Hola a todo mundo :D ¿Cómo han estado? espero que bien :D para los que me conocen y ya han leído mis historias antes pues aquí me tienen de regreso esta vez con un Takari y para los que no me conocen pues me presento :) mi nombre es Alejandra conocida como Mimato196 aquí en FF y sí como mi seudonimo dice soy escritora de fics mimato pero está vez me pidieron un Takari y aquí lo tienen (una disculpa a la personita que me lo pidió sé que tardé mucho en traerlo pero en mi defensa puedo decir que no tenía computadora, duré como 3 meses sin compu, se imaginan lo cruel que es eso:S paero aquí esta) aunque la verdad es que escribir Takari no es mi fuerte, me gusta mucho la pareja pero por alguna extraña razón batallo mucho al escribir sobre ellos pero aun así espero que esta historia les guste, la trama creo es algo común pero creanme he hecho mi mejor esfuerzo para hacerla a mi modo y sí, tendrá mimato, taiora y kenyako pero sobre todo será takari :D

Aclaraciones: Los personajes de digimon no me pertencen buuu por eso :(

14 de mayo del 2013

Mi Amigo T.K

Cap. 1 Recuerdos

Era un cálido y tranquilo día de verano, las enormes y esponjosas nubes blancas de agosto adornaban el cielo y el sonido de las aves junto con el singular chillar de la chicharra armonizaban el paisaje de aquel pequeño pero encantador parque de la ciudad de Odaiba en donde dos pequeños de ocho años se encontraban sentados en una banca bajo la sombra de un árbol disfrutando de un helado mientras esperaban la llegada de sus demás amigos.

-Mi mamá dice que cuando somos grandes a los niños nos empiezan a gustar las niñas y a las niñas los niños.

Comentó el pequeño rubio de hermosos y alegres ojos azules que comía felizmente un helado de chocolate.

-Pues debe de ser cierto, porque a mi hermano le gusta mucho Sora. Además las mamás nunca mienten.

Le contestó su compañera una pequeña de cabello café al igual que sus ojos y que a diferencia de su amigo ella comía un helado de fresa.

-¿Entonces cuando crezca a mi me van a gustar las niñas?

-Supongo –Respondió sin dejar de comer de su helado–

-¿Ya ti te van a gustar los niños?

Hikari dejó de comer y se quedó pensativa por un momento, nunca había pensado en ello ¿A ella gustarle los niños? Realmente no se lo podía imaginar, los niños eran tan… tan… simplemente no se lo podía imaginar, pero al parecer era algo que pasaba al crecer.

-Creo que sí. –Contestó al fin y siguió comiendo de su helado–

-¿Y a qué edad empiezan a gustarte las niñas o los niños?

-No lo sé, mi hermano tiene once y ya le gusta Sora.

-Mi hermano también tiene once.

-¿Y le gustan las niñas?

-No lo sé nunca ha dicho nada.

Los dos guardaron silencio por unos cuantos segundos y antes de que pudieran seguir con su conversación sus amigos llegaron y T.K no desaprovechó la oportunidad para salir de su duda y preguntarle a su hermano.

-Hermano –Lo llamó al verlo llegar con Taichi, Sora y Mimi–

-¿Qué pasa T.K?

Preguntó el mayor de los rubios al llegar con los demás a donde estaban los dos menores.

-¿A ti te gustan las niñas?

Yamato se puso totalmente rojo al escuchar la pregunta de su hermano y las risas de sus amigos que no tardaron en oírse lo hicieron sentir más avergonzado si es que eso era posible.

-Buena pregunta T.K –Festejó Taichi y con una enorme sonrisa en sus labios dirigió su mirada a su avergonzado amigo que estaba a su lado– Dinos Yamato ¿Te gustan las niñas? ¿y Que niña te gusta?

Yamato quería morir en ese momento, estaba tan sonrojado que podía sentir su cara arderle y el idiota de Taichi no lo estaba ayudando, sólo empeoraba las cosas con sus comentarios, apretó los puños al oírlo insistir con el tema preguntándole quien le gustaba y esta vez Sora se había unido a él.

-¡Eso no es asunto tuyo!

Le gritó dejándolo casi sordo y Taichi no hizo más que soltar una carcajada que dentro de poco se vio acompañada por las risas divertidas de Sora y Mimi, Matt miró de reojo a esta última y al verla reír no hizo más que sentirse derrotado.

-¿Por qué me preguntas eso T.K?

Le preguntó al menor un poco más tranquilo y fijando su vista en su pequeño hermano que lo miraba con ojos curiosos.

-Porque mi Mamá dice que cuando crecemos a los niños nos gustan las niñas y a las niñas los niños y Kari dice que a Taichi le gusta Sora por eso quería saber si a ti te gustaban las niñas.

-¿¡Qué!? ¡Eso no es cierto!

Gritó un alarmado Taichi al escuchar lo que el rubio menor decía ahora era él, el que se había sonrojado a más no poder.

-¡A mí nunca me gustaría Sora!

Exclamó el moreno a manera de defensa pero no hizo más que empeorar las cosas.

-Tampoco tienes que gritarlo de esa manera –Se quejó ofendida la pelirroja– Además tú tampoco eres mi tipo.

-¿Qué? ¿Y por qué no?

Reclamó Taichi ofendido y miró a Sora molesto mientras que ella se encontraba de brazos cruzados volteándole la cara tratando de ocultar el ligero sonrojo que se había pintado en sus mejillas desde que T.K había mencionado que Taichi gustaba de ella.

-Simple, porque eres un idiota.

Contestó indignada la pelirroja ocasionando con su respuesta una risita divertida en Mimi y una sonrisa igual de divertida en Yamato que miraba entretenido la situación en que se encontraba su amigo.

-¡Ah sí! Pues tú eres una gruñona.

Se quejó Taichi apuntándola con un dedo acusador y Sora volteó a verlo furiosa dispuesta a contraatacar las palabras de Taichi.

-Creo que esto durará rato ¿Quieres ir por una nieve?

Preguntó Mimi a Yamato y el rubio volteó a verla.

-Sí creo que será lo mejor, esto va para largo.

-¡Bien! Entonces vamos.

Mimi tomó la mano de Yamato y alegremente se dirigió al puesto de nieve que estaba cruzando la calle. El rubio se sonrojó levemente al sentir el suave contacto de la mano de ella, pero cuando Mimi volteó a verlo con esa sonrisa tan única de ella él olvidó todo y se dejó llevar felizmente por la castaña.

