N/A: Holaa mis preciosos muggles de colección! Hace tanto que no publico! Les voy a ser sincera, estoy escribiendo mucho pero son todos fics diferentes xDD Estoy trabajando en una traducción, dos fics compartidos, otros dos que los estoy rehaciendo y unos cinco que completar. Sin contar con que estoy a punto de rendir una previa, ¡deséenme suerte! ;3; A parte, me re pase en este cap., en general el primer cap. de un fic lo hago cortito y este es de tres hojas de Word sin contar está nota xDD Bue, no los jodo más y a leer (/owo)/

Harry Potter ya estaba en su sexto año y el clima en Hogwarts, como muchas otras veces, no daba su brazo a torcer. Las densas nubes grises se arremolinaban en el cielo pronosticando, cual destino, una enorme tormenta; por otro lado, ahí, un poco dentro del bosque prohibido, se encontraban los alumnos de sexto año de Gryffindor, Slytherin, Hufflepuff y Ravenclaw que habían pasado con la nota suficiente el MHB de Herbología de anteaño. Al ser tan pocos quienes se anotaban en Botánica de sexto, y gracias al empecinamiento que colocaba Dumbledore en la unión de Casas, habían decidido que ese año las cuatro Casas compartirían ciertas materias.

Harry miro cómo la profesora Sprout terminaba de colocar unas cuantas bolsas donde se podían apreciar diversos puñados de semillas de considerable tamaño, luego de finalizar con aquella tarea se aclaró un poco la garganta, captando la completa atención de sus alumnos.

-Muy bien, jóvenes- Comenzó de gran humor la profesora dando un par de palmaditas de entusiasmo –Alguien sabe… ¿qué son, exactamente, estas semillas?- Dijo agarrando con su mano tres de las semillas de la bolsa. Hermione, que también había tomado está clase y estaba al lado de Harry, levantó su mano enseguida.

-Esas semillas son de tres diferentes árboles, profesora: Acebo, Quejigo y Cerezo. Aunque, por el tamaño considerablemente más grande, se puede decir que son tres de las semillas que se utilizan para la plantación de árboles con una gran cantidad de vitalidad y magia fluyendo dentro del fruto; en otras palabras, para la plantación de árboles que brindan la capacidad de extraer su madera para las varitas mágicas- Todos los estudiantes miraron a las semillas nuevamente con curiosidad impregnada en los ojos, se escucharon varios murmullos y risitas nerviosas.

-Exacto señorita Granger, diez puntos para Gryffindor- Sonrió la profesora Sprout y pronto volvió a hablar –He pedido un permiso especial al director para poder plantar estas semillas junto a ustedes, ya que debido al tamaño que obtienen este tipo de árboles debemos plantar cada semilla en un lugar más apartado de lo normal y no es recomendable hacerlo en los invernaderos, por lo tanto lo haremos aquí- Un chico de Hufflepuff que Harry no conocía levantó un poco titubeante su mano -¿Qué ocurre, señor Puddlefort?- Preguntó Pomona hacía el pálido chico que portaba la corbata amarilla y negra.

-¿Plantar árboles no es…no es un poco bajo en cuanto al nivel de los EXTASIS?- La mitad de la clase volvió a murmurar en aprovamiento pero la otra parecía un poco agobiada.

-Por supuesto que no, señor Puddlefort. Si se hubiera fijado en su libro podría llegar a saber que los árboles de los cuales procede la madera de las varitas son casi tan difíciles de cuidar como un hipogrifo con viruela de dragón- La profesora relajó un poco el rostro, adoptando unas facciones más suaves ya que casi todos los alumnos parecían aterrados de cuidar de la maldita semilla.

-Por supuesto que después se hacen más resistentes pero los primeros meses, e incluso el primer año, la semilla es frágil, inestable y resulta afectada por casi cualquier cosa, ya sea el clima o un tacto brusco. Hay que vigilar que todo esté en orden con la planta, al menos, tres veces por semana- Dijo ella tranquilamente y luego volvió a adoptar el aura alegre de antes –Recuerden esto, empezaremos el primer mes dentro del invernadero, cuando salgan todos los tallos las pasaran aquí, donde ya habrán varios hoyos. Los voy a separar en grupos de a dos para que se ocupen cada uno de una semilla. No, Neville; yo elegiré los grupos- Expresó Pomona al ver que Neville Longbottom estaba a punto de replicarle algo.

Luego fue llamando de dos en dos a alumnos de diferentes Casas, era de esperarse que Dumbledore le exigiera que en sus clases grupales debieran de compartir entre Casas y qué mejor forma que con un proyecto que duraría todo el año. Pero claro, nadie pensaría que esto podía llegar a suceder sin un par de accidentes…

-Hermione Granger y Pansy Parkinson, vengan a agarrar un semilla de Espino. Se reunirán martes, jueves y domingos a las ocho menos veinte, tengo entendido que les es permitido quedarse despiertos hasta nueve y media o diez, y esta semilla absorbe mucha agua de día, necesitaran ese refuerzo de la noche- Sprout hizo un gesto con la mano, como restándole importancia mientras Pansy y Hermione se miraban con recelo.

-Adrian Pucey y Hannah Abbott, un fruto de Cerezo. Se reúnen martes, miércoles y sábados a las tres; y no me mires así Pucey, la planta necesita esos dos días seguidos- El chico se fue muy ceñudo mientras Hannah parecía embelesada por la noticia, aunque pronto se recompuso y se volvió a la fila de alumnos de inmediato.

