CAPITULO 1

SORPRESAS Y LA JOVEN FANTASMA

En el numero 4 de Privet Drive un chico de unos 16 años de edad, delgado
pero no muy alto, de ojos verdes y pelo revuelto color azabache, miraba por
la mojada ventana, a causa de la lluvia, con cara de resignación y
aburrimiento. Aquel niño era Harry Potter, también conocido como " el niño
que vivió", aquel niño que incontables veces se había enfrentando a lord
Voldemort y había sobrevivido, aquel niño del que habla una antigua
profecía... aquel muchacho que había perdido a la mayoría de sus seres
queridos en un corto espacio de tiempo: su padre, su madre... y luego él, la
persona en la que más se había respaldado y que nunca le había fallado...
Sirius Black. Su padrino había muerto por su culpa y aquel sentimiento de
culpa lo apresaba cada vez más. Ahora a mediados de Agosto se encontraba
totalmente solo, rodeados de aquello muggles que tan poco lo querían, estaba
solo con aquel devastador sentimiento: la culpabilidad. Sus amigos le
escribían con frecuencia intentando animarle, pero era en vano.
En el piso de abajo se oía a los Dursley discutir con su hijo, Duddley, algo
poco frecuente, pero así era. De pronto divisó una pequeña lechuza que
reconoció como la de su amigo Ron Weasley. Abrió la ventana para dejar pasar
a la mojada lechuza y cuando esta entro la cerró a toda prisa. Se acercó
rápidamente y le quitó el mensaje de la pata:

Querido Harry:

¿Qué tal estás? Espero que bien, nosotros estamos... bueno, mejor que la
ultima vez que te escribí, pero aún así todo sigue siendo un auténtico caos.
Mi hermano Percy ha vuelto a casa, por fin se dio cuenta de su error y
regresó ( ¿debería alegrarme?) y mama se puso contenta al verle pero se que
sigue muy apenada por lo de Sirius, se siente culpable... dice que siempre
estaba enfada con él.
Hermione está aquí y nos gustaría que vinieras pero sé que no te está
permitido... ordenes de Dumbledore según creo ¿ no? Espero que nos veamos
pronto de todas maneras. Bueno Harry, sólo te escribía para saber como
estabas y que no te preocuparas, que Hermione y yo estamos para ayudarte en
lo que sea y también Fred y George y Ginny.

Ron

P.D: ¿Recibiste los resultados de los T.I.M.O.S? Dice papa que el lunes que
viene nos los enviarás. Besos de Hermione.

Harry apartó la carta a un lado y se tumbó en la cama. Los echaba de menos,
no sabía lo que haría sin ellos.
Con este pensamiento, Harry se quedó dormido.

A la mañana siguiente, la voz de tía Petunia le despertó y rápidamente se
vistió y bajo a desayunar. Duddey ponía mala cara a su desayuno mientras
decía algo por lo bajo y tía Petunia canturreaba una canción para si misma.
En aquella inmaculada cocina había un ambiente diferente del que solía haber
pero Harry no sabía lo que era. Cuando su tía se percato de que el chico
estaba allí dejó lo que estaba haciendo y se marcho en dirección al salón.
Cinco minutos después regresó acompañada por un nervioso Vernon. Ambos se
sentaron en la mesa donde Dudley y Harry desayunaban.
- Harry... Vernon y yo tenemos una cosa importante que decirte- dijo
vacilante su tía Petunia.
- Escucha, chico, si hacemos esto es por que nos preocupamos por ti ¿ vale?
Así que ya puedes ir diciendo a tu padrino ese... como se llame que te
tratamos bien- explico su tío.
Harry sintió una punzada en el estómago... sus tíos aún no sabían lo de
Sirius y le dolía que hablaran de él como un asesino.
- Mira, creo que deberíamos haber hecho esto hace mucho tiempo, pero yo
tenía miedo ¿ comprendes Harry? Todas esas cosas incompresibles que Lily
hacía cuando ella y yo éramos pequeñas me daba miedo... nunca lo comprendí,
nunca comprendí su vocación hacia la magia y todo tu... mundo y por eso la
odiaba y ahora siento hacerlo.
Petunia cayó con un suspiro de dolor. Harry escuchaba atónito, nunca había
podido creer que su tía pudiera ser capaz de hablar con él de Lily pero no
sabía a lo que venía todo aquello sobre su madre, si su tía no se explicaba
mejor...
- Harry, pretendemos llevarte ante tus padres- continuó su tío Vernon.
Dudley levantó la vista de su plató abriendo su boca de par en par y dejando
caer la cuchara que él estaba utilizando, con gran estruendo; Harry por su
parte no sabía que decir ¿ Le estarían tomando el pelo?
- Vete preparándote chico salíamos dentro de media hora- sentenció su tío
Vernon y con esto se dio la vuelta y se marchó.
Su tía se levantó de la silla y miró a Harry son una pequeña sonrisa y
continuó trabajando en la cocina. Este por su parte subió deprisa a su
habitación a cambiarse. Cerró la puerta de su habitación y se acercó a su
armario, no tenía nada conveniente para algo así ¿ Qué debía ponerse? Se
decidió por una larga camiseta negra y unos pantalones vaqueros. Cuando
estuvo listo bajó a esperar a sus tíos y a su primo y pronto estuvieron de
camino al cementerio. La lluvia comenzó de nuevo a caer, como en la noche
pasada y cada vez se podía ver menos por los opacos cristales de la
ventanilla. Tardaron cerca de una hora en llegar, pero a Harry el viaje se
le hizo interminable; se apearon todos del coche a la entrada de un antiguo
cementerio rodeado de altos muros de piedra y la entrada era interceptada
por una gran valla negra con formas raras. La lluvia caía ahora con menos
fuerza. Los 3 Dursley y Harry entraron en el lóbrego lugar con Petunia a la
cabeza de la marcha con Vernon a su vera. Dudley y él cerraban la marcha.
Anduvieron un rato por entre lápidas, sauces llorones y robles hasta llegar
a donde sus padres debían estar enterrados. Ambas tumbas estaban cubiertas
por flores silvestres; las lápidas eran blancas y parecía como si alguien la
hubiera estado limpiando desde que ellos murieron, y en ellas decía:
James Potter
21-6-1965 31-10-1989
El mundo simpre ha agradecido tener alguien como él
Su hijo, Harry James , los " merodeadores" y Elisabeth simpre le añorarán.