Hikari observaba atenta la pelea de su hermano y Sora y después fijó su mirada en Takeru, el rubio comía tranquilamente su helado ignorando los gritos a pesar de que había sido él quien había ocasionado toda esa discusión. Kari no pudo evitar reír ante esa situación y es que así era su amigo T.K tranquilo y divertido a la vez y es que sin siquiera intentarlo siempre la hacía reír con sus ocurrencias, sólo a él se le ocurría decir eso enfrente de Tai y Sora, es cierto era imprudente pero divertido al fin de cuentas.

-¿Por qué ríes?

Preguntó el pequeño al oírla y ella negó suavemente con su cabeza.

-Por nada en especial.

Respondió la castaña y a Takeru pareció divertirle su respuesta puesto que sonrió ampliamente.

-Que divertida eres –Le dijo con una gran sonrisa– Cuando sea grande me aseguraré de que me gustes tú.

Finalizó el pequeño sin borrar su gran sonrisa; Hikari lo miró un poco desconcertada y un leve sonrojo se pintó en sus mejillas, miró de nuevo a su amigo y él se había concentrado de nuevo en su helado, Hikari sonrió al verlo y ella también continuó comiendo.

-¡Kari te estoy hablando!

Gritó Miyako al ver que su amiga no la escuchaba y parecía estar en otro mundo. La castaña regresó de su vago recuerdo y observó a la pelimorada que la miraba con él entre cejo fruncido. Hikari no pudo evitar sonrojarse al verse descubierta en su ensoñación por su amiga que no la miraba con buenos ojos.

-Lo siento, me perdí por un momento.

-Eso se nota.

Se quejó Yolei cruzándose de brazos y volviendo a tomar asiento frente a la castaña, ella y sus amigas habían ido a tomar un café para hablar de sus cosas y ponerse al corriente sobre sus vidas y a Kari se le ocurría irse en la parte más importante de la conversación ¿Pues que tenía esa chica en la cabeza?

-¿Pues en que estabas pensando? –Se quejó nuevamente Miyako soltando un suspiro de fastidio–

-Nada en especial, sólo recordé algo.

-Pues debió ser un muy buen recuerdo porque tenías una sonrisa de oreja a oreja imposible de ocultar.

Comentó esta vez Mimi al otro lado de la mesa con una sonrisa insinuante que se ensanchó aún más al ver el sonrojo en las mejillas de Kari quien rápidamente empezó a negar con la cabeza causando que sus tres amigas rieran divertidas.

-Se equivocan, era sólo algo sin importancia.

-Con ese comportamiento cualquiera pensaría que estás enamorada.

Bromeó ahora Sora quien estaba al lado de la menor que nuevamente se sonrojó.

-Claro que no estoy enamorada.

-Tranquila sólo era una broma.

Le dijo cariñosamente la pelirroja y con una sonrisa fraternal en sus labios. Hikari sonrió suavemente y asintió un poco apenada al ver la sonrisa de Sora, debía calmarse y no tomarse todo tan enserio, pero es que últimamente había estado algo voluble sobre todo en el tema del amor.

-Bueno volvamos al tema.

Exigió Miyako con su usual alegría que tanto la caracterizaba y que por lo general terminaba en gritos. Kari miró a sus amigas, Sora y Mimi habían asentido en señal de estar de acuerdo con eso de volver al tema pero ninguna hizo comentario alguno y ella se había perdido tanto en sus recuerdos que no sabía de que habían estado hablando sus amigas.

-¿Tú qué opinas Hikari?

Le preguntó Miyako con una amplia y algo extraña sonrisa en sus labios, era como si la pelimorada esperara oír un chisme jugoso o algo parecido y Hikari por su parte se maldijo por no haber puesto atención a la conversación ya que ahora no sabía que responder.

-Lo siento pero ¿de qué estamos hablando?

Preguntó apenada y temerosa por la reacción de su amiga pues sabía que sería exagerada y escandalosa.

-¡Kari! ¡¿Pues en qué mundo vives?! ¡En este momento nuestro mundo gira alrededor de esa noticia! ¡¿Cómo es posible que no sepas de qué hablamos?!

Sí, había sido exagerada y escandalosa la reacción de Miyako quien casi se jalaba los cabellos de la desesperación, lo bueno era que Kari ya estaba acostumbrada a las sobrerreacciones de su amiga, así que mientras Miyako se lamentaba por el hecho de que ella no supiera de que estaban hablando Hikari volteó a ver a sus otras dos amigas en busca de una respuesta.

-Habla del regreso de Takeru.

Le dijo Sora calmadamente mientras sorbía un poco de su bebida.

-Oh! De eso… –Musitó Hikari–

-¡Sí! ¿No estás emocionada? –Gritó Miyako sin poder contener su alegría y entusiasmo. –

-Claro es mi mejor amigo y me alegra que regrese.

-¿Y lo dices así? ¿Sin ningún entusiasmo? –Comentó Miyako decepcionada– Digo han pasado ¿Cuánto? ¿Ocho meses?

-En realidad han sido nueve, pero no entiendo ¿Qué quieres que te diga?

-Pues no sé, que estés más feliz.

-Estoy feliz.

-Pero no brincas de alegría.

-Es que yo no soy como tú Miyako.

-Ok, eso es cierto pero esperaba más emoción de tu parte, digo son los mejores amigos y yo siempre he creído que tal vez ustedes… bueno a ti…

-Miyako basta.

La detuvo Sora con una mirada reprobatoria y a la pelimorada no le quedó de otra que guardar silencio. Hikari observó extrañada esto pero no quiso indagar más, algo dentro de ella le decía que lo mejor era guardar silencio.

-Yamato me comentó que está más alto, que ya casi está de su tamaño.

Comentó Mimi después de un breve silencio para aligerar un poco el ambiente que se había formado después de que Sora había reprendido a Miyako por su imprudencia.

-¿Enserio?

La apoyó Sora para olvidarse de lo sucedido. Mimi sonrió y asintió agradeciendo que su amiga le hubiera ayudado a mejorar un poco las cosas.

-Sí y también me dijo que tenía algo que contarnos.

-¿Y no te dijo que era?

Intervino Miyako emocionada los ánimos habían regresado a ella ante esta nueva noticia o chisme como lo veía Miyako.

