-Y mi mama, donde estaba?- la vocecilla de Akiko lo golpeo con fuerza, interrumpiendo la narracion de un imprudente y joven Kai, un alegre Riku, una Saya distraida y una Diva inexistente.
A la pregunta le siguio un ligero temblor, trago saliva y las miro, A ninguna de las gemelas se les ocurrio que ese destello en los ojos fuera algo mas que melancolia.
Era el temor de una charla futura, por que Kai era un buen padre, tuvo que adaptarse a unas hijas no esperadas, las crio segun sus principios y se jactaba de haberlo hecho bien, era un padre normal y ejemplar, el problema radicaba en que sus hijas no eran normales.
Y mi mama?-Eri rompio el largo silencio repitiendo la pregunta de su hermana, con los ojos bien abiertos, de un azul electrico, Kai recordo que no era la primera vez que los veia y la amarga verdad lo inundo.
-Su papa y ella se conocieron solo dos años antes de que nacieran, en ese entonces no la conociamos-En cuanto dijo aquello supo con certeza abosoluta que un dia, (cuando dejaran de crecer, cuando Saya despertara o ellas comenzaran a invernar, cuando exigieran respuestas satisfactorias) tendria que converzar con ellas, y contarles sobre su linaje.
Las niñas parecieron satisfechas y dejaron que su padre siguiera hablando, Kai suspiro, por un momento sintio que su pecho pesaba menos. Por que aun no llegaba ese dia.
Aun no tenia que contarles acerca de una lucha eterna, una guerra de dos reynas y de las vidas que se fueron, de quien era Diva, quien fue-realmente- Saya y el odio que se materializaba en venenosa sangre, mismo que acabo con quien pudieron llegar a llamar madre, de su naturaleza, de la devocion de los caballeros. Contarles hacerca de un infierno en vida.
Pero por mientras, haria lo que siempre, tragarse la pesada verdad.
Y volvia a su dulce amnesia del pasado, recordando solo lo que queria recordar, quedandose con una historia incompleta, unicamente los retazos felices que aseguraban su cordura y paz mental.
Por que aun era un padre normal con hijas normales, manana tendria que pagar las cuentas, quemarse con la sarten y encarganse de que las gemelas hicieran sus tareas. Por que aun faltaba tiempo para que Saya despertara, aun faltaba.
Mientras tanto, Akiko y Eri se conformarian con verdades cojas y el seria feliz viviendo tan solo el presente, olvidando su juventud y evadiendo un futuro inminente
