AQUI LLEGUÉ NUEVAMENTE A MOLESTAR. ESTA ES UNA HISTORIA QUE PASA EN LA ÉPOCA DE LOS MERODEADORES... CON GINNY Y HERMIONE... ESPERO LES AGRADE
UN SALUDO A TODOS
IVITA BLACK
Capitulo 1
Era el sexto año de Harry y compañía, por lo tanto el quinto de Ginny. Había pasado ya medio año desde que Sirius dejó a Harry nuevamente, esta vez para siempre, pero gracias a la ayuda de sus mejores amigos había logrado superarlo, o por lo menos eso intentaba. Ya no era más el denominado trío de oro. Ahora el cuarteto, eso se debía a un a sola y simple razón. Una razón pelirroja si vamos al caso. Ginevra Weasley, Ginny para todos, se había vuelto parte de ese inseparable grupo de leones haciéndose partícipe de sus aventuras.
En este momento, los cuatro viajaban en el último vagón. Lugar que adoptaron desde primer año de los tres chicos y que siguieron usando hasta ahora. Ron iba dormido, utilizando una manta muy gruesa para cubrirse del cruel frío que atenazaba todos los años para la misma fecha, Navidad. Harry estaba leyendo el último ejemplar de El Profeta, que explicaba la fuga de varios convictos con la ayuda de los dementores. De vez en cuando se burlaba de Frudge, con frases como –Inepto o engreídos estúpidos. En fin, cosas sin importancia para Ginny y Hermione que platicaban en voz baja y casi pegadas una a la otra. Harry levantaba la vista disimuladamente para ver si podía saber de qué se trataba la conversación pero ambas se cubrían con una revista del Quisquilloso que Luna le había dado a Ginny para leer.
Sí, la Navidad estaba cerca y los cuatro se dirigían a La Madriguera para celebrarla. Los padres de Hermione solían pasarla con ella pero ese año no pudieron y a cambio enviaron la autorización de irse a casa de los Weasley. Para el caso de Harry, el mismísimo Dumbledore autorizó la salida. Así que allí estaban ellos, solos casi en el tren. Saliendo de Hogwarts, por primera vez para Harry, en Navidad, la invitación era una ocasión especial. Bill se había comprometido e iba a presentarles a su novia.
Al llegar a la estación, lo primero que hicieron fue tomar sus equipajes. Llevaban el baúl de Hermione, que era más grande, entre las dos chicas. Y solo una mochila cada uno de los chicos. Ginny y Hermione cargaban el baúl por el andén hasta que salieron a la estación muggle donde debían de encontrarse con Fred y George. Son embargo no fue con ellos con quien se encontraron.
-¡MORTÍFAGOS! – Gritó Ron haciendo que todos se voltearan. Inmediatamente Hermione soltó el baúl y tomó su varita al igual que Ginny.
-Gin, detrás del baúl. – Le dijo Hermione más en orden que en pedido. La chica no tardó ni dos segundos en obedecer.
No saben como fue. Pero de un momento a otro las dos chicas recibieron maldiciones de todas partes. Que chocando unas con otras produjo un efecto que nunca, ni el mismísimo Dumbledore se hubiera imaginado.
Se escuchó el grito de ambas chicas. En el mismo instante en que decenas de "Plaf" se escuchaban por toda la estación. Idas y venidas de maleficios. Todo pasó tan rápido que cuando los de la orden se dieron cuenta luego de capturar a los mortífagos ya era demasiado tarde.
-Señor – Dijo Ron casi sin aliento.
-Ron ¿Qué sucedió? – Preguntó Remus que se acercaba a ellos dos.
-Son...
-Hermione y Ginny – Llegó a decir Harry con la voz queda.
-¿Qué con ellas? ¿Dónde están?
-Ya... ya no están – Dijo simplemente Ron mirando en el lugar donde anteriormente estaban las chicas detrás del baúl. Ya ni eso quedaba... ni el baúl había sobrevivido al ataque.
-¿A que te refieres?
-¿Cómo que no están? – Esta vez el propio director intervino.
-Estaban allí -. Dijo Harry apuntando al exacto lugar – recibieron varios hechizos y maldiciones a la vez. Y de un momento a otro... desaparecieron. Como si una capa invisible las envolviera.
-Albus... eso es imposible... no pudieron haber desaparecido. – Le dio la profesora pálida ante la explicación de Harry
-Me temo Minerva que si es posible. Quizá no desaparecer...
-¿Pero entonces?
-No lo sé. Pero siento que no están muertas. Eso es seguro...
-Hay que avisarles a Arthur y Molly...
-Y los padres de Hermione.