-No. Dijo que era algo que le correspondía a Takeru y eso que lo soborné con mis galletas especiales que tanto le gustan, pero ni por eso me quiso decir.

-Es extraño que Yamato se resista a tus galletas –Comentó Sora, ella al igual que Mimi sabía cuánto adoraba Yamato a esas galletas, eran algo así como su criptonita–

-Lo sé, así que creo que es importante.

-¿Qué podrá ser?

Se preguntó Miyako adoptando una pose pensativa y tomando su barbilla con una de sus manos mientras analizaba la información que tenía.

-Es T.K, de seguro sólo quiere decirnos que nos ha extrañado.-Comentó Hikari sin darle mucha importancia-

-No, no creo que sea eso –musitó la pelimorada–

-Bueno tal vez encontró alguna nueva clase de chocolate en Francia y quiere mostrárnosla, ya saben que Takeru ama el chocolate y para él eso sería algo trascendental.

Kari y Mimi rieron ante la ocurrencia de Sora, pero Miyako seguía sin convencerse, estaba muy seria tratando de descifrar aquel misterio.

-¡Ya sé! –Gritó a la par que golpeaba la mesa–

-Miyako no hagas eso me asustas.

-Lo siento Mimi pero creo saber qué es lo que nos quiere decir T.K ¡Dios! Esto es muy malo.

-¿De qué hablas Miyako? ¿Qué puede ser tan malo?

Preguntó Sora alarmada al ver el rostro preocupado de su amiga era como si Miyako fuera a anunciar el fin del mundo o algo parecido.

-¡Es tan obvio! ¿Qué no se dan cuenta? T.K va a venir sólo para despedirse.

-¡¿Qué?! –Esta vez fue Hikari la que gritó alarmada y confundida–

-Sí de seguro le gustó tanto Francia que ya no quiere regresar.

-Exageras Miyako, no creo que sea así, si así fuera Yamato me hubiera dicho además estaría deprimido.

-Mimi tiene razón –argumentó Sora– no creo que sea eso.

-¿Entonces qué puede ser tan importante como para que Yamato no diga de que se trata?

Alegó una exasperada Yolei y es que para ella no había otra explicación más que esa, pues nada más podía ser tan importante como para que Yamato no hablara y guardara el secreto.

-Tal vez se enamoró y va a casarse.

Comentó Mimi repentinamente y un silencio sepulcral invadió a las cuatro chicas para después estallar en carcajadas.

-Eso es imposible –Comentó Hikari–

-Sí, tú idea es menos probable que la mía Mimi – dijo Miyako–

-Lo sé pero no pude contenerme es muy graciosa la idea ¿Se imaginan a T.K casado?

-Para nada, aún es muy pequeño. –Argumentó Sora–

-Así es, además si T.K estuviera saliendo con alguien me lo hubiera dicho, él siempre me cuenta todo y no me ha dicho nada, estoy segura de que su único amor en este momento es el chocolate.

-Kari tiene razón, así que opto por la idea de Sora, lo más seguro es que su gran noticia sea el descubrimiento de un nuevo chocolate.

Finalizó Mimi con una gran sonrisa y sus tres amigas asintieron en señal de acuerdo. El tema de T.K había llegado hasta ahí con la conclusión de que la noticia que traía el rubio no era más que el descubrimiento de un nuevo chocolate; pronto se darían cuanta que estaban muy equivocadas.

La conversación entre las cuatro continuó sobre temas personales de las chicas de los cuales duraron hablando alrededor de una hora y hubieran continuado así si no fuese porque el celular de Sora sonó interrumpiendo la conversación de las chicas.

La pelirroja contestó y se paró para poder hablar a gusto pero no tardó mucho en regresar con una sonrisa en sus labios a donde estaban sus amigas.

-¿Y por qué esa sonrisa?

Preguntó Mimi al verla llegar.

-Taichi me llamó, dice que saldrá temprano hoy del trabajo así que tengo que ir a casa pronto para preparar la cena, ha estado tan ocupado estos días que no hemos cenado juntos desde que inició la semana, así que estoy feliz de que podamos cenar juntos hoy.

-Eso es grandioso –La felicitó Mimi-

-Sí lo sé, así que lo mejor será que me vaya, tengo que comprar unas cosas antes de ir a casa y ¿Quién sabe? Tal vez unas velas ayuden.

Sora les guiñó el ojo pícaramente a sus amigas quienes sonrieron, todas sabían a donde llevaban las velas.

-Eres una golosa Sora. –Dijo Mimi de manera divertida y con una amplia sonrisa–

-Lo sé y no me importa Taichi es irresistible cuando…

-¡Sora basta! Estás hablando de mi hermano y no quiero oír sea lo que sea que vayas a decir, ya no podría verlo con los mismos ojos si me cuentas que es lo que hacen tú y él.

Sora, Miyako y Mimi rieron ante el comentario de Hikari quien había tapado sus oídos y puesto una cara de horror en su rostro de sólo imaginar lo que su amiga estaba por decir y es que en verdad no quería enterarse de nada de eso. Sora la miró y supo que por el bien psicológico de su amiga lo mejor era callar y despedirse cuanto antes pues tenía en casa a un guapo moreno esperándola.

-Bueno será mejor que me vaya.

-Sí hermana, ve por tu hombre –Exclamó Miyako; Sora sonrió y asintió para después darse la vuelta dispuesta a marcharse–

-Hablando de hombre yo tengo que llamar al mío. –Dijo Mimi sacando su celular de su bolsa y sonrió al encontrarse con dos llamadas perdidas de Yamato–

-Por cierto chicas, Taichi dijo que estaba lloviendo así que tengan cuidado.

Dijo Sora volteando una vez más hacia sus amigas y sacando esta vez un paraguas rojo de su bolsa.

-¡¿Qué?! ¡No puede ser! –Se quejó Mimi con el teléfono aún en su oreja y viendo como su amiga se despedía con la mano- No traje paraguas.

-Maldición yo tampoco traigo, ¿Tu traes Kari?

-Sí antes de salir vi el pronóstico del clima así que traje uno por si acaso.

-Que suerte tienes yo llegaré toda mojada a casa, bueno por lo menos no seré la única Mimi también lo hará.

Finalizó Miyako mirando a su amiga que hablaba por teléfono y con una gran sonrisa en sus labios.

