Disclaimer: Personajes, Meyer; historia, mía.


No sé si escuchas, o quizás ya no sirve de nada. Solo murmuras, solo me das vuelta la cara. Te quiero. ¿Por qué no me miras?

No llorabas por mí. No llorabas por nada. No entregabas tu corazón.

-Me hicieron mucho daño –murmuraste una vez.

-Yo te quiero curar. Por favor, Rose, déjame curarte.

-Estoy rota Emm, te mereces algo mejor –y te fuiste.

Dejaste que el dolor te curtiera la piel. Y ojala no sea tarde para volver a nacer, para poder levantarte. Te amo, te amo desde hace mucho tiempo. Mírame. Quiero que esos ojos azules como el hielo me miren. Quiero hacerte feliz.

Me encantaría volver a verte reír. Como me gusta verte reír.

-Hola Rose –murmuré suavemente.

-Emm, hola –dijiste con tus ojitos apagados.

-¿Te puedo dar una sorpresa? –le dije intentando que no me rechazara.

-¿A mí? –dijo con una hermosa sonrisa. Ella es hermosa.

-Si, a ti. ¿Me acompañas? –le dije con una gran sonrisa mientras le ofrecía una mano que ella aceptó gustosa.

-¿Me permites que te vende los ojos con un pañuelo, Rose? –Ella me miró dudosa -¿Confías en mí? –ella, con un suspiro, se dio la vuelta y dándome la espalda le coloque el pañuelo.

Empezamos a caminar y yo la hacía reír con mis bromas y anécdotas de pequeños. Hasta que llegamos y le quité el pañuelo de sus lindos ojos.

-Oh Emmett –exclamó la mujer más hermosa del mundo llevándose una mano a taparse su boca, que de la sorpresa se había abierto -¿Esto es para mí? –me susurró.

Y es que en un prado donde jugábamos con mis hermanos de pequeños había preparado una cena romántica donde pretendía que Rose se abriera a mí. Todo estaba cubierto de velas, lo que le daba gran romanticismo a la cena. Cortesía de mi hermanita Alice y mi cuñada Bellita que me ayudaron a preparar todo.

-Claro que es para ti, princesa –le dije atrayéndola suavemente hacia mí agarrándola de la cintura -¿Para quién más?

-Emm, gracias. Muchas gracias, nunca nadie tuvo un detalle así por mí. No merezco que hagas esto por mí –me dijo mirándome culpable.

-De eso nada Rosalie Hale. ¿Por qué no me dejas amarte? –y antes de que me interrumpiera le largue todo lo que pensaba- Y no digas nada. No digas que estás rota. Si tengo que pegar pedacito por pedacito de tu corazón, lo hago. Rose, quiero que seas mi novia. ¿No puedes intentar aunque sea quererme? –le dije con los ojos llenos de lágrimas.

-Te amo Emmett, pero mi pasado te puede lastimar, no te quiero hacer mal –me dijo mientras agarraba mis mejillas y limpiaba las lágrimas que se habían derramado inconscientemente.

-Doy mi vida por ti Rose. No me importa nada –le dije firmemente.

-Yo también por ti, mi amor. No permitiré que nada nos dañe –me dijo dándome un dulce beso, al que correspondí gustoso.

-Te voy amar por siempre. Prometo protegerte por lo que duren nuestras vidas –le dije mirándola intensamente.

Y hasta el día de hoy, muchos, muchos años después, todavía seguía cumpliendo felizmente mi promesa.


Es tan dulce esta pareja, en verdad me encanta. RR!