Ginny y Hermione gritaron con toda la fuerza de sus voces. Cientos de hechizos estaban siendo dirigidos hacia ellas... pero luego... todo fue clama. Nada de gritos desesperados dolores indescriptibles. Solo... tranquilidad.
Hermione abrió los ojos al sentir el fresco aire de invierno sobre su rostro. Le sorprendió porque se encontraban exactamente dentro de la estación a un suelo de estar en las puertas de salida.
-¿Ginny? – preguntó ella.
-¿Estamos muertas? ¿Es esto el cielo? – Preguntó de pié la aludida caminando y observando los alrededores frente a ella. Hermione se giró y abrió los ojos tanto como pudo.
-No Gin, esto no es el cielo, es.... Hogwarts
-¿Estas loca además de muerta? – Le dijo Ginny volteando a verle a la cara. Pero Hermione le señaló con el dedo que viera el horizonte en aquella dirección. – Me rectifico... ESTAMOS locas además de muertas.
-Algo no anda bien. Lo presiento... Ginny, ayúdame con el baúl. Vamos a hablar con Dumbledore.
Ambas chicas, entonces, se encaminaron al colegio de magia y hechicería. Cuanto más cerca estaban más intuición de estar mal tenía Hermione, pero no podía decirle a su amiga. Entraron al colegio y se fueron directamente a la oficina del director. Ambas dejaron el baúl en la puerta de la estatua del fénix y fue Ginny quien dijo la contraseña.
-Ranas de chocolate – La estatua no se movió. – Ja, buen momento para que Dumbledore cambie la contraseña...
-Que tal... helado de limón. – La puerta se abrió.
-¿Cómo supiste?
-De la peor forma... vamos. – Dijo Hermione subiendo con el rostro más temerario. Pidiendo a Merlín, Dios, Ra y todo aquel que estuviera dispuesto a escucharla, que no fuera lo que ella pensaba.
-Adelante – Se escuchó la voz del profesor Dumbledore del otro lado de la puerta luego que Ginny golpeara levemente. Ambas entraron y Hermione se maldijo mentalmente. – Buenas tardes... ¿Puedo ayudarles en algo? – Preguntó cordialmente el director pero luego se fijó con más detenimiento en las dos chicas. Ginny iba a hablar como acostumbraba siempre pero Hermione la interrumpió.
-Disculpe ¿qué año es este?
-1968 ¿Se siente bien? – Hermione había flaqueado y Ginny se había sentado o mejor dicho, se dejó caer sobre el asiento. - ¿Hay algún problema? Me gustaría saber quienes son.
-Mi nombre es Hermione Granger y ella es Ginevra Weasley...
-Disculpe ¿Es usted pariente del señor Arthur Weasley?
-Como difícil que lo vea... yo soy, la hija de Arthur.
-No creo que la haya tenido a los tres años así que...
-Somos del futuro señor – Al director se le iluminaron los ojos como niño al que le regalan una caja de dulces solo para él.
-¿Y como han venido?
-Por lo que deduzco... por una mezcla de hechizos.
-Ajá. Que interesante... ¿Sabe que hechizos?
-No en realidad.
-Entonces no podré ayudarlas a regresar... por lo menos hasta que encontremos la forma de deducir que hechizos las trajeron al... pasado – volvió a sonreír y Ginny comprendió lo que quería.
-¿Acaso quiere saber algo del futuro?
-En realidad. Sí.
-Lo sentimos pero...
-¿Qué cosa? – interrumpió Ginny a su amiga y "superior"
-¿Estaré en las tarjetas de las ranas de chocolate en...? – Pero no supo seguir debido a que no sbía a que año pertenecían...
-En el 2003. Pues sí. Aún estará ahí.
-gracias a dios. No sé que haría de lo contrario.- Las dos chicas se miraron y sonrieron. Ahora sabían desde cuando venía con esa manía de las tarjetas.
Luego de platicar por casi media hora explicando lo que había sucedido, el director les dijo que podían quedarse allí hasta que descubrieran como regresar, aunque no fue muy alentador al decir que era probable que no pudieran hacerlo nunca. Les dijo también que esa noche les harían la selección de casas y que debido a problemas con respecto al apellido de Ginny debían cambiarlo. Finalmente al de Watson. También les ofreció una habitación para poder quedarse y debido a que tenían el uniforme no hacía falta salir de compras.
Ambas chicas se encaminaron al cuarto que les habían dado y lo primero que Ginny hizo fue darse un baño, muy a pesar de Hermione que debía de estar preocupada por la actual situación pero luego recapacitó y la incitó a Ginny a que se diera un baño de inversión. Aprovechando esta oportunidad, Hermione tomó algo de l baúl y salió del cuarto para preguntarle a Dumbledore una cosa que se había olvidado.
-Señorita Granger ¿sucede algo?