-Yo también Te Amo, por favor no tardes ¿sí? Adiós.

Mimi colgó y miró a sus amigas sin poder borrar la sonrisa de enamorada que estaba dibujada en sus labios.

-Yamato vendrá por mí.

-Hay como quisiera tener a un novio que venga por mí también. –Se quejó Miyako con un gracioso puchero en su rostro–

-Algún día encontrarás a tu chico ideal Yolei y tú también Kari.

-Pero no es justo ¡Yo lo quiero ahora!

-Miyako no te apresures, todo llega a su tiempo.

-Mimi tiene razón Miyako así que no seas desesperada.

-Para ustedes es fácil decirlo, ambas son bonitas y Mimi ya tiene a Yamato, ¡Pero yo! ¡No tengo ni esperanzas!

-Exageras Miyako, deja de autocopadecerte y vámonos Yamato dijo que estaba cercas y no tardará en llegar.

Las tres chicas se levantaron de la mesa en donde estaban y se dirigieron a la salida del restaurante en donde estuvieron platicando esperando a que Yamato llegara y así no dejar sola a Mimi. No pasó mucho tiempo antes de que Yamato apareciera y lo ojos de Mimi se iluminaran al verlo llegar.

-Ya llegó Yamato. –Anunció Mimi con una sonrisa al verlo aparecer entre el paisaje gris de ese día –

Yamato se acercó a donde estaban las tres chicas y saludó a su novia con un fugaz beso en los labios.

-¿Te hice esperar mucho?

Preguntó de manera cariñosa y Mimi negó suavemente pero sin borrar la sonrisa ni por un momento de sus labios.

-No, de hecho pensé que ibas a tardar más.

-Es que estaba cercas cuando llamaste.

Mimi iba a continuar con la plática pero un carraspeo molesto se oyó llamando su atención y la de Yamato que igual que ella volteó a ver a la chica de lentes que los miraba con el ceño fruncido.

-Se que están muy enamorados y que en su mundo sólo existen ustedes dos pero no deberían ignorarnos y tú Yamato por lo menos deberías saludar.

Se quejó Yolei y tanto Mimi como Yamato rieron suavemente, Yolei tenía razón cuando estaban ellos dos juntos era como si nada más existiera a su alrededor y algunas veces como en esa se olvidaban que estaban con sus amigos.

-Lo siento chicas, no las había visto ¿cómo están?

-Eso se nota, sólo tienes ojos para Mimi.

Se quejó de nuevo Yolei haciendo sonreír a la pareja que se miró con ojos amorosos y después Yamato abrazó a Mimi.

-Oie amor ¿Sólo traes un paraguas? – Preguntó Mimi al ver que Yamato sólo traía una sombrilla negra en su mano–

-Sí, pensé que sería más romántico caminar juntos a casa bajo una sola sombrilla que cada quien por su lado.

Mimi sonrió.

-No lo decía por eso, es que Miyako no trajo y pensé que podríamos prestarle uno.

-Oh! Ya veo, no lo siento, la verdad es que no traía, este me lo prestó un amigo antes de venirme.

-No importa, no se preocupen por mí, después de todo la estación está cercas ya veré con que cubrirme.

-En verdad lo lamento Miyako.

-Ya te dije que no te preocupes Mimi estaré bien.

-Bueno, ya nos tenemos que ir, las veo el viernes chicas. –Se despidió Mimi–

-Sí hasta el viernes –Respondió Hikari–

-Nos vemos –Se despidió Miyako–

Y así la pareja se fue junta, Yamato sostenía el paraguas para cubrir a ambos mientras Mimi caminaba a su lado abrazada del brazo de él platicándole como le había ido en su reunión con sus amigas. Ambos parecían felices, pero sobre todo enamorados. Miyako suspiró sin dejar de verlos y llamando la atención de Kari quien volteó a verla con curiosidad.

-¿Pasa algo Miyako?

-Sólo mírala, es bonita, simpática y tiene un novio que a simple vista se ve que la adora, pero que suerte tiene Mimi, a veces quisiera ser ella.

-Vamos Yolei no te desanimes, ya oíste a Mimi, pronto llegará el chico indicado para ti.

-Pero Kari yo lo quiero ahora, ahora es cuando lo necesito no cuando tenga noventa años, quiero tener con quien salir y no tener que estar en casa todo el día viendo películas y engordando por comer tantas palomitas y helado, ¡Quiero un romance de verdad! No uno ficticio. Dime Kari ¿No hay veces en las que te sientes sola? ¿No sientes que necesitas a alguien a tu lado?

Hikari guardó silencio, de alguna forma las palabras de Miyako le habían llegado.

-¿Pero a quien le pregunto? – Se quejó Miyako antes de que Kari le respondiera algo. – Tú tienes a Takeru, él volverá pronto, soy yo la que no tiene esperanzas.

-Pero ¿De qué hablas Miyako? T.K y yo sólo somos amigos.

-¿Enserio nunca has sentido nada más por él?

Hikari negó con la cabeza y Miyako la observó fijamente por unos segundos para después suspirar resignada, tal vez para ella era algo muy obvio pero al parecer para Hikari no y lo mejor era dejar las cosas hasta ahí si es que no quería otro regaño de Sora quien de seguro la reprendería por imprudente si abría su boca.

-Bueno como sea, creo que tienes razón y estoy exagerando, todo es culpa de estos días lluviosos que me deprimen y me ponen sensible, así que será mejor que me vaya también.

-¿No quieres llevarte mi paraguas? Yo vivo más cercas que tú.

-No claro que no Hikari, tú lo ocupas más que yo, no quisiera que enfermaras, recuerda que tú eres mucho más delicada y te dan unas fiebres terribles.

-No pasa nada, tómalo, es sólo lluvia, estaré bien.

-No, no puedo, créeme estoy bien, además tomé este periódico que me ayudará a cubrirme.

-Bueno si insistes.

-Créeme Kari, estaré bien pero de todas maneras gracias. Bueno nos vemos.

Miyako se despidió y colocándose el periódico sobre la cabeza, cruzó la calle para dirigirse a su casa. Hikari la observó marcharse por unos segundos hasta que desapareció de su vista y ella decidió tomar su camino; sacó de su bolsa un paraguas transparente y lo abrió para dirigirse a su casa.

