Comenzaba a llover sobre Ciudad Republica, había sido un día muy pesado y el frío intenso de invierno solo hacía que Korra deseara volver a casa, armar una fortaleza de frazadas con Naga dentro mientras ve una buena película, pero era el cumpleaños de su mejor amigo Bolin, no podía fallarle. Había estado un poco distante de sus amigos debido al trabajo y la universidad, pero sobre todo por el mal rato que estaba pasando desde que había terminado su relación con Kuvira, su novia de hacía 2 años.
Una tarde que Korra regresaba temprano a su departamento, feliz de que le habían cambiado el horario en su trabajo y podía pasar el resto del día con Kuvira, al entrar encontró ropa regada por el suelo, inmediatamente reconoció la ropa de su chica pero la otra era desconocida, vio unas botellas y unas jeringas en la mesita de la sala de estar. "Mierda..." pensó Korra cuando escucho ruidos en su habitación. Al entrar se encontró a Kuvira cogiendo con un chico, estaban tan drogados que ni notaron que Korra estaba ahí hasta que la morena grito y comenzó a golpear a chico mientras su novia apenas si podía pararse mientras balbuceaba cosas sin sentido o simplemente Korra ya no le importaba lo que tuviera que decirle. En ese momento saco a Kuvira de su departamento a patadas, con sus cosas y golpeando brutalmente al otro chico, ni dejo que Kuvira se explicara, le cerró la puerta en la cara y no volvió a verla de nuevo. Se dio cuenta que a Kuvira no le importaba porque ni intento por darle una explicación después, no volvió a buscarla ni a llamarla. Korra decidió sacarla de su vida, pero el dolor estaba ahí y no quería dejarla. Habían pasado 6 meses desde entonces y solo se había dedicado a vivir en automático, se distanció de todos, sus notas bajaron considerablemente al punto de casi perder su beca. Sus vicios aumentaron, fumaba demasiado y bebía aún más, incluso perdió el interés en seguir viendo películas. El cine y la música eran su mundo, era una de las mejores en la facultad de Cinematografía, pero había perdido el rumbo completamente desde que cayó en esa depresión.
Sus amigos han hecho de todo por ayudarla y poco a poco ha mejorado, sin embargo el dolor no la ha abandonado por completo, la pasaba de lo mejor con sus amigos, pero al volver a casa se sentía tan sola y patética que no hacía más que beber hasta perder el conocimiento y llevar el resto del día siguiente con una enorme resaca. Hoy definitivamente no tenía energía para salir pero hacia bastante tiempo que no veía a todos los chicos juntos y la idea de pasarla bien la saco de su pereza, tomo su patineta y salió de la faculta directo a su departamento para darse una ducha, alimentar a Naga y salir para encontrarse con los demás.
La ojiazul estaba terminando de vestirse, llevaba una franela de cuadros y unos jeans, una bufanda gris a juego con un gorro, un saco y botas negras para protegerse del frío. Este clima no era un problema para ella pues proviene de la Tribu Agua del Sur, donde el clima es mucho más helado que el de Ciudad Republica pero siempre trata de estar abrigada para evitar enfermarse. Escucho su celular sonar, corrió hacia él y en la pantalla estaba una foto de ella con Jinora con lentes obscuros haciendo una pose de agentes secretos, Korra se apresuró a contestar.
-Korra, ¿estas lista? Kai y yo estamos frente a tu edificio.- Jinora era otra de sus mejores amigas, tenía mucho tiempo de conocerla y había hecho una gran amistad con su familia. Como los padres de Korra estaban tan lejos, Tenzin y Pema se habían convertido en sus padres adoptivos, se preocupaban por ella y le han tomado mucho cariño al igual que los hermanos pequeños de Jinora, eran su segunda familia. Kai era el novio de Jinora, un chico muy divertido y algo rebelde, Korra y el siempre estaban compitiendo por cosas absurdas, salían a pasear por la ciudad con sus patinetas, se filmaban haciendo algunos trucos y la pasaban muy bien.
- Bajo en un momento.- Tomo las llaves, su cartera, colgó y metió su celular al bolsillo mientras Naga ladraba y la acompañaba hacia la puerta. Cerro y bajo por la escaleras saltándose escalones apresurada pues sus amigos la estaban esperando. Pudo haber llegado al Bar caminando sin problemas pues vivía a unas cuadras de ahí pero Jinora insistió pues si ya iban a pasar por su departamento mejor que llegaran juntos. Subió al auto, saludo a los chicos y se dirigieron a festejar el cumpleaños de Bolin.
Al entrar al Bar no tardo ni un según en reconocer a sus amigos: Bolin ya estaba bailando sobre Opal mientras los demás reían y aplaudían.- ¡No puedo creer que Bolin ya este ebrio! Mako me aviso que habían llegado hace 15 minutos- dijo Jinora mientras se acercaban a la mesa, Korra y Kai solo reían, sabían que sus amigos estaban locos de atar.
-¡KORRA! qué bueno que pudiste venir, ahora ¡oficialmente es el mejor cumpleaños!- el chico de ojos verdes abrazaba a la morena y la levantaba del suelo.- Feliz cumpleaños, amigo ¡No, bájame Bolin!- todos sonreían al ver la escena, pidieron más rondas mientras charlaban animadamente y le preguntaban a Korra como había estado pues hace un tiempo que no la veían. La morena estaba feliz de haber decidido salir con sus amigos, de verdad se la estaba pasando increíble, le dolía el estómago de tanto reír y estaba empezando a sentirse ebria.- Chicos, vuelvo enseguida, necesito ir al baño.- Korra se levantó mientras se reía de las ocurrencias de sus amigos y se dirigió a los baños tambaleándose un poco, había bebido mucho más en otras ocasiones pero solo se quedaba tumbada en el sofá sin necesidad de moverse y ahora caminar hacia el baño parecía todo un reto.