-Pues tenía que hacerle dos consultas. Una de ellas era saber si los Merodeadores están en el colegio... aunque me supongo la respuesta.
-Así es. Están en el sexto año.
-Me lo temía
-¿que es lo segundo que quería decirme?
-En realidad era más pedirle.
-Adelante.
-Verá. Ginny, ella es muy buena alumna. Tenía el segundo mejor promedio del colegio. Y había estado tomando clases avanzadas de todas las materias, bueno menos historia de la magia que creo ser la única persona en la institución que no se duerme con Binns.
-Pues debo de felicitarla. Creo que ese hombre debe de ser así de monótono hasta después de muerto
-¿quiere decir que está vivo?
-Claro ¿acaso no lo está en su época? Creí que dijo que le tenía impartiendo clases...
-Sí. Pero es su fantasma... ni muerto dejó de dar clase. – Hermione y Dumbledore se rieron del comentario aunque la chica se sintió un tanto avergonzada por hablar así de su profesor. – De todas formas... quería pedirle si podía poner a Ginny en sexto y no en quinto. No quiero que este sola...
-Debería de saber que necesito pruebas para adelantarla de año
-Sabía que me las iba a pedir por eso le traje esto. – Hermione le entregó una carpeta con todas las materias y los temas que veía en las clases avanzadas
-¿quién le imparte estas clases?
-En la mayoría... usted señor. Igual que a mí y a dos personas más.
-Chicas
-No, muchachos. Uno de ellos el hermano de Ginny que es compañero mío y mi mejor amigo y el otro es también mi mejor amigo... somos los cuatro inseparables. Usted dice que somos el cuarteto de leones.
-Bien. Veré que puedo hacer. Pero creo que podré consentir este cambio. Solo déjeme hablarlo con la subdirectora...
-¿McGonagall? Ella estaba pidiéndole a usted que la adelantara en nuestro tiempo.
-Creo que entonces...
-Espere, de todos modos háblelo con ella. Estoy segura que no habrá problemas pero de todos modos.
-muy bien señorita Granger... ahora puede retirarse. Recuerde que esta noche será la selección suya y la de su amiga.
-Claro, gracias.
Todos los alumnos estaban sentados tranquilamente, riendo a carcajadas hablando a más no poder. En fin, cientos de cosas que se suele hacer en las horas de las cenas cuando el día de clases ha terminado ya.
En particular había un grupo en la mesa de Grinffindor, cuatro chicos hablando en voz baja cerca de una muchacha de la misma edad. Todos tenían dieciséis años y seguramente iban a sexto año. La chica estaba sola, sus compañeras ya no estaban con ella y se sentía muy mal. Además que debía escuchar los continuos insultos por parte de los Slytherin, y las burlas de los merodeadores a ella y porque no, a todo el colegio.
Pero entonces, antes de comenzar con la cena, el director del colegio se puso de pie haciendo que todos los presentes dejaran de hacer lo que se suponía estaban haciendo y pusieran atención.
-Queridos alumnos... tengo el deber de informarles que dos de las alumnas de sexto año de Grinffindor han dejado el colegio para continuar en el instituto Bauxbauton. Será una gran pérdida pero como dice siempre el dicho, el show debe continuar. Ahora...
-A comer – Dijo Sirius lo bastante fuerte para que lo escucharan unos cuantos alumnos
-Lo siento señor Black, pero tengo otra noticia que darles antes de comenzar a cenar. – Todos rieron – Como dije, tengo otra noticia. Esta tarde llegaron al colegio dos alumnas desde la escuela de Salem, en Estados Unidos... ¿Profesora? – Le dijo Dumbledore a McGonagall que entraba con dos chicas. Todos en el salón se quedaron callados por no decir asombrados. Dos muchachas hermosas por donde se las viera. Una de ellas con el cabello castaño perfectamente arreglado en pequeños rulos que salían desde la parte superior de su cabeza. Sus ojos color miel que desprendían dulzura pero a la vez la llenaban de misterio y su piel tersa y tostada. La otra chica tenía el cabello rojo como el fuego, largo hasta pasando la mitad de la espalda totalmente lacio. Rebajado en miles de capas que le hacían tener gran volumen. Sus ojos azul celestes, y su rostro adornado por cientos de pecas distribuidas en toda su nariz y mejillas. La piel de la chica era blanca y suave.
-Cuando diga sus nombres quiero que se sienten en el banquito y se coloquen el sombrero ¿Está bien?
-Claro. – Dijo Ginny. Quien miró a Hermione por la explicación que les había dado.
