volver a perderlo! No, si disfrutaba con aquello... Como si pudiese estar dentro de él. Analizó el pensamiento y escondió su cara mirando totalmente hacia abajo.

- Cuando nos bajemos de aquí te voy a matar.- Siseó mientras seguía nadando.

- Oh, capitán, ¿por qué tus ojos ya no me miran?- Comenzó a recitar como si fuese una obra de teatro, haciendo que John lo fulminase con la mirada y Sherlock sonriese, deteniendo su actuación.- Eres muy exagerado John.

- Claro, que tú eres recatado y nada exagerado.- Ironizó rodando los ojos.

Aún no sabía cómo ni por qué... había accedido a subir en barca con él, de verdad.

- Si tanta gracia te hace, toma y rema tú.- Dijo después soltando los remos y dándoselos a Sherlock, el cuál perdió la risa instantáneamente.

- ¿Que yo haga qué?- Preguntó, estallando en risas.- Te he contagiado mi sentido del humor, lo sé.

- Te estoy hablando en serio, Sherlock.- Sonrió autosuficiente cruzándose de brazos y siendo él, el que ahora recostaba su parte baja de la espalda.- Adelante, Romeo.- Rió entre dientes.

- Tú siempre fuiste Julieta, John.- Alzó las cejas dedicándole una sonrisa falsa, miró los remos con curiosidad.- ¿Y qué tengo que hacer con ésas cosas?

- Es así.- Le demostró como hacerlo.

- Tú lo haces mejor, creo que el universo te está diciendo que es tu destino.

- Sherlock, toma los remos.

- John, ¿de verdad me ves remando?

- Inténtalo.

- Si me quieres asesinar dímelo ya, no sería nuevo que alguien quiera hacerlo.

- Te quiero matar.- Asintió con la cabeza, estallando ahora él en risas al verlo intentar remar.

- ¡Jod...!- Se quejó haciendo fuerza con los brazos, moviendo la barca.

- ¿Ves como no era tan difícil?- Se dio a sí mismo la razón al ver que se conseguían mover.

- Me niego.- Dejó los remos cansado.

- Pero si se te da mejor a ti...- Bromeó aguantando la risa al ver que pasaba una pareja al lado.

- A mí todo se me da mejor.- Le corrigió dedicándoles una sonrisa a los curiosos que no dejaban de mirarlo.

Ambos comenzaron a reír cuando la otra barca se alejó rápidamente de ellos.

- John, te toca remar.

- Ah no, no pienso hacerlo, te toca a ti, ¡llevo todo el rato remando!

- Pues nos quedaremos aquí y no nos marcharemos nunca.

- Cuenta con ello.


Pero al final, había acabado remando John, entre otras cosas, porque se negaba a quedarse allí por el resto de sus días ya que Sherlock no tenía intención de tomar los remos y parecía firme en su decisión, lo peor era que... Lo veía capaz.

- Ha estado bien.- Asintió el rubio mientras caminaban ahora ya por el parque, estaba algo cansado.- Aunque... demasiado raro.

- Deja de quejarte.- Sonrió el detective negando con la cabeza.

Hoy, estaba de muy buen humor, y se le notaba, cosa que seguía sin entender, pero que le alegraba pasase y no le daba muchas vueltas.

- ¿Cuánto tiempo llevamos caminando?- Preguntó de nuevo.

- Pues... Lo menos otra hora.- Respondió John sin detenerse.- No me creo haber pasado un día contigo sin... asesinatos de por medio... Ha sido agradable- Reconoció suavemente.

Estaba comenzando a anochecer, habían pasado horas y horas en las barcas, y otras simplemente caminando y hablando, tan sumergidos que ni se habían percatado de que iba oscureciendo a medida que ellos seguían sonriéndose, y quizás en ése pequeño momento se refugió en ella para poder hablarle de forma más cercana.

- No ha estado mal.- Asintió Sherlock mirándolo.

- Aunque no se volverá a repetir lo de la barca.- Le advirtió alzando una ceja.

- Oh, le quitas el encanto a la vida.- Se burló de él riendo levemente.

- Sí, seguro que se lo quito yo.- Alzó ambas cejas negando con una sonrisa, volviendo a bajarlas.- ¿Estás cansado?

- Bueno, no estoy acostumbrado a pasear tanto.

- Deberías de hacerlo más.

- ¿Pasear más? Ah claro, quieres venir más conmigo, entiendo, pero...

- No.

- Sabes que yo solo...

- No.

- No creo que...

- No.

- Claro que podrías venir si saliese a pasear.