Durante todo el trayecto a su casa Hikari no pudo dejar de pensar en las palabras de Miyako y es que su amiga en cierta forma había dado en el clavo "¿No hay veces en las que te sientes sola? ¿No sientes que necesitas a alguien a tu lado?" le había preguntado Miyako y la verdad era que sí, muchas veces se sentía sola en especial desde que se había ido Takeru, pero era normal ¿Qué no? Su mejor amigo con el que solía pasar la mayor parte de su tiempo se había ido a otro país, así que era normal sentirse un poco sola ¿Qué no? Y es que aunque tenía a sus amigas a las cuales quería mucho cada una de ellas tenía su propia vida. Sora estaba casada con Taichi desde hace un año y desde entonces casi no tenía tiempo y ella la comprendía pues ahora la pelirroja no sólo tenía la responsabilidad de su trabajo como diseñadora de Kimonos tradicionales sino que también tenía una casa y un esposo que atender así que era normal que ella no tuviera tiempo. Y Mimi, bueno ella estaba tan enamorada que su mundo sólo giraba alrededor de Yamato y nadie más, todo su tiempo lo pasaba al lado de él y la verdad era que tampoco la culpaba, cuando una está tan enamorada como Mimi de Yamato es normal querer pasar todo tu tiempo al lado de esa persona. Y por último estaba Miyako que aunque no tuviera pareja como las dos anteriores la verdad era que Miyako tampoco tenía tiempo de sobra, la pelimorada cuando no estaba metida en la Universidad haciendo sólo Dios sabe cuántos trabajos, estaba en la tienda de sus papás trabajando para ganarse su mesada. Así que sí, había veces que se sentía sola y últimamente esas veces se habían hecho cada vez más frecuentes.

Llegó a su casa anunciando que había llegado, pero no obtuvo respuesta más que de su gordo y viejo gato que se restregó en sus piernas.

-Hola Miko.

Lo saludó acariciándolo para después dejar el paraguas y sus zapatos en la entrada. Entró a su sala y la encontró vacía al igual que toda su casa, había olvidado que su mamá había ido con su abuela y su papá aún no salía del trabajo y su hermano, bueno hacía un año que él ya no vivía ahí así que estaba sola en casa.

-Al parecer esta vez estamos solos Miko ¿Quieres comer algo?

El gato maulló a modo de respuesta y ella y el pequeño animal se dirigieron de inmediato a la cocina donde Hikari sacó una lata con la comida de Miko y para ella el frasco de mantequilla de maní. Sirvió al gato su comida y lo acarició nuevamente para después ella dirigirse al frasco de mantequilla de maní y tomar con una cuchara una porción que llevó a su boca y mantuvo allí mientras miraba a su gato comer, el ver a Miko siempre le recordaba a su amigo T.K y es que era gracias a él que Miko había regresado a su lado.

Era la mañana de un día primavera y Hikari se encontraba sentada en uno de los columpios de un parque llorando silenciosamente mientras se mecía suavemente.

-Kari ¿Por qué lloras?

Le preguntó la vocecilla de su amigo T.K y ella alzo su rostro triste para encontrarse con la mirada preocupada del pequeño niño rubio que realmente se miraba angustiado.

-Perdí a mi gato Miko.

Respondió la pequeña limpiando las lágrimas silenciosas que resbalaban por sus suaves y rosadas mejillas.

-¿Y cómo lo perdiste?

-Lo llevamos al veterinario y escapó y estoy segura que él no sabe como regresar a casa, nunca antes lo habíamos llevado ahí.

-¿Y ya lo buscaste?

-Sí mi hermano me ayudó a buscarlo por los alrededores pero no estaba en ninguna parte.

Las lágrimas comenzaron a rodar otra vez por las mejillas de la pequeña y Takeru sintió pena por su amiga, quería ayudarla pero no sabía qué hacer y tampoco quería ver a Kari llorando, ella era su amiga y le gustaba verla feliz.

-Podemos buscar de nuevo, tal vez esta vez sí aparezca.

-¿Tú crees?

-Sí, ven vamos.

Takeru tomó la mano de Hikari y juntos emprendieron la búsqueda del pequeño gato pero este no apareció por ningún lado.

-No está por ningún lado.

Lamentó tristemente la pequeña y Takeru también se entristeció el realmente había creído que encontrarían al gato de Kari, miró a su alrededor en su búsqueda pero no lo vio por ninguna parte sólo vio a un joven entregando volantes y a… esperen ¡Eso era!... Takeru regresó la mirada a su amiga pero esta vez con una gran sonrisa que desconcertó un poco a Kari quien no entendía porque su amigo estaba tan feliz cuando no habían logrado encontrar a Miko por ninguna parte.

-Ya sé que podemos hacer.

Le dijo el rubio con su gran sonrisa y juntos fueron corriendo a casa de Kari.

-¿Estás seguro que esto funcionará?

Preguntó Hikari dejando sobre la mesa uno de los tantos crayones esparcidos por todo lo largo del mueble de madera que se encontraba cubierto por varias hojas esparcidas por todas partes. Los dos chicos se encontraban sentados en la mesa de la cocina de la casa de Hikari haciendo carteles que según Takeru pegarían por toda la ciudad para poder encontrar al gato de Kari.

-Claro cuando la gente vea este cartel sabrán que es tu gato y te lo traerán a casa.

-¿Tú crees?

-Claro que sí, ya verás que funcionará, sólo hay que tener un poquito de fe. Mira ¿qué te parece?

Takeru enseñó su cartel a Hikari donde había dibujado él mismo al gato de su amiga pero la verdad era que sólo él sabía que se trataba de Miko pues su dibujo parecía más de un oso que de un gato.

-Pues no se parece mucho.

Se quejó Hikari no muy convencida de sus palabras, no quería lastimar los sentimientos de su amigo que muy amablemente se había ofrecido a ayudarla pero la verdad es que ese dibujo no se parecía en nada a su gato.

-¿Tú crees? Yo creo que sí, hasta tiene las mismas manchas ¿lo ves?

Takeru señaló una de las tantas manchas del supuesto gato que había dibujado y aunque Hikari no estaba convencida del parecido no tenía el corazón para matarle la ilusión a su amigo así que le dio la razón y lo dejó continuar con su trabajo de dibujante. Así se les fue toda la mañana y gran parte de la tarde haciendo carteles para encontrar a Miko y una vez que los terminaron los pegaron por los alrededores para después irse a casa de Kari a esperar.