-Granger, Hermione – Dijo la profesora. Hermione se sentó y se colocó el sombreo quien le empezó a hablar en su cabeza. Para luego de un minuto el sombrero pareció haber decidido la casa
-GRINFFINDOR – Gritó. Hermione se había quedado algo helada por lo que le había dicho en su cabeza, pero como fue en su verdadero primer año, no le dio importancia ya que estaba en la casa que deseaba. Todos la aplaudieron. En especial los merodeadores, quienes se acercaron a ella inmediatamente después de sentarse.
-Watson, Ginevra – Dijo McGonagall. Ginny se acercó al sombrero y no tardó ni cinco segundos que ya había sido seleccionada para Grinffindor.
-Menos mal que estas aquí. – Le dijo con una sonrisa de alivio Hermione a su amiga.
-¿Tenías alguna duda de mi paradero amiga?
-Claro que no. Del que tenía dudas era del mío.
-¿cómo es eso? – Pero Hermione no pudo contestar porque ya se habían sentado los cuatro chicos.
-Hola – Dijo uno con cabello azabache y ojos avellana enmarcados por un par de lentes redondos. – Soy James Potter – Le saludó. – Ellos son mis amigos...
-Sirius Black señoritas, para servirles – Las dos rieron. No recordaban a Sirius de esa forma aunque Remus Lupin siempre lo había dicho. Tenía el cabello largo como cuando lo conocieron, pero la diferencia era extraordinaria. Estaba limpio y brilloso y sus ojos irradiaban paz y calidez
-Es un placer conocerlas damas – Le dijo un tercero de cabello castaño claro decorado con dos mechones grises muy bien peinados. Todo el cabello estaba perfectamente desordenado y hacía un hermoso juego con sus ojos color miel. Su cuerpo al igual que el de los otros dos, era fornido y bien desarrollado aunque sabían bien el porqué en cada caso – Mi nombre es Remus Lupin.
-hola, yo soy Peter Pettigrew – Las dos chicas lo miraron con asco resentido y se volvieron a los demás.
-Encantada de conocerlos chicos. – Dijo Ginny con su famoso y nada disimulado coqueteo. Hermione revoleó los ojos y sonrío cansada. – Mi nombre es Ginevra, Pero todos me dicen Ginny. – Miró a su amiga dirigiendo una mirada a cierta mesa de Slytherin, como haciendo un reconocimiento del lugar. Típico, ya vamos a empezar penso Ginny – Y ella, la distraída, es Hermione, pero solo yo puedo decirle Mione. – Sonrió – Es un privilegio que me he tomado por todos los años que debí aguantarla.
-¿Se conocen desde hace mucho?
-Cinco o seis años.
-ahh – Dijo Remus mirando a Hermione. - ¿Te sucede algo? – Le preguntó a ella sola sin que los demás lo escucharan.
-¿Quién es ella? – Preguntó a Remus por Lily. Era obvio que sabía quien solo que, no se le ocurrió hacerle otra pregunta.
-Ah, ella es Lily Evans – Inmediatamente ante la pronunciación de ese nombre James se dio la vuelta. – Ella va igual que nosotros. Pero sus dos compañeras de cuarto se fueron.
-¿qué año?
-Sexto.
-¿Me disculpas? – Dijo ella acercándose a Lily. – Hola. ¿Lily Evans? – Le preguntó. Era exactamente igual a como la habían descripto. Solo que en su hermosa mirada esmeralda había un deje de tristeza.
-Si.
-¿Qué tal? Soy Hermione Granger....
-La nueva. Que bueno que hayas entrado a Grniffindor.
-Si. ¿Verdad?... Voy a sexto ¿tu? – Dijo luego de un minuto o dos tratando de saber como entrar en tema.
-¿De verdad?
-Así es, mi amiga también está en sexto. Me habían dicho que había solo una chica en el curso.
-Bueno en realidad sí, estaba yo sola...
-¿Eras tu?
-Pues sí....
Así transcurrió la noche. Hermione platicando alegremente con Lily siendo observada por Remus y Ginny hablando de tonterías interesantísimas con el resto de los Merodeadores. Cuando llegó la hora de dormir Lily se ofreció para mostrarle el camino a la torre junto con Ginny. Las tres se llevaban aparentemente bien. A las tres les gustaba leer, estudiar, salvo a Ginny que no es que no le gustara, solo que siempre encontraba algo más entretenido que hacer. Pero siempre terminaba tan histérica como su amiga.
-Valla valla. Pero parece que Grinffindor tuvo nueva colecta....
-Es una verdadera lástima que se junten con esta escoria. Aunque podríamos hacer una excepción ¿qué dices amigo?
-No lo sé. Podría ser...
-Déjenme adivinar ¿Malfoy y Snape? – Preguntó Hermione acercándose y dejando a Ginny atrás con Lily.
-¿Te han hablado de nosotros? Que honor.