Continuaron andando, y todo comenzó a sonarle a John, estaban ya en su calle. La noche había caído de camino hacia ella, y ambos estaban refugiados en sus abrigos, había sido un día... Genial... Y pensar que tuvo miedo al principio... Rió para sí mismo y recibió los ojos de Sherlock como pregunta.

- Nada, nada.- Se limitó a decir negando suavemente, pero la sonrisa no conseguía que se fuese del todo de sus comisuras.

- ¿Tienes hambre?- Preguntó otra vez, ésta vez hablándole.

- Un poco.- Asintió viendo como llegaban a su bloque, bueno... Ya habían llegado... Exhaló totalmente cansado.

Sherlock entró antes que él, cerrando la puerta al terminar de entrar el rubio. La Sra. Hudson parecía que no se encontraba ya que no tenía ninguna luz encendida, por ello, continuaron subiendo sin detenerse, tampoco tenían mucha intención de detenerse ellos, porque ella lo hubiese hecho en cualquier caso.

Penetraron dentro de su piso, y ambos se quitaron sus abrigos, dejándolos debidamente en el perchero y entraron dentro del salón. John se quedó perplejo ante lo que tenía delante. Era una mesa que había aparecido allí de la nada, un mantel rojo pasión lo cubría, al igual que una vajilla y cubertería plateada debidamente colocada para dos. Tres velas encendidas estaban en el centro de la mesa, entre ambos platos, junto dos copas de cristal preciosas se encontraban rellenas de champán. Varios pétalos de rosas estaban esparcidos tanto por ella como por el suelo. Y n pequeño cubitero al lado tenía hielo y la susodicha botella.

Se quedó estático en el sitio ante la visión, y Sherlock lo peor de todo, fue que la suya no era menos, bueno sí.

- Maldito Mycroft...- Fue el primero que pudo hablar.

Totalmente mudo, volteó la mirada hacia él, confundido, ¿qué narices era todo aquello?

- Yo le dije a mi hermano que quería preparate algo de cena aquí y...- Se llevó la mano a la cara, tapándosela mientras negaba suavemente. Mycroft la había cagado, lo iba a matar.- Lo voy a matar.

El ambiente se volvió tenso entre ellos un instante, en el que no sabían exactamente qué hacer, si limpiarlo todo y hacer como si nada, si sentarse... ¿Sherlock le iba a preparar una cena? ¿Aunque fuese a su modo? Se sintió... extraño de pronto... Aunque también complacido.

- Puedo llamarle para que lo recojan si te molesta.- Dijo tomando su móvil en la mano, comenzando a marcar el número de Mycroft.

- No, no importa...- Desvió la mirada, claramente incómodo.- Tengo hambre, me da igual la mesa.

- ¿Seguro?- Preguntó viendo como asentía y se dirigía a ésta.

Había una pequeña nota en un lado de la mesa, al igual que cartelitos de dónde iba cada uno y en el plato, otra pequeña notita, pero ésta totalmente doblada.

- ¿En qué demonios está pensando mi hermano?- Murmuró tomando la nota que estaba abierta a ambos.

"Querido hermanito y John.

Como sé, Sherlock iba a prepararte una cena... Y como lo conozco, no pensé que estuviese a la altura del romanticismo que querría atribuirle, así que disfrutad de éste pequeño regalo, pareja.

Att. Mycroft Holmes."

- Definitivamente debí de matarlo cuando era pequeño y al no tener consciencia no me hubiese pasado nada.- Gruñó Sherlock, estaba enfadado.

John no sabía qué decir, ¿una cena romántica? Mycroft exageraba mucho pero... ¿Qué tipo de cena le quería haber preparado Sherlock? Un escalofrío lo recorrió. También los habían llamado pareja... Aquello le empezaba a dar vueltas.

- Bueno, mirémoslo por el lado bueno.- Habló por fin John tratando de no parecer más estúpido todavía.- Al menos nos ha preparado la cena.- Señaló la tarima de la cocina, habían varios platos preparados.

Sherlock no pudo evitar mirar el camino que hacía hasta la cocina. Lo veía... Inquieto, pero no molesto, bien, le valía.

- Ensalada y pescado...- Miró ambos platos hablando en alto para que el moreno le escuchase, los tomó y los puso en la mesa, aún se ruborizaba al verla, es que... Joder.

Ambos se sentaron en sus respectivos sitios.

- ¿Y ésto?- Preguntó Sherlock tomando su nota entre las manos, alzó una ceja extrañado y la leyó.

"Hermanito, si John se ha quedado, es que quizás me hiciste algo de caso, será la próxima anécdota que contaré el día en que nos reunamos con Madre. Ahora, por amor de Dios, no metas la pata, es muy de ti. Buena cena pareja, ya es cosa de ambos dos."