Cómo era de esperarse no obtuvieron una respuesta inmediata pero aún así el pequeño rubio no perdía la esperanza de que su plan diera resultado y cada día iba a casa de Hikari a esperar con ella que alguien llegara con Miko. Así pasaron dos semanas, hasta que un día en que Hikari sentía perder todas las esperanzas la puerta sonó.

-Creo que ya no encontraré a Miko.

Se lamentó la pequeña mientras que ella y Takeru miraban la televisión en la sala de su casa.

-No digas eso Kari, ya verás que alguien lo traerá tarde o temprano.

-Pero T.K ya han pasado dos semanas y…

Kari no pudo continuar ya que alguien tocó el timbre interrumpiéndola y ella se tuvo que parar para ir abrir la puerta, T.K la acompañó y cuando la menor abrió se encontró con una joven de secundaria de cabellos negros y rostro amable que para su sorpresa traía a Miko en sus brazos.

-¿Este gato es tuyo?

Preguntó la chica de lentes a la par que les enseñaba el gato a los dos pequeños.

-¡Miko!

Gritó Kari llena de alegría y felicidad a la par que tomaba al pequeño animal entre sus manos.

-Ha estado vagando por mi escuela desde hace unos días y pensaba llevármelo a casa pero vi este cartel y supuse que tenía dueño.

La joven estudiante sacó de su mochila un papel y se lo entregó a Hikari quien sorprendida miró uno de los carteles que había hecho T.K, no podía creer que alguien hubiera logrado encontrar un parecido entre el dibujo de T.K y su gato pero le alegraba que así hubiera sido sino en esos momentos no hubiera tenido a Miko consigo.

-Muchas gracias por traerlo, he estado semanas buscándolo y estaba muy preocupada por él.

-No fue nada, me alegra que ya esté en casa, cuídalo mucho y créeme lo de los carteles fue una gran idea, sino fuera por ellos nunca hubiera sabido que era tuyo, bueno tengo que irme, adiós.

Hikari y Takeru se despidieron de la chica y cerraron la puerta para después consentir al gato que se vio feliz de estar de vuelta en casa.

-Vez te dije que tarde o temprano lo traerían.

Dijo T.K a la par que acariciaba al consentido minino que no dejaba de restregarse en su dueña contento de haber regresado a su hogar.

-Tenías razón.

Respondió Hikari dedicándole una sonrisa a su amigo quien también se la correspondió, ese día Kari había descubierto porque Takeru era el poseedor del emblema de la esperanza, porque él nunca perdía la fe, por más difícil que estuviera la situación su amigo T.K siempre veía la luz al final del túnel.

Hikari rió suavemente, lo más gracioso de todo era que la chica había asegurado que el parecido entre el gato y el dibujo era asombroso, sólo a esa chica y a Takeru se les figuraba que el dibujo tenía algún parecido con su gato, pero que importaba si era gracias a eso que tenía a Miko a su lado.

Hikari sacó la cuchara de su boca y guió su mirada a su gato que había terminado de comer y que ahora se disponía a irse. Kari miró el plato y se asombró de verlo vacío al parecer nuevamente se había perdido tanto en uno de sus recuerdos que no se había dado cuenta del tiempo; últimamente le pasaba eso, se quedaba tan perdida en sus recuerdos de la infancia al lado de su amigo T.K que no se daba cuenta que duraba más de la cuenta rememorando viejas aventuras al lado de su mejor amigo.

Kari tomó el frasco de mantequilla de maní y lo guardó en el refrigerador para después irse directo a su cuarto, tal vez lo mejor era irse a dormir, aunque no estaba segura de poder lograrlo, pues estaba segura de que pasaría la noche entera recordando las aventuras que vivió al lado de su rubio amigo pues al parecer recordarlo era su manera de demostrar que estaba feliz por su regreso, porque si de algo estaba segura era de que estaba más que feliz de que su amigo regresara pronto.

Caminaban juntos hacia la casa de Hikari, ambos seguían siendo unos niños, no pasaban de los nueve años pero desde que había pasado lo del gato perdido de Hikari los dos se habían vuelto inseparables, pasaban juntos prácticamente todo su tiempo libre y siempre regresaban juntos a casa; lo cual había empezado a formar rumores por parte de sus compañeros de escuela.

-Hoy un chico llamado Davis amenazó con golpearme.

Comentó T.K a su amiga que lo miró con ojos de asombro, no se podía imaginar que alguien quisiera golpear a su amigo T.K, él era un niño muy tranquilo y nunca molestaba a nadie lo cual era otro de los rasgos que a ella le gustaban de él, así que no podía imaginar a alguien que quisiera buscarle pleito.

-¿Qué? ¿Por qué?

-Está enojado porque siempre te acompaño a casa, creo que le gustas.

-¿Quién dijiste que era?

-Se llama Davis Motomiya, va en el 3-C

-No lo recuerdo.

-Es el que siempre está apoyando a Taichi en sus partidos, siempre grita mucho.

Hikari hizo un poco de memoria y recordó a un niño moreno de cabellos puntiagudos que siempre estaba alabando a su hermano, y entonces una mueca de desagrado se formó en la cara de la niña, ya lo recordaba, ese niño tenía la misma personalidad de su hermano, odiosa.

-Creo que ya sé quién es.

Comentó la pequeña sin borrar su cara de disgusto de su rostro lo cual le causo gracia a su amigo T.K. quien rió divertido.

-Parece que no te ha agradado la idea.

-Para nada, él es igual de odioso que mi hermano, pero dime, ¿Qué te ha dicho? ¿Por qué crees que le gusto?

-Me dijo que ya no te acompañara a casa y que te dejara de de molestar sino me golpearía.

-Pero tú no me molestas, eres mi amigo.

Takeru sonrió ampliamente por la respuesta de su amiga.

-Lo sé, por eso le dije que seguiría acompañándote a casa aunque no le guste porque eres mi amiga.

-¿Y no quiso golpearte?

-Sí pero se detuvo cuando uno de sus amigos le dijo quien era mi hermano.

Kari suspiró aliviada al oír que su amigo no había recibido ningún daño por su culpa, pero a pesar de que se sentía aliviada por eso, se sentía también molesta con ese tal Davis que amenazó a su amigo T.K.

-Me alegra que no te haya golpeado, hablaré con él para que te deje en paz.