Lilian Potter Evans
22-3-1965 31-10-1989
Ella ayudó al mundo más de lo que nunca se imaginó.
Su hijo, Harry James, los "merodeadores" y Elisabeth simpre la recordarán.

Allí, debajo de toda esa tierra estaban sus padres. Siguió mirando las
tumbas con aprensión pensando en quien podría ser Elisabeth, ¿ Sería tan
importante como para mencionarla en las lápidas de sus padres? Nadie le
había hablado de ella ¿ Quién sería?
- ¿ Quién es Elisabeth? Preguntó Harry mirando de reojo a sus tios.
- Oí mucho hablar de ella a mi hermana... debía ser su mejor amiga, nunca la
conocí- musitó su tía.
Si podía encontrar a esa mujer quizás podría saber algo más de sus padres,
pero no sabía ni su apellido... sería una búsqueda inútil. Una transparente
lágrima mojó su rostro y un cálido viento suavemente perfumando lo envolvió
y se sintió mejor. De repente algo hizo que su mirada se desviara hacia la
tumba que había junto a ellos. Una tumba poco reciente, pues aún la hierba
no había cubrido la mojada tierra, un gran sauce lo cubría con sus largas y
delgadas ramas y sus verdes hojas acariciaban la negra lápida. Y allí,
detenida en frente de la tumba, se encontraba una joven muy bella... su
cuerpo era color perla y flotaba unos centímetros sobre el suelo... un
fantasma. En su rostro se presenciaba el dolor que sentía... la joven se
cubrió el rostro con las manos y sollozó.
Allí estaría enterrado alguien querido por ella pensó Harry y él sintió
pena por la bellísima joven. Miró a sus tíos, no parecían haberse percatado
por la presencia de la mujer. Sin poder resistirse volvió a mirarla, ya no
lloraba... sus manos sujetaban una bonita rosa negra y esta la dejó sobre la
mojada tierra.
- Harry... tenemos que irnos- oyó musitar a su tía mientras se marchaban
hacia la salida.
- Ahora mismo voy- susurró mirándola- dadme 5 minutos.
Ella agarró por el brazo a su esposo y ordenó a Dudley que los siguiera.
Harry se quedó solo con sus padres y la muchacha. Esta no parecía darse
cuenta de que la observaban, o eso pensaba el chico. Cogió dos bonitas
flores del seto que había cerca de allí y las dejó una en cada sepultura. Se
estaba yendo cuando oyó una voz muy dulce hablar. Harry se escondió detrás
de la estatua de un ángel de piedra y observó a la mujer mientras hablaba.
- Siento mucho todo lo que te ha pasado... todo es por mi culpa- sollozó
ella, parecía que todo lo que decía le costaba un gran esfuerzo- todo lo que
te ha pasado desde que la noche que ocurrió aquello... nunca tendría que
haber desconfiado de tu palabra, nunca debí creer el contenido de aquella
maldita carta... pero es que no tenía noticias tuyas y tu hija y yo
llevábamos tanto tiempo sin verte que me temí lo peor... aunque me lo
intenté quitar de la cabeza, me era imposible aunque conservé la esperanza
de que algún día te viera cruzar el jardín de regreso de tu viaje... pero al
llegar aquella carta todas mis sospechas se vieron aclaradas... y lloré...
por ti porque tu estabas muerto.
Entonces la chica no pudo más y se echo a llorar con desesperación y
amargura. Harry deseaba ir allí y consolarla pero no podía porque entonces
ella descubriría que la había estado observando.
- ¿ Cómo iba a saber yo que esa carta era un engaño? No podía saberlo pero
debí haber confiado en ti en tus palabras y por eso lo siento... lo siento
mucho- trataba de disculparse la joven mientras lloraba- lo siento de
verdad... si lo hubiera sabido... seguramente no estarías muerto y...
Ella no pudo continuar y se secó el rostro con el dorso de su mano. Suspiró
y intentó volver a hablar.
- A partir de ahora haré caso a tus consejos, se que no tiene mucho sentido
pero es una forma de recordarte aunque sepa que jamás te olvidaré... como tu
no me olvidaste a mi, Sirius.