Al principio, no me gustabas. Me gustaba tu compañía, pero no me gustabas tú. Disfrutaba tener cerca tu olor a galletas recién horneadas.

Luego, me empezaste a gustar.

No de esa manera.

Adoraba tu sonrisa sincera, incluyendo los dientes que le faltaban.

Pero, estaba atrapada en un pueblo pequeño contigo. Solos tú y yo.

Y de repente, me empezaste a gustar de esa forma.

La suavidad de tu piel, la calidez que encontraba en tus brazos.

Al comienzo pensaba que solo era una etapa y que iba a pasar, como la niñez.

Pero, siguió ahí, y cuando te fuiste te necesité más que nunca.

Y te quise tanto.

Quería sacar provecho de cada momento que pasábamos juntos, y anhelé los tiempos en los que solo éramos tú y yo.

Grabar tu risa, y tus llantos, y tus susurros en mi mente para siempre.

Luego, ya no te quise más.

Comencé a necesitarte.

Los sentimientos siempre estuvieron allí, la interpretación de ellos no.

Me armé de valor y te lo hice saber.

Tus labios sabor a miel, una vez más míos.

Y suspiré aliviada al darme cuenta de que tampoco sabías como decir que me necesitaste todo este tiempo.


Es mi primera historia y quería empezar por mi pareja favorita. Estaba nerviosa que me comía las uñas al subirla. También la pubiqué en Wattpad. ¡Gracias por leer!