-En realidad no lo han hecho... pero son características esenciales para ser un Slytherin. Cabello platinado y expresión de autosuficiencia... cabellos grasoso y expresión de resentimiento... sí. Definitivamente son de Slytherin
-Deberían saber con quien se están metiendo
-¿Acaso no te dijo que ya sabía quienes son? – Intervino Ginny. - ¿Por qué no se largan y van a hacer lo que sea que hacen las serpientes? Diablos me repugnan.
-Lo mismo digo ¿Vamos Lily? – Preguntó Hermione dándose la vuelta y yendo con ellas
-Ya han empezado mal. Nadie se mete con nosotros.
-Ja ja. No me hagas reír Snivellus que voy a devolver toda la cena
-Black. ¿qué quieres?
-que no te metas con ellas.
-No empiecen porque nosotros la terminamos. Y saben por experiencia que nunca termina bien. – Dijo James mirando a Malfoy... – A propósito ¿como está tu novia Malfoy?
-No te metas con ella.
-Bah, da igual... – Remus se acercó a Hermione – Disculpa pero ¿Te han molestado?
-no. Solo... estábamos conociéndonos ¿ Verdad Snape? – Hermione miró a su futuro profesor a los ojos y este no pudo mantenerle la mirada así que la bajó al suelo. Todos los presentes se dieron cuenta y sonrieron.
-Ya ven. No estábamos haciendo nada malo, prefecto. Severius Vamos – Dijo Malfoy dando la vuelta y yéndose por el lugar pro donde vinieron
-Jajajaja – Reía Ginny ya en la sala común. – No has perdido el toque Mione.
-¿qué toque?
-Nadie puede mantenerle la mirada a Hermione... bueno casi nadie.
-¿quién puede?
-Dos personas... una de ellas mi director, la otra... – Miró al suelo – Mi ex profesor de Defensa. – Se ruborizó al decir eso y Ginny volvió a reír.
-Eres genial... le agradezco a Merlín que seas mi amiga..
-Ja Ja Ja no es gracioso ¿Sabes?
-¿qué cosa?
-No puede mantenerle la mirada a nadie y tampoco mirar a alguien a los ojos por mucho tiempo.
-¿y es porque?
-No lo se... D... mi director, me había dicho que puedo llegar a tener la capacidad de leer la mente o algo así... es una tontería realmente.
-Vamos Mione. Luego de todo lo que has vivido ¿Crees en las tonterías?
-Creo que tienes razón. Mejor me voy a dormir. Buenas noches.
-Buenas noches.
Luego de pasar un mes en el pasado. Las chicas se habían hecho muy amigas de Lily. Las tres compartían el cuarto y a pesar de que Ginny era un año más pequeñas, se ponía a la altura de las otras dos. Era muy divertido estar con Lily. Se podía decir que era muy parecida a Harry, o él a ella. Sin embargo tanto a Lily como a Hermione les fastidiaba el echo de tener a Sirius y a James sobre ambas, sin mencionar que Ginny se divertía demasiado con ese par.
-¿Cómo es que Ginny soporta estar con esos dos? – Preguntó una mañana Lily mientras desayunaban en el comedor mientras Ginny reía a carcajada limpia con los dos merodeadores. En ese instante Remus se sentó junto a ellas.
-¿hola chicas? – dijo algo cansado.
-hola Remus ¿cómo dormiste anoche? – Preguntó Hermione con suspicacia.
-bi... bien ¿Por qué lo preguntas? – Interrogó nervioso.
-solo curiosidad... se te ve cansado
-Hablando de cansancio ¿Dónde estuviste anoche? – Preguntó Lily a Hermione que la miró divertida
-Estuve en el balcón del segundo piso... me gusta ver la luna llena. – Esto hizo que Remus se pusiera más pálido de lo normal. - ¿Saben? La luz de la luna hace un efecto grandioso sobre el bosque prohibido. – Dijo distraídamente. Pero entonces llegaron los chicos con Ginny.
-¿Cómo es que soportas las bromas pesadas de estos dos? – Preguntó Lily untando mermelada en una tostada.
-Es que... me hacen acordar a mis hermanos.
-¿tienes hermanos?
-Uff si como seis.
-no son COMO seis... SON seis Gin.
-Es verdad. Es que llega un momento que pierdo la cuenta – Las dos chicas se rieron pero tuvieron que explicarles a todos porque la risa.
Hermione tomó una tostada y comenzó a untarle mermelada de frambuesa... Ginny sabía perfectamente que la frambuesa no le hacía muy bien a Hermione, sobre todo si se ponía nerviosa después de comerla. Pero que grande fue la sorpresa al ver que no se la iba a comer sino que se la entregó a Remus.