-Terry Boot y Justin Finch-Fletchley, semilla de Ébano. Se van a ver lunes, miércoles y sábados a las ocho, necesita doble ración de minerales y tengan cuidado con los ingredientes no-orgánicos; ustedes no son tan problemáticos así que quiero ver esa semilla crecer, ¿entendido?- Sprout sonrió y ambos chicos asintieron, observándose detenidamente, parecían reticentes pero al ver la gente que quedaba se conformaron. Así siguió la clase un tiempo, Harry fantaseaba cómo podría llegar a ser su árbol, ¿sería grande o promedio?, ¿cuánto tardaría en crecer lo suficiente para una madera apta para las varitas?…

-…Potter… ¡Potter!… ¡POTTER!- Harry despejó su mente viéndose interrumpido.

-¿Si, profesora?- Pomona suspiró largo y tendido.

-Vengo llamándote hace rato, presta atención si es que quieres aprobar- Le regaño suavemente y luego repitió lo que Harry no había escuchado: -Draco Malfoy y Harry Potter, agarren una de Quejigo. Se reúnen lunes, miércoles y viernes a las cinco, más tardar cinco y treinta. Los viernes van a necesitar poner un cuarto más de lo que se pone durante el resto de la semana excepto que alguno se comprometa a sacrificar una que otra salida a Hogsmeade para alimentar a la planta. Sí, eso creí- Pronunció al ver las caras de desagrado de ambos jóvenes y luego añadió antes de que se vayan: -Y, Potter, Malfoy; no voy a tolerar peleas en una práctica para EXATASIS. Aparte, si su planta muere, serán expulsados de mis clases de Botánica- Harry le sonrió apenas pero Draco se fue sin decir nada aunque el Potter pudo notar la rigidez en sus pasos y mandíbula.

Así que cinco, cinco y treinta, ¿eh?…

-o-O-o-O-o-

-¡No puedo creerlo! ¿¡Cómo se le llegó a ocurrir a la profesora Sprout que podría estar en un trabajo por tanto tiempo con Parkinson?!- Hermione despotricaba blasfemias a diestra y siniestra, estaban casi llegando a la Sala Común donde Ron los esperaba, Harry daba por sentado que la noticia del proyecto compartido le había caído pésimo y que debían dejarla más tiempo en la biblioteca de lo esperado, estaba empezando a sisear los insultos de Ron. Granger se quitó un cabello que obstruía su visión y suspiró, según Harry, eso era un medio para intentar tranquilizarse -¿Y vos no vas a quejarte?- El de cabellos azabaches miró con curiosidad a la castaña.

-¿De qué me tendría que quejar, exactamente?-

-¡Estás con Malfoy!-

-Ajá, pero ni me dirigió la mirada, y créeme, estoy bien. Por ahora puedo cuidarme solo de él, gracias. Me preocupa más la planta, por el momento no es mi idea reprobar Herbología- La verdad era esa y Harry lo sabía. Le había dicho a todo el mundo que le atraía ser Auror pero en realidad no tenía muy definido su futuro, mucho menos ahora con Sirius muerto por lo que decidió probar esa materia y Hermione le había acompañado. Por otro lado estaba Malfoy. El chico conservaba su lengua ponzoñosa, claro estaba; pero ya casi ni la utilizaba. No se le veía alardear por todos lados, ni intimidar a nadie; de hecho, Harry podría jurar que solo lo había visto una sola vez por los pasillos de lo que iba este año y, sacando de lado la escena de la nariz en el tren, lo había ignorado. No solo eso, sino que también podía advertir, bajo el cabello rubio ya que no tenía gomina y que ahora casi siempre mantenía la cabeza gacha, las pronunciadas ojeras que dejaba ver y lo escuálido y mucho más pálido de lo normal que estaba. Sin embargo, no había perdido belleza, por que por más que lo intentara, Harry no se iba a engañar tanto tiempo a sí mismo, el chico era un banquete a los ojos. Tuvo la decencia de sonrojarse por su pensamiento pero Hermione pareció no notarlo mientras entraba a la Sala Común y le contaba de los últimos eventos a Ron.

-¿No tienes la mejor suerte de todas, no es cierto compañero?- Ron no sabía si destornillarse de la risa o estar indignado con el solo pensamiento de Harry y Malfoy encerrados en el invernadero por lo menos media hora –Aunque quién la va a pasar peor es esa planta- Razonó el pelirrojo asiendo una mueca descompuesta.

-Supongo que sí- Contestaron Harry y Hermione después de un rato. Potter se despidió de sus amigos alegando que estaba cansado y que no lo esperasen para la cena, después de todo Herbología había sido la última materia del día; subió por las escalinatas hacía su cuarto, saco el Mapa del Merodeador y, cerrando sus cortinas de la cama, buscó el puntito negro que tanto ansiaba ver…

Los ojos esmeraldas de Harry adquirieron un brillo indescifrable, en la parte del mapa donde miraba se podía distinguir un par de pies con el nombre Draco Malfoy debajo, estaba en su cuarto en las mazmorras dando vueltas de un lado de la habitación hasta la otra punta de esta, se hallaba con Zabini, Nott y Parkinson pero solo Malfoy se movía desesperadamente. Harry no pudo contenerse y soltó un mero suspiro…

-¿Qué estás planeando, Draco?-