Busco un sanitario desocupado, al salir estaba lavando sus manos cuando escucho un fuerte golpe, una puerta de los sanitarios se abrió y mientras Korra observaba la acción por el espejo vio salir del cubículo a la chica más hermosa que había visto en su vida. Era alta, de tez blanca, con un cuerpo increíble y unas curvas muy bien definidas, cabello negro y ondulado que se movía como en los comerciales de productos para el cabello, pero lo que más atrapo a la morena fueron esos ojos verde esmeralda brillantes y hermosos que tenían la mirada perdida. La chica estaba tan ebria que apenas si pudo llegar al lavabo sin caerse.
- Holaaaaa... ¿me puedes traer otro trago?- dijo la chica entre balbuceos mientras se agarraba de Korra para evitar caerse.- Amm...pues no soy mesero, pero si quieres puedo invitarte un trago, ¡Cuidado!... pensándolo bien, mejor te ayudo a salir de aquí, estas muy ebria.- Korra tomo el brazo de la chica y lo paso por su hombro para poder sacarla de ahí. Olía fabuloso a pesar de que su aroma se mezclara con alcohol y su blanca piel era tan suave como seda.- Muuchas gracias...wow, eres muy guapa y fuerte ¿lo sabias?- La ojiazul no pudo evitar reírse, la chica estaba muy mal, tal vez no debería burlarse pero era muy graciosa y hermosa, se dirigió a la mesa donde estaban sus amigos que tenían una mirada de complicidad y parecía que evitaban reírse.
-Vaya, quien diría que Korra se conseguiría este trofeo tan pronto...y uno tan alcoholizado.- Opal estaba tan divertida observando a la tambaleante pelinegra que Korra tenía en brazos.- Vamos chicos, solo quiero ayudarla, está muy mal, pero no sé qué hacer con ella.- Korra sentó a la chica en una silla, se inclinó hacia ella y puso un mechón de cabello negro detrás de su oreja y le pregunto su nombre.
-Asa-m... Asami.- parecía que se estaba quedando dormida, estaba hecha un desastre y para Korra seguía siendo la chica más bella que había visto. -Muy bien, Asami. Tienes un nombre muy lindo, ¿qué te parece si vamos a mi casa? no creo que puedas siquiera darme tu dirección o a algún taxista para que pueda llevarte a tu casa.- le dijo la morena mientras le tomaba la mano para ayudarla a levantarse, la pelinegra solo asintió sonriendo, Mako y Kai ayudaron a Korra a salir del bar con Asami en brazos.
- ¡No abuses de ella, Korra!- gritaban entre carcajadas Opal y Bolin mientras los veían alejarse, Korra volteo para sacarles la lengua y siguió caminando hacia la salida. Ya afuera tomo a Asami de los brazos y como pudo la subió a su espalda para caminar a casa. Korra era una chica bastante fuerte y musculosa, hacia ejercicio todos los días y se mantenía en forma, cargar a la chica no era un problema además de que era bastante ligera, se despidió de los chicos y se dirigió a su departamento. Camino unas cuantas cuadras, las calles estaban muy heladas, pero el esfuerzo físico y el calor de la pelinegra en su espalda la hicieron acalorarse un poco. Llego a su edificio y subió por el elevador hacia su piso, camino unos cuantos pasos dejando otros departamentos atrás hasta llegar al suyo, la pelinegra parecía haberse dormido cómodamente en su espalda y Korra tenía una sonrisa en los labios que no comprendía porque y por más que intentaba no podía borrarla de su rostro.
Estaba intentado sacar sus llaves sin tener que bajar a Asami de su espalda mientras escuchaba a Naga ladrar del otro lado de la puerta.- Shhh...Naga, no hagas tanto ruido, despertaras a los vecinos.- como pudo abrió la puerta, entro, cerró la puerta detrás de ella y se dirigió a su habitación. Coloco cuidadosamente a la hermosa chica sobre su cama, encendió la lámpara y comenzó a quitarle los zapatos para arrojarlos cerca de la puerta, tomo unas mantas para cubrirla pues era una noche muy fría y la chica no paraba de temblar.
-No te preocupes aquí estarás bien, yo dormiré en el sofá, cualquier cosa que necesites estaré en la sala.- la chica abrió sus ojos para observar a Korra un poco confundida pero agradecida. Korra estaba fuera de sí, en verdad eran los ojos más hermosos que había visto, su mirada era tan penetrante pero cálida y gentil. Sintió que esa mirada era su manera de agradecerle el gesto, pues al parecer la chica ya ni tenía energías para contestarle. Korra la observo un momento y le dio un suave beso en la frente.- Buenas noches Asami, descansa.- Se levantó, tomo sus pijamas y se cambió en el baño, al salir tomo unas mantas, almohada y jalo a la curiosa de Naga que no dejaba de olfatear a la hermosa pelinegra que descansaba como un ángel en su cama, la observo por última vez y se fue directo al sofá a armar su cama improvisada y descansar. Se iba quedando dormida con una sonrisa en su rostro sin dejar de pensar en esa bella chica que descansaba en la otra habitación.