-Debes comer algo.Te descompondrás si no comes nada ahora... – El chico la miró sorprendido. – Hazme caso se lo débil que debes estar – La chica le sorprendió tomándole la mano y comiendo la tostada de la mano de ella. James y Sirius se miraron y se sonrieron y Ginny se sorprendió pero luego entendió lo que sucedía. Hermione le tenía admiración a su profesor de Defensa. Era obvio que sintiera ganas de ayudarlo ahora... que era solo un muchacho indefenso.
-Gracias... Hermione – Le dijo luego de haber terminado la tostada.
-No hay problema, pero debes cuidar más de tu salud – Le dijo en voz alta para que escucharan sus amigos. Pero luego bajó la voz – no es bueno que andes por ahí de esta forma... necesitas quedarte en la enfermería un tiempo más antes de volver a ser tu... – Luego sonrió y se levantó de la mesa siendo imitada pro las compañeras de cuarto.
-¿Nos vamos ya?
-Pues sí. Tú, Ginny a Adivinación nosotras dos a Aritmacia
-Si general – Dijo Ginny en forma de soldado obedeciendo órdenes.
-Me haces acordar a tu querido hermano
-¿cuál Mione?
-¿quien mas? Ron, linda
-Ahh. ESE hermano.
-si ese hermano que tan lindo es – Las dos chicas iban hablando de Ron mientras que Remus se quedó escuchado la conversación sorprendido por esa chica que no hacía un mes que allí estaba y le hacía sentirse extraño.
-Remus... ¿qué tienes?
-nada. Solo que...
-mira Prongs, nuestro Moony es está enamorando
-Claro que no – dijo enfadado y algo sonrojado
-No puedo creer lo rápido que creció.
-Imagina que mañana venga y nos diga que se quiere casar...
-no me hagas pensar en eso que me emosiono Padfoot. – Los dos se hacían los padres que miraban crecer a su hijo
-Ya, es suficiente. No estoy enamorado de ella... solo que.
-¿qué?
-me preguntó como dormí y me dijo que necesitaba quedarme en la enfermería un poco más antes de volver al colegio...
-¿Crees que ella?
-Es la primera luna llena que pasa aquí...
-También me dijo que le encantaba ver la luz de la luna llena sobre el bosque prohibido
-¿nos habrá visto? – Preguntó Sirius un tanto preocupado.
-No lo creo... ella está en otras cosas.
-Dejemos que haga lo que quiera, y veremos que es lo que sabe.
-bien... chicos yo me voy a Aritmacia ustedes se me comportan en Adivinación
-Lo intentaré, pero con Ginny al lado mío será un tanto difícil
-Inténtalo ¿quieres? Ya todos sabemos la fama que tienes con las mujeres
-Bien bien. Haré un esfuerzo para que no se me tire encima...
los cuatro se separaron, Remus al primer piso, y los demás a la torre norte del cuarto piso. Al llegar aún no había llegado la profesora y notó como Hermione estaba sentada sola.
-¿Puedo?
-Claro... Lily no se sentía bien y se fue a la enfermería – Hermione le hizo un lugar para que se sentara.
-Gracias... dime algo ¿De verdad te gusta la luna llena?
-Si. – Vio como Remus se ensombreció – pero me gusta más la luna nueva... da más fuerza ¿No crees?
-creo .. – Algo extraño. Algo extraño tenía esta chica...
-¿qué estudiarás cuando salgas del colegio?
-Me gusta Defensa... supongo que seré profesor... si me lo permiten.
-Te aseguro que lo harán. – Hermione le sonrió y miró al frente
-¿Y tu? ¿Qué quieres estudiar?
-Siempre me gustó el estudio de las criaturas peligrosas, ya sabes como los gigantes o los... hombres - lobos – Lo miró a los ojos por unos instantes pero luego recapacitó y desvió la mirada.
-¿quisiste leerme la mente?
-No. Por eso desvié la mirada... no me gusta entrometerme en la vida de los demás...
-Bien entonces – Remus quería saber que escondía esa chica así que, muy a su pesar continuó la conversación. - ¿Te interesan los hombres - lobos?
-Bastante... me gustaría hacer cambiar muchas de las normas y leyes que hay en el mundo mágico acerca de ellos. No son como todo el mundo piensa – Sin darse cuenta se habían acercado porque ella había bajado la voz para que solo él la escuchara – Son personas después de todo. Y merecen ser tratados como tal. Son gentiles y amables. Dulces y espontáneos. Son... maravillosos – Hermione se reprobó mentalmente al haber dejado escapar esa palabra que le rondaba la mente desde hacía más de tres años. Son maravillosos, él es maravilloso
-Valla, ¿conoces muchos de ellos?