Pero sería... Cerró la nota y la dejó junto a su plato, mirando a John como simulaba mi acción, ¿qué le diría a él...?

"Mi querido John, ¿o debería de decir ya cuñado? Se que te sorprendió mi relación con el detective Lestrade, pero por mucho que le pese a Sherlock, no se puede escapar a ello. No creo tener que decirte nada más, aquí el experto eres tú, no mi hermanito. Buena cena pareja, ya es cosa de ambos dos."

Apretó los labios en una fina línea, releyendo lo que acababa de leer... No podía creerlo... ¿Mycroft dándole consejos y ayuda para que... estuviese con su hermano? Se ruborizó tanto que apretó al nota en su mano y la guardó en su bolsillo nervioso. Ahora también quería matar a él a Mycroft.

- De aquí sacamos en claro que hay que conseguir que Mycroft no pueda volver a entrar aquí.- Bufó observando la cara de John, ¿qué diría su papel que lo ha dejado así? Bueno, si era como el suyo... Lo iba a matar como hubiese dicho lo que no debía, y se moría de intriga por hacerlo.

- Me apunto.- Habló finalmente John fingiendo que no pasaba nada, levantando la cara para mirarlo.

John, acto seguido tomó el tenedor e hincó el diente al pescado, haciendo que Sherlock lo imitase, bueno, el pescado estaba exquisito, no esperaban menos de Mycroft, pero el moreno seguía muerto de intriga por saberlo.

- ¿Qué ponía en tu papel John?- Preguntó como si nada, dejando el tenedor para centrar toda su atención en John.

Odiaba, con todas sus fuerzas, la determinación y poca vergüenza que tenía el moreno para decir las cosas... Era... Frustrante, y casi se atraganta con el pescado al escuchar tal petición.

- E-Es algo personal.- Dijo rápidamente, totalmente tenso, claro que quería saber qué le había dicho a él también pero...- Ni que tú fueras a decírmelo.

- ¿Por qué no?- Se encogió de hombros, y John abrió los ojos como platos, quería decirle que no lo hiciese, pero únicamente lo miró, sin poder decir nada más.- Decía que lo hice muy bien, se rió un poco de mí como de costumbre, y que no metiese la pata contigo llegados a éste punto, además de llamarnos pareja y que era cosa de ambos dos.

John apretó los dientes con fuerza, dejó el tenedor y no supo qué hacer con la mirada. Anonadado, ¿entonces Sherlock...? No entendía nada... No quería haberlo escuchado... ¿Que lo había hecho muy bien? ¿A qué se refería? ¿Se estaban riendo de él? No sabía qué pensar... ¿Sherlock...?

- No lo entiendo.- Murmuró muy bajo el rubio, mirando hacia otro lado.

- ¿Hmn...?- Alzó una ceja esperando que siguiese hablando.

- No... lo entiendo.- Repitió prosiguiendo con su cena. Pero no pudo hacerlo mucho más, volvió a dejar el tenedor a un lado y fijó su vista en el plato, sabía que Sherlock no había dejado de mirarlo.- ¿Por qué... me invitaste a pasar San Valentín contigo...? El motivo de la carta... De... Esto... No entiendo nada.

- No hay nada que entender.- Respondió Sherlock totalmente despreocupado.

- ¿Que no hay nada que entender?- Preguntó algo enfadado, levantando al cara.- No soy tan listo como tú.- Añadió aún más enfadado.- Nunca habías hecho algo así, y te conozco desde hace 2 años, ¿por qué ahora?

- Tampoco tiene por qué haber un por qué.- Se encogió de hombros, observándolo.

- Entonces tampoco sé por qué estoy aquí.- Se levantó del asiento con rapidez.

- Por favor John, vuelve a sentarte.

- No.- Se negó mirándolo de pie, con el ceño fruncido.- He ido contigo donde has querido todo el día, digo yo, ¡que me merezco una respuesta a lo que pregunto por lo menos!

- Eh, solo lo hice por ti.- Bufó sin darle más importancia, aún sentado en la silla.

- ¿Por mí?- Preguntó aún entre enfadado y confundido.

- Ni que a mí me gustase San Valentín.- Se quejó y por un momento, pudo volver a ver al Sherlock de siempre.

- ¿Y para qué lo hiciste? ¿Para reírt...?

- Veo que eres más estúpido de lo que te creía John.- Frunció el ceño molesto, incorporándose de su asiento también.- Lo hice porque Mycroft me alentó, me dijo que te gustaba mucho éste día.- No sabía qué saldría de todo aquello la verdad, John era impredecible.