-No creo que sea necesario, Taichi lo vio molestándome y lo regañó.

-Al parecer mi hermano a veces es útil, pero ¿Qué hubieras hecho si hubieran intentado golpearte?

-Supongo que iba a tener que pelear con él.

-Pero no era él solo, también estaban sus amigos, de seguro se iban a entrometer.

- No importa.

-Pero…

-Hikari eres mi mejor amiga y nadie haría que renuncie a tu amistad ni siquiera unos abusivos como ellos.

Aunque Hikari sólo pudo esbozar una suave sonrisa en sus labios, en el fondo ella se sentía realmente conmovida y feliz de tener un amigo como T.K.

-Tú también eres mi mejor amigo T.K.

Le dijo con una amplia sonrisa y ambos rieron felices al viento a la par que el sonido de sus risas infantiles se perdían poco a poco en el transcurso del tiempo.

Hikari abrió los ojos, al parecer se había quedado dormida sin darse cuenta, miró hacia la ventana y vio que ya era de día, tomó el celular que se encontraba sobre el buró al lado de su cama y miró la fecha: jueves 4 de julio. Hikari sonrió al ver que ya era jueves, un día, sólo faltaba un día para que su amigo estuviera de regreso y las cosas volverían a ser como antes. Ella y T.K serían de nuevo los amigos inseparables de siempre y ella ya no volvería a sentir esa sensación de soledad porque si de algo estaba segura era de que con T.K de regreso en Japón las cosas iban a mejorar un cien por ciento incluyendo su estado de ánimo.

Hikari se levantó de la cama y con una gran sonrisa se dirigió a su tocador en donde pudo ver en su rostro aquella sonrisa y aquel brillo en sus ojos que no había visto en ella desde que T.K se había marchado a Francia. ¿Qué tan importante era para ella T.K que la sólo idea de que estaba a un día de verlo de nuevo le cambiaba el semblante y el estado de ánimo?

-Es porque es mi mejor amigo.

Se respondió a si misma aquella pregunta y al instante siguiente la olvidó por completo y se dirigió al baño para darse una ducha y así continuar con su día. Aquel día transcurrió para Kari justo como habían transcurrido los últimos días para ella; tranquilos pero llenos de recuerdos de lo que fue su infancia con Takeru. Algunos fueron buenos recuerdos otros no tantos y algunos más fueron tristes pero en todos y cada uno de ellos estaba la imagen de su entrañable amigo T.K y es que al parecer aquella era su forma de estar feliz por el regreso de su amigo; ella no brincaba de la alegría como lo hubiera hecho Miyako en su lugar, tampoco lloraba de la felicidad como seguramente lo hubiera hecho Mimi, es más, ni siquiera tenía una sonrisa imborrable en los labios como probablemente Sora hubiera tenido si se encontrara en la mismas circunstancias que ella, no, ella no hacía nada de eso, ella actuaba normal ante la noticia del regreso de su mejor amigo pero lo que sí hacía era recordarlo a cada instante, entre más se acercaba el día de su regreso más lo recordaba. Recordaba al niño llorón que solía ser, al tierno, al divertido, al tranquilo, al imprudente, al gracioso, al amante de los dulces, al que se enloquecía por una barra de chocolate, al chico maduro que se volvió con el tiempo, al que encontró su fascinación en los libros, al que más de una vez fue su consolador y al que siempre tenía una sonrisa dulce guardada para ella. Cada una de las facetas de Takeru ella las recordaba a la perfección y en cada una de ellas, ella terminaba diciendo con una sonrisa en sus labios: "Ese es mi amigo T.K"

Así llegó el viernes y el tan esperado regreso de Takeru, no todos habían podido ir a recibirlo pero si se encontraban los más cercanos a T.K: Su hermano Yamato y Mimi, Taichi y Sora y por último Hikari y Miyako todos esperando a que el vuelo de su amigo llegara.

Hikari y Miyako esperaban sentadas en unas sillas frente a la enorme pantalla que anunciaba los vuelos mientras que las otras dos parejas se encontraban cada cual por su lado. Taichi y Sora estaban comprando algo en la cafetería del aeropuerto puesto que Taichi se moría de hambre y extrañamente Sora también. Yamato y Mimi estaban en la tienda de recuerdos pues la chica insistía en que no podían recibir a Takeru con las manos vacías.

Hikari miró nuevamente la enorme pantalla que anunciaba la llegada de los vuelos, el de Takeru tenía diez minutos de retraso y eso no hacía más que angustiarla, pues últimamente el clima no había sido el mejor y temía que cancelaran la llegada de su amigo.

-No puedo creer que T.K por fin regrese, siento que ha pasado una eternidad desde que se fue.

Comentó Miyako de repente, de seguro la había visto preocupada e intentaba distraerla con un poco de plática.

-Sí yo también estoy feliz por su regreso.

Respondió Hikari con una leve sonrisa dirigida a su amiga, ella no podía desbordar felicidad como su amiga, ella era más reservada con sus emociones pero eso no significaba que no estuviera desbordando felicidad por dentro porque lo estaba. Habían pasado ya nueve meses desde que Takeru se había ido a Francia junto a su madre para cuidar a su abuela enferma que al parecer ya se encontraba mejor y que permitía el regreso del joven a su país natal y eso la tenía brincando de felicidad por dentro, pues por fin tendría a su mejor amigo de regreso.

Una suave y tímida sonrisa se dibujó en los labios de Hikari. La idea de tener a T.K de nuevo en Japón la emocionaba muchísimo y la ponía muy pero muy feliz.

El vuelo de T.K llegó y Miyako se encargó de ir a avisarles a los demás mientras Hikari se acercó al lugar donde llegaban los pasajeros. Poco a poco personas comenzaron a aparecer por aquella entrada, algunas solas y otras acompañadas, algunos felices de ver a sus familiares y otros cansados por el viaje, algunos jóvenes y otros no tanto, algunas eran mujeres y otros eran hombres pero ninguno de ellos era Takeru, lo que hizo que la ansiedad en Hikari creciera. Miyako y los demás chicos llegaron hasta donde estaba Hikari y al igual que ella aguardaron expectantes la llegada de Takeru hasta que una inconfundible cabellera rubia se hizo presente entre aquella multitud.

-¡ES T.K!