-No. Mi profesor de Defensa era, es uno – Dijo mirando a Remus alternativamente, entre sus ojos y sus labios. Había logrado hace poco controlar ese poder que solo Dumbledore sabe utilizar tan bien.
-Ya, veo – Estaban a no más de veinte centímetros de distancia y había algo que los atraía.
-buenas tardes alumnos – dijo la profesora. Inmediatamente ambos se alejaron a distancias prudentes pero no dejaron de mirarse de reojo.
Al terminar la clase de Aritmacia tenían una hora libre y decidieron hacer la tarea de Pociones que inconscientemente Hermione había dejado de hacer la noche anterior. No inconscientemente sino que se encargó de que Remus no estuviera desprotegido en ningún momento.
-¿Vas a la biblioteca?
-Si Remus. Ayer no terminé de hacer la tarea de pociones.
-Yo tampoco... te acompaño
-Claro. – En el camino Remus recibió muchas cartas de varias chicas que lo veían con ojos enamorados. Él solo sonreía y tomaba las cartas algo apenado. Las chicas miraban a Hermione con odio acumulado y ella solo ponía los ojos en blanco y caminaba a la biblioteca tratando de no ser un estorbo entre Remus y sus admiradoras. En cierto momento, Hermione resopló y se encaminó sola a la biblioteca debido a que un grupo de cuatro chicas había retenido al merodeador para hablarle de no sé qué estupideces.
-Hermione ¿por qué no me esperaste?
-Porque estabas demasiado ocupado con tus "amiguitas"
-¿Celosa?
-Ja ¿Yo? No te ilusiones.
-No lo hago – dijo serio.
-¿Qué... que querían?
-Invitarme al próximo baile de San Valentín.
-Ahh.
-¿iras?
-No creo... – Dijo – No la pasó muy bien en las fiestas
-¿por qué?
-Solo diré que la última vez que fui a una... mi novio terminó conmigo... cuando lo vi besando a otra chica
-¡Que estúpido! ¿Quién podría hacerte algo así?
-Pues... pregúntale a Terry, a Michael, a Ernie, Seamus... o Ron. Tu decides...
-Aun no lo puedo creer. No creo que haya nadie en su sano juicio que te haga sufrir
-Ya vez...
-Cuando dijiste Ron ¿Te refieres al...
-Al hermano de Ginny, sí. Salimos por dos meses pero nos dimos cuenta que no estábamos destinados el uno para el otro... ahora, creo que sale una chica de la edad de Ginny.
-te propongo algo...
-¿qué?
-Vente conmigo a la fiesta de San Valentín.
-Remus, te dije que no iría. Además tienes muchas invitaciones – Dijo esto último despectivamente golpeando las cartas de aquellas chicas. El chico sonrió complacido... esa chica era especial, estaba seguro de eso.
-Que bien ¿No? – La probó. La chica lo miró levantando la ceja
-¿Disculpa?
-Digo... que tengo a quien elegir.
-¿Si? Pues elige a una de esas "chicas" porque será con quien irás... JA – se levantó de golpe y tiró las cartas que estaban en la mesa
-Oye, tu trabajo.
-Ya lo terminé... mejor me voy, a ver si se me contagia la estupidez
-Espera, Hermione espera un momento. – La señora Prince los miró fijo, estaban en medio de la biblioteca a los gritos.
-¿Qué me mira? – rápidamente salió del lugar seguida de cerca por Remus
-¿Qué te sucede?
-¿Cómo te atreves a preguntarme?
-te pregunto porque te enfadaste sin tener motivo alguno
-¿Te parece que no tenía motivo? Me estas diciendo que te alegra que no vaya, para poder ir con esas cualquiera... diablos – Se soltó del brazo de Remus que la sostenía... – todos son iguales, se les sube el heroísmo a la cabeza, no son más que tontos caminando... se creen que porque alguien les dicen que son especiales y ¡Uhhh! – Gritó Hermione. Remus se le quedó mirando un instante hasta que reaccionó. Volvió a correr detrás de ella y la sostuvo del brazo nuevamente.
-¿En que momento dejamos de hablar de mí y comenzamos a hablar de otro? – Hermione se le quedó mirando. Pero no pudo retener una lágrima que amenazaba con salir desde hacía ya casi cuatro meses. Desde que había comenzado su sexto año en su tiempo. – No llores. No quiero verte llorar... – Miró a su alrededor y se alejaron hacia una puerta. – Ven, entra. ¿Quieres contarme?
-No... – Pero no se resistió y se lanzó al pecho de Remus para abrazarlo. Remus a la atrajo hacia él y la abrazó con toda la ternura que le podía brindar. Ella se aferró más a él... dejando escapar esas lágrimas que tanto odiaba.