El rubio abrió los ojos aún más si pudo, ¿lo había hecho por él? Entre abrió la boca para hablar pero no pudo, se quedó allí, mirándolo atónito, seguía sin saber el por qué pero...

- Así que, deberías de agradecerme, no enfadarte, aunque me lo acabé pasando... bien.- Se quedó pensativo un momento.- Aunque sigo sin entender por que se tiene que hacer solo un día, ¿no se puede hacer algo así cualquier día?- Divagó un momento.

- Pero sigo sin entender por qué...- Consiguió decir en un hilo de voz, escuchando únicamente a su corazón.

- Por amor de Dios John.- Se quejó mirándolo con algo de molestia.- Y se supone que Mycroft me dijo que tú sabías de éstas cosas.

"Así que tu eres aquí el experto, no mi hermanito." Se repitió una y otra vez en su cabeza. Así que... ¿Había soportado todo el día rodeado de gente y cosas así por él? ¿Incluso estar más amable con él? ¿Porque sabía que le gustaba al rubio todo aquello? ¿Por... gustarle?

- Quise darte ésto antes.- Sherlock se dirigió a la entrada y volvió con un pequeño paquete envuelto en papel de regalo de color apagado.- No supe cuando sería el mejor momento.- Se encogió de hombros tendiéndoselo.

Lo cogió con sumo cuidado y lo sostuvo entre sus manos. Era un papel de color azul oscuro con estrellas muy elegantes por todo el tapiz. Lo abrió como si no quisiese dañar ni el objeto de dentro ni su cobertura. Tomó el objeto entre sus manos y lo miró conmovido.

- Sherlock...- Susurró sin poder apartar los ojos de ello.

Era... Un marco en el que salía una foto de ambos...

- Dijiste que no teníamos ninguna foto juntos...- Lo miró fijamente, John ya no veía ninguna pretensión, ningún orgullo en sus ojos, simplemente... Tenía ganas de abrazarlo.- Y sé que hoy es un día en que se regalan algo...- Prosiguió.- Aunque me has hecho participe de ésta fiesta consumista.- Añadió dejando escapar una milimétrica sonrisa en sus comisuras que dejó a John sin aliento.- Feliz San Valentín.

- Joder Sherlock.- Dijo de pronto, dejando el marco donde más a mano le pudo y ante la confusión de él, John se adelantó hasta él y levantando la cabeza todo lo que pudo, incluso poniéndose de puntillas, junto sus labios con los suyos.

Se aferró a su camisa con una mano mientras que la otra viajó tan rápido como pudo hasta cara. No movió sus labios contra el beso, pero el moreno tampoco, pasó sus brazos por el cuerpo de John, sujetándolo contra el beso. John lo apretó aún más y consiguió moverlos contra su boca, dejando que éste hiciese lo mismo. Sherlock llevó una de sus manos hasta su pelo, acercándolo más a él, instándole a continuar. John extasiado, no sabía qué pensar en ése momento, si en cuánto amaba a Sherlock, si aquel manjar era lo mejor que había probado en su vida o si quería seguir haciéndolo hasta que no quedase aire que respirar.

Y ante ello, ambos se separaron para tomar aire.

John dejó sus manos sobre el pecho del moreno, y sumándose a ellas, también pegó su cabeza a su pecho. Estuvieron unos minutos así, abrazados, hasta que lo rompieron, para mirarse intensamente. El rubio quitó un mechón azabache del rostro de Sherlock, colocándoselo tras la oreja, y a éste le pareció una caricia que no supo por qué no experimentó antes.

Entrelazó su mano con la de John casi inconscientemente, y se encorvó hacia abajo para dejar que volviese a besarlo todo el tiempo que quisiera, sus labios eran suaves aunque algo más anchos que los míos pero encajaban a la perfección, su boca era un sabor indescriptible que jamás había imaginado cataría de aquella forma. Encerró su cabeza entre sus manos, besándolo desesperadamente, como si algo dentro de él acabase de entrar y quisiera cogerlo todo a bocanadas, y John no decía que no.

Solo fue cuando Sherlock quiso separarse para tomar aire, que pudo pronunciar un...

- Feliz San Valentín a ti también...- Murmuró suavemente después de darle su regalo... Él entero, aunque tenía que pensar en regalarle algo más... Puesto que Sherlock le había dado dos.


¿Y bien? ¿Qué os pareció? La verdad es que se me ocurrió la idea pensando en otra pareja y bueno...

Espero vuestra opinión por review, ya sabéis.

¡Muchas gracias por leerlo y llegar hasta aquí!

¡Hasta pronto querides lectores!