Gritó emocionada Mimi y Hikari miró con anhelo a aquel joven rubio que nunca había dejado de ser su mejor amigo, su alma gemela y sin darse cuenta sus ojos se humedecieron por la emoción y su corazón palpitó rebosante de felicidad. ¡Ahí estaba T.K! su T.K por fin estaba de regreso y ella quedó paralizada en aquel momento en que lo vio entrar a aquel lugar. Quiso correr para abrazarlo pero sus pies no reaccionaron y ella se quedó ahí quieta sin ser capaz de hacer otra cosa más que sonreír levemente.

Takeru pareció escuchar el grito de Mimi pues en cuanto ella lo nombró el rubio volteó hacia su dirección y les dedicó una amplia sonrisa para después acercarse a ellos. A la primera que saludó fue a Mimi quien prácticamente saltó a sus brazos como a Hikari le hubiera gustado hacerlo. Después del efusivo abrazo de Mimi, Takeru saludó a su hermano mayor con uno de esos abrazos de hombres que apenas duran una fracción de segundo y que terminan con fuertes palmadas en la espalda. Después se dirigió a Taichi y a Sora, luego a Miyako y por último a ella.

Hikari miró como Takeru se paró frente a ella con esa gran sonrisa suya que tanto lo caracterizaba, con aquella mirada tan cálida y dulce que sólo él era capaz de poseer. Lo miró a los ojos y quiso hacer tantas cosas, quiso abrazarlo fuertemente y decirle que lo había extrañado, quiso hacer alguna broma sobre su regreso para hacerlo reír, quiso darle un beso tímido en la mejilla para demostrarle que lo había echado de menos, quiso brincar de emoción para que él viera lo feliz que estaba por su regreso, quiso hacer y decir tantas cosa pero no fue capaz de hacer ninguna, lo más que se permitió fue esbozar una amable sonrisa y decir:

-Me alegra que estés de regreso.

Takeru la miró con una amplia sonrisa en sus labios, él la conocía, conocía perfectamente a Hikari y sabía que ella muy difícilmente demostraba sus sentimientos de forma abierta, a veces era muy reservada, pero vamos, le hubiera gustado un poco más de entusiasmo al recibirlo, después de todo ella era su mejor amiga; antes de separarse pasaban todo el día juntos y él se había ido por nueve meses, tenía que haberlo extrañado ¿Qué no? Porque él sí lo hizo, la extrañó cada segundo.

-¿Sólo eso? Ven y dame un abrazo.

Takeru la abrazó y ella no opuso resistencia después de todo eso era lo que ella había querido hacer desde que lo vio llegar.

-Te extrañé muchísimo.

Dijo T.K apretándola fuertemente y levantándola del suelo hasta hacerla reír, adoraba escuchar esa risa traviesa e infantil que sólo ella poseía.

-Yo también te he extrañado mucho.

Contestó Hikari entre risas y correspondiendo al fuerte abrazo de su amigo que la hacía sentir tan bien, no se sentía ajena en sus brazos, era más bien como si siempre hubiera pertenecido a ellos.

Después de ese divertido abrazo y ese encuentro de risas que siempre solían entonar juntos Takeru bajó a Hikari y la miró por un segundo y ella lo miró a él, sí la magia entre los dos no se había extinguido y había vuelto en aquel rencuentro, aquel lazo que los unía y que temían se hubiera roto o debilitado con la distancia seguía igual de fuerte y los seguía uniendo a los dos en aquella que Hikari creía era una gran amistad y que Takeru no sabía cómo describir.

Recogieron las maletas de Takeru y los demás se dirigieron a un restaurante de comida rápida para poder comer algo y darle una digna bienvenida a Takeru.

Durante el desayuno, pues aún era temprano, el vuelo de Takeru había llegado a las ocho pasadas y apenas eran las nueve de la mañana, los chicos después de explicarle la ausencia de Izzy y el superior Joe se dedicaron a interrogar al rubio sobre su estadía en Francia y él alegremente contestaba siempre agregando divertidas anécdotas a sus respuestas.

-Oie Takeru, Yamato nos dijo que tenías una noticia muy importante que darnos ¿de qué se trata?

Preguntó Miyako bastante ansiosa, se había estado conteniendo esa pregunta desde que lo vio llegar. El rubio volteó a ver a su hermano mayor como si le consultara si era prudente o no decir aquella noticia en ese momento.

-Será mejor que se los digas de una vez, se van a enterar pronto de cualquier manera.

Respondió Yamato con calma pero sin despegar por ningún segundo la mirada de su hermano menor quien se sonrojó levemente, bajó su mirada al plato y comenzó a jugar con la comida.

-No es algo realmente importante.

Contestó Takeru con nerviosismo, quería restarle importancia al asunto pero sólo había logrado que la curiosidad creciera en sus amigos.

-¡Vamos Takeru dilo!

Lo animó Yolei no pudiendo contener sus ansias. T.K la miró y después dedicó una mirada fugaz a Hikari preguntándose ¿Cómo tomaría ella aquella noticia?

-¿No quieren ordenar primero el postre? Las noticias siempre son mejores si son acompañadas por un postre en especial si se trata de chocolate. ¿No les he dicho que amo el chocolate? Porque en realidad lo amo y…

Takeru comenzó a divagar tratando de evitar el tener que decir aquella noticia, pero con eso sólo logró terminar con la poca paciencia de su hermano mayor que terminó diciendo la noticia en su lugar de un solo golpe y sin rodeos, fue directo como siempre solía serlo.

-Takeru se va a casar.

Un silencio sepulcral se hizo presente, Takeru dejó de divagar en cuanto escuchó la voz de su hermano diciendo aquellas palabras e interrumpiéndolo en su divagación. Sintió seis pares de ojos sobre pero sólo le temía a un par de ellos, a unos castaños que se encontraban a su lado viéndolo con un matiz de incredulidad pintada en ellos, eran los ojos de Hikari que no daba crédito a lo que había escuchado y buscaban en él una respuesta.

Notas de la autora: Espero que este comienzo haya sido de su agrado y les aviso que la actualización tardará de 1-2 semanas, no estoy muy segura aún :S pero trataré que sea cada sábado. Por cierto como dato curioso les digo que me gustan muchos los reviews ;) digo no más para que lo tomen en cuenta jajaja me harían muy feliz si dejan review jejje, bueno me despido, saludos y nos leemos pronto :D

Mimato196