-No quiero que estés mal... puedes contar conmigo, Mione. – Le dijo sin darse cuanta. La chica sonrió ante esto pero no dejó de llorar y mucho menos de abrazar a Remus.
Poco después estaban ambos sentados en el suelo. Ella apoyada en el pecho de Remus y sentada de costado sobre sus piernas, y él acariciando el cabello de Hermione. No estaba dormida pero le encantaba estar así, junto a Remus... aquella persona que la entendía por sobre todas las cosas, o al menos lo haría, en sus momentos de clases con él. En tercero y luego en su sexto año. Pero ese sentimiento comenzaba a cambiar, sin que ella se diera cuenta de ello.
Remus dejó su cabello corriéndolo de lado y acariciando su espalda. Ella había dejado de llorar ya, y abrazaba a Remus. Ante las caricias de éste e inconscientemente ella comenzó a acariciar la espalda de él, hasta que su mano se deslizó por debajo de la camisa del chico y rozó su piel. Remus sintió una corriente eléctrica en todo su cuerpo, una que no había sentido antes, en toda su vida. Diablos Hermione ¿qué estas haciendo? Es tu profesor – No, no lo es, es tu compañero Escuchó una voz muy, demasiado parecida a la de Ginny en su cabeza. Pero no puede pasar nada, yo no pertenezco aquí. – Y ¿quién te dice que no te quedarás? – No es correcto... – pero no puedes detenerte. ¿O sí?
Las cosas comenzaban a tener un tono distinto. Él había dejado de acariciarle la espalda por encima de la camisa y tenía el mismo impulso de tocarle la piel a su acompañante. De rozarla, sentirla, apreciarla. Hermione se acurrucó más a él y él la atrajo contra su cuerpo para sentirla.
-Hueles bien – Le dijo Remus acercando su rostro al cabello de Hermione pero desviándose en el último momento y rozando sus labios con el cuello de la chica. Hermione se tensionó un momento, pero se sintió bien. Remus al sentir a Hermione tensionarse se alejó pero luego ella rozó con su dedo índice la columna del chico, Remus sonrió.
El chico levantó la barbilla de Hermione para que lo mirara a los ojos. Inexplicablemente ella lo miró y le mantuvo la mirada al igual que él.
Ahora estaban mágicamente atraídos, el uno con el otro. Era un hechizo que ninguno quería romper, era como si realizaran un imperio y cumplían las órdenes al pie de la letra sin poder resistirse.
Sus labios estaban por rozarse, solo les faltaba menos de cinco centímetros, tres... dos... pero un ruido los sacó de su imperio Más que deseado. Se volvieron a mirar pero las manos de ambos salieron de sus cálidos escondites para volverse a sus fríos lugares. Remus sonrió amablemente y ella le acarició el rostro con su mano. Remus definitivamente sentía algo por esa chica.
-Creo, creo que mejor nos vamos. Estoy segura que nos salteamos muchas clases.
-¿Tú lo crees? – Remus miró el reloj y luego volvió a su acompañante – Falta media hora para almorzar.
-Valla. – Le dijo también calmada – Nunca creí que me sentiría así cuando salteara una clase.
-¿Asi como?
-Sin que me importe – sonrió y se puso de píe luego de tenderle la mano a Remus – Gracias
-¿Por qué?
-Por lo que hiciste hoy por mí. No tenías porque haber perdido tantas clases por una tontería como esta
-No es una tontería el hecho que te hayas sentido mal y con ganas de llorar ¿Sabes? A mí me importa...
-De nuevo gracias. – Se iba a encaminar a la puerta pero sintió que la presión en su mano no disminuía. Remus aún la tenía sostenida de la mano.
-Espera,
-¿Qué tienes? – Preguntó ella.
-Es que. No me has contestado...
-¿Cómo?
-¿Vendras conmigo a la fiesta de San Valentín? – Hermione lo miró y recordó todo lo que sufrió o sufriría. La pérdida de James y Lily, luego la de Peter y Sirius como traidor. Para enterarse que Peter había sido el traidor y la escapada de Sirius, y luego acabar con la muerte de este detrás del velo.
-Por su puesto... pero con una condición. – Remus que se había acercado a ella, retrocedió un paso
-¿Qué cosa?
-No le digas a nadie sobre lo que pasó hoy... y menos a Ginny.
-Está bien... – Remus volvió a tomar más fuerte la mano de Hermione y se acercó a ella. – Pero quiero saber algo...
-Depende – Medio sonrió
-¿Estás enamorada de alguien no correspondido? – La chica le miró Si de ti – no, no es cierto – Vamos niña tonta, debes aceptarlo. – Claro que no lo amo. – Aun
-Podría ser... Que estuve, estuve – Dijo ella mirando a Remus – Pero ahora no sé.
