Mariposa de otoño.
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Disclaimer: Naruto y sus personajes no me pertenecen, le pertenecen a su creador Masashi Kishimoto.
Advertencias: Posible OoC, What if?
Aviso: Este fic está participando en el reto: Poesía, del foro Secreto en el Valle del Fin".
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Las anaranjadas hojas de Nogal caen con ternura sobre el fértil jardín que yace en las afueras de la mansión Akimichi, guiadas por la sueve brisa otoñal tan típica de la estación.
Sentado sobre una gran banca de madera tupida, Choji observa la divinura del paisaje que la naturaleza le proporciona. A sus ya noventa y un años, se permite seguir disfrutando de los grandes placeres de la vida que, a decir verdad, nunca paso por alto. Y lo sabe porque de haber sido así jamás se hubiese casado, tampoco sería padre de una hermosa mujer ni contaría con amigos.
Cierra los ojos, sintiendo la brisa revolver sus cabellos grises de plarta y arrugado rostro. Los abre de nuevo.
Algo cambia en el páramo.
Una pequeña mariposa, de relucientes y torcidas alas azules, decide posarse en la hoja mas fina de un joven arbusto. La mirada del viejo Akimichi recorre cada curva de ese pequeño individuo, sintiendo una repentina nostalgia invadirle.
—Nos vemos de nuevo, amiguita.
Una sorisa radiante se le escapa de los labios, la cual no convina con el cansancio reflejado en sus desgastadas pupilas cafés.
«No tienes nada. No estás enfermo. Te parece»
Se incorpora lentamente de su asiento, se encamina hacia el arbusto y toma con una mano a la majestuosa criatura. No le sorprende ver lo mucho que el tiempo a afectado a la pobresita.
Esa mariposa lo ha acompañado en su travesía por la vida desde que era un niño gordo e incomprendido, hasta la fecha. Incluso estuvo presente cuando Ino y shikamaru pasaron a ser parte del Mundo Puro hacia apenas unos años atrás.
Se dice que la expectativa de vida de una mariposa es de unas semanas a lo mucho, pero la de Choji... era especial.
Vuelve a sentarse en un mismo lugar con el animalito en manos, sin dejar de contemplar la belleza de dicha especie. Un viento suave y tierno juega con sus cabellos grises, como si le estuviera dando una caricia de consuelo a tanta melancolía.
—Papá...
Una pequeña voz de escucha a lo lejos. Choji no voltea la cabeza para ver al individuo cuya dulce melodía resuena en sus oídos.
Sabe quién es.
Chou Chou crecio y se convirtió en una mujer hermosa e inteligente como lo era su difunta esposa; una guerrera y heredera ninja como ninguna otra vista dentro del Clan Akimichi.
Aun sin verla de frente puede imaginarse la expresión en el rostro de la chica.
Apoyada en la puerta que da hacia el jardin, ella esta triste. El otoño siempre la entristece, pues para ella es un símbolo de las cosas buenas que se van marchitando a través del tiempo. Ya sean animales, flores... o seres amados.
«No tienes nada. No estás enfermo. Te parece»
La pequeña mariposa intenta volver a volar, pero cae sobre el suelo. Se mantiene tieza, sin mover una sola de sus diminutas extremidades. Sus majestuosas alas pierden el brillo, no obstante... siguen siendo las más hermosas.
Choji frunce el ceño y una lágrima cae por una de las mejillas de su anciano rostro.
—Creo que ya llegó la hora.
De eso no le queda la menor duda.
«No tienes nada. No estás enfermo. Te parece»
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Fin.
